Mundo Judío

MiSinai

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No. 129
Miketz
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Horario de velas de Shabat en Montevideo, viernes 3/12  19.28
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LAS SIETE VACAS GORDAS

Por Yanki Tauber

“Y del río emergieron siete vacas de buen aspecto y robustas de carne, que pastaban en la ribera. Pero luego, tras ellas emergieron del río otras siete vacas feas y flacas, que se ubicaron junto a las otras vacas a la orilla del río.” (Bereshit 41:2-3)

Un detalle importante pero muchas veces pasado por alto en el famoso sueño del faraón es el hecho que las siete vacas flacas se pararon al lado de las siete vacas gordas en la ribera del río. En otras palabras, todas las catorce vacas existieron simultáneamente en el sueño del faraón; a diferencia de la realidad, en la que los siete años de carestía vinieron después que los siete años de plenitud concluyeron.

Por este motivo los sabios del faraón, quienes pensaron todo tipo de interpretaciones exóticas para su sueño (por ejemplo que “van a nacer siete hijas, y siete hijas morirán”), no aceptaron la solución que les saltaba a la vista. ¿Cuándo están gordas las vacas? ¡Cuando ha habido una cosecha abundante! ¿Y cuándo están flacas? Cuando hay hambre. Exactamente lo mismo con las espigas buenas y marchitas. ¿Qué puede ser más obvio?

Pero el faraón vio a las vacas gordas y flacas pastar juntas. No hay años de abundancia y años de carestía al mismo tiempo dijeron los sabios. Los sueños deben significar alguna otra cosa, algo menos obvio, más metafórico.

La genialidad de Iosef fue que entendió que los sueños del faraón no sólo predecían eventos por venir, sino que también instruían sobre cómo ocuparse de ellos: le estaban diciendo al Faraón que haga que los siete años de plenitud coexistan con los siete años de hambre. Cuando Iosef continuó diciéndole al Faraón como prepararse para la hambruna que se venía, no le estaba dando un consejo que no le pidieron; ese consejo era parte de la interpretación de los sueños. Si usted almacena los granos excedentes de los años de abundancia, Iosef estaba diciendo, entonces las siete vacas gordas aún estarán cuando las siete vacas flacas emergan del río, y las vacas flacas tendrán lo que comer.

Los maestros jasídicos observan que el primer galut (“exilio”) del pueblo judío sucedió en una nube de sueños. Los sueños de Iosef, los sueños del panadero y el copero, y los sueños de faraón llevaron a Iosef y a toda su familia a Egipto, donde iban a sufrir el exilio, esclavitud y persecución hasta su liberación por Moshé más de dos siglos después. Así también, el propio exilio de Iaacov a Jarán comenzó y terminó con sueños.

Porque el galut es un sueño: un estado de existencia plagado de metáforas confusas, exageraciones horribles e imposibilidades lógicas. Un estado en el que las vacas gordas y flacas coexisten simultáneamente, en el cual una vaca puede ser simultáneamente gorda y flaca.

El galut es un lugar donde una economía próspera es tanto una bendición como una maldición, donde el aumento de las libertades desata lo mejor y lo peor en el hombre, donde una Web mundial transmite sabiduría e indecencia, donde estamos saturados con espiritualidad y espiritualmente empobrecidos al mismo tiempo.

Pero hay una forma de lidiar con esta confusión cósmica. Escucha a Iosef hablar (incluso el Faraón reconoce un buen consejo cuando lo ve). No huyas del sueño, dice Iosef; no busques otro significado. Usalo. Si el galut te presenta con la paradoja de la vaca gorda y flaca pastando juntas a la orilla del río, usa la vaca gorda para alimentar a la vaca flaca. Haz que el sueño sea la solución.

RECORDAR PARA PROGRESAR

"José llamó a su primer hijo Manasés... llamó a su segundo hijo Efraín." (Bereshit 41:51-52)

Vivir en el exilio requiere que usemos dos enfoques aparentemente contradictorios hacia el mundo en general: por un lado, debemos estar constantemente en guardia contra las influencias dañinas; por el otro lado, debemos involucrarnos con el mundo exterior para influenciarlo positivamente.

