Por Gershon Abramson
B"H
Hay cuatro tipos de actitudes en cuanto a la situación actual en Gaza:
1.Los que piensan que Israel tiene razón;
2.Los que piensan que Israel no tiene razón;
3.Los que les da igual porque el conflicto no tiene nada que ver con ellos;
4.Los que no les importa porque odian a los judíos. El odio a los judíos no es racional y no depende de quién tenga razón o no.
A los que no les importa quién tiene razón o no debido a su odio visceral e irracional a los judíos, lo único que puedo pedirles es que lo admitan y dejen de ofuscar diciendo que defienden a los "derechos humanos".
Saben que no es cierto que les preocupan los derechos humanos. Nosotros sabemos que ustedes saben que no es cierto. Ahora que saben que lo sabemos, pueden dejar la farsa.
Mi objetivo aquí es abordar las preocupaciones de aquellas personas decentes, sensibles y honestas que son objetivas y están convencidas de que Israel se equivoca en este caso y están dispuestas a cambiar de opinión si los argumentos presentados son lo suficientemente convincentes.
Las dos cuestiones centrales son:
1) ¿Quién tiene derecho a la tierra de Israel y en qué se basa ese derecho?
2) ¿Qué opciones son legítimas a la hora de defendernos de personas que desafían esos derechos y amenazan con destruirnos, y cómo se determinan esos derechos?
Hay dos tipos de respuestas: 1) basadas en la religión; 2) no basadas en la religión.
Para que cualquier debate sobre este asunto tenga algún sentido, primero debemos estar de acuerdo en la premisa mayor: la palabra de Di-s o la ONU.
La Tierra de Israel
Si no crees que la Biblia es la palabra revelada de Di-s, entonces tenemos que tener una conversación diferente. Lo siguiente sólo tendrá sentido para alguien que base sus argumentos en la Biblia o -lehavdil- en el Corán.
Algunos hechos históricos:
Según la Biblia, la Tierra Prometida está denominada así porque fue prometida por Di-s a Abraham “el Hebreo” y a los futuros descendientes de su hijo Isaac y de su nieto Jacob.
Abraham selló el trato, y la plena posesión se tomó finalmente unos 400 años después, cuando los judíos salieron de Egipto, recibieron la Torá en el monte Sinaí y, luego de 40 años en el desierto, conquistaron la tierra de Israel. Esta conquista tuvo lugar hace 3.296 años, bajo el liderazgo del sucesor de Moisés, Josué. Para más detalles, véase el Pentateuco y el libro de Josué.1
¿Qué dicen el Nuevo Testamento y el Corán?
Ninguno de los dos niega la narrativa bíblica; los cristianos afirman que Dios actualizó la Biblia y que ellos tienen la versión 2.0, mientras que los musulmanes creen que tienen la versión 3.0.
Lo que está claro es que ninguna de las dos religiones considera a los judíos como "colonizadores europeos". El Pueblo de Israel vivió en Israel como nación soberana independiente durante unos 1.500 años, mucho antes que las religiones e invasores que vinieron después. Fue en el año 70 E.C. que Roma conquistó la tierra de Israel, destruyó el Templo de Jerusalem y exilió forzosamente a los judíos (testimoio de lo cual se puede ver en el Arco de Tito). Nuestros profetas profetizaron el eventual retorno del Pueblo de Israel a la Tierra de Israel. Nunca dejó de haber una presencia judía en Israel y los judíos exiliados nunca cedieron su derecho a Israel. Nuestras plegarias están llenas de nuestras añoranzas por retornar a la Tierra Santa, Sión y Jerusalén.
Así que, cuando alguien me argumenta que Alá le dio esta tierra a través del profeta Mahoma, mi respuesta es: respeto tu opinión pero discrepo. Mi "título" y derecho Divino sobre esta tierra —recibido por medio del profeta Moisés— es anterior al tuyo y nunca lo hemos cedido. Si crees que Di-s cambió de opinión, lo aceptaré si puedes demostrarlo. De lo contrario, no tengo ninguna razón para renunciar a mi afirmación de que Alá dio estas tierras al Pueblo de Israel. Estoy de acuerdo en esperar hasta que puedas presentar una prueba aceptable que anule la mía. Hasta entonces, disfrutemos juntos de un buen café y Hummus mientras jugamos al Sheshbesh. No hay necesidad de amenazarnos unos a otros, a menos que consideres mi oferta de probar el Guefilte Fish una amenaza mortal...
