por Slovie Jungreis-Wolff
Fuente: https://aishlatino.com/
Conéctate con la alegría y la profundidad espiritual de esta increíble festividad judía.
La festividad de Sucot nos conduce a un lugar de alegría, celebrando nuestra recién descubierta conexión con la energía espiritual, con la que entramos en contacto durante las Altas Fiestas.
Aquí hay 5 lecciones de vida sobre las que vale la pena reflexionar mientras estamos sentados entre las paredes de nuestra sucá.
1. Mira hacia arriba
Al estar sentados en la sucá, debemos ser capaces de ver el cielo entre las ramas que forman el techo. Es como si una voz mística nos estuviera llamando y susurrando: "Mira hacia arriba". Debes saber que en la vida pasarás por momentos que serán aterradores. Tus antepasados salieron de Egipto y llegaron al desierto yermo sin saber cómo iban a sobrevivir. No tenían alimentos. No tenían agua. El sol ardía con fuerza. Había serpientes y escorpiones. Pero Dios rodeó a Sus hijos con Nubes de Gloria que les sirvieron como protección y continúan sirviendo como una lección hasta el día de hoy.
La sucá nos recuerda que la fe y la confianza en Dios es la mejor arma para combatir al miedo. Durante los últimos años llegamos a entender cuánto está fuera de nuestro control. El mundo gira rápidamente. Puede parecer difícil mantenerse aferrado a algo firme. Levanta tus ojos y verás la Fuente de la vida. No te derrumbes. La sucá está aquí para que cada uno pueda experimentarlo. Disfruta del refugio de la fe.
2. No necesitamos todas las cosas
La sucá es una vivienda temporaria. Dejamos nuestros hogares y durante 7 días vivimos en la sucá. Todas las comodidades de la casa quedaron adentro. De alguna forma nos sentimos satisfechos, incluso alegres, al celebrar junto a aquellos que amamos. ¿Qué pasó con todas las cosas que pensábamos que necesitábamos para ser felices?
#Sucot nos brinda un momento espiritual para pensar sobre lo que realmente es importante.
Los 7 días representan las 7 décadas de la vida de una persona. ¿Qué es en definitiva lo que es realmente importante? La vida es temporaria. Nadie desea haber acumulado más "cosas", sino que deseamos haber pasado más tiempo con nuestros seres queridos. Lamentamos los momentos perdidos, las palabras no dichas, y las oportunidades de amar que nunca volverán.
Sucot nos libera. Nos brinda un momento espiritual para pensar sobre lo que realmente es importante.
3. Venimos de la grandeza
Cada noche de Sucot podemos decir una bella plegaria para invitar a nuestra sucá a un huésped sagrado. En total hay 7 ushpizin, invitados, que honran nuestra sucá con su presencia: Abraham, Itzjak, Iosef, Moshé, Aharón y David.
Estas 7 personalidades transformaron un mundo moralmente desolado en un lugar de bondad, compasión y conciencia de Dios.
Cada uno de nosotros tiene la capacidad de aprovechar las bendiciones de aquellos que nos precedieron. Cada una de sus luchas y desafíos se convierten en un trampolín para nuestra travesía personal en la vida.
Cuando comprendemos la grandeza de la que descendemos, tenemos fuerzas para levantarnos y seguir caminando. También nosotros podemos traer luz a un mundo de oscuridad. Sólo debemos abrir en nuestras vidas las puertas e invitar a la grandeza.
4. Descubre el don de la humildad
No se puede usar una sucá de más de 20 amot de altura (alrededor de unos tres pisos). La lección es profunda. Si hay una cualidad de carácter que aleja a Dios de nuestra vida, esa es la arrogancia. Cuando estás repleto de ti mismo, no hay lugar para nadie más, ni siquiera para Dios.
Si quieres que tu vida esté repleta de amor y significado, descubre el don de la humildad. Aprende cómo poner a los demás en primer lugar. No vivas una vida de "selfie", donde la lente sólo se dirige a ti mismo. Siente el dolor de los demás. Cada día, pregúntate a ti mismo: ¿de qué manera este mundo es mejor porque yo existo? Haz espacio para los demás. Aprende a dar.
Una vez, cuando uno de mis hijos lloraba, mi padre de 1,88 metro de altura se agachó para escucharlo. Levantó a mi pequeño hijo sobre sus hombros y dijo: "Nadie debe estar demasiado alto como para no escuchar el llanto de un niño".
Todos somos ese niño. Y nadie puede llegar a sentirse tan elevado como para no escuchar el llanto de otra persona.
5. Siente el abrazo de Dios
Una sucá tiene que tener por lo menos dos paredes completas más una tercera pared que puede tener aunque sea un palmo.
La imagen que se forma es la de un abrazo. La sucá es la forma en que Dios nos abraza. Cada persona es valiosa. Cuando le das a alguien un abrazo, envuelves su espalda con tu brazo y lo acercas. No le ves la cara. De la misma forma somos abrazados. No importa cómo pensemos que nos vemos espiritualmente, ni los errores que cometimos y que creamos que pueden crear obstáculos cuando tratamos de conectar nuestras almas.
Entra a la sucá y recuerda que eres amado. Cada persona que desea acercarse es abrazada. Incondicionalmente.
La sucá nos habla. Sólo necesitamos abrir nuestro corazón para escuchar su susurro.