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Con Sandra Veinstein, nueva Directora del Museo de la Shoá de Uruguay

Es imposible pensar en el Centro Recordatorio del Holocausto de Montevideo  y en su pequeño gran Museo de la Shoá, sin tener presente el rol protagónico de Sandra Veinstein, esta educadora que combina suavidad  con firmeza. Sandra tiene mucho que enseñar,por lo que ha dedicado a su propia formación y porque es lo que se conoce como “segunda generación”, dado que su padre Samuel (z”l) fue sobreviviente de la Shoá.

Sandra y su papá Samuel, de bendita memoria

 

Al asumir como nueva Directora del Museo, no podíamos dejar de solicitarle esta entrevista.

 

A modo de presentación

Sandra hizo casi todos sus estudios en el Instituto Yavne (salvo los dos primeros años de escuela, en la Colombia de Villa Muñoz)  y terminó allí el bachillerato.  Estudió en el IPA el profesorado de Historia y es ganenet, maestra jardinera  y maestra de hebreo de nivel Inicial. Trabaja hace más de  30 años en el Instituto Yavne, hoy a cargo de la biblioteca escolar, realizando actividades para niños desde Infantil 4 hasta 6.º de Primaria. 

Su formación en la temática de la Shoá comenzó hace ya varios años, intentando partiicpar en cada curso de formación sobre el Holocausto sobre el que se enteraba. Participó en varios seminarios, pero siente que el que la marcó profundamente y significó un cambio en su vida, fue la beca para asistir  al Seminario Internacional “Memoria de la Shoá- Desafíos Educativos “en Yad Vashem, Jerusalem. 

“Luego llegaron más posibilidades de capacitación y disertaciones que cambiaron mi vida para siempre”, cuenta Sandra. Y da como ejemplos la  9ª. Conferencia Internacional sobre Educación del Holocausto “A través de nuestros propios ojos- Reflexionando sobre el Holocausto de generación en generación”,  también en Yad Vashem.

 

Luego comenzó a  dar Seminarios en la Universidad ORT Uruguay y disertaciones a las docentes y alumnos del Instituto Yavne sobre Shoá.  

En el 2015 ya hace 7 años comenzó a ser guía del Museo de la Shoá de Uruguay.

 En el 2016 participó del Programa Morei Morim Lehoraat haShoá, o sea Maestros de Maestros para la Enseñanza de la Shoá.

 

Dio clases en el Yavne sobre el tema de Resistencia en la Shoá. Diserta ante los jóvenes del programa “Taglit” y del programa de Madrijim (líderes de los movimientos juveniles)  y en diferentes marcos comunitarios.

Del 2016 a la fecha participó activamente de todas las actividades del Centro Recordatorio del Holocausto de Uruguay, charlas, organización de eventos, coordinación de visitas al Museo, crear materiales varios para las redes sociales de la institución y todo lo que sea necesario. “Lo he hecho estos 7 años con mucho anor y es increíble lo que todo esto ha significado en mi vida”, resume.

 

P: Sandra, ante todo, te felicito por el nuevo cargo, formalización por cierto de algo en lo que has ido avanzando continuamente en los últimos años. ¿Qué te ha empujado todo este tiempo?

R: En primer lugar, Ana, te quiero agradecer este espacio para contar cómo mi vida se transformó y cambió para siempre. Mi trabajo en el CRH comenzó cuando volví del Seminario de Yad Vashem.  Al regresar al Uruguay me comuniqué con Rita Vinocur y le informé mi interés en contribuir en lo que fuera necesario para la institución. Posteriormente, Rita convoca a todos los graduados para colaborar en el sellado de los libros de la biblioteca que pronto se inauguraría. Fue esa mi primera tarea en la institución. Luego llegó la inauguración de la Biblioteca de Shoá “Simón Wiesenthal” y conocí a un equipo de trabajo increíble, todos con pasión y entrega al cual me integré muy rápidamente. Debo decir que Rita me impulsó especialmente, me dio el espacio, confió en mí y comencé a transitar un camino que hoy me lleva a ser la directora del Museo. 

