En comunidad

Historias comunitarias judeo-uruguayas: Ionit Leibovici

Fotos: Yoni Kurlender

Ionit Leibovici (45), Directora Ejecutiva del Hogar Israelita del Uruguay desde hace 12 años, es Licenciada en Psicopedagogía, formada en LEATID en especialización en Dirección de Instituciones comunitarias y recientemente egresada de la Escuela de Ejecutivos de ORT en dos posgrados con certificación en Gerencia.

Pero como la vida no es sólo trabajo, también nos cuenta que está “felizmente casada desde hace 23 años con Mario Wuhl” y que es la orgullosa mamá de Eitán y Alén de 17 y 19 años respectivamente.

Con su esposo Mario Wuhl y sus hijos Eitán y Alén

 

P: Si pienso ahora en Ionit, pienso en el Hogar, pero te recuerdo bien de tu época en la Kehilá. Antes de entrar en detalles sobre el Hogar, que es lo actual ¿cómo resumir tu trayectoria comunitaria?

 

R: Resumir mi vida de trabajo en nuestra comunidad puede ser extenso para algunos pero para mí todo pasó realmente volando desde cuando con 17 años era Mazkirá (Secretaria) de Hanoar Hatzioní. Casi al mismo tiempo los comienzos en el movimiento de Rikudei –am (bailes folclóricos israelíes)  como bailarina en NAGUÍA y a partir de los 17 años también como morá (docente) de un sinfín de lehakot (conjuntos de baile)  desde los más chiquitos en el gan (jardín de infantes) , hasta las adultas, todo fue intenso y formativo. 

P: Y todo mientras una “vive” en lo personal…

R: Por supuesto. Me casé haciendo la suma de suelditos como morá durante años en la querida ARIEL, la escuela de JABAD, el gan y escuela de la EIHU, la preparación durante 12 años de las Bnot Mitzva, mi trabajo en la escuelita de la NCI, las escuelas públicas Estado de Israel, todo, no sacaría nada de todo lo que fue este recorrido. Por último, todo esto fue posible gracias a que en la Kehilá encontré mi lugar, primero como voluntaria en el Dpto. de Cultura unos años, teniendo el desafío de organizar, financiar y liderar los Festivales NIRKODA para cientos de jóvenes de Latino América, entre otras cosas, con la misma pasión por bailar y fomentar la cultura judía a través de este medio.

 

P: ¿Cuánto tiempo estuviste en la Kehilá? ¿Y qué te dejó ese período?

 

R: Todos esos desafíos me hicieron arrancar desde los 18 a trabajar en la Kehilá. Años de realizaciones, preparaciones de actos de Iom Hashoá para toda la comunidad, crecimiento y acción constante junto a un maravilloso grupo liderado por amigas del alma y profesionales únicas como Dafna Curiel y Jeannette Dreifus.  

 

P: Dos gigantes a las que quiero mucho…y Dafna también fue janiijá mía en Macabi, hermosos recuerdos. Jeannette, una institución en sí. 

R: Exacto. Trabajando en la Kehilá nos dieron la oportunidad única de crear el GRUPO OR -con todo lo que eso significó para nuestro ishuv- Ese enorme desafío que era una deuda de nuestra comunidad por un espacio de pertenencia judía con la discapacidad. Diez años trabajando de forma directa con integrantes con los que hasta hoy mantengo vínculo y que me mostraron el camino profesional y personal que DEBÍA recorrer junto a las personas vulnerables desde el lugar de lo que son y tienen para dar, nunca desde la limitación o la tristeza. 

Los 16 años que trabajé en la Kehilá me sentí en mi casa, cada uno de los puestos y desafíos comunitarios tenían eco en este rico espacio de pertenencia hasta que en mi última etapa me brindé para trabajar en el equipo de Dirección con toda la pasión de siempre. 

 

 P: Y ya son 12 años en el Hogar Israelita ¿verdad? 

R: Exacto. Enseguida que decido salir de la Kehilá me buscaron para ofrecerme entrar al Hogar. Este año se cumplen en efecto 12 años desde que acepté este desafío diario. 

Cuando empecé en Burgues, me encontré con una Comisión Directiva pujante, responsable y con ansias de profesionalizar la tarea. Urgía empezar a recorrer ese proceso. Costó montones, trabajamos años en reordenar la casa, cambiarle su antiguo concepto y aspecto de Asilo para transformarlo en un verdadero HOGAR judío, con mayúsculas. 

En mis inicios empecé muy sola, no había definitivamente un equipo de trabajo profesional. Creo que lo más rico en esto de liderar el Hogar como responsable se dio en el apoyo y confianza que recibí por parte de sus Directivos para poder armar EQUIPO profesional y humano.

