Entrevistas

La investigación científica no se ha detenido ni un momento en Uruguay durante la pandemia

Nos lo cuenta el Director del Institut Pasteur Dr. Carlos Batthyany

(Fotos: Daniela Hirschfeld)

La reciente aparición de nuevos casos de Coronavirus en Montevideo y otros departamentos,  en nada altera el cuadro general de exitoso manejo de la pandemia en Uruguay. Y es de destacar que esto incluye también iniciativas científicas importantes, cuyo aporte se sentirá mucho más allá de la crisis actual. 

Recientemente se inauguró en el Institut Pasteur el Centro de Innovación en Vigilancia Epidemiológica, en el que co-participan otras dos instituciones académicas: la UdelaR y el Instituto Nacional de Investigación Agrícola. Y son varios más los desafíos con los que se lidia continuamente. La pandemia ha sido el catalizador, pero los efectos de la investigación aportarán no sólo en la lucha contra ella sino a muchos otros desafíos que vengan después.

 

Para aprender sobre todo esto volvimos a conversar con el Director del Institut Pasteur,  el Dr. Carlos Batthyany.  

 

 

P: Dr. Batthyany, empecemos por una de las cosas más recientes, el Centro de Innovación en Vigilancia Epidemológica. Seguramente el nombre del nuevo centro inaugurado en el Pasteur seguramente no es casual. Ustedes no se disponen a hacer un seguimiento epidemiológico de la pandemia actual sino a abocarse a la innovación de modo que se pueda lidiar exitosamente con cualquier situación de epidemia que surja ¿no es así?

R: Exacto. El objetivo es generar herramientas que le permitan al país mejorar sus capacidades de vigilancia epidemiológica. 

P: ¿Cuál es el concepto de fondo?

R: Es un centro que nace con varias filosofías. Una es ver a la salud como una única salud, lo cual implica la salud ambiental, la animal y la humana. Si alguno de esos tres pilares, que es un concepto de la Organización Mundial de la salud, falla, los otros van a fallar. 

P: Entiendo que no sólo  por el tema filosófico de fondo, sino por algo muy práctico: que influyen en el ser humano.

R: Claro. Creo que están las dos dimensiones. En particular yo soy muy pro animalista en cuanto a que concibo que los animales tienen derecho a tener una buena vida porque son seres vivos. El segundo problema, ya si nos ponemos egoístas y “humano-centrípetos”, nosotros precisamos, para ser seres humanos sanos, vivir en un ambiente saludable y rodeados de animales saludables. Ahí es donde vienen los problemas a veces socio culturales y religiosos porque hay algunas culturas, sociedades y religiones que tienen algunas costumbres, que son las más difíciles de cambiar en los seres humanos, que favorecen la transmisión de enfermedades desde los animales a los humanos. Eso es algo que nosotros también tenemos que estar controlando. Entonces, por ejemplo, acaba de salir un artículo donde dice que China va a estar comprando carne a países que puedan asegurar que son libres de covid-19. Entonces, increíblemente, de vuelta, las leyes del mercado le van a imponer obligaciones de vigilancia epidemiológica a los países, como pasó en Uruguay con la aftosa, como pasó con la brucelosis, como pasa con la leptospirosis o como puede pasar con la leucocis bovina.

La rueda de prensa sobre el lanzamiento del nuevo centro de innovación

 

P: ¿Cuál es el desafío para los investigadores?

R: Los académicos nos dedicamos a hacer investigación, innovación y desarrollos sobre patógenos conocidos y emergentes y a poder estudiar con herramientas modernas con las que podamos entender mucho mejor diversos temas. Por ejemplo, mecanismos de resistencia antibacteriana, mecanismos de transmisión de resistencia antimicrobiana, nuevos métodos diagnósticos para agentes conocidos, generar diagnósticos para agentes desconocidos, para patógenos emergentes y mucho más. Y a los organismos rectores, pedimos ayuda en lo que ellos precisan que nosotros trabajemos para que Uruguay quede cada vez mejor posicionado no solo como un país natural sino como un país saludable. 

P: Creo que es difícil imaginar algo concreto, a qué se refiere. ¿Me puede dar un ejemplo?

