Fuente: https://ko-fi.com/
La presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet y el presidente del senado Gérard Larcher conservador, convocaron para este domingo en París a una marcha cívica “por la República y contra el antisemitismo”. El llamado tuvo lugar en el momento en que Francia registra una ola récord de ataques contra los judíos disparada desde el pogromo en Israel perpetrado por Hamás el 7 de octubre.
La convocatoria es transpartidista, pero Jean-Luc Mélenchon, el líder de La Francia Insumisa (la formación con más peso en la coalición de izquierda NUPES, Nueva Unión Popular Ecológica y Social), advirtió de inmediato que no iría. “Con el pretexto del antisemitismo, es algo que remite a Israel-Palestina sin pedir un alto el fuego", denunció en X. "Los amigos del apoyo incondicional a la masacre tienen una cita", cuestionó. En otras palabras, el conflicto israelo-palestino le impide hoy marchar contra el antisemitismo que se ha traducido por más de 1.000 agresiones -cifras oficiales registradas- contra los judíos de Francia desde el peor asesinato de judíos desde la Segunda Guerra Mundial.
Hace rato que Mélenchon se ha distanciado de sus viejas posturas laicistas y republicanas, entregándose de lleno al clientelismo electoral, a la pesca del voto de la inmigración originaria de países islámicos. Ya se ilustró en el pasado encabezando una manifestación “contra la islamofobia” (término inventado por integristas para criminalizar la crítica a la doctrina religiosa y rehabilitar la blasfemia como delito) junto a fundamentalistas, y sus posiciones le han valido el abucheo y exfiltración de una manifestación contra un asesinato antisemita. Mélenchon también asegura que no irá el domingo a una marcha donde esté Reagrupación Nacional (RN), el partido heredero del Frente Nacional de Marine Le Pen, lo que no le impidió hace no tanto desfilar junto a esta formación contra la reforma del sistema de jubilaciones de Macron…
Por su parte, los socios minoritarios de la coalición de izquierda, ecologistas, socialistas y comunistas, anunciaron en un comunicado conjunto que sí participarían, pero con un “cordón sanitario” para mantener a distancia a un partido que sí quiere participar: el RN. El comunicado explica que el “cordón” apunta a “a "distinguir en la manifestación entre una marcha que reúna a todos los republicanos y progresistas, por una parte, y la RN y las fuerzas de extrema derecha, por otra, a las que no reconocemos legitimidad para manifestarse contra el antisemitismo". Esta distinción da lugar estos días a un examen del RN. ¿Es aún este partido el Frente Nacional del notorio antisemita de Jean-Marie Le Pen con un disfraz aceptable para lavar su imagen? ¿Es un partido irrecuperable pese a que Marine Le Pen se haya distanciado de las declaraciones antisemitas de su padre y excluido a los miembros de RN que regularmente expresan ideas racistas y antisemitas que prueban que lo que se hereda no se hurta?
Para otros, el debate es más sencillo: ¿de dónde viene hoy en Francia el riesgo real de quienes matan a judíos por ser judíos? ¿Quiénes denuncian y piden protección y quiénes encuentran excusas y relativizan los ataques a judíos?
Estos días escuché de boca del abogado y polemista judío Gilles-William Goldnadel una declaración en televisión que años atrás hubiese sido impensable: “Como miembro de la comunidad judía y por conocerla muy bien, hoy, después de muchos extravíos, los miembros de la comunidad judía prefieren mil veces caminar al lado de la Agrupación Nacional que con la gente del Mélenchon, que son los proveedores del antisemitismo islamista. Son ellos quienes lo alimentan". Esto representa un sismo en la historia de Francia y los judíos. Pero está lejos de ser un fenómeno exclusivamente francés.
Son muchos los judíos que se han visto desamparados en estos días al comprobar la reacción de la izquierda a nivel mundial tras el ataque de Hamás. Y no hablo sólo de las diatribas de los Maduro, Petro, Evo Morales, o el viejo Jeremy Corbyn. La izquierda española de Podemos en el gobierno, empezando por su secretaria general Ione Belarra, nueva heroína del canal catarí Al Jazeera, así como ciertos de los intelectuales afines, han competido en la difamación y la mentira para nazificar a al Estado judío. El papel de la prensa merece un artículo aparte.
Los campus universitarios, incluso y sobre todo en Estados Unidos, se han vuelto un lugar francamente hostil para los judíos. El arrancado de carteles con fotos de niños secuestrados son moneda corriente en todas la grandes ciudades occidentales. Y al escuchar a quienes rompen las fotos, se justifican claramente invocando consignas de izquierda.
Muchos despiertan estos días descubriendo que el campo progresista, que solía ser el hogar natural del voto de los judíos, los había traicionado. El divorcio se está consumando y los judíos que aún creen que gritar más fuerte que los demás que son antisionistas los va a salvar, ojalá tengan suerte con eso.