Entrevistas

El dolor de una familia en Ein Hashloshá: la pérdida de Noa y la vida tras la tragedia

Arie Glasberg de enfrenta el duelo por el asesinato de su hija Noa el 7 de octubre, decidido a seguir adelante

Hay gente que uno lleva en el corazón como grandes afectos de años, aunque el contacto directo y personal sea esporádico. Así consideramos siempre a Arie Glasberg (78) y su esposa Rita (75) , él originario de Argentina, ella de Chile, convertidos hace décadas en israelíes en el kibutz Ein Hashloshá, donde tenemos  tanta gente querida.

Arie y Rita siempre fueron para nosotros los ex shlijim (enviados) del movimiento juvenil Hanoar Hatzioni  en Uruguay, misión que cumplieron entre 1977 y 1980. Ahora, cuando pensamos en ellos, la imagen que se nos viene a la cabeza, es otra, trágica: los padres de Noa, una de las víctimas mortales del 7 de octubre del 2023 en Ein Hashloshá.

Noa Glasberg, de bendita memoria

 

Sobre la vida antes y después del horror, sobre cómo se sigue adelante, los enojos y críticas a las autoridades y al ejército, y sobre su vida en Israel, es esta entrevista con Arie.

 

P: Es difícil decidir por dónde empezar esta entrevista…creo que lo ineludible es preguntar cómo están ustedes, vos y Rita.

R: Es una pregunta difícil. O sea, estamos bien. Nosotros continuamos la vida, pero es muy difícil… todo lo que ocurre, el gobierno, todo lo que sucede alrededor. A nuestra edad, estar ya un año y medio fuera de casa es muy complicado. No es que estemos mal…seguimos adelante. Dentro de todo, estamos bien. Tenemos una casa en Netivot, adonde fue instalada toda nuestra comunidad, cada uno tiene sus ocupaciones, sus cosas, pero no estamos viviendo la vida que uno podía imaginar para después de jubilarnos, con algo de tranquilidad. 

P: ¿Quieren volver al Kibutz cuando se pueda o pasar por donde vivía Noa es demasiado? 

R: Mirá, primero que nada te cuento que la casa en la que vivía Noa ya no está, la bajaron completamente. Ya no existe. Pero te diré además que a nuestra edad no es sencillo empezar una vida en otro lado…no sé. Pero lo seguro es que no nos apuramos a volver.

P: ¿Porque sienten que el peligro no pasó?

R: No es cuestión de peligro o no peligro… Para explicarlo, comparto contigo unos recuerdos. En un viaje a Estados Unidos, yo era encargado del “Garinei Tzabar”, los grupos de jóvenes que quieren venir a enrolarse en las Fuerzas de Defensa de Israel. Viajé para formar precisamente un grupo así. Después del seminario, tuvimos el encuentro con los padres y uno de los padres me preguntó: “Decime, ¿te parece a vos llevar a los chicos nuestros a un lugar como Ein Hashloshá, que está al lado de la frontera, con todo lo que pasa en la zona?”. Yo le respondí : “Quiero contestarte con dos elementos. Ellos quieren  y piensan ir al ejército. En el ejército, no van a ir a la “kiriá”, o sea al Estado Mayor a un trabajo de oficina. Muchos de ellos serán combatientes, chicos, chicas, todos. En general, vienen porque quieren enrolarse. Y la segunda respuesta que te voy a dar es que yo vivo ya 50 años en el kibutz- ahora ya son muchos más- tengo una familia, tengo hijos, tengo nietos que viven allá, y si me pareciera que es muy peligroso, a lo mejor no los tendría. Pero no sé si hoy daría la misma respuesta, después de todo lo que pasó.

P: Más que comprensible… 

R: Y eso me persigue. No sé lo que diría, pero entre nosotros sí te digo que seguramente volvería a hacer lo mismo. Pero me cuesta asegurar que hablaría igual cuando el hecho es que no pude cuidar a mi hija Noa, que fue asesinada por terroristas que se infiltraron a nuestro kibutz.

Mi 7 de octubre

P: Arie, contame por favor…¿ustedes estaban en el kibutz el 7 de octubre? 

R: Yo no. Pero Rita sí estaba y por supuesto entró a la habitación protegida, lo que en hebreo llamamos mamád. Permaneció allí como 15 horas. Yo estaba en el exterior, en Francia, en un paseo de amigos de la “tnuá” , de nuestro movimiento Hanoar Hatzioni de toda la vida . A las 6.30 de ese sábado uno de los compañeros me despertó y me dijo: hay guerra en Israel.

P: Pero claro, ni se te pasó por la cabeza lo que significaba, que era algo tan distinto de las alertas ya  conocidas durante años.

