Mundo Judío

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¿Su Dinero o Su Vida? - Superar los Límites de la Creación - El Baal Shem Tov y el Tabernero - La Mezuzá

 

 

 

 

 

No. 213

Vaetjanán

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Horario de velas en Montevideo, viernes  28/7 17:42 hrs

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¿SU DINERO O SU VIDA?

Por Yossy Goldman 

La oración más famosa del judaísmo proviene de la parashá de esta semana. “Shema Israel, Hashem Elokeinu, Hashem Ejad”. “Escucha Israel, D-os es nuestro D-os, D-os es Uno”. (Devarim 4:6). “Y amarás al Eterno tu D-os”, continúa el versículo, “con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu meod”.

Rashi, el gran comentador bíblico, interpreta la última frase, “con todo tu meod”, significando “con todos tus recursos”, es decir tu dinero. Esto por supuesto lleva a la pregunta: si ya se nos ha ordenado amar a D-os “con toda tu alma”, lo que los comentaristas entienden que significa que debemos estar preparados para dar nuestra vida por D-os, entonces ¿por qué el mandamiento más mundano sobre el dinero? Seguramente, si estamos preparados para dar nuestra vida por D-os, compartir nuestro dinero es pedir poco.

Rashi explica que de hecho hay personas que valoran a su dinero más que a sus vidas. A dichas personas es necesario decirles que amen a D-os con todo su dinero.

Jack Benny, el conocido comediante americano de antaño, solía bromear sobre su austeridad. Una vez, contó  que estaba caminando por una calle de Nueva York tarde en la noche cuando, de repente, sintió un metal frió y duro apuntándole a la espalda y una voz ruda que le gritó: “¡Su dinero o su vida!”. Al no responder de inmediato, la pistola presionó más fuerte en su cuerpo y la voz de atrás se volvió más amenazante. “¡Su dinero o su vida!”. Benny respondió, “estoy pensando, estoy pensando”.

De hecho hay bastantes situaciones de la vida real de hoy que prueban que esto no es chiste. No hay falta de gente, desde contratistas privados en Iraq a campesinos blancos en Zimbabwe, que persiguen oportunidades de negocios y carreras que ponen sus vidas en peligro.

Así que la Torá insiste que debemos amar a D-os con todo nuestro corazón, alma, vida y recursos, cualquiera sea que valoremos y apreciemos más, deberíamos estar preparados para dedicarlos con amor a D-os.

He hablado de este concepto en ceremonias de Pidión Haben (Rescate del Primogénito), donde uno encuentra un diálogo muy extraño entre el padre y el Cohen. Por ley de la Torá, cada primogénito pertenece a D-os, o al representante designado de D-os, el Cohen. El Cohen por lo tanto pregunta al padre del niño recién nacido: “¿Qué prefiere: su hijo primogénito o las cinco monedas de plata que está obligado a darme por su rescate?”

¿Qué clase de pregunta absurda es esta? ¿Qué padre normal va a entregar a su hijo cuando puede mantenerlo por el pequeño precio de cinco monedas de plata? Nadie está esperando en suspenso por la respuesta del padre.

En verdad, sin embargo, es una pregunta muy seria. El sacerdote de D-os le pregunta al padre de este chico: En la vida futura de su hijo recién nacido, ¿qué será de principal importancia? ¿Será el niño o la plata? ¿Pondrá como más importante a las finanzas o al tiempo con la familia? ¿Criará a este niño con énfasis en el materialismo o en cosas más significativas? Esta es una pregunta muy buena después de todo, una que los padres deben considerar seriamente antes de responder.

¿Cuántos adictos al trabajo conocemos que están tan ocupados ganándose la vida que se olvidan de vivir? Recuerde, nunca se escuchó a nadie lamentarse en su lecho de muerte “¡Oy, si sólo hubiera pasado más tiempo en la oficina!”

Así que el Shemá nos recuerda que cualquiera que sea nuestro valor central, debería estar dirigido a D-os y a Su servicio.