Sandra Veinstein y Rita Vinocur, nueva Presidenta del Centro Recordatorio del Holocausto

 

P: Me atrevo a suponer que tuvo mucho que ver en este empuje el hecho que tu papá Samuel (z”l) era sobreviviente de la Shoá.

R: Ser hija de un sobreviviente de la Shoá, te coloca en un lugar especial donde la temática te atraviesa, es parte de tu propia historia. Ese fue el principio de mi impulso, pero luego llegarían otros. Comencé a conocer la historia de la institución y los sobrevivientes que la conformaron y Rita fue quien con tanta pasión me transmitó sus relatos, los de su madre Ana Benkel de Vinocur, de Alex Soifer, de Pinkus Frank, de Ide Taube y muchos más y sus relatos fueron mi voz en cada visita. Me sentí comprometida con la Memoria, que ya no solo era por ser hija de sobreviviente, sino que era mi propio compromiso como mujer, como madre, como ser humano, buscando dejar una huella significativa en cada persona que visita nuestro querido Museo.

 

P: Muy emocionante y fuerte tu descripción. Sandra, yo no tengo dudas que el museo hace mucho más que aportar información. Creo que aporta a formar mejores ciudadanos. ¿Cómo presentarías al Museo de la Shoá de Uruguay y su significado para la sociedad?

R: El Museo está abierto a todos los ciudadanos uruguayos y extranjeros que quieran visitarlo. El énfasis  está centrado principalmente en las visitas de escuelas y liceos del ámbito público y privado. Nuestro Museo es un espacio único, donde en cada encuentro se construye la Memoria de la Shoá en Uruguay. Es uruguayo, donde los relatos de los sobrevivientes culminan con la llegada a este país, donde lograron reconstruir sus vidas, formar familias. Ellos se sintieron parte de este país. Mi padre decía que como Uruguay no hay, y que el pueblo lo recibió con sus puertas abiertas, y ellos llegaron buscando una vida de paz, y aquí la encontraron. 

P: Hermoso mensaje. Y muy cierto indudablemente.

R: Así es. También es importante centrar al Museo como un espacio singular para la construcción de una ciudadanía basada en el respeto a los Derechos Humanos. Conocer los hechos históricos y los relatos de los sobrevivientes nos permiten acercarnos a cómo fue posible el asesinato de 6 millones de seres humanos solo por ser judíos. 

 

P: ¿Cómo explicarías qué generan las visitas al Museo a quienes asisten al mismo? ¿Y dirías que hay diferencias notorias entre judíos y no judíos que van? Evidentemente lo menciono por el hecho que sería difícil toparse con un judío que no oyó alguna historia personal de alguien de su propia familia o de amigos sobre la Shoá y sus sobrevivientes.

R: Quienes somos guías del Museo, tenemos un compromiso con la temática, con la Memoria y con los sobrevivientes. Somos hoy sus voces y eso nos coloca en un lugar especial. Cada visita es diferente y cada uno de los guías le dan su impronta, todos con un gran compromiso con la trasmisión de la Shoá. Es para mi especialmente significativo cuando llegan escolares o liceales del interior del país. Los docentes que vienen por algunas horas a Montevideo, eligen visitar nuestro Museo. Esas visitas son increíbles. Los niños o liceales nos escuchan con avidez e interés. Además las visitas de niños son especiales, lo emotivo está presente y respetamos sus edades y presentando una propuesta acorde a las mismas. Cada una de las visitas al Museo deja huellas muy significativas en cada persona y eso lo palpamos cuando al terminar el encuentro recibimos abrazos, besos y palabras que nos emocionan.

 

Una de numerosas visitas significativas: el Centro de Atención Integral especializada en Salud Mental

 

P: Sandra , imagino que habrá muchísimas…¿pero se te ocurre alguna vivencia especial, de esas que no se te borran nunca, que valga la pena compartir con los lectores?

