Mundo Judío

Una condolencia tardía por Rolf Magnus, sobreviviente de Kristallnacht

Del infierno a la libertad en Uruguay

Me enteré recién hoy, con muchos meses de demora. Rolf Magnus, el querido Rolf Magnus, de sonrisa amplia, andar elegante, larga memoria y numerosos recuerdos, falleció en febrero de este  año. En el comedor de la casa de su hijo Claudio, con quien nos contactamos este miércoles, hay aún muchas de sus cosas, incluyendo una valija con la que en 1938 Rolf (z"l) logró salir de su Alemania natal y llegar a Uruguay.

"Vivió hasta los 99 años y tuvo una vida estupenda", nos dijo Claudio, que espera para dentro de poco la llegada de su hermana Evelyn desde Israel. Qué imponente, pensé yo. Fue testigo de la Noche de los Cristales en la que fácilmente podría haber muerto, pero cuando finalmente dejó este mundo terrenal, sus hijos saben que pueden resumir esa vida con términos hermosos y superlativos. Gran parte de la explicación pasó por el gran amor que se tuvieron Rolf y su esposa Doris, que falleció muchos años antes que él.

El testimonio de Rolf Magnus no cambia. Ya nunca cambiará. Además, él lo tenía presente combinándolo con su convicción sobre la necesidad de seguir adelante en su único país, Uruguay, enamorado de la vida. 

Le agradecemos nuevamente haber compartido con nosotros sus recuerdos en más de una oportunidad. Ahora, al enterarnos de que ya no está, los compartimos, resumidos, con nuestros lectores, porque son un capítulo en la historia del pueblo judío.

 

Rolf Magnus, sobreviviente, uruguayo.
Rolf Magnus, sobreviviente, uruguayo.

 

“Como a las cinco de la madrugada, yo estaba durmiendo al fondo de nuestro apartamento, sentí un ruido que me despertó.. Unos cuantos nazis había despertado a mis padres , todos de civil, creo que uno era de la SA.Con mucha prepotencia nos llevaron a todos, mi mamá, mi papá e inclusive mi abuela de 80 años, a la Gestapo, no sin antes darnos una gran paliza a mi papá y a mi, una vez en la calle, rompiéndonos a los dos el caballete nasal. Nos llevaron caminando a la Gestapo, unas 20 o 30 cuadras.Allí liberaron a mi mamá y a mi abuela. Cuando llegaron de vuelta a casa, encontraron que habian forzada la puerta los de la SA, y habian destruido por completo todos los muebles, cristaleria y otras pertenencias “.

Así recuerda Rolf Magnus, la pesadilla de la detención, que lo llevó junto a su padre, a Buchenwald.

 

“De la Gestapo en mi ciudad, donde nos juntamos con todos los judíos hombres de nuestra ciudad, muchos llegaron bañados en sangre. Yo, con 17 años, era uno  de los pocos jóvenes.. Fuimos pasando por dos prisiones y luego, en vagones de ganado, sumamente apretados, nos llevaron a Buchenwald.  Ahí nos esperaban los de la SA en largas filas de un lado y del otro, con palos, y por el medio tuvimos que pasar corriendo, mientras nos pegaban con  los palos.

Una vez dentro del campo, donde hacía mucho frío, estuvimos parados en filas, varios miles, y tuvimos que presenciar enseguida, seguramente para ver lo que nos esperaba (!), los castigos que estaban dando a determinados presos, atados sobre caballetes, con las colas desnudas, con látigos, unos 50 latigazos a cada uno. A muchos no les quedaba después nada de carne, y eso por haber cometido "supuestos delitos", todos inventados. También presenciamos, ya el primer día, a otros presos que estaban colgados con esposas de árboles, o unidos dos con esposas de las manos, alrededor de algún árbol, donde quedaban varios días (!).

 

De día nos tenían parados en filas afuera, horas y horas, recibiendo palos de los guardianes que pasaban por ahí, sin motivo ninguno. Yo  recibí varios en la cabeza con cachiporras de goma dura y de madera.

De comer nos daban una vez por día, una comida- si es que se puede llamarlo comida (!)- mayormente eran sopas, que producían diarrea. Comíamos varios juntos de un mismo plato esmaltado, como animales. Para beber no nos dieron casi nada, y le puedo manifestar, que tener sed es más horrible que hambre. A veces pasaban de noche por las barracas baldes con agua, y solo nos mojábamos los labios, para mas no daba!

 

Durante las noches muchas veces sentíamos gritos de presos que eran castigados afuera, a veces después de un tiempo los gritos eran cada vez menos intensos, porque seguramente estaban muriéndose. Los cuatro días que estuvimos mi papa y yo ahí, estuvimos siempre de día parados en grupos de cientos de presos judíos, afuera a la intemperie, donde hacía ya mucho frío, y los que no aguantaban estar parados tanto tiempo, como hombres muy mayores y/o enfermos, recibían de los guardianes palos hasta que se levantaban...

 

La salvación a Uruguay

“Mi mamá tenía un hermano aquí en Montevideo, que había salido dos años antes que nosotros, y la hija de un vecino de ellos trabajaba en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Por su  intermedio nos consiguieron la visa. Un dia, haciendo trámites en el Consulado Uruguayo en Hamburgo, el cónsul le dijo a mi mamá: “¿No tiene algún familiar y/o amigos que quieren ir con Uds. al Uruguay? Les doy todas las visas que quieran”.   Eso lo comentamos con unos primos de mi papá, que vivian en Hannover y nos visitaban a menudo, que no pensaron mucho y aceptaron venir con nostros,  junto con un sobrino que llevaron.

Cuando nos detuvieron a  mi papá y a mi, mamá se fue enseguida al Consulado Uruguayo de Hamburgo, para hablar con el Cónsul  sobre  lo que había pasado, y él envió de inmediato un telegrama a la Gestapo, diciendo  que si no nos dejan libres de inmediato, perderíamos el barco, aunque no era realmente así y caducaría nuestra visa a  Uruguay. Gracias a eso nos  dejaron libres el 15 de Noviembre, a mi papá, a mí y a su primo, que iba a viajar con nosotros.

No me voy a olvidar nunca cuando llamaron por altoparlante: "los judíos Kurt y Rolf Magnus que se presenten a la entrada". Yo creía que nos había tocado la hora de morir!  Al salir de Buchenwald, (previa revisación médica  a ver si teníamos alguna herida por malos tratos, motivo por el cual no habríamos podido  salir!). Era de noche, nos advirtieron que no mencionemos ni una sola palabra sobre lo que habíamos pasado ahí, que ellos tenían sus partidarios en todas las partes del mundo, y que no íbamos a contar más el cuento. La verdad es que nacimos de nuevo”.

Y en Uruguay construyó su vida junto a Doris, ya lamentablemente fallecida en el 2016
Y en Uruguay construyó su vida junto a Doris, ya lamentablemente fallecida en el 2016
Aquí con Doris y su hijo Claudio hace varios años
Aquí con Doris y su hijo Claudio hace varios años
Cuando cumplió 94, con su hija Evelyn
Cuando cumplió 94, con su hija Evelyn

 

Hasta los 120, con salud, escribimos la vez pasada. No llegó. Pero alcanzó 99 plenos de energía y rodeado de amor.

Bendita sea su  memoria.

Ana Jerozolimski
(23 Diciembre 2021 , 10:36)

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