Alguien que cree que Mahoma fue un profeta que transmitió la verdad actualizada de Di-s, nunca aceptará una respuesta basada en la ONU o en la Liga de Naciones. El Lor Balfour y la ONU no pueden contradecir a Mahoma. Sería una blasfemia. Lo estarías insultando al poner a Mahoma y Balfour en el mismo nivel.
La única respuesta legítima en ese contexto es la Torá, que predata al islam.
El Estado de Israel
Aquellos cuyas reivindicaciones no se basan en consideraciones Divinas sino en los así llamados “derechos humanos” occidentales, seculares, sostienen que los "judíos europeos" son colonizadores opresivos que vinieron a colonizar "Palestina", que están desplazando a sus habitantes originales y se están apropiando de tierras que no les corresponden legalmente.
He aquí mi respuesta:
En primer lugar debemos entender lo que significa ser "palestino". Nunca existió una nación Palestina. Antes de 1948 había judíos palestinos y árabes palestinos que residían en Palestina.
La última nación soberana independiente de "Palestina" fue la nación judía. Palestina es simplemente el nombre de un territorio en el Oriente Medio.
El nombre “Palestina” fue inventado por los romanos unos 60 años después de que conquistaron la tierra de Israel y exiliaron a los habitantes judíos en el año 70 E.C. De hecho, en las monedas acuñadas por los romanos en el año 71 para celebrar dicha victoria dice: “Judea Capta”. Ninguna mención de Palestina. El nombre “Palestina” fue inventado por los romanos circa 135 E.C., décadas después de su destrucción y el exilio de Israel.
A lo largo de casi dos milenios después de que los judíos fueran exiliados por los romanos, siempre hubo vida judía en Israel y los judíos nunca dejaron de rezar mirando hacia Jerusalem, añorando por su retorno a Sión. Hubo naciones “custodias” que incluyeron este territorio y a sus habitantes como parte de sus imperios. Los más recientes fueron el imperio otomano quien lo perdió luego de la primera guerra mundial a los ingleses y franceses.
De hecho, "Palestina" incluía un territorio mucho más amplio que lo que ahora aparece en el mapa como el Estado de Israel. Poco antes de que se creara el Estado de Israel, "Palestina" fue dividida en Jordania, Líbano, Siria y Palestina (Israel) por los franceses e ingleses. En la moneda utilizada durante el mandato británico de Palestina, se puede ver "Palestina" grabado en inglés, árabe y hebreo, así como, entre paréntesis, las siglas AI (="Eretz Israel", Tierra de Israel) en hebreo.
Fue Inglaterra la que decidió dividir lo que quedó de "Palestina" en dos territorios para que fueran autogobernados por sus dos principales poblaciones: una judía y otra árabe.
Los judíos que encabezaban el movimiento sionista en aquel momento estuvieron de acuerdo con la partición y los árabes la rechazaron. Después de que David Ben Gurion anunciara la independencia del Estado de Israel, el 5 de mayo de 1948, los árabes atacaron con el objetivo declarado de destruir la "entidad sionista", borrando así a Israel del mapa.
Así que, si se quiere basar el argumento en el derecho secular occidental, el Estado de Israel, establecido el 5 de mayo de 1948, no tiene menos legitimidad que el Líbano (fundado en 1943), Siria (fundado en 1946), Jordania (fundado en 1946), todos ellos creados a partir de "Palestina" (también conocida como la Tierra de Israel bíblica) por sus conquistadores/cuidadores occidentales, Inglaterra y Francia.
Desde 1948, cuando se estableció el Estado de Israel, hasta 1967, cuando Israel conquistó esos territorios en la guerra de los Seis Días, forzada para defenderse de los ataques desde dichos territorios, Cisjordania estuvo bajo control jordano y Gaza bajo control egipcio. No se hablaba de nación palestina ni de independencia. La “liberación de Palestina” es un concepto inventado en los años ‘70 como argumento para demonizar y destruir a Israel.
La autodefensa
Todo lo antedicho es relevante cuando se discuten los aspectos de jure del derecho del pueblo de Israel sobre la Tierra de Israel. El pueblo de Israel no es un invasor en la Tierra de Israel.
La realidad actual, de facto, nos lleva a otra cuestión más apremiante: la autodefensa.