R: En estos años he tenido varios momentos emocionantes en las visitas Este año compartí con Dinorah Polakof una visita especial que nos conmovió profundamente a ambas. Recibimos a una niña de 9 años, Anabella , acompañada por su padre Pablo; nos sorprendió el conocimiento que tenía sobre la temática al igual que su padre. Fue una visita que nos invitó a reflexionar sobre el valor de la educación de la Shoá en edades tempranas y que los niños son capaces de comprender y conocer sobre las vivencias terribles de los sobrevivientes. Recientemente, recibimos al Colegio Lester House, con el cual tengo un vínculo muy especial; hace ya varios años que me convocan para contar las vivencias de mi padre durante la Shoá en su colegio. 

Este año visitaron ellos al Museo y al terminar una de las niñas me entregó una carta: “Gracias por compartir un pedazo de tu corazón y pasión en cada palabra. , Te felicito porque cumpliste tu misión de transmitir el pasado y asegurar un futuro mejor” .

 

P: Imponente, qué reconocimiento emocionante…Sandra ¿dónde está la historia de tu papá en tu trabajo en el Museo?

R: La historia de mi padre está siempre presente en el recorrido del Museo, en algunas ocasiones como parte de la visita, en otras aparece en diferentes momentos donde les comparto expresiones que él como sobreviviente tenía o sobre mi abuelo Moshé que logró salvar a su familia. 

El abuelo Moshé, que luchó para salvar a su familia

 

P: Creo que una de las más hermosas singularidades del Centro Recordatorio del Holocausto de Uruguay es el trabajo conjunto de judíos y no judíos, todos comprometidos con lo que ven como una verdadera misión. ¿Qué te parece esta situación?

R: Es importante y significativo que nuestra institución incluya en su Comisión Directiva personas que no son judías y comparten nuestros objetivos sobre la Memoria de la Shoá. Su trabajo es muy valorado y somos un equipo donde no se siente quién es judío y quién no lo es. Somos todos  solo personas que sentimos un compromiso con nuestra institución. 

En un curso en Israel, con dos compañeros del Centro Recordatorio: el Profesor Andrés Serralta y Dinorah Polakof

 

P: Y en medio de todo este empuje, tu familia sufrió una terrible tragedia al fallecer tu hijo Sebastián Taranto a causa del Covid. ¿Cómo se sigue adelante?

Sandra y su esposo Elías con su hijo menor Sebastiá, de bendita memoria

 

R: Hace solo un año y 4 meses que mi hijo Sebastian perdió su vida a causa del Covid. Este hecho terrible y devastador para nuestra familia me llevó a pensar en mi abuela Basia sobreviviente de la Shoá, la madre de mi padre, esa mujer que vio morir a su madre, que perdió al padre de sus hijos, y después de todo eso, su hijo Yankel, sobreviviente de la Shoá, muere en un río que se lo traga para siempre después de la guerra. La historia la conocía, pero a partir de la muerte de Seba, tomó otra dimensión. Pensé mucho en ella, cómo pudo seguir adelante, llegó con mi padre a Uruguay, él solo tenía 13 años. Ella me dio la fuerza, mi familia también fue y es mi sostén, mi esposo Elías, mi hijo Mauri, mi nuera Aline y mi querida nieta Noa. Mi trabajo en el Museo también me da fuerza para seguir adelante y sentir que debo honrar la Memoria de mi hijo. Por eso cada vez que realizo una actividad, es en recuerdo de ellos, sobrevivientes . Y yo también, te diré, me siento una sobreviviente. 

P: No tengo palabras Sandra. Gracias mil por compartir todo esto. Te deseo que sigas tocando muchos corazones con la combinación de tus sentimientos y tus vastos conocimientos.

R: Muchas gracias Ana.

 

El abuelo Samuel y sus dos nietos Mauricio y Sebastián años atrás
Samuel, el papá de Sandra, con su nieto Sebastián, ambos inolvidables por siempre para Sandra

 

Ana Jerozolimski
(29 Agosto 2022 , 03:48)

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