Aun para aquellos que no son muy ahorradores, el dinero es un tema. La realidad es que no es barato ser judío, ni vivir como judío. Tanto sea el precio de la comida kosher y la educación judía, o los gastos adicionales de las preparaciones para Pésaj, construir una Sucá, o adquirir tefilin o mezuzot, todas esas cosas requieren un compromiso financiero de nuestra parte. Cuando hacemos ese compromiso con amor y no nos quejamos del alto costo de ser judío, entonces estamos observando la mitzvá de amar a D-os con todo nuestro “meod”, dinero y recursos.

Pero no se preocupe. D-os también nos ama.

SUPERAR LOS LÍMITES DE LA CREACIÓN

[Dijo Moshé al pueblo judío que en el monte Sinaí:] “Se les mostró para que supieran que D-os es la única deidad. No hay nada aparte de Él.” (Devarim 4:35)

Al revelar Su esencia, que se encuentra más allá de la Creación, D-os nos permitió también trascender los límites de la naturaleza. Para superar las pruebas y los desafíos de la vida, basta con recordar que “no hay nada aparte de Él”, es decir, que nada representa un obstáculo real para el cumplimiento de nuestras intenciones, dado que en última instancia todo es parte de la esencia de D-os. El recuerdo de esta verdad eleva nuestra conciencia divina al nivel de percibir la esencia de D-os por todas partes, lo que sirve a su vez para acelerar la Redención Mesiánica, momento en que “la Gloria de D-os será revelada y toda carne la verá junta.”

Isaías 40:5; Likutei Sijot, vol. 24, págs. 36-46.

Deuteronomio (Devarim) 3:23 – 7:11

La segunda sección del libro Deuteronomio comienza con las palabras de Moshé al recordar cómo imploró (vaetjanan, en hebreo) a D-os para que le permitiera entrar en la Tierra de Israel. Moshé dice al resto del pueblo judío que pronto entrarán a la tierra sin él. A continuación, Moshé continúa la evocación de los cuarenta años vividos por el pueblo en el desierto, concentrados en la entrega de la Torá que les hiciera D-os en el Monte Sinaí.

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EL BAAL SHEM TOV Y EL TABERNERO

Por Menachem Posner

Dos carretas traqueteaban por un camino polvoriento. En una iba sentado el Rabí Meir Margulis conocido por sus estudios llamados Meir Netivim. En la otra iba el Rabino Israel Baal Shem Tov, cuya fama como hombre de D-os comenzaba a difundirse.

Curioso por conocer al misterioso hombre sobre quien tanto se había dicho, el Rabí Meir le pidió al Baal Shem Tov que bajara para que pudieran hablar. - “Dicen que puede hacer milagros e incluso leer la mente de la gente“, comenzó. “¿Es verdad?”.

- “Bueno, sólo te diré lo siguiente”, le respondió el Baal Shem Tov. “Cuando rezabas el pasado Shabat, por equivocación recitaste las bendiciones de la semana en lugar del agregado especial de Shabat”.

- “¡Sí, es cierto!”, respondió el rabí Meir asombrado. “Ahora dígame, por favor, qué puedo hacer para corregir una falta así”.

El Baal Shem Tov le aconsejó analizar en detalle sus acciones y que lo hiciera con arrepentimiento, el método habitual para corregir tal error.

- “Rebe”, dijo el rabí Meir. “Ya conozco esos remedios. Buscaba algo más…”.

- “En ese caso”, respondió el Baal Shem Tov, “deberías asegurarte de ser más paciente en tus juicios”.

Con eso, los dos hombres volvieron a sus carretas y partieron.

Como líder espiritual de un territorio extenso, el Rabí Meir se aseguraba de recorrer cada pueblo y caserío judío de la región al menos una vez por año. Al llegar a una comunidad rural, los aldeanos le pidieron al rabino que los ayudara para resolver un grave problema que había resquebrajado la unidad de su grupo.

