Con profundo pesar y gran estupor recibimos el martes la muy triste noticia del fallecimiento de Mauricio Lieberman. Más allá del vínculo casi familiar que tuvimos durante muchos años, por varias vertientes que confluyeron durante largo tiempo en una relación muy cercana, lo primero que pensamos es que resulta imposible asociar a Mauricio, de bendita memoria, con la muerte.
No sólo por haberse ido tan prematuramente a los 65 años, sino porque era un enamorado de la vida, de la gente que formaba su mundo. Ante todo, claro está, su familia. Su esposa Ariela Bloch, sus hijos Maia y Tomer, sus nietos Dan, Yonatan y Guili, y muchos más seres queridos. Su hermana Marta, tras haber perdido recientemente a su hermana Estela, sus numerosos sobrinos, primos…y por supuesto, su enorme cantidad de amigos.
Amigos de sus años en el movimiento juvenil Hanoar Hatzioní, donde también fue madrij (líder, guía), muy querido por sus janijim, los niños y jovencitos cuyo grupo encabezaba, y también los amigos que fue juntando a lo largo de los años desde que llegó a Israel. Muchos de ellos, a través de la intensa actividad de Mauricio como nervio motor de la página de Facebook “Uruguayos en Israel”. Infaltable en los tradicionales “Encuentros de Amigos Uruguayos” en el parque Mekorot Hayarkon. El próximo, programado para el sábado 22 de octubre, tendrá sin duda en el centro del evento el recuerdo de Mauricio, que siempre aparecía con su infaltable Celeste o con alguna remera con el pabellón nacional.
También sus ex compañeros de estudio en la UdelaR de sus cursos en la carrera de odontología que terminó exitosamente hace muchos años y a la que se dedicaba en Israel. Seguía manteniendo a la distancia esos vínculos , a los que daba mucha importancia.
Mauricio daba siempre la sensación de tener tiempo para todos, de saber plenamente disfrutar los encuentros con su gente querida, porque para eso se vive.
Una característica clarísima que no podemos omitir, era su profundo amor por Uruguay. “Yo no elegí nacer en Uruguay, simplemente tuve suerte”, gustaba de decir, proclamando esa frase que no sabemos quién acuñó, pero que Mauricio sin duda llevaba muy fuerte en su corazón.
Era por un lado un israelí siempre uruguayo, pendiente de todo lo que ocurre en el paisito, como solía decir, y más que nada destacando siempre todos los valores y principios éticos que había recibido y aprendido en Uruguay. A sus nietos enseñó hace ya tiempo sobre la gloria del fútbol uruguayo.
Y por otro lado, daba gran importancia al esclarecimiento sobre la verdad de Israel a sus amigos no judíos, con los que compartía impresiones y comentarios sobre el Estado judío. Adentro, podía despotricar y criticar sobre lo que le molestaba. Pero era consciente de la importancia que afuera se sepa la verdad sobre Israel.
Mauricio deja un gran vacío, no sólo en su familia. Deja un vacío en la colonia uruguaya en Israel. No hace falta ostentar ningún cargo oficial ni formal de nada para hacerse sentir. Y Mauricio era nervio motor de la difusión sobre Uruguay en Israel, a través de su dinámica participación en Facebook.
Vayan a través de estas líneas nuestras condolencias de lo más profundo de nuestro corazón a toda su familia.
Y que descanse en paz.
Bendita sea su memoria.