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En la bendita memoria de la morá Jana Bar de Levin

Con enorme tristeza nos enteramos, por un post de Rufo Winter en Facebook, del fallecimiento de la querida Jana Levin. Es difícil asociar la muerte a alguien con la sonrisa y la calidez humana de Jana (z"l). Si parecía enamorada de la vida --¿cómo puede ser que ya no esté? . Pero no todo es justo en este mundo.

Para su familia, va la peor parte en esta situación, como es natural. A su esposo Abraham, a sus hijos, nietos y el resto de sus seres queridos, vaya nuestro sincero pésame y deseo que no sepan más de dolor.

La pérdida es también de la colectividad judía uruguaya toda, y nos atrevemos a decir, del pueblo judío. La sapiencia de Jana en temas judaicos, lo vasto de sus conocimientos de Tanaj  y su capacidad de transmitir y enseñar con dedicación, dejaron impronta tanto en la Escuela Integral como en el Yavne, en WIZO y distintos marcos en los que dirigió cursos de Biblia de los cuales sus alumnos, así nos cuentan, no sólo recibían información, sino amor por el tema.

Jana. hace muchos años, con una de sus clases en el Yavne. Esta hermosa foto la posteó Mónica Packer.

 

En su memoria, compartimos aquí uno de los varios artículos que escribió a lo largo de los años para la edición impresa de Semanario Hebreo.

Este lo recordamos siempre en especial.

Que sea este un homenaje a su memoria, otra piedrita en su tumba.

 

Juntando piedritas

(Por Jana Levin)

Cuando éramos niños juntábamos piedritas para  jugar a las payanas o tirar al agua y mirar, fascinados, cómo se iban ampliando los círculos concéntricos alrededor del lugar en que la piedra había impactado en el agua.  

La vida continúa y se agrega otra circunstancia: colocarlas sobre la sepultura de nuestros muertos cuando vamos al cementerio a honrar su memoria,  parte de nuestro quehacer judío. 

¿Por qué lo hacemos? Buena pregunta. 

Como toda costumbre, sus orígenes se pierden en el pasado  y no siempre llegan a nosotros con precisión. Esto significa que cuando las generaciones jóvenes se interesan por conocerlos, no siempre sabemos  qué contestar. 

Uno de los argumentos más comunes es: dejamos una tarjeta de visita en la tumba de aquellos que, físicamente,   no están  más con nosotros. Un texto que confirma lo anterior está en Oraj Jaim 224,8 : "Es costumbre dejar una pequeña piedra¼ en la sepultura en honor de los muertos, para mostrar que  la visitamos". 

Durante mucho tiempo no obtuve más respuesta que ésta. Sin embargo, la interrogante  seguía permaneciendo  en mi mente hasta que en una visita al Museo Judío de la ciudad de San Francisco recibí el siguiente artículo que puso un poco de luz a los motivos de esta costumbre.  Comparto su traducción con ustedes.

 

"Nadie sabe cuándo o cómo comenzó la costumbre de poner piedritas o guijarros en tumbas de un cementerio judío. El origen estaría en nuestro pasado, cuando los bnei israel salieron de Egipto y permanecieron 40 años   en el desierto. En esos días, la gente era enterrada y un montón de guijarros y piedras se colocaba encima de su tumba en forma de montículo,  lo cual protegía de  diferentes elementos y especialmente de animales salvajes que desenterraban los cadáveres. Se dice que la gente que pasaba por el lugar colocaba, de buena fe, más guijarros en cada tumba.

 

Los rabinos de la época del Talmud sentían como una obligación marcar el lugar de enterramiento de una persona  construyendo  un terraplén de piedras. Se dice que un prominente rabí pidió que después de su muerte, cada persona que pasaba al lado de su tumba coloque una piedra encima como símbolo de expiación de alguna trasgresión que él haya cometido en vida y  haya olvidado  arrepentirse.

 

Otras explicaciones atribuyen esta costumbre a una forma de sobrevivir empleada por familias en los pequeños "shtetls" de Europa Oriental. A menudo se les pedía a  los hijos chicos cuyo padre o madre habían fallecido que visiten su sepultura  y dejen una piedrita encima. De esta manera, la gente mayor podía contar las piedras y ver cuántos de ellos habían cumplido   con sus obligaciones familiares.    

                

Otra perspectiva nos recuerda que tanto en el momento de la muerte como en el del nacimiento todos somos iguales y que la falta de dinero necesario para comprar flores no debería impedir a la gente demostrar su respeto hacia los demás. Cualquier persona, no importa cuán rico o pobre sea, siempre puede encontrar una piedra.

 

Una interpretación más poética asemeja las pequeñas gotas de agua que se condensan durante la noche debajo de las piedritas y que se deslizan por el costado de la lápida en cada amanecer ‑ a lágrimas de tristeza.

Finalmente, se trata de  una tradición que los judíos alrededor del mundo practican. Poniendo  una pequeña piedrita sobre la lápida, estamos participando, renovando una conexión y simbolizando nuestra presencia. Es un lenguaje simple y elegante de decir a los muertos que siguen siendo queridos y recordados. 

Más aún,  nuestros rabinos  señalaron que si bien   las pequeñas piedras que dejamos  sobre las lápidas parecen ser los suficientemente sólidas e invencibles al paso del tiempo, ellas también, algún día, se convertirán en polvo."     

 

Espero haber agregado algo a vuestra información sobre  el tema. 

 

 

Ana Jerozolimski
(29 Junio 2020 , 09:45)

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