Claramente, influenciar nuestro ambiente es un logro más grande que meramente mantener nuestros valores. Sin embargo, mantener nuestros valores debe cuidarse primero, porque si olvidamos nuestras raíces no tendremos nada con que contribuir al mundo.

Los dos hijos de José, nacidos y criados en Egipto, personifican estos dos aspectos de la vida en el exilio. José llamó a su primer hijo Manasés (significando en su versión hebraica Menashé “[el Exilio] causa que uno olvide”) para no olvidar a su familia y herencia. José llamó a su segundo hijo Efraín (“será fructífero”) para enfatizar que nuestro propósito en el mundo es influenciarlo positivamente.

Likutei Sijot, vol. 15, pág. 432 ff. Ver más adelante en 44:14, y anteriormente en 38:28.

Génesis (Bereshit) 41:1 - 44:17 

La décima sección del libro de Génesis comienza dos años después (Miketz “al fin de” en Hebreo) de que José le pidiera al copero del Faraón que intercediera por él. Esta vez es el Faraón quien sueña, dos veces, y busca un intérprete calificado. José interpreta los sueños del Faraón en forma convincente diciendo que se refieren a siete años de abundancia que se avecinan seguidos por siete años de hambruna, y que había que abastecerse con tiempo en preparación a ellos. Esto lleva al Faraón a designar a José como virrey de Egipto. El comienzo de la hambruna lleva a los hermanos de José a Egipto para comprar comida que José había almacenado durante los años de abundancia. Cuando José los ve, planea una forma de determinar si ellos han abandonado su antiguo odio hacia él y están prontos para unírsele para hacer avanzar a la familia en su misión Divina.

LA QUINTA NOCHE

Por Yanki Tauber

Uno de los legendarios soldados del ejército de maestros y activistas del Rebe de Lubavitch, que mantuvo vivo el judaísmo en la Rusia Comunista durante los oscuros años de la represión fue Rabí Asher Sosonkin, quien pasó varios años en los campos de trabajo forzado por sus actividades "contrarrevolucionarias".

En uno de esos campos, se hizo muy amigo de un judío de nombre Nájman Rozman. En su juventud, Nájman había abandonado la vida tradicional judía, para unirse al partido comunista. Sirvió en el Ejército Rojo, donde alcanzó un alto rango; pero debido a un negocio ilegal, fue arrestado y condenado a permanecer por un largo período en un campo de trabajo forzado en Siberia.

Rozman se acercó al jasid que le reavivaba memorias de su hogar y de la vida perdida. Con la ayuda y el aliento de Rabí Asher, comenzó a retornar a la observancia judía, bajo condiciones en las que, comer casher, evitar trabajar en Shabat o encontrar un momento para la Plegaria, significaban hambre, repetidos castigos y un peligro constante.

Un invierno, cuando Janucá se acercaba, Rabí Asher reveló su plan a Nájman: "Conseguiré unas latas vacías de comida- cuánto más pequeñas mejor- de forma que nos sea más fácil ocultarlas. Guardaremos la mitad de nuestra ración diaria de margarina durante las próximas dos semanas, y la usaremos como aceite. Podremos hacer mechas con las hilachas que cuelgan de nuestros abrigos. Cuando todos duerman, encenderemos la Menorá debajo de mi litera...".

"¡De ninguna forma!", gritó Nájman Rozman. "Es Janucá, el festival de los milagros. Llevaremos a cabo la mitzvá de la manera en que debe hacerse. No usaremos una lata oxidada sacada de la basura, sino una verdadera Menorá. Y la encenderemos con auténtico aceite, en el lugar y momento apropiado. Poseo unos rublos que usaré para pagar a Igor, que trabaja en el taller metalúrgico; también hay gente que me debe favores en la cocina..."

