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A 28 años del genocidio de Ruanda

Fuente: CCIU

Por Rafael Winter (Rufo)

Un 7 de abril de 1994 comenzó la masacre. Mañana se recordarán 28 años del comienzo del genocidio. El detonante – una vez más, “detonante” que sirve de pretexto- la muerte del presidente de Ruanda en un misterioso accidente de avión, abatido sobre la capital un día anterior. Y nuevamente comienza el horror en toda su dimensión.

“De entrada, tuvo una dimensión masiva y total… de la comunidad tutsi atacada,1.250.000 personas antes de 1994, no quedaron más de 200.000-300.000 tras las masacres, es decir, el porcentaje de desaparición fue del 80 por ciento. En segundo lugar, se caracterizó por la rapidez de su ejecución: tres meses…y las tres cuartas partes de las víctimas murieron en las seis primeras semanas.

Presentó también una especial crueldad en los métodos de asesinato…la violación sistemática y a gran escala de 250.000 mujeres tutsis fue sin duda una de las principales y terribles “contribuciones” del caso ruandés al crimen de genocidio…”(El siglo de los Genocidios: Bernard Bruneteau)

Un 7 de abril de 1994 comenzó la masacre.

Mañana se recordarán 28 años del comienzo del genocidio.

El detonante – una vez más, “detonante” que sirve de pretexto- la muerte del presidente de Ruanda en un misterioso accidente de avión, abatido sobre la capital un día anterior.

Y nuevamente comienza el horror en toda su dimensión.

Hutus y Tutsis, de los cuales previamente jamás había escuchado hablar.

La etnia Hutu ataca a la etnia Tutsi  con el objetivo de aniquilarla.

Incluso Hutus moderados fueron atacados por los Hutus más radicales y extremistas.

Casi las tres cuartas partes de la población tutsi fue exterminada sin piedad.¿Qué pasó?

O más bien ¿cómo pudo pasar?

El genocidio no ocurrió de un día para otro. Las causas se remontan en el tiempo.

En sus orígenes: la desastrosa política colonialista del país (Bélgica) que en su momento había conquistado en el siglo anterior Ruanda; la conflictiva relación social entre las etnias hutus y tutsis, que se fue deteriorando más y más hasta llegar a la gota que desbordó el vaso.

Y una vez que el genocidio comenzó, fue notoria la impotencia, la pasividad de las grandes potencias  (entre ellas Francia, que había “tutelado” Ruanda ya desde años anteriores) y de los organismos internacionales para detenerlo.

En apenas tres meses y poco fueron eliminadas más de 800.000 personas.

Con todas las secuelas y consecuencias imaginables e inimaginables.

Terrible tragedia ocurrida en el continente africano.

Y no podemos ser ajenos o insensibles.

En nuestro caso, no podemos ser ajenos, precisamente por haber vivido un genocidio -Holocausto- que nos marcó para siempre.

Pero nadie debe estar ajeno. Nadie.

Lo mínimo que podemos hacer es conocer sobre la tragedia y ser sensibles a ella.

Si: fue en pleno siglo XX. (en el XXI no se detuvieron los genocidios: Darfour…)

Siglo XX: Genocidio Armenio; Shoah; Genocidio en Camboya; en los Balcanes.

Genocidio en Ruanda…y más…

Fueron algo más de tres meses. Cien días.

Cien días de horror.

Las formas del exterminio fueron horribles. Inenarrables…

Algunos de los asesinos han sido capturados y juzgados.

Otros, andan aun tranquilamente dando vueltas por el mundo…

28 años después, difícil que esta herida cicatrice.

Por más que Ruanda en muchos aspectos se rehízo, haya cambiado y hoy sea otro país.

Siempre decimos luego de cada tragedia: “el mundo no puede permitir nunca más algo semejante”.

“Recordar para que no pase de nuevo”. “Nunca más”!

¿Y?

Hoy, ante nuestros ojos, actos de genocidio en Ucrania…

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