R: Claro. Me imagino la Dirección General de Servicios Ganaderos, que viene haciendo un trabajo fantástico en vigilancia epidemiológica desde hace larga data, que nos diga por ejemplo cuál es el problema puntual con el que hay que lidiar, sea leptospirosis o lo que sea, para ahí poder nosotros ir definiendo áreas y líneas de trabajo donde podamos innovar métodos diagnósticos, métodos de seguimiento, vacunas, etcétera. 

 

No sólo por la pandemia

P: Esto no se les ocurrió por el Covid-19, pero seguramente esta pandemia influyó en algo ¿verdad?

R: Por supuesto. Con el Covid-19 aprendimos que el mundo cambió, que la forma de transmisión de patógenos cambió y que a su vez hay herramientas tecnológicas que nos permiten estar mucho más a la vanguardia y poder dar respuestas en tiempo mucho más real. Lo que queremos hacer con este centro, que lo veníamos pensando de hace un tiempo atrás, y gracias a la ayuda de los donantes, es cristalizar en poco tiempo un centro donde podamos estar todos trabajado en conjunto en forma mancomunada para dejar mejor posicionado a Uruguay como un país seguro y poder ofrecer a los turistas no solo un país natural sino un país seguro, que hace vigilancia epidemiológica en serio, como se venía haciendo, pero ahora con niveles tecnológicos superiores.

P: Quizás el elemento clave es más la tecnología que la parte médica ¿no?

R: Totalmente, es absolutamente así, pero nosotros no lo podemos hacer solos. Uno puede  tener excelentes científicos, excelente tecnología, pero si después no tenés epidemiólogos que se encarguen de hacer seguimiento y rastreo de los pacientes, el aislarlos, el decir qué casos o qué enfermedades hay que estudiar, quedás aislado y trabajando por separado. Acá es donde el trabajo tiene que ser integral. 

P: Además, esto ya no es combatir la hidatidosis, como aprendíamos en la escuela.

R: Exacto. Ahora es ir un poco más allá. En esa época era tratar de cortar la transmisión cortando los vectores, etcétera. Lo que pasa es que ahora puede pasar, como con el Covid-19, que nos lleguen nuevas enfermedades. Lo que es lindo en la ciencia es que uno puede aprender y tener capacidad de aprender, entonces, que esto que nos pasó nos sirva para aprender que podemos mejorar nuestras capacidades y que tenemos gente que nos puede dar una enorme mano, como fue esta camada de científicos jóvenes que con un entusiasmo brutal lograron hacer desarrollos que permitieron resolver problemas a la sociedad uruguaya sin tener que depender de otros países. Eso es parte de la vocación de este centro, dar soluciones reales a los problemas. 

El Dr. Batthyani junto al Presidente Luis Lacalle Pou y al Ministro de Educación y Cultura Pablo Da Silveira

 

Ciencia en la nueva era 

P: ¿El nuevo centro apunta a algo totalmente distinto de todo lo que se ha hecho en Uruguay en investigación científica hasta ahora?

R: No, primero que nada, sería no reconocer todo lo excelente que ha hecho Uruguay a lo largo de su historia en vigilancia epidemiológica.. creo que las cosas no pasan por casualidad,  que llegamos a este punto por la madurez del sistema científico y por la oportunidad que nos dieron, durante la crisis del covid-19, de demostrar que nosotros podíamos hacer productos innovadores que resolvieran problemas para la sociedad. Se nos permitió jugar un partido de primera liga y el resultado fue positivo. Eso nos dio coraje como para decir: bueno, estamos preparados para pedirle plata a los privados y saber que vamos a honrar sus donaciones haciendo un centro que va a mejorar nuestras capacidades de afrontar nuevas epidemias, que van a seguir viniendo. 

P: ¿En qué se evolucionó en el Pasteur durante la pandemia y a raíz de ella, desde que realizamos la primera entrevista hace ya varias semanas?

R: Hay cosas nuevas. Se puso a punto la técnica de testeo por “pooling”..

