¿Qué sería participar de una guerra con tan solo una hoja, palabras, frases y opiniones cómodamente sentados desde una oficina o desde casa?
Sí, muchos dirán que es muy cómodo, pero yo diría que es tan angustiante como desde el frente de batalla o en ese recinto adonde están cayendo las bombas a tu alrededor.
Tengo a mi lado otra computadora adonde en este momento la imagen reproduce en vivo y en directo la transmisión de lo que está pasando en Ucrania precisamente en Kiev. Es aberrante lo que veo además de la impotencia que siento, el cargo de conciencia, aunque me digo a cada momento de que esto que no es mi culpa.
Quisiera cambiar de canal, pero todo ese conjunto de “cosas” que acabo de mencionar no me lo permiten. Entonces decido comprometerme o quizás deba decir entrometerme en una guerra que como dije antes no es la mía, para así ayudar a terminarla. ¿Pero cómo?
Esta sería la pregunta del millón la que voy a tratar de contestar, aunque para esto necesito hacer una pausa y concentrarme en lo que la otra pantalla me informa con imágenes desde el vivo.Ahora mismo estoy viendo un documental de DW que transmite en directo desde el aeropuerto de la India.
Allí se están esperando aviones de hijos, hermanos, parientes, amigos que vuelven de Ucrania.
India parece que por ahora se mantuvo neutral en este conflicto cosa que por su fisonomía los hindúes que allí trabajaban y/o residían están siendo discriminados sufriendo maltrato por los guardias ucranianos de la frontera.
Yo frecuento Seattle centro de la compañía más importante de informática, Microsoft. Allí en el barrio de Redmond es muy frecuente ver hindúes yendo y viniendo de su trabajo, haciendo deporte, caminando con su familia paseando por los parques. También se les ve acompañados por sus padres o hermanos que vienen constantemente de visita y disfrutan de verlos progresar ganándose el sustento en lo que les gusta y para lo que son “algo genios” en esta materia compleja como es la informática. Esta gente, como tantos emigrantes de distintas partes del mundo llegan a los EE. UU. desde sus países para intercambiar conocimientos o en busca de nuevos horizontes.
¿Qué pasaría si algo así como en Ucrania pasara tanto en EE. UU. como en cualquier otro sitio?
¿Estamos volviendo a la edad de piedra en que cada uno estaba enjaulado en un perímetro del que no podía salir y/o peor aún, al que no debía dejar entrar a nadie que no sea de allí por miedo a “la invasión?
Siempre pongo como ejemplo a John Lennon cantando esa maravilla que es “Imagine” adonde habla del sueño al que nos obliga a la hermosa sensación de eses mundo sin fronteras bajo el mismo cielo “viviendo siempre en paz” Él, John Lennon nos decía “pensarás que soy un soñador a la vez aclarando de que no era el único”
¿Será que el señor Putin no escuchó nunca este mensaje, este himno a la paz?
¿Cuánta gente inocente debe morir en el nombre de unas líneas divisorias o fronteras y quién nombró dueños a los mandatarios de cualquier país a delimitarlas?
Sigo tratando de pensar en colaborar para que “esto” termine y no se me ocurre otra cosa que seguir escribiendo esta vez con las otras pantallas apagadas para ocultar de mí mismo esta impotencia, aunque dejo una sola encendida y sueño con los ojos abiertos mirando el video de “Imagen”