Cuando alguien me amenaza de muerte —en cualquier parte del mundo en que me encuentre— tengo el pleno derecho y obligación a defenderme aunque ello suponga matar a quien me amenaza.
Es así de sencillo. Es un “derecho humano” —ni hablar, Divino— básico.
Israel nunca lanzó una guerra con el objetivo de expandir su territorio. La guerra actual en Gaza se inició porque más de dos mil (!) de sus ciudadanos fueron masacrados sin piedad y unos 250 civiles fueron tomados como rehenes y siguen secuestrados sin que se sepa de su situación. Y todo esto además de los cientos de cohetes que se disparan desde Gaza a diario contra centros civiles densamente poblados de Israel. La Cúpula de Hierro se creó e implementó para neutralizar esa amenaza de forma defensiva, en lugar de ir a la guerra para eliminar la fuente de la amenaza. Ese recurso defensivo ya cumplió su función. Ha llegado el momento de eliminar la amenaza.
No se trata aquí de disputas territoriales y negociaciones posibles. Gaza tiene su independencia desde el año 2005. Los habitantes eligieron a Hamas como su gobierno. Hamas dice claramente en su Carta Fundacional que su objetivo —entre otras violaciones de los “derechos humanos”— es la eliminación de cualquier presencia judía —genocidio— en la Tierra de Israel.
La ley judía indica claramente que ante una amenaza física, no corresponde dar la otra mejilla; hay que defenderse. Toda vida humana es importante y sagrada, pero cuando tengo que elegir, la mía y la de mi familia y mi nación tienen prioridad. Lo más que Israel puede hacer es advertir a los civiles entre quienes se esconden los terroristas que una determinada zona va a ser atacada para darles la oportunidad de escapar ilesos. Los civiles masacrados en Israel el 7 de octubre y tomados como rehenes no tuvieron tal advertencia.
Hay mucho más para decir, pero el propósito aquí es ser lo más claro y breve posible.
En síntesis:
- La Tierra de Israel —"Eretz Israel"— pertenece al Pueblo de Israel porque así lo decidió el Creador del Mundo. Está ampliamente documentado en la Biblia. Más del 50% de la población mundial está de acuerdo en que la Biblia es la palabra original de Di-s.
- El actual Estado de Israel, establecido en 1948 en la Tierra de Israel bíblica, fue reconocido por las mismas autoridades que reconocieron las actuales territorios de Siria, Líbano y Jordania, que originalmente formaban parte de "Palestina".
- Todo ser humano tiene derecho a defenderse de una agresión. Todas las guerras de Israel han sido defensivas, libradas para proteger a sus habitantes contra enemigos empeñados en su destrucción. Los argumentos expuestos en los puntos 1 y 2 toman segundo lugar cuando se trata de la defensa propia.
- Han caído muchas máscaras. La masacre del 7 de octubre no deja lugar a dudas sobre la naturaleza y las intenciones de nuestros enemigos en Gaza. No se trata de una cuestión territorial. Lo dicen ellos mismos en su Carta Fundacional. Ahora no tenemos ninguna duda de que lo que dicen lo dicen en serio. Las reacciones tras la masacre y tras la respuesta de Israel no dejan lugar a dudas sobre los criterios de las personas, los países y las organizaciones respecto a lo que está "bien" y lo que está "mal". Quedó muy claro quiénes son nuestros amigos y enemigos en todo el mundo.
- Nuestra percepción de nosotros mismos, como individuos y como nación, ha quedado mucho más definida. Vemos claramente cómo nuestra esencia judía común nos une de un modo que nuestras diferencias no pueden amenazar ni debilitar. Si bien fuimos atacados y ensangrentados físicamente, fuimos fortalecidos y reivindicados espiritual, moral e históricamente. No hemos sido rotos; se han roto nada más que nuestras cáscaras, exponiendo así a nuestro verdadero ser. El pueblo judío nunca ha sido tan fuerte. Utilicemos ese poder recién activado para cambiar el mundo para bien.
Llegó el momento de vuestra redención.
Véase comentarios de Rashi sobre Genesis 1:1. Véase también Genesis, 12:7, 12-18; 15:1-21; 16:15-21; 21:1-21. Cap. 23. 25:5-11; 25:29-34; 26:1-5; Cap. 27; 28:1-4; 28:10-22. Y más.