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El judaísmo, el multiverso y la película Todo en todas partes al mismo tiempo

Fuente: aishlatno

Por  B.C. Wallin

Algunos pensamientos filosóficos a partir de la película ganadora del Oscar.

Hay muchas formas de explicar el multiverso, el concepto o la teoría de que nuestro universo es uno de muchos universos diferentes, y que posiblemente cada uno contiene una versión diferente de nosotros mismos o de nuestro mundo. La película "Todo en todas partes al mismo tiempo" lo simplifica: cada decisión que la persona toma en la vida es como un punto de inflexión, creando universos alternos donde las ramificaciones de esas decisiones se propagan como el proverbial huracán que resulta del aleteo de una mariposa (el famoso 'efecto mariposa').

La película construye este concepto en una bella red de cine maximalista y máxima acción. Cada "tal vez" o "podría haber sido" le da a Evelyn Wang (Michelle Yeoh) la oportunidad de acceder a la mente de una versión alternativa de sí misma. En un mundo ella es un chef de teppanyaki. En otros es maestra de Kung Fu, estrella de cine, una cantante de ópera ciega y una romántica con dedos de salchicha. Hay un multiverso lleno de potencial que ella hubiera podido desarrollar, sólo necesita la ayuda adecuada para acceder a sus habilidades, su capacidad y reconocer que hubiera podido hacerlo.

¿Acaso el judaísmo cree en un multiverso? Esto depende de tu definición y de tus fuentes. Por cierto se cree que fueron creados otros mundos fuera del nuestro. Pero imaginar universos paralelos donde existen otras versiones nuestras, implicaría que hay otros seres fuera de los humanos de este mundo que tienen libre albedrío (es un tema complicado). Tal vez podemos tomar la premisa de "Todo en todas partes al mismo tiempo" y pensar en ella teoréticamente.

El potencial de nuestros actos es real
Si creemos en un Dios Infinito que ve todo, sabe todo, incluso el pasado, el presente y el futuro, entonces cada camino que podamos llegar a seguir existe… no sólo para nosotros. En la película, los universos paralelos existen, pero los humanos no pueden acceder a esos universos simplemente porque carecen de la tecnología para hacerlo. Carecemos del conocimiento para ver lo que puede o podría haber sido.

El potencial de nuestros actos es real. El potencial existe en los puntos de decisión de la mente y en nuestra palabras que todavía no llegaron al acto. Cuando decimos que vamos a hacer algo, cuando declaramos que algo va a suceder, eso marca una diferencia. Los judíos que entienden el poder del lenguaje son cuidadosos de no prometer algo que puedan no llegar a cumplir o de sugerir que pueda ocurrir algo malo. El Talmud enseña sobre el poder que tenemos para hacer que un sueño se vuelva realidad sólo a través de nuestra interpretación.

Realidades potenciales
Para el judaísmo, es importante pensar en realidades potenciales. Si te arrepientes de hacer algo positivo, puedes negar el impacto que eso puede tener en ti. Si deseas haber hecho algo negativo, eso te puede dañar. La teshuvá o el 'arrepentimiento' (si te agrada esta traducción), es un área en la cual esto se siente con fuerza. Uno puede convertir sus errores en buenos actos, porque ellos te llevaron al lugar donde estás ahora. Todo se trata de las elecciones que tomamos, incluso si sólo son pensamientos o palabras.

No podemos acceder a ninguna otra versión de nosotros mismos. No tenemos la tecnología ni el conocimiento para hacerlo. ¿Debemos investigar cómo acceder al multiverso? ¿Acaso buscar formas de conectarnos con el potencial de nuestras decisiones alternativas nos beneficiaría? Hay preguntas que tradicionalmente se supone que no debemos formular: ¿qué había antes del mundo, qué habrá cuando termine el mundo? ¿Qué hay sobre el firmamento, y qué hay debajo de la tierra? Los detalles de todas estas preguntas son complicados, pero queda claro que allí hay una advertencia: ciertas cosas no están dentro del reino del entendimiento humano.

Trata de imaginar tu día. Decides si te levantas o si te quedas en la cama. Decides si bebes café o té. ¿Debes enviar o no un mensaje de texto a tu amigo? ¿Levantar esa moneda? ¿Viajar en tren o en autobús? ¿Entrar en una discusión o ceder? ¿Sonreírle a un extraño o ignorarlo? Cada día hay muchos momentos mínimos, que pasan inadvertidos. Si cada uno se ramificara en un universo con cada decisión, cada vez ramificándose en más y más universos, sería demasiado para que pudiéramos comprenderlo. Perderse en el multiverso de las decisiones es peligrosamente abrumador.

Lo que podría haber sido
Podemos cuestionarnos todo lo que queramos sobre lo que podría haber sido, lo que podría haber sucedido, pero en definitiva sólo estaremos hundiéndonos más en el pozo de "desear una vida diferente", lo cual sólo puede llevarte hasta cierto punto. Al final de cuentas, llega un momento en el cual tienes que hacer que esta versión de ti mismo sea lo mejor posible.

Podemos encontrar consuelo pensando en el potencial del multiverso: Si hay en alguna parte un universo en el cual todas nuestras elecciones nos llevan a ser alguien maravilloso, entonces existe una posibilidad, aunque sea muy pequeña, de que ese sea el universo en el que vivimos. Y cada decisión que tomamos a lo largo del camino, podemos aprovecharla al máximo: cada cosa en su momento y a su tiempo.

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