Mundo Judío

MiSinai

Arca, Dulce Arca - Pausa y Regeneración - El Saludo de Shabat que me Cambió la Vida - Minjá (La Plegaria de la Tarde)

 

No. 176

Noaj
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Horario de velas en Montevideo, Viernes  28/10 18.53 hs.

Demás localidades ver en  www.jabad.org.uy

ARCA, DULCE ARCA

Por Naftali Silberberg

Un aspecto remarcable pero muchas veces olvidado de la historia del Diluvio son las condiciones de vida dentro del Arca y los extraños compañeros que esto creó. Durante un año entero esta pequeña nave albergó al menos dos especímenes de cada criatura viviente. Esto significa que animales que en su hábitat natural son depredadores vivieron en cercas con sus presas naturales pero ninguna criatura fue dañada. La cooperación y la armonía entre todos los habitantes del Arca fue fundamental para su supervivencia.

Nuestros sabios explican que el Arca estaba permeada por un espíritu Mesiánico que produjo una atmósfera milagrosamente armónica. “Y el lobo morará con el cordero ... y el león comerá paja como el buey.” (Isaías 11:6-7). El “nuevo orden mundial” Mesiánico descripto en los libros de los profetas se materializó temporalmente en los confines de la pequeña Arca.

Como estamos todavía frescos en el ciclo de la lectura anual de la Torá, es un momento apropiado para enfatizar que la Torá no es un libro de historia. Muchos eventos globales claves, como muchos detalles aparentemente importantes de las vidas de nuestros patriarcas y ancestros, están curiosamente ausentes de la narrativa de la Torá, mientras que sucesos aparentemente triviales son muchas veces discutidos extensivamente. Esto es porque la Torá sólo relata aquellas partes de la historia que transmiten mensajes eternos, lecciones morales vitales que son relevantes en el siglo 21 como lo fueron en el día en que los eventos se desarrollaron. Es nuestro deber reflexionar en las historias registradas en la Torá y aplicar sus mensajes a nuestras vidas personales.

¿Qué lección podemos extraer del aura Mesiánica que permeaba el Arca durante los oscuros días del Diluvio?

A pesar de que las lluvias torrenciales del Diluvio cesaron más de 4000 años atrás, en un sentido espiritual y emocional, muchos, sino todos nosotros nos levantamos cada día para enfrentar un “diluvio” de preocupaciones, situaciones difíciles y responsabilidades. Estas metafóricas “aguas furiosas” amenazan con ahogarnos emocional, financiera y quizás lo más importante, espiritualmente.

Muchos piensan que si se quedan quietos durante el tiempo suficiente los cielos se abrirán y la tormenta pasará. Pensamientos fantasiosos ... En lugar de eso la Torá nos da la mejor solución: Suficiente con “hacer la plancha”; ¡entra al Arca!.

La Era Mesiánica se caracteriza como una era cuando “todas la delicias físicas serán abundantes, y valuadas como el polvo de la tierra” porque “el conocimiento de D-os será la ocupación de todo el mundo”. Todos somos capaces de transformar nuestros hogares en Arcas en miniatura, microcosmos Mesiánicos, capullos resguardados donde podemos escapar de la tormenta junto con nuestras familias. ¿Cómo?. Ajustando nuestra perspectiva y adoptando una “mentalidad mesiánica”, un estado mental que prioriza la Torá, las mitzvot, la plegaria y la búsqueda de espiritualidad. Cuando nuestras prioridades están en orden, todas las tormentas del mundo no pueden desconcertarnos, y la tranquilidad interior prevalece.

Está transformación comienza con un cambio de prioridad mental; se expresa prácticamente por la constante adición de otra mitzvá, otra clase de Torá, y otra sección de las plegarias recitadas con la concentración apropiada.

