Mundo Judío

Shavuot: enseñanzas para la actualidad

Por el Rabino Eliezer Shemtov

Este  jueves, con la puesta del sol, empieza  la festividad bíblica de Shavuot en la cual celebraremos el 3332 aniversario de la entrega de la Torá en el Monte Sinaí. Fue en el sexto día del mes de Siván del año 2448 que, reunidos al pie del Monte Sinaí, el pueblo judío escuchamos la voz Divina proclamando los Diez Mandamientos.

 

Fue el momento más transformador de la historia de la humanidad, el momento en el cual Di-s mismo se reveló ante una nación entera, sellando así Su pacto con ellos.

 

Shavuot quiere decir “semanas”. La festividad de la entrega de la Torá se llama “semanas” ya que se celebra luego de contar siete semanas a partir del segundo día de Pésaj, cuando celebramos nuestro éxodo de Egipto. 

 

La experiencia en el Monte Sinaí fue la culminación del proceso de liberación iniciado en el éxodo. Cuando Di-s le habló a Moshé desde la zarza ardiente y le encomendó liberar a los hijos de Israel de la esclavitud egipcia, le dijo[1]: “… y esta será la señal que yo te envié: cuando saques al pueblo de Egipto servirán a Di-s en esta montaña”. La liberación física sería el inicio de un proceso que desembocaría en la liberación personal espiritual.

 

Veamos algunos aspectos relevantes de ese acontecimiento histórico.

 

El Monte Sinaí

 

Nuestros sabios[2] atribuyen mucha importancia al lugar específico elegido por Di-s para entregar la Torá. 

 

Relatan[3] que cuando Di-s estaba por entregar la Torá se presentaron todas las montañas importantes del mundo para que Di-s las elija para protagonizar tan histórico evento. El Monte Sinaí, por ser una montaña bajita, no se presentó. Di-s dijo: siendo que la cualidad principal necesaria para recibir la Torá es la humildad, entregaré la Torá sobre el Monte Sinaí que mejor representaba esa cualidad.

 

La pregunta que surge es: si Di-s quiso entregar la Torá sobre un lugar que representara la humildad ¿por qué eligió una montaña bajita que no se destaca ni por su altura ni por su llanura? ¿No hubiese sido más apropiado entregar la Torá en un lugar plano o en un valle?

 

Una respuesta es[4] que si bien para recibir la Torá hace falta tener humildad, para animarse a cumplir con sus exigencias y defenderla[5] hace falta tener también la cualidad del orgullo, representada por la altura de la montaña. Si uno tiene únicamente la cualidad de la humildad, queda vulnerable y es posible que ante el primer desafío o amenaza abandone su compromiso con la Torá.

 

Otra explicación es[6] que la altura representa la dimensión espiritual y la llanura representa la material. La “montaña bajita” representa la unión entre ambas dimensiones de la existencia, que es, de hecho, el objetivo central de la Torá, expresar lo divino tanto por medio de lo espiritual como por medio de lo material; tanto por medio de lo “religioso” como por medio de lo mundano. 

 

Naasé Venishmá

 

Cuando Di-s estaba por entregar la Torá, se la ofreció primero a las naciones del mundo. Cada nación quería saber en qué consistía el código de vida de la Torá antes de decidir si lo querían o no aceptar. Al enterarse de alguna norma que no concordaba con su estilo de vida, la rechazaron. Cuando llegó a ofrecerla al pueblo judío, respondieron: Naasé Venishmá, “cumpliremos y entenderemos”[7]. No supeditaron el cumplimiento al entendimiento. De hecho, en su declaración está implícito que es por medio del cumplimiento que uno puede llegar al entendimiento. (¿Será  el origen de la escuela conductista de la psicología?) 

 

He aquí una enseñanza muy importante. Muchos argumentan que no quieren cumplir con determinado precepto u otro “porque no soy religioso” o “porque no lo siento”. Quizás habría que intentar esta fórmula histórica: Por medio de hacerlo vas a llegar a sentirlo, o como dicen en el norte: “Try it; you’ll like it.”

