Mundo Judío

MiSinai

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No. 137
Mishpatim
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Horario de velas de Shabat en Montevideo, viernes 28/01  19.36
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SIN INVERSIÓN NO HAY GANANCIA

Por Yossy Goldman

En una época los judíos que hablaban Idish acuñaron la palabra luftmentsh para describir a ese soñador incurable que siempre está construyendo castillos en el aire. Luft significa aire y alguien que vive en el aire con fantasías califica para esta dudosa distinción. “Si me sale este negocio, ¡estoy hecho de por vida!”, “Cuando gane la lotería...”, etc., etc. Ya gastó el dinero antes de haber comprado el billete. Siempre está anticipando el gran salto y luego, al final, explicando porque no sucedió. Esa es la historia de nuestro luftmentsh.

Hay una línea en el comienzo de la parashá de esta semana con respecto al esclavo judío que resume este fenómeno. Im begapo iavo, begapo ietzei, "Si vino solo, se va solo". Hablando simplemente esto nos dice que si entró en su período de servicio sin estar casado, debe salir sin estar casado y su amo no puede explotarlo haciendo que tenga hijos que nazcan en la servidumbre. Pero esta frase de la Torá se ha vuelto una forma tradicional de expresar una de las verdades más básicas de la vida: sin inversión no hay ganancia. Sin esfuerzo, no hay recompensa. Sin riesgo, no hay frutos.

Tanto sea en los negocios, la relaciones, la interacción social de comunidades y naciones, o al educar a nuestros hijos, el principio se mantiene. “El único lugar donde el éxito está antes que el trabajo es en el diccionario”. O, en palabras del salmista, “Aquellos que siembran con lágrimas, cosecharán con cánticos de alegría.”

Se cuenta la vieja historia de Shmerel, un hombre pobre que una vez pasó por la casa del hombre más rico del shtetl. Había un aroma que salía del comedor donde el rico disfrutaba de su plato favorito, blintzes de queso. Shmerel inhaló el aroma y lo superó la tentación. Tenía que probar esos blintzes. Tan pronto como llegó a su casa, le pidió a su buena esposa, Jasha, que le hiciera unos de esos blintzes. Jasha dijo “Me encantaría hacerte blintzes, Shmerel, pero no tengo queso.” “Nu, mi querida, hazlos sin queso.” “Pero tampoco tengo huevos.” “Jasha”, dijo Shmerel, “eres una mujer de gran ingenio. Estoy seguro que podrás hacerlo.” Así que Jasha se pudo a hacer lo mejor que pudo dadas las circunstancias. Una vez terminado su trabajo, puso el plato de blintzes frente a su querido esposo. Shmerel prueba un bocado, tuerce su nariz y dice: “Sabes Jasha, por mi vida, no puedo entender que le ven esos ricos a los blintzes.”

Obviamente, no se pueden hacer buenos blintzes sin los ingredientes correctos. Así también es claro, que no podemos tener najes (satisfacción) de nuestros hijos sin poner los ingredientes necesarios de una buena educación judía, una crianza sólida en la casa, tiempo familiar de calidad, y por encima de todo, dando el buen ejemplo.

Demasiados padres asumen que las najes son un derecho democrático, casi una certeza genética. Si los padres son buenos, gente exitosa y judíos comprometidos, seguramente sus hijos saldrán igual. Pero no hay garantías. Especialmente en la muy compleja, confusa y problemática sociedad de hoy en día.

Cien años atrás Rabi Sholom Ber de Lubavitch dijo, “Así como es un mandamiento bíblico ponerse tefilín todos los días, así también es obligatorio pensar media hora todos los días sobre nuestros hijos y hacer todo lo que sea posible para asegurar que sigan el camino en el que están siendo guiados.”

Asi que no sea un luftmentsh. Esfuércese, y con la ayuda de D-os, verá los resultados. Tanto sea en nuestro trabajo o nuestros hijos, que disfrutemos de los frutos de nuestro trabajo.