P: Que  analiza varias muestras a la vez…

R: Así es.  Con la prevalencia que tenemos hoy de la enfermedad en Uruguay no conviene hacer testeos individuales sino que tu hisopás a los pacientes de forma individual pero a la hora de hacer el análisis podés mezclar a nueve pacientes y se usa un solo test diagnóstico. Si da negativo, los nueve pacientes son negativos, si da positivo, a través del uso de matrices se puede identificar cuál fue el paciente positivo y se lo testea de forma independiente. Ese fue un nuevo avance, que fue incorporar tecnología desarrollada hace muchos años a nivel mundial pero que fue incorporarla a nivel nacional y de forma exitosa. Así fue que analizamos todos los casos de los jugadores de fútbol, que nos pidió el gobierno para que los cuadros de la Asociación Uruguaya de Fútbol pudieran empezar a practicar. 

P: Eso sí que es un ejemplo muy concreto y muy uruguayo…¿Qué más?

R: Estamos trabajando en poder hacer análisis de la presencia del virus directamente en saliva, sin tener la necesidad de hisopado, que eso es algo que a nivel mundial ya se ha demostrado que es posible, que hay que aprender a hacerlo y poner a punto. Después hay otra técnica que es parecida a la conocida como PCR en cuanto a que detecta la presencia del virus en tiempo real, pero es una técnica que no requiere de equipamiento tan costoso y en la que el resultado se obtiene de forma más rápida. La técnica se llama LAMP, porque es una amplificación isotérmica del loop y fluorescente. Esa técnica puede ser la solución, por ejemplo, a la reapertura del turismo, porque en 45 minutos un paciente puede tener su resultado, se lo puede mantener eventualmente en los aeropuertos y si da positivo, veremos cómo se maneja, si da negativo puede ingresar al país. Ese es otro adelanto tecnológico que también mundial ya se desarrolló y que a nivel de Uruguay desde la Udelar y el Institut Pasteur lo estamos desarrollando. 

P: Y la importancia no radica solamente en innovaciones que nadie hizo en otro lado, sino en poder hacer en Uruguay cosas de otros lares, sin tener que recurrir a otros ni deender de nadie. Es una gran cosa.

R: Así es.Finalmente otra cosa que es muy interesante es tratar de hacer análisis y seguimiento del virus en aguas servidas como una forma de saber cómo se va moviendo, cómo se va dispersando, y también como una forma de poder predecir nuevos focos de aparición. 

Es interesante, por ejemplo, una cárcel, tu podés tomar una muestra del saneamiento que sale de la cárcel y si detectás la presencia del virus ya sabés que ahí adentro hay algún paciente positivo y eso te obliga a prestarle mayor atención. Todas esas son cosas que son de innovación, de estudiarlas en la literatura y tratar de ponerlas a punto en nuestro país haciéndose las preguntas correctas y, de vuelta, en conjunto con las autoridades rectoras, porque esto no es algo que nosotros vayamos a hacer como Institut Pasteur o como Udelar, esto lo vamos a hacer en tanto y cuando el Ministerio de Salud Pública, el Ministerio de Ganadería, etcétera, nos pidan que lo hagamos. 

 

La buena situación uruguaya

P: Aunque ya se ha hablado de ello hasta el cansancio, no puedo dejar de peguntarle a qué atribuye  la excelente situación de Uruguay, los números tan bajos en el Coronavirus.

R: Creo que tuvimos varios factores, quizás uno de los primeros a destacar fue la rápida decisión del gobierno de la cuarentena general, evitar la aglomeración de la gente, cerrar todos los lugares donde los pacientes se pudieran contagiar unos a otros y explicarle a la gente la importancia de, por un tiempo, quedarse en su casa y evitar contagiarse. Después del quédate en casa vino el distanciamiento físico sostenido y la ventilación, el no uso de aire acondicionado, de cualquier sistema de aire que esté reinsertando el aire en un ambiente.

P: ¿Dónde entran ustedes, los científicos, en este mosaico?

