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Educar a Distancia: un lujo para pocos

Por Maria Gomensoro

Con la cuarentena indefinida ya instalada, varias instituciones educativas privadas y públicas comenzaron a implementar la educación a distancia con planes más intensos y específicos.

Mientras los maestros y docentes de todo el sistema se acoplan como pueden a enseñar por zoom, para el colectivo de padres y madres, la propuesta también plantea todo un desafío.

Varias  instituciones privadas respondiendo a la demanda  de los padres, que solicitaban más horas de clase virtual por dia o que de lo contrario se bajaran las cuotas, diseñaron un plan con   más intervenciones en el correr del día cubriendo casi que el total del horario escolar.

En mi caso, tengo  dos hijos de 8 y 10 años en 2 y 5 de escuela y este lunes 13 se arrancó fuerte con 8 clases virtuales por dia. Con dos computadoras para compartir entre 4, el trabajo del padre, mas el mio, buscando compatibilizar horarios de conexión y cumplir con fechas de entrega, aquel pedido inicial del departamento  de psicología de “ no estresemos a nuestros hijos ni al entorno familiar en una periodo de incertidumbre y encierro” quedó embretado en el mismo conflicto que tiene el Gobierno a nivel país: “Economía vs Salud”.

En casa no había surgido “un pero” hasta el comienzo del “Homeschooling con horarios impuestos”. De recibir carpetas con trabajos para hacer adaptados a nuestro tiempo y forma, pasamos a conectar a cada uno de  nuestros hijos on line 4 veces al día intentando que sigan la clase sin distraerse y con los materiales necesarios. Tratando que no se angustien si se les corta wifi o no funciona el auricular o no tienen lo que se precisa porque no anda la impresora o directamente no tenemos una en casa.

Que plato de sopa nos estamos comiendo los que creímos que con  más horas interactuando con sus profesores virtualmente, se resolvería el  problema de tenerlos entretenidos o por lo menos haciendo algo productivo y dándonos espacio para seguir con lo nuestro. 

En mi caso, hoy estoy pudiendo estar para atender todo esto, ya que me encuentro en el grupo de personas con estructura económica y emocional como para  sostener y acompañar. Pero no estamos todos en el mismo barco.

En esta era de Pandemia hay denominadores comunes pero realidades muy diversas. No debemos de dar por sentado, que el total del colectivo de padres. estén pudiendo encontrar la energía y el ánimo  en estos momentos. para poder dedicarle a cada uno de sus hijos el espacio, el seguimiento y la paciencia que se requiere para que sea efectiva una clase en modo virtual. 

Por tratar de no perder el año, vamos camino a perder la cordura. Es que es muy difícil lograr compaginar la vida de casa con la vida escolar y  todo en un mismo espacio físico. 

Encuentro además una moraleja clara en todo esto y es que muchos, por primera vez, estamos enfrentados al 100 por ciento de lo que implica el SER PADRES. Sin poder recurrir a la institución, a los abuelos, a los entretenimientos externos. Todo recae en nosotros y  para varios. este escenario, puede ser mucho más abrumador que contraer el virus.

Hay una enseñanza para cada uno de nosotros en todo esto, y de seguro la vamos a poder identificar y capitalizar  cuando termine la cuarentena. 

Mientras tanto seamos agradecidos con las instituciones y no exijamos más de lo que podamos digerir. Valoremos el esfuerzo que están haciendo  los maestros y docentes que buscan con tremendo ingenio creativo la forma de seguir forjando un encuentro con nuestros hijos y sus compañeros de clase a través de una pantalla.

 

  

Fuente: Educar a distancia

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