Era raro decir que se empezaba de cero en una organización con tanta historia y trabajo, pero la transformación que se buscaba requería de un importante trabajo para hacer la diferencia y proyectar lo que es hoy el Hogar. Pasamos de aquel asilo a un HOGAR  donde el adulto mayor y sus familiares -cuando los hay- lo eligen como respuesta para vivir y NO sólo transcurrir su vejez. 

 

 

P: Muy fuerte esa dierencia. Yo sé que es un trabajo, no un voluntariado, pero estimo que estás allí también porque sentís que es un lugar con significado, que allí hacés la diferencia. Pero estoy poniendo conceptos en tu boca. ¿Por qué el Hogar? ¿Qué significa para ti?

R: Sin duda trabajar para mi gente, para nuestros viejos –dicho con enorme cariño- tiene un valor agregado para mi cuestionamiento constante de ¿hasta cuándo seguirás en el Hogar Israelita?, ¿Tenés lo que seguir aportando y volvés a elegir este tipo de trabajo? Sentir que algo hice con mi trabajo, mi energía, mi tiempo y mi vida para mejorar o cambiar para bien en algo la de otro es inexplicable, es una cuenta que SIEMPRE te da en positivo.

Yo no haría NADA sin la calidad de Directivos y los profesionales de mi equipo con los que elegí rodearme para este desafío. En especial destaco el trabajo compartido y realizado junto a Yoni Kurlender. 

P: Gigante total.

R: Sin duda. Contar con un profesional y ser humano de esa entrega, energía y compromiso es pocas veces visto y en este caso es de un valor único. A los dos nos corre el Hogar por las venas y juntos creo que somos explosivos, no es nuestro trabajo, es nuestro modo de vida y estamos 24/7 para él!

 

Una campaña especial

P: En estos días están lanzando un Charidy por el hogar ¿Hay un objetivo especial? Me refiero …¿está concentrado en algún objetivo puntual?

R: El Charidy de este año que arranca este fin de semana después de shabat es fundamental para el Hogar. Tenemos varios motivos para hacerlo y pedir que todos renueven su compromiso de donar. Por un lado poder hacer frente al sobrecosto que nos sigue significando la pandemia para que se pueda cuidar con responsabilidad a la gente más afectada sin duda. Son muchas las familias de residentes que dejaron de poder asumir su compromiso de cuota mensual por estar en seguro de paro además de que los que todavía no residen con nosotros están pidiendo a gritos dejar de vivir solos, aislados, vulnerables.

 Van a ver en la difusión del Charidy algunas historias de residentes que muestran claramente cuánto necesitaban institucionalizarse y vivir en comunidad pero en una casa judía como esta. Acá no es que los apoyamos con una comida, medicación o un abrigo (todo fundamental para un ser humano), acá es darles TODO SIEMPRE, todos los días viven en un hogar que debe mantenerse, estar calentito, activo y con el personal para atenderlos siempre. 

Enseñanzas para siempre

P: ¿Qué aprendiste trabajando en el Hogar Israelita? Sobre ti, sobre la vida…

R: Varios aprendizajes que se renuevan cada día, creo que no dejo de sorprenderme nunca de lo que vivo al trabajar con historias de vida, con gente que pasó ya décadas y llegan cargados de situaciones.

Todos en algún momento elegimos de forma inconsciente pensar que ninguna de estas historias es la mía, que llegar a viejo es mala palabra o algo muy lejano, un espejo que no quiero ver ni cerca.

Acá te das cuenta de que ninguno de ellos pensó que iba a estar tan solo algún día, que podría necesitar ayuda para levantarse o acostarse en la cama, para hacer algo tan simple como bañarse o comer, todos tienen un pasado como deportista, contador, empresario, apasionado por viajar. Ver a la gente no desde cómo se ve sino desde su identidad cuando NO era adulto mayor y ver  que la vida nos cambia en un suspiro, que incluso el que tenía en abundancia para darse gustos, la rueda le jugó una mala pasada.

Nunca miro a la gente desde la parte jodida de lo que les toca o lo que les puede faltar, claro que es difícil ser viejo, que es una etapa para muchos difícil de vivir. Pero por sobre todo en el Hogar aprendí a usar la lupa de los que nos demuestran cada día que se puede mostrar la alegría de vivir, quienes celebran la vida y sí ven a la vejez como la etapa más larga en la que les toca disfrutar todo lo que ya hicieron, la de quienes se siguen emocionando cuando cantan o cuando se encienden las neirot de shabes (las velas de Shabat) y disfrutan de hacer un paseo o abrazar a un nieto.

Reconozco el respeto que me genera la persona sin importar su lentitud de movimiento, la cantidad de veces que me repita las cosas, los miro más allá de las arrugas y el pelo blanco; en este equipo miramos más allá de su apariencia física.

