Mundo Judío

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 Imagen e Influencia - El Propósito del Mal - El Candelabro de mi Abuela - La Menorá de Janucá

 

 

 

 

 

 

No. 233                                                                                                 

Vaieshev

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Horario de velas en Montevideo, viernes  8/12 19:31 hrs

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IMAGEN E INFLUENCIA

Por Yossy Goldman

¿Cuánto nos influencian nuestros padres y abuelos? Por supuesto que los genes que heredamos de ellos determinan muchas cosas importantes, desde el colesterol hasta cuándo nos pondremos canosos. Pero ¿qué pasa en cuanto a lo emocional y lo espiritual?

Quisiera sugerir que nos influencian más de lo que nos gustaría admitir. También tendemos a subestimar el potencial que tienen para moldear el sistema de valores de la próxima generación.

Un ejemplo claro y poderoso es la parashá de esta semana. Iosef es vendido como esclavo en Egipto y termina en la casa de Potifar. La esposa de su amo pone su mirada sensual en el apuesto joven e intenta seducirlo repetidamente. Iosef es consistente en su negativa a ni siquiera considerar sus avances. Entonces un día, todas las personas de la casa van al templo por una ocasión especial. Ella finge estar enferma para quedarse a solas en la casa con Iosef. El llega a la casa "para hacer su trabajo" (Bereishit 39:11). Rashi ofrece dos interpretaciones: la simple, que él llegó para trabajar; y otra, ¡que él realmente fue a hacer su trabajo con ella!

A pesar de lo determinado que era, en esta ocasión Iosef comenzó a titubear. El espíritu y la moralidad se estaban debilitando y parecía que iba a sucumbir a las peticiones de esta mujer tentadora.

Entonces sucedió algo repentino que ayudó a Iosef a recobrar sus sentidos y autocontrol. ¿Qué fue? ¿La gente llegó a casa más temprano de lo esperado? ¿El cartero tocó el timbre? Dice Rashi, se apareció ante Iosef una visión, una visión tan poderosa que recompuso su compostura de inmediato. ¿Qué era esa imagen? Citando al Talmud, Rashi dice que era "la imagen del rostro de su padre". Iosef, de repente, vio la cara de su padre Iaacov, y con eso su resolución moral se recompuso.

¿Era este un mensaje telepático transmitido desde la Tierra Santa? De acuerdo a la lectura simple, en ese momento Iaacov ni siquiera sabía que su hijo estaba vivo. Él había desaparecido y lo presumía muerto, devorado por un animal salvaje. La interpretación simple de este pasaje talmúdico es que Iosef recordó a su padre y visualizó su rostro patriarcal, la imagen clásica del sabio con la barba larga y blanca. Y con esa imagen en mente, Iosef tuvo energías espirituales renovadas para resistir la tentación.

Algunos pueden entender este episodio como Iosef no queriendo defraudar a su anciano padre. Otros pueden ver la imagen como un catalizador que evocó en Iosef sus propios recursos espirituales latentes. De cualquier forma, con la imagen de Iaacov en su mente, Iosef no estaba dispuesto a perder su elevada estatura moral. El no podía ni quería hacerle eso a su padre. Y, a través de su padre, Iosef recordó quién era, un orgulloso hijo de Iaacov y nieto de Itzjak y Abraham.

Tal es la influencia que Iaacov tuvo en Iosef y esa es la influencia que todo padre, madre, abuelo y abuela, pueden potencialmente aplicar en su descendencia. Por supuesto que ellos tienen que ser respetados por sus hijos como hombres y mujeres de talla para que su imagen tenga algún tipo de simbolismo moral. Si la imagen que un padre o abuelo le envía a su hijo es "¡ve por ello!", claramente el sistema fallará. Puedo decir con toda seguridad que si no fuera por la imagen de mi propio padre y abuelo y la sutil influencia que tuvieron en mí, nunca me hubiera convertido en rabino. Ellos no me presionaron para nada pero su influencia fue profunda. Solo su imagen, su carácter y forma de ser fue suficiente para guiarme en la dirección correcta durante mis momentos vacilantes de indecisión juvenil.

Iosef casi se perdió en la tierra de Egipto pero esa imagen de su padre lo salvó del pecado y lo ayudó a alcanzar la grandeza. Que seamos todos buenos modelos para imitar, y que nuestras propias imágenes ayuden a inspirar a nuestros hijos y nietos.

