En comunidad

Educación judía, continuidad, corazón…y mi querida Escuela Integral

Hoy en día seguramente la mayoría de nosotros tiene el teléfono celular atiborrado de grupos de whatsapp en los que se comparte mensajes a diestra y siniestra. Hay de todo. Interesantes, cómicos, originales, importantes…y están los que van directo al corazón. No porque cada uno de los mensajes que allí aparece sea especial, sino porque la existencia misma del grupo es reflejo de una vida compartida. Y esto es lo que siento con uno de mis grupos más activos : Generación 78 de la Escuela Integral.

¿Se acuerdan de esa tira de Mafalda, cuando le pregunta a su mamá si de chica tenía también amigos como ella tiene a Susanita, Manolito, Felipe y Libertad? Cuando la madre le responde que sí y Mafalda, sorprendida, pregunta donde están, la contestación fue algo así como : “La vida se los fue llevando por distintos caminos”. A Mafalda se le transforma el rostro. Y en el cuadrito siguiente, grita furiosa, indignada: “¡¿Quién se cree la vida que es para hacer eso?”.

Pues también a nosotros la vida nos fue llevando por distintos caminos. Pero el hecho que podamos seguir compartiendo vivencias, alegrías y pesares, no es solamente gracias a las comunicaciones y la tecnología-claro que eso es esencial-sino a lo que compartimos y vivimos juntos cuando estas comunicaciones de hoy todavía no existían.

La Escuela Integral fue para nosotros una segunda casa. Seguramente hubo muchos momentos y tiempos en los que parecía la primera. Nos unía un gran compañerismo. Nuestra clase era especialmente traviesa y fatal, así decían todos, y por eso nos traían siempre a los nuevos alumnos, porque en dos días estaban aclimatados. Pero nos unía algo más. Estábamos compartiendo historia, éramos otro eslabón en la milenaria historia del pueblo judío, y con nuestra educación, estábamos aportando a la continuidad de esa larga cadena que quizás cambia de forma en cada tiempo, pero nos sigue uniendo. En las diferencias, sí, no en la uniformidad, pero siendo parte de algo que va más allá de nosotros mismos. Y en ello, la educación judía es clave. Sin ella, no hay continuidad.

Como es de conocimiento público, la Escuela Integral ha lanzado estos días una campaña de recaudación  para la que solicitó ayuda de diferentes instituciones de la colectividad. Ante todo, debe saberse que la originó la necesidad, el hecho que para el nuevo año lectivo que comenzará en unos meses, aumentará en un 50% la cantidad de alumnos que recibirán becas para poder estudiar. Y el dinero no crece en los árboles. Pero si cada uno aporta aunque sea algo modesto, puede ayudar a que el todo sea enorme….sí, tan enorme como lo que significó la escuela para nosotros durante tantos años.

 

Lo singular de la campaña es su alcance comunitario, la convicción que la responsabilidad por la educación judía no debe necesariamente pasar únicamente por los que ya son padres de la escuela. Está bien apelar a quienes simplemente quieren que la colectividad judía uruguaya continúe trabajando y apostando a la educación judía.  O sea: la responsabilidad trasciende las paredes de la escuela.

Es la responsabilidad de apostar por educación judía y por la enseñanza sobre el vínculo especial con Israel, Madre Patria del pueblo judío.

Qué mejor ejemplo que el hecho que la propia Comunidad Yavne compartió en su página de Facebook el banner de la campaña de la Escuela Integral. Emociona. Emociona porque deja en claro que se sabe mirar más allá de lo propio y se entiende que es digno ayudar a lo que en definitiva aporta al colectivo todo. Esto, por supuesto, habla muy bien tanto de la Integral como del Yavne, los dos grandes corazones de la educación judía en Uruguay.

En estos días en los que estoy preparando el número especial de la edición impresa de Semanario Hebreo por los 60 años que estamos cumpliendo, la palabra continuidad tiene para mí un sentido muy especial.

Y la Escuela Integral nos recuerda estos días, qué significa eso de “de generación en generación”.

A mi querida Escuela Integral vayan mis mejores deseos de éxito, no sólo en esta campaña sino en el trabajo de todos los días. A sus alumnos deseo que cuando sean grandes sigan atesorando buenos recuerdos y enseñanzas compartidas, como las que nos llevamos todos los compañeros de mi generación.

De hecho, cabe desear suerte a todos los abocados a la sagrada tarea de la educación judía en nuestra colectividad, no sólo en la Escuela Integral. Todos ellos no simplemente trabajan sino que cumplen una verdadera misión.

Ana Jerozolimski
(27 Noviembre 2020 , 11:50)

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