Confirmé claramente el aprendizaje judeo sionista y sumamente humanitario que recibí en casa de acordarnos siempre que estamos del lado de los que podemos ayudar y que saber mirar al otro que necesita y DONAR me devuelve mucho más de lo que yo estoy dando.

 

P: Estoy segura que hay gente que considera que quien llega a un hogar de la tercera edad-en general me refiero- está solo, no tiene quién lo cuide….y si bien me imagino que hay casos así, no es la generalidad. ¿Cómo es la situación del Hogar?

R: Me atrevo a afirmar que en el Hogar las generalidades son muy fluctuantes, lo que es una fija es que las mujeres vivimos y jodemos más que los hombres. Tenemos muchos hijos o sobrinos de residentes que sienten todavía ese sentimiento de culpa por tener que institucionalizar a su ser querido (cosa que entendemos perfectamente), este sentimiento que nos hicieron escuchar desde chicos de “todo menos ir a Burgues”, “me internás y me mato”.

P: Pah…muy fuerte…

R: Sin duda. Esta concepción debe cambiar, los que realmente necesitan institucionalizarse están mejor en un lugar como el HOGAR que en sus casas mirando la ventana o la tv todo el día, en el mejor de los casos esperando a que llegue la persona que los cuida unas horas y hablando siempre de lo mismo con ella. Y no hablo de cuando dependen del portero o el buen vecino (que los hay muchos y muy buenos) para que los escuchen o encuentren tirados tras una caída sin nadie que los asista, ¿qué es mejor?

También tenemos muchos residentes sin familia que no aguantan más la soledad, que no tienen a nadie que  esperar para que pase a verlos en un ratito de pasada, a nadie que los asesore cuando hacer un trámite se empieza a complicar o que lo pueda ayudar cuando están internados y necesitan que les lleven camisón o pijama limpio, jabón y toallas nuevas, como lo hacemos nosotros. 

Tantos quienes tienen como los que no tienen familias deben abrirse a sentir ese apoyo y contención de un lugar serio donde un equipo te recibe con tu nombre sabiendo todo lo que estás necesitando solucionar, todos quienes realmente no pueden seguir en su casa que es el lugar natural donde todos deseariamos poder seguir hasta el último día pero que NO elegimos, la vida viene con el formato que quiere sin preguntarnos nada. 

Voluntarios enseñando a los abuelos cómo usar una tablet

P: Y hay que ser conscientes de ello desde siempre…Ionit ¿Qué se aprende en el Hogar sobre los abuelos, sobre la vejez y sobre cómo encarar la vida a una edad avanzada?

R:  Como te contaba anteriormente los aprendizajes son definitivamente muchos. Una cosa que creo es un patrón que se confirma es eso de que todo lo que somos durante nuestra vida antes de llegar a viejo se agudiza, se intensifica. Hacer el ejercicio de ser tolerante, de aceptar al de al lado como es con lo bueno y lo malo, entender que aceptar o negar al que se ve inválido por como se ve es un prejuicio sin sentido. 

Es muy bueno saber de antemano que la vejez cada vez es más larga y costosa, que cuanto más claro tengamos eso es posible que lleguemos mejor a enfrentarla. Por supuesto que todos queremos ayudar y apoyar a nuestros hijos en vida, ¿pero a costa de no tener para sostener la mía de la mejor forma en la vejez (que es la etapa más larga) y ser en muchos casos un serio problema?

 

En familia

 

R: Creo que dos conceptos se me estamparon como un tatuaje, el valor de cuidar los vínculos y el respeto entre los miembros de la familia sin importar hasta la peor hecatombe que se presente (y viví en mi familia de todos los colores y tamaños). El mantener la familia unida no se puede cuestionar. Me impresiona cada vez más los quiebres familiares con los que llegan los residentes a su vejez. 

Y en segundo lugar mi educación en valores pero en serio,  nunca me escondieron que la vida real distaba mucho de la realidad con que me criaron. Vengo  de una familia en donde siempre 500 pesos fue mucha plata, cuando los tuvimos y cuando no tanto en mi familia como en la de mi marido. Esa intravenosa de niña me acompaña hasta hoy y la paso a mis hijos como un nuevo tatuaje cueste lo que les cueste, es un baño de realidad. 

 

El Hogar y la colectividad

P: El Hogar es una institución querida en la colectividad, no sólo por quienes tienen allí a sus padres y abuelos. Se manifiesta en el voluntariado, en el abrazo. ¿Podrías contarnos al respecto?

