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La Mitzvá Extrema - Caminando, Volando y Nadando Espiritualmente - La Matraca - Purim

 

                                      

 

 

 

 

 

 

 

No. 248

Vaikrá-Zajor

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Horario de velas de shabat en Montevideo 

Viernes 22 de marzo 18.34

                                                                                        

LA MITZVÁ EXTREMA

Por Naftali Silberberg

La división de la Torá en cinco libros no es algo fortuito o que simplemente pretenda hacer más amigable un texto largo. Cada uno de los Cinco Libros de Moshé tiene su tema único. Najmánides explica que el tema del libro de Levítico, que comenzamos a leer este Shabat, son las mitzvot. A pesar de que una buena parte de los mandamientos también se imparten en los otros cuatro libros, son mencionados de paso, en el curso de la transmisión de los eventos o mensajes que son la parte principal de esos libros.

Considerando que este es el "Libro de las Mitzvot", deberíamos esperar que este libro empiece con alguna mitzvá elemental que forme la base del día del judío. Plegaria, tefilín, mezuzá, las leyes de kashrut y el Shabat son algunas que vienen a la mente. En lugar de esto, las primeras porciones de Levítico comentan detenidamente las leyes de los diversos sacrificios ofrecidos durante la época del Templo. Esto lleva a la pregunta: ¿por qué el libro dedicado a las mitzvot comienza con mandamientos que a) no son permanentes de la vida judía (no han sido practicables por casi dos mil años hasta hoy); y b) no son parte de la vida diaria del judío común (quien sólo visitaba el Templo tres veces al año) aun cuando los sacrificios se ofrecían en el Templo en Jerusalem?

Un examen más minucioso del significado profundo de las mitzvot nos llevará a concluir que los sacrificios encierran el significado interior de las mitzvot quizás más que cualquier otra mitzvá individual.

Un animal se consume por sus deseos e impulsos del momento, no pensando para nada en un propósito o futuro para su mejora y refinamiento. Sus emociones controlan su mente, usando sus limitadas habilidades cognitivas para promover la agenda de su corazón. El ser humano, por otro lado, está dotado con la habilidad de dominar sus emociones, de actuar en base a necesidad, propósito y ambición, en vez de urgencia y gratificación inmediata. En verdad, sin embargo, cada persona nace como animal, y debe ser educada por fuera y domesticada por dentro antes de ganarse el título de "mentch" - humano.

Convertirse en un "humano" en su verdadero sentido es un objetivo sublime. El mundo sería mucho más placentero y acogedor si más y más personas persiguieran activamente este objetivo. Pero a pesar de que las mitzvot ayudan mucho en esta búsqueda, no es este su último objetivo. Las mitzvot tienen la intención de tomar al animal convertido en humano y conectarlo con su Creador, permitirle elevarse por encima de las limitaciones de un mero mortal y santificarse,  el humano convertido en algo divino. Esto completa el círculo; su creación que fue originalmente animal, se convierte en divina.

La filosofía de la Torá no está de acuerdo con los vegetarianos porque la Torá reconoce el valor de un animal convertido en humano, que se completa cuando alguien que se ganó el título de humano consume la carne de un animal. De hecho, este es un favor para el animal no menos que para el humano; el animal ahora alcanza un estado que nunca podría tener mientras pastaba en el campo.

Un animal convertido en algo santo, de eso es de lo que se tratan los sacrificios. Se toma un animal y se convierte en algo santificado al ser ofrecido a D-os.

Los mandamientos asociados con los sacrificios dan la pauta de todo el libro, clarificando cuál es realmente el objetivo último de las mitzvot.

CAMINANDO, VOLANDO Y NADANDO ESPIRITUALMENTE

[D-os le dijo a Moisés] “Si alguien sacrifica para D-os una ofrenda de ascensión de aves.” (Vaikrá 1:14)

Los mamíferos aluden a aquellos de nosotros cuya naturaleza animal está relativamente pronunciada. Las aves, debido a que pueden volar, aluden a aquellos de nosotros que están menos “atados a la tierra”, es decir, que viven una vida más intelectual y pueden, por lo tanto, “volar” por encima de una existencia puramente animal. Sin embargo, tal como las aves necesitan reposar periódicamente del vuelo, el intelecto humano está limitado por la naturaleza. Por lo tanto, las aves, como los mamíferos, se usan como sacrificios, dado que tanto nuestra naturaleza animal como nuestro intelecto necesitan ser refinados y elevados espiritualmente.