“Pues, he aquí que las tinieblas cubrirán la tierra y habrá una densa oscuridad sobre los pueblos pero sobre ti se levantará el Eterno y Su gloria será vista sobre ti.” (Isaías 60:2)

PAUSA Y REGENERACIÓN

"D-os le dijo a Noé: 'Entra al arca.'" (Bereshit 7:1)

Metafóricamente hablando nuestras “arcas” personales son nuestros períodos de estudio de Torá y plegaria. Así como Noé y su familia fueron protegidos por el arca del diluvio que arrasaba afuera, nosotros podemos “entrar” a los mundos de estudio de Torá y plegaria para ser protegidos del “diluvio” de preocupaciones mundanas que amenazan inundarnos.

Es particularmente provechoso sumergirnos en la plegaria como primer cosa que hacemos en la mañana. Cuando enfrentamos el mundo de nuevo cada mañana, él y todo lo que está en él, puede parecer que existe de una manera autosuficiente, como si no tuviera necesidad de D-os. Las plegarias de la mañana nos ayudan a reconocer que el mundo no podría existir por sí mismo, y que su propósito es que sea convertido en el hogar para D-os.

Comenzar nuestro día de esta forma nos ayuda a evitar conscientemente actividades que no fomentan este objetivo, teniendo cuidado en su lugar en usar cada momento como una oportunidad para llevarlo a cabo. Así preparados, nos podemos ocupar de asuntos mundanos sin temor a que se conviertan en “aguas arrasantes” que nos abrumen con ansiedad, estrés y distracciones.

Likutei Sijot, vol. 1, págs. 6-8.

Génesis (Bereshit) 6:9 – 11:32

La segunda sección del libro de Génesis se llama como su protagonista Noé (Nóaj en Hebreo), y comienza con la historia del gran Diluvio que limpió al mundo de la depravación y degeneración en la cual había caído la humanidad desde la creación del mundo. Esto es seguido por el relato de cómo el mundo fue dividido entre los hijos de Noé, la dispersión de la humanidad causada por el incidente de la Torre de Babel, y el preludio del relato de las próximas secciones del siguiente gran héroe de la humanidad, Abraham.

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EL SALUDO DE SHABAT QUE ME CAMBIÓ LA VIDA

Por Alyssa Rachel Gross

Era un día de verano como cualquier otro en Midwood, Brooklyn. Andaba caminando, aquél día caluroso, cuando vi a unos niños con kipot corriendo hacia el cordón de la vereda mientras perseguían una pelota que se dirigía a la calle. Siendo la buena vecina que soy, crucé y recogí la pelota, para arrojarla a los niños con una sonrisa, y los felicité por no bajar a la calle por su cuenta. Fue cuando comencé a alejarme caminando que un joven me deseó un "feliz shabat". Estaba impactada.

Miré a mi alrededor para ver si había más judíos cerca. ¿A quién le hablaba? Quizá le hablaba a una mujer que estaba más adelante, pensé, pero estaba tan lejos que no habría podido escucharnos. De cualquier manera, desestimé el asunto, dándole el carácter de una curiosa coincidencia.

Unas semanas más tarde, estaba caminando cerca de mi departamento cuando vi a una pareja con aspecto de pertenecer a Jabad. No me sorprendí demasiado, dado que hay un centro de Jabad a unos metros de mi edificio. Cuando nos cruzamos caminando, la mujer, con su pañuelo en la cabeza y su atuendo elegante de shabat, sonrió, me miró a los ojos y me deseó un "buen shabat". Sonreí, y apenas pude devolverle el saludo. ¿Acaso estaban todos jugándome una broma?

De nuevo, miré a mi alrededor. No había ni una persona a la vista. "Bueno", pensé, "¡quizá sí me hablaba a mí!"

¿Cuál era el problema? ¿Por qué me había sorprendido? Los judíos se desean un buen shabat los unos a los otros desde hace mucho tiempo, en comunidades de todo el mundo.

