Maracanazo semanal

Como fanático de las hemerotecas, puedo asegurar que repasar la colección del Semanario Hebreo desde 1960 es una maravilla. Está allí registrada la historia de nuestra colectividad, y la historia de todo los sucedido en estos años con referencia a los judíos en el mundo y a nuestra madre patria, Israel, en particular. Por supuesto que nunca fue descuidado lo que iba sucediendo en nuestro país, con los vaivenes propios de momentos dificiles para hacer periodismo y siempre inmersos en el ejercicio de ser un medio periodistíco que refleje a toda la colectivad y a todo el acontecer de la manera más honesta posible. 

Siempre he sostenido que no existe el periodismo objetivo, sino el periodismo honesto. Por eso en el Semanario Hebreo está claro lo que se hace y se hizo, desde 1960, periodismo HONESTO. 

Es un periodismo desde la óptica judía, de una colectividad que en los años 60 iba teniendo sus primeras escuelas y los primeros nietos de aquellos judíos que había llegado desde las primeras décadas del siglo pasado. Era un periodismo que con los años se fue haciendo más uruguayo sin dejar de ser judío. Y fue y es un periodismo uruguayo, judío y profundamente sionista. No hay dudas de cuál es la propuesta, por donde viene la investigación, y qué noticias nos importan.

 Eso no quiere decir que no haya diferentes formas de ver los temas. En eso el Semanario Hebreo siempre fue abierto a que miradas diferentes dieran su opinión. A lo largo de estas seis décadas hay testimonios de referentes culturales, políticos y sociales de todos los sectores, de distintos países, variadas religiones. José primero, y Ana después y sobretodo Ana ya radicada en Israel, siempre tuvo la inquietud de entrevistar a todos. Propios y extraños, sionistas y posibles enemigos del sionismo en el propio terreno. Nunca dejó de tener su opinión y mucho menos sus sentimientos, pero a todos les permitió expresarse y a todos consultó. 

Ana sigue, después de 60 años intensos que el Semanario registra, buscando respuestas, soñando con soluciones, uniendo la pasión por el periodismo con su amor al Uruguay, a Israel y todo lo judío.  No es una tarea sencilla, pero es sumamente apasionante. 

Como periodista uruguayo, judío, sionista y batllista veo el trabajo de Ana semana a semana, y repaso el trabajo de su padre década a década, y además de orgullo siento envidia. Debí hacerlo yo, debimos hacerlo todos. Lo hicieron ellos. José desde 1960 y mi amiga Ana o Jana desde que se puso la camiseta número 5 del capitán Obdulio Varela para convertir cada edición de su Semanario, de nuestro Semanario, en un pequeño y gran Maracanazo.

 FELICES 60 AÑOS y por muchas décadas más.