En cambio, los peces, que deben permanecer constantemente en el agua, aluden a aquellos de nosotros que se han refinado tanto que permanecen siempre conectados a D-os, “nadando” constantemente en la consciencia Divina. Dado que el lado Divino de nuestra personalidad no necesita la elevación que necesita nuestro lado animal, los peces no son usados como sacrificio.

Igrot Kódesh, vol. 1, págs. 46-47, 130-131.

Levítico (Vaikrá) 1:1 – 5:26

Levítico, el tercer libro de la Torá, contiene muy poca “acción”; está dedicado principalmente a las reglas que gobiernan la relación de D-os con el pueblo judío y con cada individuo en particular. Las primeras dos secciones y media describen los procedimientos para la ofrenda de sacrificios. La primera sección del libro de Levítico abre con D-os llamando (Vaikrá en Hebreo) a Moisés, invitándolo a entrar al Tabernáculo para que pueda enseñarle dichos procedimientos.

Siendo este el Shabat anterior a Purim, en el que celebramos el fracaso del complot de Hamán el amalekita para destruir al Pueblo Judío, la parashá semanal se complementa con la lectura de Zajor (Deuteronomio 25:17-19) en la que se nos ordena recordar el mal de Amalek y erradicarlo de la faz de la tierra.

 

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LA MATRACA

Por Nissan Mindel

Hace muchos años, en el pequeño pueblo de Vardik, en la lejana Rusia, todos estaban muy tristes y preocupados. En lugar de esperar la alegría de la festividad de Purim, temían que toda su comunidad judía fuera destruida. Casi parecían los tiempos del primer Purim: así de grande era el peligro.

El hijo del gran y poderoso zar había ido a cazar al bosque con un grupo de amigos. Se habían perdido y por casualidad llegaron a la ciudad de Vardik. Todo el pueblo estaba emocionado de tener entre ellos a este distinguido visitante. Le dieron la mejor habitación de la posada local, la mejor comida y deliciosos pasteles. Al día siguiente, el príncipe de repente se puso muy enfermo y no pudo regresar a casa. Se enviaron mensajeros al zar para comunicarle las malas noticias. En muy poco tiempo llegaron a Vardik el zar y varios ministros importantes. Habían traído consigo a varios médicos que inmediatamente comenzaron a examinar al príncipe. Cada uno intentó curarlo, pero ninguno lo consiguió. El príncipe gemía de dolor. Tenía la cara sonrojada y ardía de fiebre. La mayor parte del tiempo dormía. Rechazó toda comida y bebida. Su propia vida estaba en peligro.

Y entonces uno de los ministros dijo que era culpa de los judíos que el príncipe estuviera enfermo, porque le daban mala comida. Por supuesto, esto era ridículo y falso, pero todos estaban tan preocupados por la enfermedad del príncipe que le creyeron. Desafortunadamente, muchas veces en la historia, cuando hubo algún tipo de problema, hombres malvados culparon a judíos inocentes. Los judíos de Vardik estaban muy asustados, porque sabían que sus vidas podrían estar en peligro.

El día antes de Purim, se colocaron dos carteles en los árboles. Dijeron que si el príncipe no se recuperaba al final del día siguiente, todos los judíos de Vardik serían considerados responsables. Además, como el príncipe estaba muy débil, todos tenían que estar muy callados.

Pero había que leer la Meguilá. Los judíos se reunieron en silencio en la pequeña sinagoga de la calle principal, cerca de la posada donde el príncipe yacía gravemente enfermo. A todos en el shul se les decía que se sentaran absolutamente quietos, porque el rabino leía en voz baja y suave. A los niños se les había dicho que dejaran en casa sus matracas, ya que el aviso pedía silencio.

Los padres parecían muy serios y tristes. Las madres de la sección de mujeres lloraban. No había ningún sentimiento de Purim en el aire, eso es seguro.