Para mí, sin embargo, era algo sorprendente. En ambas instancias tenía puesto un par de pantalones, llevaba una cartera en la mano y escuchaba música de mi teléfono, lo que no daba señal alguna que fuera judía. Sin embargo, en un día tan especial, me saludaban como a cualquier otra judía. En ambos casos, aunque al principio quedé boquiabierta, mis labios terminaron formando una gran sonrisa. Sentí que mi ser interior brillaba ante el mundo, y era tan obvio que, a los ojos de los demás, era tan solo otra transeúnte, a pesar de mi apariencia externa.

Cada vez que me deseaban un buen shabat, sentía que me observaban. El impacto de esas dos palabras era tremendo. Estaba siendo escoltada hacia el shabat como miembro de mi comunidad, aunque me viera y actuara de manera distinta. El sentimiento que se generó fue de amor y aceptación incondicional.

Continué reflexionando: Debe haber algo mío que parezca judío. ¿Será mi cara? ¿Mis gestos? ¿Cómo supieron, en ambos casos, que era judía? Al día de hoy, realmente no tengo una respuesta. Pero, de ahora en más, comenzaré a desear un "buen shabat" a más gente. En el peor de los casos, la persona a quien le hable no tendrá idea de lo que estoy diciendo. En el mejor de los casos, llegaré al corazón de otro judío, tal y como hicieron conmigo.

MINJÁ (LA PLEGARIA DE LA TARDE)

Ahí afuera, el mundo está frenético, y no es conveniente que uno lo enfrente solo. Por eso, lo primero que haces a la mañana es hablar con El Jefe. A la noche, pásale un informe otra vez. Y en el medio, mientras el tránsito aún está hecho una locura, los teléfonos no te dejan en paz, los chicos te tiran de cada una de las mangas para que les prestes atención, y la adrenalina te sube por cada una de las venas, está Minjá, para que puedas calmarte y conectarte con Él.

Hace falta coraje para decirle al mundo que se detenga mientras tú hablas con su Hacedor. Y eso es precisamente lo que hace que esto sea tan poderoso. Cuentan que el Profeta Elías obtuvo respuesta únicamente cuando oró la plegaria de Minjá, porque esa es la plegaria por la que hacemos más sacrificios.

La costumbre de rezar a la tarde la heredamos de Isaac, el segundo de los patriarcas. También sirve como substituto del sacrificio y el incienso que se ofrendaban todas las tardes en el Templo Sagrado en representación del pueblo.

¿Cuándo?

A partir de aproximadamente media hora después del mediodía y hasta la puesta del sol. ¿Se te venció el plazo? Aún puedes orar Minjá hasta el anochecer.

Con un minián (grupo de plegaria) vas a necesitar aproximadamente 15 minutos. Si lo haces por tu cuenta, más o menos la mitad de tiempo.

¿Dónde?

Últimamente, uno se encuentra con minianim de Minjá en muchos sitios: en las sinagogas, en las oficinas, en las entradas de las tiendas, en los restaurantes, en el lobby del aeropuerto. ¿No consigues reunir a diez hombres? Entonces, dale la cara a Jerusalem, dondequiera que estés, incluso al lado de la pileta de la cocina o junto al sofá del living, y que por esta vez sea una reunión privada.

¿Cómo?

Lávate las manos y abre tu libro de rezos, tu celular o simplemente tu memoria.

La Minjá comienza con pasajes relacionados con el servicio diario de la tarde del Templo Sagrado, pasando por Ashrei (Salmo 145) y luego con la Amidá de diecinueve bendiciones (la plegaria silenciosa) que se dice de pie mientras uno le da la cara a Jerusalem y concluye con breves plegarias de arrepentimiento (que se omiten en los días de fiesta y en ciertas ocasiones festivas) y con el himno llamado "Aleinu".

Cuando hay presentes diez hombres, se recita el kadish, y el líder repite la Amidá en voz alta mientras el resto responde "Amén".

En los días especiales (como por ejemplo, el Shabat y las fiestas) se hacen cambios especiales. A veces se lee la Torá. A veces se añaden ciertas plegarias.

 

MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Pereira de la luz 1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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