Voluntarias en el Hogar

 

R: Creo que el Hogar se ganó el respeto de una gran mayoría de nuestra colectividad y no fue gratuito. El respeto se gana mostrando en la cancha que las cosas se pueden hacer bien, que no es sólo parecer sino ser en todos los aspectos de la palabra. Somos la única institución que se ocupa de la residencia permanente de nuestra ancianidad. Acá todos los que se suman como voluntarios o vienen a visitarnos (tnuot, escuelas, amigos o familia de residentes) sienten en carne propia lo que se hace con sólo caminar por los pasillos. 

Es imposible nuestro trabajo sin el voluntariado, nos encantaría que sean más todavía los que decidan donar su tiempo para charlar con un residente, jugar una partida de algo, hacer un masaje con calor a mimo o compartir lo que sabe hacer. Todos quienes deciden trabajar por el Hogar de forma directa con los residentes o tras bambalinas como Directivo, todos me atrevo a afirmar que cambian su vida para bien, nada es un obstáculo si sacamos las excusas que nos trancan (como en las dietas).

Coro de Madres de la Escuela Integral en el Hogar
Diego Krell con su música en el Hogar
Isaac, ex violinista del SODRE, viendo a su nieto con sus amigos tocando música en el Hogar

 

Un buen resumen

P: ¿Hay más momentos alegres o más tristes en el Hogar?

R: Sin duda son muchos más los alegres, si no fuese así algo en nuestro trabajo estaría fallando. ¿No son más en el año los días en que se ve un cielo color celeste que los que se observa un oscuro gris? En el Hogar se festeja a diario que nunca falte y que se vayan satisfechos con el menú, que nos pregunten si viene tal o cual tallerista hoy, que nadie tenga que bañarse solo de forma inestable sino asistido y que todos tengan quién les diga buen día con una sonrisa. Se valoran de otra forma las pequeñas y grandes cosas de la vida sin desconocer los momentos duros. En algún momento nuestros residentes se van y se debe seguir a pesar de todo. En algún momento alguien puede deteriorarse y debemos ajustar el chip a lo nuevo que está necesitando. Todo es parte y no desconocemos nada pero cuando me preguntan si me deprime trabajar en el Hogar una y mil veces digo NO, me llena. 

 

P: Hermoso. ¿Cómo han vivido la pandemia? ¿Y qué cuidados siguen manteniéndose ahora?

R:  La pandemia fue una cachetada para el mundo, a casi todos les pegó en más o en menos este fenómeno que llegó sin permiso a movernos de un sopapo. 

Así como me suelo definir, alguien positiva que mira para adelante buscando lo bueno, traté de transmitir al equipo que debíamos poder pararnos firme en nuestros pies para cuidar responsablemente a nuestros residentes. 

Nadie mejor llamado que esta vez “población de riesgo”. Todos los riesgos, no salir, no contacto, no ir al médico, no conseguir que venga la fisioterapia de mi sociedad, no poder salir al dentista, etc ,etc, etc.

Tuvimos que tomar infinitas medidas internas que nos movieron de nuestra estructura. El Hogar se dividió en cuatro sectores que jamás debían cruzarse, ni para comer ni para jugar, ni para que me curen la herida o me laven la ropa. La vida en el Hogar se dio vuelta, sólo actuando rápido y bien asesorados por una infectóloga era posible prevenir de forma responsable la posible entrada del virus en cualquier momento sin que se propague a decenas y se ocasione una tragedia como en muchos otros residenciales. 

“Todo lo que no te mata te fortalece” eso fue muy cierto. La pandemia nos puso a prueba y hasta hoy, gradualmente podemos empezar a flexibilizar medidas muy cuidadosamente. Sin dudas este desafío nos  hizo crecer como organización, salir de lo que creíamos definitivo para cuestionarnos todo nos cambia la cabeza, nos da cintura y calle para enfrentar hasta lo más difícil. Estamos todos agotados, residentes, familiares, directivos y personal. Ver que pasan los meses y seguimos invirtiendo en salas de aislamiento, insumos médicos, protocolos nuevos, personal sectorizado, es todo un desafío pero no es posible escatimar cuando la vida de la gente está en juego, hay que ponerlo todo sobre la mesa y así se hizo. 

P: ¿Algo más que desees agregar?

R: Sólo decir que espero no haber aburrido a nadie con mis respuestas, reflexiones y preguntas.

 

P:Estoy segura que todo lo contrario.

 

R:  El valor de tus preguntas fue inmenso para guiarme en los contenidos a transmitir. ¿Qué decirte Ana? Todos vamos a llegar a viejos, es una tranquilidad que la comunidad del Uruguay apoye y valore el lugar que se les da, eso habla de nosotros. Soy de las que apoyo sin dudar todas las causas, impulso que mi comunidad sea mejor cada día y espero que así sea. ¡Amén!

 

P: Amén. Gracias mil Ionit.

R: A vos Ana.

Ana Jerozolimski
(28 Agosto 2021 , 01:11)

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