Hassan Nasrallah, Secretario General de Hizbala-organización armada libanesa que actúa de hecho como brazo de Irán en Líbano- pronunció este lunes un largo discurso de dos horas, enmarcado en las recientes tensiones internas en el país, confirmando oficialmente al parecer por primera vez, que Hizbala tiene armas fuera del contexto soberano del Estado libanés. Lo llamó “jaredj a-dáula”, o sea “por fuera del Estado”.
No es que la “revelación” pueda sorprender a nadie. El hecho es sabido hace mucho y está claro que no sólo que tiene armas sino que Hizbala es mucho más poderoso militarmente que el propio ejército de Líbano. Lo novedoso es que Nasrallah lo haya proclamado abiertamente , aunque intentó moderarlo alegando “que todos tienen armas”. No es exacto y de todos modos, ninguno se acerca siquiera a la dimensión de Hizbala. Lo claro es que al finalizar los 15 años de guerra civil en 1990, Hizbala fue el único grupo armado que retuvo sus armas mientras que todos los demás, formalmente, tuvieron que entregarlas.
Ese es por cierto un problema fundamental estructural de Líbano, un país en el que la autoridad central es mucho menos fuerte que una milicia –Hizbala-que ya es de hecho mucho más que eso, y sirve a los intereses foráneos de la República Islámica de Irán. Armas por fuera del Estado, son armas ilegales y problemáticas.
Claro está que el hecho que hay también otros grupos armados-un fenómeno que era mucho más agudo hace algunas décadas- no puede menos que intensificar el riesgo de guerras internas que amenazan la seguridad del país.
Otro elemento clave en el discurso de Nasrallah-que fue el más destacado por todos los titulares de los medios de comunicación en Israel-fue la afirmación según la cual Hizbla cuenta con “100.000 combatientes entrenados”. No es posible confirmar la veracidad y exactitud de dicha cifra, pero que se trata de una organización poderosa política y militarmente, nadie tiene duda. Se estima que el ejército de Líbano tiene 85.000 efectivos.
Nasrallah, sumamente hábil en su retórica, sabe que los números quedan, y su mensaje fue fuerte.
Y de hecho, esa “revelación” tuvo como propósito, según analiza Abu Ali Express en Telegram, enviar un mensaje a Israel y también a Samir Jaja, jefe de las Fuerzas Libanesas cristianas, considerado hoy el máximo enemigo de Hizbala. A decir verdad, el propio Nasrallah lo ha convertido en una figura central de la oposición. El ya citado Abu Ali Express señala que Samir Jaja no tiene más de 15 mil hombres, un elemento clave a ojos de Hizbala cuando Nasrallah habla de 100 mil.
El mensaje central del discurso de Nasrallah fue, a lo largo de las dos horas, acusar al jefe de las Fuerzas Libanesas Samir Jaja de ser un peligro para el país y para los propios cristianos. Aseguró que quiere erigir un “cantón cristiano independiente” y que sirve a “intereses extranjeros”, en clara referencia a Israel y Estados Unidos. Le advirtió que no “calcule equivocadamente” su proceder y su fuerza. Nasrallah acusó a las Fuerzas Libanesas de Jaja de planear una guerra civil.
Cabe recordar que Hizbala acusó a Jaja de haber sido el responsable de los disparos hacia una manifestación chiita que el jueves último se encaminaba al juzgado central de Beirut a exigir la destitución de juez Tarek Bittar, encargado de la investigación de la explosión en el puerto de agosto 2020. Hizbala estima que Bittar lo responsabilizará por lo sucedido y presionar para quitarlo del medio. El jueves de mañana, mientras Hizbala y el otro grupo chiita Amal marchaba hacia el juzgado, disparos efectuados por francotiradores mataron a 3 miembros de Hizbala, 3 de Amal y una mujer simpatizante con Hizbala que caminaba junto a ellos.
Este lunes, fuentes libanesas acusaban a Hizbala de haber montado esa escena enviando a sus propios hombres a disparar para caldear los ánimos en Líbano, pero no es posible por ahora confirmar esa versión.