EXPOSICIÓN MODESTA

"Dina salió a observar las muchachas de la región." (Bereshit 34:1)

La intención de Dina era convencer a las mujeres de Shejem para que adopten los caminos rectos de la familia de Jacob. Aunque parece que no fue exitosa, sus esfuerzos no fueron totalmente en vano. A pesar de que hacer que los residentes de Shejem se circunciden fue en parte una artimaña para debilitarlos, su aceptación indicó que estuvieron de acuerdo hasta un cierto grado en ser refinados espiritualmente. Su circuncisión refinó en cierta forma a toda su sociedad, incluyendo a las mujeres. Y de hecho, las mujeres y los niños fueron tomados cautivos, y muchos de ellos se volvieron sirvientes de la casa de Jacob, y absorbieron de esa forma los valores y la moral de Jacob.

El comportamiento de Dina nos enseña que las mujeres que están bendecidas con talentos únicos que les permiten influenciar a otros, deberían utilizar esos talentos no solo para construir sus hogares y familia; deberían usarlos también para atraer los corazones de otras mujeres a la Torá y a sus caminos de bondad y generosidad.

Likutei Sijot, vol. 35, págs. 154, 155. Ver Séfer HaSijot 5751, vol. 1, pág. 83 ff.

EL PROPÓSITO DEL MAL

"[Judá] lo nombró [al primogénito de Tamar] Péretz (Farés)." (Bereshit 38:29)

El Mesías desciende de Judá a través del hijo que tuvo con Tamar, Farés. Para entender porqué fue necesario que el Mesías entre al mundo en una forma aparentemente escandalosa, debemos recordar que Di-s sólo creó el mal para que haya libertad de elección. Para que exista libertad de elección, las fuerzas del mal y las fuerzas del bien tienen que estar perfectamente balanceadas.

Cuando la línea mesiánica estaba por entrar al mundo, las fuerzas del mal “argumentaron” que el balance estaba por ser inclinado contra ellas. Por lo tanto, la unión que produciría al ancestro del Mesías tenía que ocurrir de una forma que las fuerzas del mal considerasen benéfica para ellas. Así como en una estrategia militar, un ejército a veces simula retirarse para llevar al enemigo a una posición vulnerable, la fuerzas de santidad aquí concedieron una aparente victoria a las fuerzas del mal en la forma de este acto aparentemente pecaminoso, para prevalecer en última instancia.

Dérej Mitzvoteja 32a, 32b; Or HaTorá, Bereshit, vol. 6, 1096b,1097a.

EL CANDELABRO DE MI ABUELA

Por Eli Hecht

Mi abuela era una mujer dulce y pequeña, de apenas un metro y medio de altura. Su candelabro, de más de medio metro de alto, era más que un simple candelero. Era un símbolo familiar, un imán que nos reunía.

En las vísperas de Shabat, Bobe se ponía un pañuelo de Shabat especial. Con gran fanfarria encendía cada vela. Cuando terminaba de encender la última candela, permanecía delante del candelabro con sus ojos cerrados. Lágrimas corrían por sus mejillas. Ella oraba por su marido, sus hijos casados y sus nietos. Hablaba en idish: "Estimado Padre en el Cielo, mira y protege a mi marido, hijos y nietos. Sea Tu voluntad que crezcan personas buenas, fieles a nuestra religión. Por favor concédele sustento y paciencia a mi estimado marido. Cuídanos a todos” .

Todos estábamos de pie alrededor de la mesa de Shabat con respeto. Bobe se parecía a una reina que hablaba al Rey de Reyes, a D-os Omnipotente. Cuando terminaba su Plegaria, empezábamos nuestro Shabat.

Su candelabro estaba hecho de plata sólida con una base fuerte de plata. Todo el año tenía tres ramas de dos velas. En el medio un tallo era para otra vela. La costumbre tradicional para la víspera de Shabat es encender una vela por el padre, madre e hijos. Cuando nace un hijo, se agrega otra vela de Shabat. Mi abuela encendía cinco velas. Durante la semana de Janucá, ella agregaba dos ramas de dos velas cada una, haciendo un total de nueve velas. El candelabro estaba construido de forma que los posavelas podían quitarse e insertarse en su lugar tacitas de aceite para el encendido especial de Janucá. Su candelabro de Shabat se convertía en Janukiá.

Durante la semana de Janucá ella le entregaba su preciado candelabro a mi abuelo para encender las velas de la fiesta. Janucá era nuestro tiempo más feliz. Todos los hijos, nietos y bisnietos venían a la casa de Bobe y Zeide para recibir el Janucá guelt (dinero de Janucá) y unirse al encendido de la Janukiá. Zeide estaba de pie orgullosamente, como un Cohen, el sacerdote del Gran Templo, cuando encendía la Menorá.