R: Justamente iba a decir que para mí un segundo factor clave fue la inteligencia del gobierno en apoyarse en la ciencia para encontrar respuestas basadas en evidencia científica. El tercer punto, que no sé si no fue el primero, es la enorme capacidad que tuvieron los investigadores nacionales de dar respuestas a nuestra sociedad de forma independiente a la de otros países. Hay un factor que nos ayuda mucho que es nuestra propia demografía: somos un país con una densidad poblacional baja (20 habitantes por kilómetro cuadrado), tenemos una única ciudad de un millón y medio de habitantes (todas las demás son de menos de 100.000 habitantes), lo cual ayuda muchísimo a disminuir el contacto. Con las escuelas cerradas, con los centros comerciales cerrados, con los teatros cerrados, con los deportes cerrados, las instancias de contagio bajan mucho. Y por otro lado un quinto factor es el Sistema Nacional Integrado de Salud, que todos los pacientes en Uruguay, más allá de su poder adquisitivo, tienen derecho a recibir todos los tratamientos médicos que Uruguay tiene a su alcance. Uruguay empezó la crisis con 19 camas cada 100.000 habitantes, un número muy bueno a nivel mundial, nos pone a mitad de tabla entre los que tienen más y países como Francia, España, Italia, que tienen menos. 

Una enfermedad que enloquece

P: Se habla mucho de una enfermedad que enloquece a los investigadores porque siempre ataca por otro lado. ¿Le sigue sorprendiendo?

R: Sí, sigue sorprendiendo, la verdad que sí. Al principio no sabíamos bien cómo iba a ser, después pareció que todo estaba centrado a nivel pulmonar, después vimos que también ataca otros órganos y tejidos. Por otro lado la evolución de los pacientes es bien diferente a otros cuadros por enfermedades infecciosas. Hay pacientes que aparentan estar muy bien y están muy mal, cuando uno les hace estudios imagenológicos -placa de tórax, tomografías de tórax- realmente los que saben del tema dicen que meten miedo. Hace poco se publicaron imágenes sobre infecciones a nivel del aparato digestivo y también da miedo el estrago que hace el virus. Entonces sí, creo que es un virus del cual estamos aprendiendo a velocidades increíblemente rápidas, pero es una enfermedad bien rara o desconocida para nosotros. 

¿Para cuándo?

P: ¿Se anima a vaticinar cuándo se termina la pandemia?

R: No, porque además al inicio, cuando me preguntaron el 28 de febrero desde Francia cómo pensaba que iba a afectar esto a Uruguay, cometí el error de decir que yo pensaba que ni nos íbamos a enterar del tema. Y bueno, ya viste que si bien nos ha ido muy bien claramente me equivoqué en el diagnóstico inicial, entonces no voy a caer en el error. Los científicos y los médicos no podemos vaticinar nunca porque hay una frase muy vieja de la medicina: los médicos podemos en muchos casos hacer muy buenos diagnósticos pero los pronósticos dependen de muchos factores y variables que nosotros no controlamos. Hablar de pronósticos en ciencia es algo muy complicado. 

Lo que es cierto, y es lo que más nos asusta, es que no se está generando la famosa inmunidad de rebaño. Estas enfermedades infecto contagiosas, ¿cuándo se acaban? Cuando 70% u 80% de la población deja de ser población posible de ser contagiada, ya sea porque se vacuna o porque tuvo la enfermedad y no se reenferma. Lo que se ha visto en los países que ya pasaron la primer gran ola -Francia, Italia, España, Alemania- es que la inmunidad que hay, la prevalencia de la enfermedad en esas poblaciones, no supera nunca el 10% de la población. Ahí sí me animo a decir que vamos a estar conviviendo con la enfermedad durante un largo tiempo. Creo que vamos a seguir teniendo casos positivos, ojalá de a poco, ojalá mantengamos la capacidad de diagnóstico y de detectar los nuevos brotes en forma rápida para apagarlos en forma rápida. Una cosa que ha caracterizado a Uruguay en estos siete u ocho brotes que ha tenido en dos o tres meses (A.J: la entrevista fue realizada antes de los últimos brotes en Montevideo)  es que siempre en 48 o 72 horas Uruguay fue capaz de apagarlos. Eso hace que el número de pacientes contagiados por casos positivos sea muy bajo. Eso es lo que tenemos que seguir logrando. Para eso la única estrategia es testear, testear, testear y después hacer el gran trabajo que hacen los epidemiólogos uruguayos, que hay que sacarse el sombrero, de llamar por teléfono a los pacientes, hacerles las recomendaciones del caso, mantenerlos aislados y rastrear los contactos. Sin todo eso nada sería posible. 

P: Muchísimas gracias

R: A ti

Ana Jerozolimski
(26 Julio 2020 , 06:55)

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