- “Vea”, le explicó uno de los ancianos, “hay un joven que vive lejos del pueblo. Nadie sabe quién es o de dónde viene. Se viste muy elegante, como un príncipe no judío, y tiene una taberna. Un día, uno de nuestros hombres le pidió a su mujer que comprase algo de vodka en allí. Ella se tomó su tiempo en regresar. Las cosas parecían algo sospechosas y comenzaron a circular rumores de que ella y el tabernero andaban en algo que no era nada bueno”.

Después de escuchar los relatos de varios vecinos, el rabino determinó que la situación realmente parecía sospechosa y llamó al tabernero para que se presentase ante él. Efectivamente, el joven pronto entró contoneándose, engalanado en sedas y pieles coloridas. Pero a pesar de las acusaciones de los aldeanos, el hombre sostuvo categóricamente su inocencia.

Sin poder dictar un fallo definitivo sobre el asunto, Rabí Meir se fue del pueblo sintiéndose intranquilo por toda la cuestión. Mientras viajaba, volvió a encontrarse con el Baal Shem Tov. Detuvo sus caballos y le pidió al Baal Shem Tov que hiciera lo mismo. Rabí Meir se sentó en el carro del Baal Shem Tov y le relató los acontecimientos con los que recién se había topado.

- “¿No te dije que fueras paciente en tu juicio?”, lo reprendió el Baal Shem Tov. “Deberías saber que en cada generación hay 36 personas justas cuyos méritos sostienen al mundo entero. El tabernero es el más grande de ellos”.

Rabí Meir inmediatamente bajó de la carreta y pidió al conductor que regresase al pueblo para poder rogarle personalmente al joven su perdón. Pero ya era tarde. El misterioso hombre ya se había marchado sin dejar rastros. Todo lo que Rabí Meir podía hacer era compartir las palabras del Baal Shem Tov con la gente del pueblo y devolver al tabernero su buen nombre.

LA MEZUZÁ

No, no es un “timbre judío”. Es un dispositivo de seguridad para el hogar llamado mezuzá, y está conectado con la mejor agencia de protección.

El software de este dispositivo es un pergamino que contiene un texto que comienza con las palabras “Escucha Israel, D-os es nuestro D-os, El señor es uno”. Estas palabras poderosas resumen el mandato de un judío de infundir el mundo con la unidad de D-os. Fijamos la mezuzá en el marco de nuestras puertas, y la unidad de D-os nos rodea y nos protege.

Se necesita:

1. Un pergamino de mezuzá. La mezuzá debe ser escrita a mano por un escriba sobre pergamino especialmente preparado con tipos de tinta y plumas específicas. El mercado está lleno de mezuzot impresas o preparadas inadecuadamente, entonces, hay que asegurarse de adquirir una de una fuente confiable.

2. Una cajita protectora.

3. Un martillo y clavos. Pegamento fuerte o cinta adhesiva de doble cara.

Dónde:

En cada puerta de la casa u oficina que abre hacia otro cuarto propiamente dicho, un espacio de aproximadamente 2 × 2 metros, con excepción de los baños. Esto incluye pasillos, closets vestidores, etcétera.

En el marco de la derecha de la puerta, yendo en dirección hacia donde la puerta abre. Si la puerta conduce al interior de la casa, se ubica la mezuzá a la derecha de la persona que entra, del mismo modo, si la puerta abre hacia afuera. En una entrada o portal sin puerta, hay que considerar la importancia y función de los cuartos y fijar la mezuzá a la derecha de la entrada del cuarto más importante.

Se coloca en la parte inferior de la tercera parte superior del marco de la puerta, en diagonal, con el extremo superior apuntando hacia adentro.

Cómo:

Recitar: Bendito eres Tú, Señor nuestro D-os, Rey del Universo, que nos Has santificado con Tus preceptos y nos Has ordenado fijar la Mezuzá.

Fijar la/s mezuzá/mezuzot. Una bendición es suficiente para todas las mezuzot fijadas en una sesión ininterrumpida.

Se acostumbra tocar la mezuzá al entrar o salir, y luego besar los dedos que la tocaron.

Al menos una vez a cada siete años, hay que revisar las mezuzot profesionalmente, para asegurarse de que están intactas y que ninguna letra se quebró o borró.

 

 

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Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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