Uno de los fenómenos más interesantes de la política israelí en los últimos tiempos y por cierto en las elecciones del martes 23 de marzo, es Beni Gantz, actualmente Primer Ministro Alternativo y Ministro de Defensa. A Gantz, que había logrado recibir 35 escaños en las primeras elecciones en las que participó tan solo unos meses después de entrar a la política, se le vaticinaba en los últimos meses no lograr siquiera ser electo al Parlamento.Finalmente, obtuvo 8 escaños, lo cual indudablemente, en la situación en la que se hallaba, fue una gran victora y una sorpresa generalizada. El único que al parecer no se sorprendió, fue él mismo, Beni Gantz, que dijo repetidamente lucharía “hasta el final”.
Este ex jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel que irrumpió como una tromba a la política israelí a fines del 2018 y creó en abril del 2019 la alianza Kajol Lavan (Azul y Blanco, los colores de Israel) al unir su partido Josen LeIsrael con Yesh Atid de Yair Lapid y Telem del ex Ministro de Defensa Moshe Yaalon, prometió sustituir al Primer Ministro Netanyahu. Declaró que era clave que termine su participación en la vida política del país. Más de un millón de ciudadanos israelíes que se identificaron con su mensaje lo votaron. Pero tras intentar infructuosamente formar gobierno, después que tampoco Netanyahu lo había logrado, Gantz decidió sumarse a Netanyahu, lo cual permitió al jefe del Likud formar nuevamente una coalición encabezada por él.
Ahí se creó ese híbrido sin precedentes de gobierno con “Primer Ministro alternativo”, el cargo que hoy ostenta Gantz, en el marco de un acuerdo que también determina que en noviembre de este año hay rotación y Gantz pasa a ser jefe de gobierno. En el interín, como ya todos saben, la última de varias crisis internas en la coalición derivó en el adelanto de las elecciones al martes último 23 de marzo. Si se logra formar gobierno, la rotación pactada para noviembre desaparece.
Hace un año, el anuncio de Gantz fue un terremoto en el mapa político israeli . Gantz, cuya promesa había sido sacar a Netanyahu del poder, mensaje con el que fue a las urnas, lo estaba salvando. Si bien es cierto que los números no le daban para formar gobierno alernativo, con la mayoría opuesta al gobierno del Primer Ministro, podría haber promugado una ley que prohiba que una personaen juicio penal ocupe el cargo. Optó por dejar esa opción de lado y usar sus escaños para unirse al Primer Minstro, lo cual por cierto dividió a Kajol Lavan.
Gantz sostuvo constantemente que su motivación había sido por el bien de Israel, dado que en aquel momento, si no se formaba gobierno, la única salida era ir a nuevas elecciones. Y en el estado de la pandemia hace un año, eso sonaba a catástrofe.
Quienes le habían votado se dividieron entre aquellos que se sintieron, con razón, traicionados, y aquellos que aceptaron sus explicaciones sobre lo que le había llevado a tomar aquella difícil decisión.
Beni Gantz sostuvo a lo largo de todo el último año, que la participación de Kajol Lavan en el gobierno encabezado por Netanyahu, es clave para preservar la democracia, el gobierno de Derecho y determinadas reglas de conducta política que , según él, el Primer Ministro quería socavar. Es cierto que frenó iniciativas nocivas y que el hecho que el gobierno es “paritético”, con igual cantidad de ministros del lado de Netanyahu y del de Gantz, influyó claramente en no pocas decisiones.
La campaña electoral de los últimos meses debe haber sido una de las batallas más duras en la vida pública de Gantz. Durante no poco tiempo, los sondeos ponían en duda que lograra siquiera entrar al Parlamento.Dentro del propio bloque opositor le exhortaban a retirarse de la contienda, aclarándole que estaba dañando la causa. La dinámica en el gobierno y de parte de Netanyahu dejaron claramente la sensación que Gantz era una figura política débil y sin columna vertebral que prácticamente no se daba cuenta de que lo estaban engañando o riéndose de él.
Ello se manifestó inclusive en el programa de sátira política más famoso de Israel, “Eretz Nehederet”, en el que el actor Lior Ashkenazi personifica a la figura de Beni Gantz, presentándolo como un tonto ingenuo, inseguro y carente de firmeza alguna, en quien no se puede confiar.
Probablemente uno de los momentos más duros para Gantz fue cuando ex compañeros de armas, altos oficiales retirados, publicaron una carta en la que le exhortaron directamente a retirarse de la campaña electoral, dando a entender claramente que no estaba leyendo bien la situación y que por culpa de él todo resultaría nuevamente en un fracaso. Gantz , así lo confesó, se sintió profundamente herido. Y rehusó retirarse.
Un comentario bastante generalizado en la opinión pública era que Gantz no logra leer el mapa político, que no es consciente de sus limitaciones y que al seguir en la campaña, está siendo patético y desubicado.
Pero Beni Gantz sentía otra cosa. Aunque reconoció meses atrás que se equivocó al sumarse a Netanyahu en abril del 2020-por el comportamiento de Netanyahu para con él- él siempre tuvo claro que su motivación había sido pura. Y por el bien de Israel. Y evidentemente, la misma lógica le acompañó en la campaña que acaba de terminar, en la que logró irradiar el mensaje : que es una persona íntegra, derecha, inspirada por lo que considera es el bien del país, no el suyo propio. En la campaña se usó claramente ese concepto, inclusive en los carteles callejeros. Y a juzgar por la votación, por los 8 escaños obtenidos, funcionó.
Entre quienes lo votaron hace un año, hay muchos ciudadanos que no le perdonarán jamás su cambio, su apoyo a Netanyahu en abril 2020. Otros, evidentemente, sí.
Ahora dependerá de él demostrar su valentía política, dirán en el “bloque de cambio”. Con buenas intenciones, no bastará.