AYUDAR AL CUERPO, AYUDAR AL ALMA

"Cuando veas al burro de tu enemigo agacharse bajo su peso ... debes ayudarlo." (Shemot 23:5)

D-os nos dio la Torá y sus mandamientos tanto para el beneficio de nuestros cuerpos como de nuestras almas. Sin embargo, dado que nuestro cuerpo (nuestra bestia de carga o “burro”) busca naturalmente su propio confort, es muy propenso a considerar el estudio de la Torá de D-os y el cumplimiento de Sus mandamientos como una carga. Se puede rebelar (“agacharse”), posicionándose como el “enemigo” del alma. Por lo tanto, dado que para muchos de nosotros, nuestra voz del cuerpo es más fuerte que la de nuestra alma, somos propensos a ver inicialmente a la Torá como una carga opresiva.

Esto sólo significa que aún no hemos integrado la Torá a nuestras vidas. Rabí Israel Baal Shem Tov, el fundador del Jasidismo, enseñó que no debemos despreciar al cuerpo debido a su actitud natural. Más bien, debemos trabajar con él, fortaleciendo su salud mientras lo “educamos” para que se dé cuenta que los dictados de la Torá son para su mejor interés. Una vez que nos demos cuenta que la Torá de D-os y Sus mandamientos son nuestra verdadera fuente de vida, nuestros cuerpos los verán como un regalo, uniéndose a nuestras almas en forma entusiasta para su cumplimiento.

Hitvaaduiot 5710, págs. 111-112.

Éxodo (Shemot) 21:1 – 24:18

Luego de dar la Torá al pueblo judío, D-os le dijo a Moisés que ascienda nuevamente al Monte Sinaí - esta vez por 40 días - para enseñarle los detalles de las leyes de la Torá. La sexta sección del Libro de Éxodo es principalmente una selección de leyes (Mishpatim en Hebreo) que D-os le enseñó a Moisés mientras estaba en el Monte Sinaí.

 

EL OTRO LADO DEL SIDUR

Por Yerachmiel Tilles

Simon Wiesenthal, el famoso cazador de Nazis, una vez dio una conferencia en el Congreso de Rabinos europeos en Bratislava, Eslovaquia. Los rabinos entregaron a Wiesenthal, de 91 años, un premio y el Sr. Wiesenthal, visiblemente conmovido, les contó la siguiente historia:

Sucedió en Mauthausen, poco después de la liberación. El campamento recibió la visita del Rabino Eliezer Silver, Director de Agudat HaRabanim (Unión de Rabinos Ortodoxos de América del Norte), que llegaba con la misión de ofrecer ayuda y confortar a los sobrevivientes. Rabí Silver también organizó un servicio especial, e invitó Wiesenthal a unirse a los otros sobrevivientes en la Plegaria. Simón Wiesenthal rechazó la invitación, y le explicó por qué.

“En el campamento”, Weisenthal dijo al Rabino Silver, “había un hombre religioso que de algún modo se las arregló para pasar de contrabando un Sidur (Libro de Rezos). Al principio, admiré terriblemente al hombre por su valor, ya que había arriesgado su vida para traer el Sidur al campo. Pero al otro día comprendí, para mi horror, que este hombre ‘alquilaba’ este Sidur a la gente a cambio de comida. Estos judíos le entregaban su último pedazo de pan, para poder tener durante unos minutos el Libro de Rezos. Este hombre, que estaba muy delgado y enflaquecido cuando empezó con todo este tema, llegó a comer tanto de pronto, que murió antes que todos los demás pues su sistema digestivo no pudo adaptarse.”

Simón Wiesenthal continuó: “Si así es cómo los judíos religiosos se comportan, no tengo nada que hacer con un Libro de Plegaria.”

