En comunidad

Un semanario de inquebrantable fidelidad a sus principios

Por Tomás Linn

(Columnista en "El País", docente en la Universidad Católica)

En los tiempos que corren, con redes sociales de todo tipo, mensajes de último momento que llegan por twitter y donde las noticias falsificadas compiten con las reales, que una publicación cumpla 60 años de existencia es un extraordinario logro y merece ser destacado. Destacado y celebrado por todo el país. 

Que además no haya perdido calidad, solidez ni credibilidad es aún más meritorio.

Es que el Semanario Hebreo ocupa un lugar fundamental en la historia del periodismo uruguayo. No ya en lo que fue la fermental prensa que produjo la colectividad judía en Uruguay a lo largo del siglo XX, como tan bien lo relata Daniel Álvarez en su historia de la prensa uruguaya, sino porque sin perder su perfil comunitario se transformó en un medio que es referencia para todo el país.

Su fundador, José Jerozolimski, fue un verdadero titán que se puso al hombro la tarea de lograr un medio que fuera una voz en dos direcciones. La de los judíos para el resto del Uruguay y el resto del Uruguay para los judíos. Si bien nacido en Polonia, llegó de pequeño al país y terminó siendo una de las figuras señeras de la colectividad por cierto, pero también de Uruguay entero.

En ese proyecto al cual le dedicó todas sus energías, “Jero”, como lo solían llamar sus allegados, quiso reflejar por un lado la vida de su comunidad en Uruguay y destacar la amistad uruguayo-israelí. Por otro, lo que no es un asunto menor, quiso estimular el diálogo judeo-cristiano. Y por último (last but not least, dirían los ingleses), promover la defensa de Israel en su lucha por vivir en paz y seguridad.

Cada uno de estos puntos los asumió como una causa y siempre lo hizo desde su más absoluta independencia. El semanario exponía y aún hoy expone, puntos de vista fuertes, valientes y jugados pero no responde más que a la genuina visión de su director. Por eso adquirió durante seis décadas, la presencia, la credibilidad y el respeto que mantiene hasta hoy 

Su actual directora Ana Jerozolimski, habla con orgullo y admiración de la tarea cumplida por su padre. Dice que lo que hizo fue una hazaña en tiempos donde no había internet y las comunicaciones eran más difíciles.

Los grandes medios siempre necesitan editores fundadores que sean figuras de formidable presencia y que ejerzan un liderazgo periodístico y de opinión muy fuerte. José Jerozolimski tuvo todas esas características.

Pero un medio no mantiene una contínua presencia e influencia en una sociedad durante tanto tiempo si los continuadores del proyecto no toman la posta y con igual coraje, prestancia y determinación, siguen adelante.

Ana habla siempre de la figura rectora de su padre. Pero el Semanario Hebreo no sería hoy lo que es si ella no hubiera asumido el desafío de continuar el proyecto. Ella es parte esencial del éxito del semanario desde que asumió la dirección en 2004. Lo siente como si fuera su destino.                                                                                                         

Demostró ser una periodista sólida y de principios y no solo en el semanario; ha sido corresponsal y columnista para varios medios fuera del país y en Uruguay. Supo cultivar contactos y fuentes, tanto en Uruguay como en Israel y gracias a ello alimentó las páginas del semanario con notas de todo tipo y forma, sobre los temas más diversos sin salirse de la política editorial trazada desde el primer día.

Es gracias a ese tesón puesto por padre e hija, es por lo bien hecho que está, es porque ha demostrado una fidelidad inquebrantable a los principios que se planteó el día de su fundación que hoy el Semanario Hebreo celebra sus 60 años y se merece un reconocimiento tan especial. Brindemos entonces por su salud y que tenga muy larga vida.

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2024-04-23T13:14:10-03:00