Cuando Zeide murió, Bobe pasaba sus inviernos en Miami. Y llevaba sus candelabros con ella. ¡Cada Shabat Bobe lustraba los candelabros de plata y oraba:"¡Que mi mazl (suerte) brille siempre!"

Todos esto se acabó cuando alguien robó su Candelabro. Bobe estaba marchita. Su cuerpo pequeño se agitaba como un sauce en la tormenta cuando hablaba sobre su más preciada posesión, su candelabro. ¿Cómo podían robarlo? Su única preocupación era cómo encendería sus velas.

Ella creía que su Candelabro volvería. "He orado para que el Candelabro nos protegiera, y estoy segura de que el Candelabro ha hecho eso. Ahora rezo para que el Candelabro vuelva a mí." Con determinación silenciosa ella oró y oró. La familia no sabía qué hacer. Inesperadamente un amigo de la infancia de Austria, el lugar de nacimiento de Bobe, nos visitó y avisó: "Nunca había visto una Candelabro como la que vi hoy. Sorprendentemente vi una réplica de tu Candelabro, en la vidriera de una tienda de regalos." Nos quedamos mudos. ¿Podría ser que nuestro invitado había visto Candelabro robado? ¡Bobe saltó y dijo:"¡Vamos a recuperar mi Candelabro! ¡¡¡Pronto será Janucá y lo necesito!!!"

Bobe, mis padres, la dama de compañía de Bobe, y un policía fueron a la tienda de regalos. Con un destello en sus ojos y un grito de alegría Bobe tomó su Candelabro y dijo: "Nos has protegido y ahora regresas a casa conmigo." Antes de que cualquiera pudiera decir algo, Bobe asió el Candelabro del estante y lo sostuvo cerca de su corazón. Nadie podía detenerla. Los vecinos de Bobe, judíos y no judíos, se unieron en su regreso triunfante a casa. Cuanto más se acercaba a su hogar, más personas se le unían. Bobe, vestida al estilo europeo, cargando un Candelabro casi tan grande como ella, seguida por una procesión de familiares y amigos, era un espectáculo memorable. Era de verdad un gran desfile de Janucá.

El Candelabro recibió una limpieza especial, y ese fue el Janucá más luminoso en la casa de Bobe. ¿Quién dijo que los milagros ya no suceden?

LA MENORÁ DE JANUCÁ

Por qué: El encendido de la Menorá de Janucá fue instituido como una estrategia de publicidad: dar a conocer a todo el mundo que D-os hace milagros por aquellos que defienden la verdad y la justicia.

Cuándo: Los Macabeos expulsaron a las fuerzas de la oscuridad con espadas; nosotros lo hacemos con velas. Es por esto que encendemos la Menorá poco después de la puesta del sol. Dos excepciones: el viernes a la tarde encienda las velas antes de la puesta del sol. El sábado a la noche, enciéndalas cuando ya es de noche.

Dónde: Donde quiera que este viviendo en el momento. Ponga la Menorá en un corredor central, cerca del marco opuesto a la mezuzá. Otros tienen la costumbre de ponerla frente a una ventana que da a la calle.

Quién: Toda persona judía, hombres, mujeres y niños. En muchos hogares el jefe de la casa enciende una Menorá para todos. En otras, todos encienden la suya. Algunos encienden una vela y dejan que los niños enciendan el resto.

La Menorá: El milagro de Janucá está asociado con el aceite de oliva, de forma que este es el combustible preferido. Pero puede usar cualquier vela que arda hasta media hora después del anochecer. Las menorás eléctricas son buenas para decoración, pero va a necesitar una con velas para cumplir con la mitzvá.

Cómo:

1. Haga que todos se reunan alrededor de la Menorá.

2. Encienda la vela del shamash (“asistente”).

3. Parado, recite las bendiciones que están en el libro de oraciones.

4. Encienda las velas. En la primer noche ponga una vela a la derecha de la menorá, y agregue una cada noche hacia la izquierda. Cada noche, encienda la nueva vela primero y continue encendiendo de izquierda a derecha. Agregue de derecha a izquierda y encienda de izquierda a derecha.

5. Ponga el shamash en su lugar en la menorá y cante los himnos de Janucá de “Haneirot Alelu” y “Maoz Tzur”.

6. Permanezca alrededor de las velas cerca de media hora (excepto el viernes por la tarde). Comparta algunas historias de Janucá con su familia, disfrute de un juego de dreidel y ¡deleitese con algunos latkes calientes!

 

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Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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