Cuando Wiesenthal se volvió para alejarse, Rabí Silver lo tocó suavemente en el hombro y le dijo en idish:

“Du dumer (hombre tonto). ¿Por qué miras al judío que utilizaba su Sidur para sacar la comida de las bocas de gente hambrienta? ¿Por qué no miras a los muchos judíos que dieron su último pedazo de pan para poder usar un Sidur? Eso es fe. Ése es el verdadero poder del Sidur”, y luego el Rabino Silver lo abrazó.

”Al otro día concurrí a los servicios”, dijo Wiesenthal.

¿QUÉ SIGNIFICA REALMENTE “OJO POR OJO”?

Por Yehuda Shurpin

La frase “ojo por ojo” se encuentra en varios lugares en la Biblia (Éxodo 21:24; Levítico 24:20; Deuteronomio 19:21). ¿Esto significa que le sacamos el ojo a quien le sacó el ojo a otro? Contrario a lo que algunos quisieran sostener, la frase nunca se entendió o aplicó en su sentido literal. Sino que, de acuerdo a la Torá Oral, aquí se ordena una compensación monetaria a la parte dañada.

El Talmud y los comentaristas bíblicos demuestran que estos versículos no deben leerse en forma literal. Por ejemplo, qué pasa si el perpetrador mismo es ciego, ¿cómo debemos cumplir el mandato de “ojo por ojo”? ¿Qué pasa si una de las partes veía con un solo ojo antes del incidente? ¿O si el ojo de la víctima se dañó a un tercio de su visión anterior, pero todavía puede ver algo?

También podemos deducir el significado de los versículos del contexto. Como dice Maimónides:

“¿Cómo sabemos que la intención del dictamen de la Torá con respecto a la pérdida de un miembro, “ojo por ojo”, es la restitución financiera? El mismo versículo continúa “golpe por golpe”. Y con respecto a la pena por dar un golpe está establecido explícitamente: “cuando un hombre golpee a su prójimo con una piedra o con el puño... debe pagar por el tiempo perdido y sus gastos médicos.” (Éxodo 21:18-19). Por lo tanto aprendemos que la palabra tajat (“por”) mencionada con respecto al golpe indica la necesidad de una restitución financiera, y así uno puede concluir que el significado de la misma palabra con respecto a un ojo u otro miembro es también una restitución financiera.” (Mishné Torá, Jovel Umazik 1:5)

Además, con respecto a un caso cuando uno mata a otro, la Torá se encarga de decirnos que uno no puede dar restitución por una vida tomada, implicando que en otros casos sí damos una compensación monetaria.

Pero incluso sin esas deducciones lógicas, el significado de la frase es conocida a nosotros por tradición. Como concluye Maimónides:

“A pesar de que estas interpretaciones son obvias del estudio de la Torá Escrita, y están explícitamente mencionadas en la tradición oral transmitida por Moisés del Monte Sinaí, son todas consideradas como leyes de Moises (es decir tradición oral desde el Sinaí). Esto es lo que nuestros ancestros vieron en la corte de Ioshua y en la corte de Samuel en Ramah, y en cada corte judía que ha funcionado desde los días de Moises nuestro maestro hasta la época actual.” (Mishné Torá, Jovel Umazik 1:6)

“Ojo por ojo” puede ser una expresión idiomática, pero la Torá siempre usa un lenguaje preciso, entonces ¿por qué usa esta frase en particular? Hay una intención implícita aquí: El perpetrador merece ser dañado o perder un miembro igual que la víctima, pero D-os es compasivo, por lo que el perpetrador hace en su lugar una restitución financiera a la víctima. Es por lo tanto importante tener en mente que, como en todas las transgresiones interpersonales, solo dar una compensación financiera no debe ser visto como una reparación por lo que fue hecho, lo cual no puede ser nunca corregido. Lo mejor que podemos hacer es ofrecer una compensación monetaria y pedir perdón a la víctima.

Así pues, la Torá Escrita y Oral van de la mano.

 

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Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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