 

La Garantía

 

Nuestros sabios relatan[8] que luego de semejante respuesta, Di-s todavía no estaba conforme. 

 

“¿Qué garantía me dan de que realmente van a cumplir con su compromiso?” preguntó.

 

“Nuestros patriarcas serán nuestros garantes,” dijeron. 

 

“No me sirven. Ellos tienen sus propias ‘deudas’ conmigo,” respondió Di-s.

 

“Nuestros profetas serán nuestra garantía,” dijeron.

 

“No me sirven ya que tienen sus propias ‘cuentas’ conmigo,” respondió.

 

Finalmente dijeron: “¡Nuestros hijos serán nuestros garantes!” y Di-s aceptó. 

 

Esto es lo que significa el versículo[9]: “De la boca de bebés y lactantes estableciste ‘fuerza’”. 

 

He aquí el secreto de la supervivencia judía: la educación judía. Es la educación judía de las nuevas generaciones la que garantiza el futuro y la perpetuación de la cadena milenaria judía.

 

El Gran Debate

 

El Talmud[10] relata que cuando Moshé subió al Monte Sinaí a recibir la Torá, los ángeles armaron un escándalo. 

 

“¿Qué hace este ser humano entre nosotros?” reclamaron. 

 

“Vino a recibir la Torá,” contestó D-os.

 

“¿Vas a dar Tu tesoro más preciado, la Torá, a los hombres?” preguntaron incrédulos, “¡Te la van a hacer puré!”

 

Dijo Di-s a Moshé: “¡Defiende tu derecho a recibir la Torá!”

 

“Me van a destruir con el fuego de su boca,”contestó.

 

“Agárrate de mi trono y respóndeles.”

 

“¿Qué está escrito en Tu Torá?” preguntó Moshé a Di-s. 

 

“Yo soy D-os, tu Di-s, quien te sacó de Egipto”. 

 

“¿Acaso fueron Uds. esclavos en Egipto?” preguntó Moshé a los ángeles.

 

“¿Qué más está escrito en la Torá?” preguntó Moshé a Di-s. 

 

“No tengas otros dioses.”

 

“¿Acaso viven entre las naciones idólatras?” preguntó a los ángeles.

 

“¿Qué más dice en la Torá?”

 

“Recuerda el día de Shabat para santificarlo.”

 

“¿Acaso trabajan Uds. como para que tengan que descansar?”

 

“¿Qué más dice la Torá?”

 

“No juren en falso.”

 

“¿Acaso tienen actividad comercial?” preguntó.

 

“Honra a tu padre y a tu madre.”

 

“¿Tienen padres?”

 

“No asesinarás. No cometerás adulterio o incesto. No Robarás.” 

 

“¿Acaso tienen celos? ¿Acaso tienen instintos negativos?”

 

Enseguida le dieron la razón.

 

He aquí una enseñanza muy importante. Muchas veces uno escucha acusaciones contra fulano o mengano que siendo “religioso” se comporta de tal o cual manera incorrecta. ¿No será falluto? ¿No es hipócrita, ser religioso y comportarse de esa manera?

 

La respuesta es que la Torá no fue dada a seres perfectos. Si esa fuera la idea, quedaría en manos de los ángeles. La Torá fue entregada a los hombres, seres imperfectos, justamente para ayudarlos a que se perfeccionen. Cuanto más imperfecto es el individuo, ¡tanto más necesita la Torá!


 
[1] Exodo, 3:12
[2] Véase Targum Ionatan ben Uziel Libro de Shoftim 5:5. 
[3] Talmud, Meguilá 29a 
[4] Likutei Torá, Bamidbar 15c.
[5] Likutei Sijot Vol. 1, pág.  276
[6] Ibid.
[7] Mejilta deRabi Ishmael, 20:2
[8] Shir Hashirim Rabá, 1:4
[9] Salmos, 8:3
[10] Shabat, 88b

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