Días atrás se cumplieron 4 años del prematuro fallecimiento de Rona Ramon. Es ineludible que su primera tarjeta de presentación: la viuda de Ilan Ramon.
Pero Rona , que falleció a los 54 años de edad tras luchar infructuosamente contra el cáncer, era mucho más que eso. A partir del sufrimiento con el que tuvo que lidiar al perder a su esposo y pocos años después a su hijo mayor Asaf, Rona halló la forma de canalizar el recuerdo de ambos por vías que emponderen a la juventud israelí.
El 1° de setiembre del 2003, perdió a su esposo y padre de sus 4 hijos, cuando Ilan, el primer astronauta israelí en llegar al espacio, pereció junto con sus compañeros a borde del “Columbia” que se incineró al regresar a la atmósfera. En el 2009 una nueva tragedia azotó a la familia Ramon, cuando en un accidente durante un entrenamiento, murió Asaf, el hijo mayor, que siguiendo los pasos de su padre había hecho curso de pilotos en la Fuerza Aérea de Israel. “Eso fue un golpe bajo”, declaró Rona en aquel momento.
Rona Ramon dijo en aquel entonces junto a la tumba de su hijo, durante el funeral: “Mi Asafi, esta es mi tumba, este es mi lugar. Tendrían que haberme sepultado de anciana, con un millón de nietos. Estoy tan enojada. Me prometieron cuidar a Ilan. Me prometieron cuidarte a ti. Sé que ahora papá te cuida a ti, te ama, te abraza. Para mí eres el rey del mundo”.
Rona Ramon irradiaba una imagen de gran fortaleza, aún en medio del dolor. Recorrió el país elevando la memoria de sus seres queridos, siempre a través de proyectos en pro de la sociedad. Creó el “Fondo Ramon” destinado a ayudar a la juventud israelí a alcanzar “excelencia académica, liderazgo social y osadía que abre caminos”. Era considerada una figura ejemplar, que de su propio pesar sacó fuerzas para alentar a otros y seguir adelante.
En el 2016 el Estado reconoció su aporte y la eligió como una de las ciudadanas que encendieron en el acto central de Iom Haatzmaut, el día de Independencia de Israel, una antorcha.Y así dijo en aquella ocasión: "Enciendo esta antorcha en honor a mis amados, Ilan y Asaf, que fueron mi luz y mi faro en el camino a la realización de mi visión. En honor a los pilotos de la Fuerza Aérea de Israel en todas las generaciones, que nos protegen desde arriba. En honor a quienes exploran el espacio y abren fronteras en pro de toda la humanidad. En honor a mis hijos y todos los jóvenes maravillosos que crecen con amor al ser humano, el país y la esperanza que llegue la paz”.
Rona solía destacar que su esposo no había volado al espacio como un individuo particular. Había llevado consigo una bandera de Israel, una pequeña Biblia, una moneda de la gran rebelión judía contra el imperio romano en el siglo I y una Tora que logró perdurar durante la Shoá.
“Esto me emociona en especial porque es lo que nos conecta, lo que explica nuestra capacidad de sobreponernos a todas las crisis”, había dicho Ilan desde el espacio sobre la pequeña Torá. Y Rona contó: “Antes de partir, Ilan averiguó cuándo comienza el shabat en el espacio. Se llevó consigo el texto del kidush, la oración del vino, para decirlo el viernes por la noche.¿Por qué? Porque no estaba allí sólo en misión de la Fuerza Aérea de Israel sino como enviado del pueblo judío”.
Bendita sea su memoria.