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El jovencito sirio que peleó en ISIS y ayudaba a su padre con las decapitaciones

 (Esta nota está basada en la traducción hecha por MEMRI de una entrevista en la cadena Al-Arabiya)

Hace años que sabemos de los horrores de ISIS, de los asesinatos y las incontables víctimas que han cobrado con sus monstruosidades.  Lo que se conoce quizás un poco menos, es la cantidad de mentes y vidas que han arruinado entre su propia gente, familias enteras sumidas en una pesadilla por el fanatismo del padre que arrastra a sus propios hijos a una rutina absolutamente anormal.

La cadena televisiva Al-Arabiya entrevistó días atrás a un jovencito de 15 años de nombre Mustafa, originario de Dir az-Zur, que se encuentra ahora en un centro de rehabilitación, y a juzgar por lo que cuenta, está clarísimo que lo necesita. Mustafa era uno de los “niños combatientes” del Estado Islámico, hijo de un Emir-uno de los “príncipes” – de la organización. Su padre lo llevó a varios campos de entrenamiento de ISIS, donde le enseñaron a usar armas y le dieron clases de Shari´a, la religión islámica. A los 12 años, ya era miembro formal de ISIS, tras haber pasado por al menos cuatro campamentos, algunos de jóvenes y otros de adultos.

Y ya a esa corta edad, fue testigo del horror, al “ayudar” a su padre en la tarea de las decapitaciones que llevaba a cabo. Vio seis, separadas. El padre decapitaba y Mustafa retiraba los cuerpos y tomaba fotos. Dice a la periodista que cuando veía las decapitaciones, no decía nada, pero tenía miedo. “Pero yo no les decía que tenía miedo”, agrega.

 

También participó en diversas batallas, aunque alega no haber matado nunca a nadie en combate. Confiesa que cuando él se iba a la casa, su padre lo golpeaba y obligaba a ir al frente.

Mustafa se encuentra desde hace un año y cuatro meses en el centro de rehabilitación. Dice no saber dónde están sus padres, aunque cuenta que la familia vivía en Al-Tabqa, donde él fue arrestado y desde donde se lo transfirió al centro.

¿Qué quieres hacer en el futuro? , le pregunta la periodista. “No lo he pensado”, responde él tras admitir que varias cosas han cambiado desde que llegó al centro, porque allí lo tratan mejor que en ISIS. Y cuando le pregunta qué le molesta del centro y qué le gusta, responde: “Nada”.

Lo leemos y pensamos que no hay castigo suficiente para su padre.

Ana Jerozolimski
(22 Abril 2019 , 19:46)

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