De repente, se escuchó un ruido espantoso. Se había leído el nombre de Hamán y el pequeño Yaakov blandía su matraca con todas sus fuerzas. Felizmente, y con una gran sonrisa en su rostro. Todos se asustaron mucho. El rabino continuó leyendo. La gente negaba con la cabeza. Le hicieron señas a Yaakov para que se callara. Un hombre quería quitarle la matraca, pero Yaakov ni siquiera le dejó tocarla. Todos temían que Yaakov gritara e hiciera mucho ruido si lo obligaban a soltarla. Entonces se le permitió conservarla. Nadie podría decirle que dejara de usar la matraca, pues durante la lectura de la Meguilá está prohibido hablar. Esperaban que Yaakov entendiera y dejara la matraca.

Las ventanas de la habitación del príncipe estaban abiertas para dejar entrar un poco de aire fresco. Alrededor de su cama estaban reunidos los ministros, los médicos y el zar. Había un silencio total en la habitación. El príncipe estaba pálido y débil. No le quedaban fuerzas. Tenía los ojos cerrados y parecía que ni siquiera respiraba.

¿Qué fue eso? ¿Quién se atrevió a romper la regla del silencio? Todas las personas en la sala corrieron hacia la ventana para ver quién era el culpable. Al momento siguiente se sobresaltaron del susto, pues oyeron una voz detrás de ellos pidiendo un poco de agua.

Allí estaba el príncipe, sentado en la cama, completamente despierto. "¡Qué ruido tan alegre escucho! ¿Qué es? Por favor, tráeme un poco de agua. Nunca he tenido tanta sed en toda mi vida. Date prisa, por favor. Me siento tan seco". El ruido de la matraca había despertado al príncipe. A los pocos días se recuperó y toda la compañía volvió en paz a palacio. Los judíos de la ciudad se salvaron y tuvieron el día de Purim más feliz que puedas imaginar. Yaakov fue el héroe del día. La gente lo abrazó y lo besó.

PURIM

Purim, celebrado el 14 de Adar, es el día más divertido y lleno de acción del año judío. 2400 años atrás, Hamán, el primer ministro persa, ordenó el genocidio de los judíos. Su plan fue frustrado por Esther y Mordejai, ¡y nosotros celebramos! Así es cómo:

1. Escuchar el Milagro

Vaya a su sinagoga y escuche toda la Meguilá. La Meguilá, también conocida como el Libro de Esther, es el rollo que cuenta la historia de Purim. Escuche la lectura pública dos veces: una vez durante la noche de Purim y otra durante el día. Ponga atención, es vital escuchar cada palabra. Cuando se menciona el nombre de Hamán durante la lectura, los niños hacen sonar matracas y los adultos golpean el piso para erradicar su nombre malvado.

2. Compartir Comida

Purim es acerca de amistad y comunidad. Envíe un paquete conteniendo al menos dos tipos diferentes de comidas listas para comer o bebidas a al menos un conocido judío durante las horas del día de Purim. 

3. Dar al Necesitado

Purim es acerca de ser compasivo. Dele comida o dinero a al menos dos personas necesitadas durante las horas del día de Purim. En caso que no pueda encontrar gente necesitada, su sinagoga probablemente recolecte dinero para este propósito. Por lo menos ponga dos monedas en una alcancía de tzedaká. La tzedaká es una mitzvá todo el año, pero en Purim le damos a todo aquel que pida.

4. Festejar y Regocijarse

Purim es acerca de compartir nuestra alegría. Durante las horas del día de Purim, reúnase con amigos y familia para una comida con vino. Cante, ria, diviértase con los demás. Tradicionalmente los banquetes de Purim duran hasta la noche.

5. Agradecer a D-os

Agregue V’Al Hanisim, un corta sección de agradecimiento por el milagro de Purim, a las plegarias diarias y a la Bendición Después de las Comidas.

En Purim tradicionalmente los niños se disfrazan, en alusión al milagro de Purim que estuvo disfrazado detrás de eventos naturales. Haga que sus hijos se disfracen con personajes buenos y alegres como Mordejai y Esther.

 

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Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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