Unos días antes de Janucá, Nájman mostró -triunfal- a Reb Asher la Menorá que había conseguido. Un poco rudimentaria, pero indiscutiblemente una Menorá "de verdad", con ocho vasos para el aceite y un vasito preparado en otra altura para el Shamash (vela piloto). La primer noche de Janucá, colocó la Menorá en un banco, en la puerta de entrada que separaba el salón principal de su barraca. Llenó el vasito con aceite y juntos, ambos judíos, recitaron las bendiciones y encendieron la primer luminaria.

Esa noche, el encendido se llevó a cabo sin inconvenientes. Como si se tratara de una regla, los prisioneros del campo no se delataban unos a otros, y los hombres de esta barraca ya estaban acostumbrados a las prácticas religiosas de estos dos judíos.

La quinta noche de Janucá, justo en el momento en que Reb Asher y Nájman encendieron las cinco luminarias, un silencio se propagó por toda la barraca. Los prisioneros quedaron congelados en sus lugares, mientras sus ojos se dirigían a la puerta. Allí estaba parado un alto oficial del comando del campo.

Este tipo de sorpresas siempre infundía terror en el corazón de los presidiarios. Normalmente el oficial repartía severos castigos por delitos como el de poseer un cigarrillo oculto, o un pedazo seco de pan. "Pronto, arrójala a la nieve", sollozaban los reos. Pero el oficial ya se encontraba del otro lado de la puerta, y avanzaba directamente hacia los dos judíos que aún estaban parados al lado de la Menorá encendida.

El oficial observó durante un largo rato el candelabro.

Entonces, se dirigió a Reb Asher. "¿P'yat? (¿Cinco?)" preguntó.

"P'yat", respondió el jasid.

El oficial se dio vuelta y salió de la habitación, sin pronunciar una palabra.

 

OBSERVANCIAS DE JANUCÁ

Janucá conmemora un milagro basado en el aceite, lo cual explica porqué comemos comidas fritas para conmemorar. Algunos comen panqueques de papa fritos, conocidos como latkes, mientras que otros comen sufganiot, donas sumergidas en aceite. Algunos comen ambas. Muchos sobreviven a la festividad.

Si, la comida puede ser peligrosa. Una de las más grandes victorias de los macabeos fue como resultado de darle de comer queso al enemigo, por lo que también comemos comidas lácteas en Janucá. También sobrevivimos.

Janucá Guelt

Durante Janucá es costumbre dar gelt (dinero) a los niños, para que les podamos enseñar dar dinero para caridad, y para mantener el ambiente festivo y feliz. Algunos tienen la admirable costumbre de dar guelt cada noche de los días de semana de Janucá. También sobreviven a esto.

Dreidel

Los opresores griegos declararon ilegal las escuelas de Torá, de forma que los niños solían estudiar en los bosques, poniendo guardias para alertarlos de las patrullas griegas. Cuando llegaba el alerta, los niños escondían sus textos y comenzaban a jugar con dreidels (trompos).

Nosotros también jugamos juegos con dreidel en Janucá para conmemorar el coraje de esos heroicos niños. Las cuatro letras hebreas en el dreidel son un acrónimos de “Nes Gadol Haia Sham”, un gran milagro ocurrió allá. De forma que jugar al dreidel nos recuerda de los milagros de Janucá aun cuando nos divertimos.

Las Plegarias

Cada día de Janucá agradecemos a D-os recitando el Halel completo en el servicio de rezos de la mañana. También agregamos una plegarias especial de agradecimiento Al Hanisim, en las plegarias y la bendición después de las comidas. Cada mañana leemos de la Torá sobre las ofrendas de inauguración traídas en honor a la dedicación del Tabernáculo, reminiscente de la rededicación de los Macabeos del Templo impurificado.

Shabat Janucá

El viernes a la tarde, encendemos la menorá antes de encender las velas de Shabat. El viernes a la noche las velas de Janucá deben arden por lo menos 1 hora y media, de forma que va a necesitar más aceite o velas más largas. El sábado a la noche, encendemos la menorá después del anochecer, luego de la ceremonia de Havdalá.

MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Pereira de la luz 1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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