R: Claro. A las 6.30 hablé por teléfono con Rita y con mis dos hijas , Shirly la mayor y Noa. Shirly y Noa vivían a pocas decenas de metros una de la otra. Me dijeron que había muchas alarmas pero ninguna de ellas sabía que había terroristas en el kibutz. Mi hijo Gai no estaba porque vive en Canadá. Te diré que mi yerno, el marido de Shirly, fue el primero que vio a Noa…

P: Me imagino que fue a la casa porque no contestaba el teléfono…

R: Claro. A las 7 de la mañana trató nuevamente de comunicarse con ella y Noa no respondía, entonces salió de la casa y fue a lo de Noa. Shirly quiso ir pero él le dijo que va él. Y la vio en el piso. Volvió a su casa y le dijo a Shirly, ella preguntó si está seguro, si no será que está herida y se puede llamar una ambulancia. Entonces él volvió a la casa de Noa, escuchó que había ruidos en el baño y antes de salir confirmó que  ya estaba muerta y se volvió a la casa. En ese momento había gente en el kibutz que no sabía lo que estaba pasando. Incluso la familia Kedem que perdió a su nieta en Nir Oz, asesinada con su esposo y sus tres niños chicos, estaban tomando café en el balcón, no lejos de la casa de Noa. Y mi yerno, cuando los vio en camino de regreso a su casa, les dijo que entren de inmediato, que hay terroristas en la casa.

 

 

La investigación

P: Hace poco oficiales del ejército se reunieron con ustedes, primero con las familias de las víctimas mortales – con cada una por separada- y luego con todos los miembros del kibutz que quisieron estar, para presentar las conclusiones de la investigación que realizaron. ¿Cómo lo viviste? ¿Qué te pareció?

R: Con las familias se reunió un Coronel un lunes y al día siguiente con todo el kibutz. Yo fui con Rita y con mi hija Shirly, que tiene 47 años. Lo primero que dijo el oficial fue “ante todo, pido perdón”. Y yo le respondí : “le diré que no perdono. Ustedes nos abandonaron”. El, con mucho respeto, no discutió, se limitaron a explicarnos lo que había pasado. Resulta que Noa fue la primera a la que mataron. 

Contaron que los primeros 15 terroristas entraron directamente a su casa porque pensaron, de acuerdo con los mapas que tenían, que el cuarto de operaciones en caso de emergencia estaba allí al lado. Sus mapas indicaban que había allí un refugio , aunque resultó ser algo que no está en uso hace años.  Al parecer ellos tiraron una granada y parece que mi hija se asustó, gritó y llamó la atención, seguramente.  Y empezaron a disparar desde la ventana y ella iba a salir y uno dio la vuelta y le tomó la casa y la mató. 

 

P: El 7 de octubre fue un espanto, que no ocurrió de la nada, se cometieron ya antes errores.

R: Sin duda. Fue todo una falla colosal.Nosotros habíamos alertado todo el tiempo. En el momento que hicieron el obstáculo “subterráneo” y ellos lanzaban globos incendiarios, hacían lo que querían… en el kibutz advertimos, dijimos cómo puede estar pasando eso.

 

Recordando a Noa

Rita, a la derecha, con sus dos hijas, Noa-sentada- y la mayor, Shirly

 

P: Arie, ¿qué quisieras que se recuerde de Noa? ¿Cómo era? 

R: Noa era una persona que adoraba a los niños. Era soltera y no había tenido los suyos propios, pero le encantaban los chicos, trabajaba como ayudante de ganenet, maestra jardinera. Estaba terminando un certificado de enseñanza, tras haber terminado una licenciatura en educación y criminología.  Tenía varios estudios. El domingo 8 de octubre iba a ir al Ministerio de Educación para que le dieran el título final. 

P: Qué terrible…¿Tenían una relación muy cercana?

R: Muy, siempre se preocupaba por todo lo que necesitábamos... Te cuento que Noa llegó a nuestra vida cuando tenía 3 años. Tanto ella como la mayor, Shirly (que tenía 5) y nuestro hijo varón, son adoptados. Ya cuando  estábamos en Uruguay, habíamos empezado a ver la posibilidad de adoptar. No podíamos tener hijos. Después decidimos que mejor ya hacerlo en Israel. A Gai lo recibimos siendo bebé, a los cuatro días de nacer ya vino a casa. Y a los ocho días le hicimos el brit milá en casa.

P: Una pregunta un tanto extraña quizás, casi entre paréntesis. ¿Cuánto tiempo lleva cuando adoptás a un niño, sobre todo cuando no son chiquitos, para sentir que los querés y que son tus hijos? 

R: (sonrisa) Tengo una respuesta preparada para eso. Hay quienes nacen por la panza y otros que nacen por el corazón.Yo creo que el primer día que vimos la foto de las nenas,  antes de  verlas personalmente. Fue un largo proceso. Cuando al fin nos llamaron del Servicio por el Bienestar del Niño donde estábamos anotados hacía tiempo, nos dijeron que si estábamos dispuestos a acoger niños grandes  eso nos facilitaría el turno para recibir después un bebé. Entonces, participamos de un taller especial de adopción y dijimos que sí. Lo que nosotros decíamos era que queríamos que no sean mayores de 5 años por el asunto de la escuela, el hecho que hay niños que traen cierta carga emocional con ellos…  

Es un tema que da para mucho..Te diré que nuestras dos hijas son hermanas biológicas. Eso ayudó cuando tuvimos que identificar el cuerpo de Noa, tomaron el ADN de Shirly.  De ese modo, fue más fácil identificarla. Era el único ADN exacto. Por eso a los diez días teníamos ya el permiso para enterrarla. 

P: ¿Y cómo se llevaban entre ellos, los tres hermanos? 

Arie y Rita con sus tres hijos

 

R: Igual que tus hijos, o mejor todavía. No sé cómo se llevan tus hijos (risas), con naturalidad, sin diferencia alguna. Cuando pasó lo que pasó,  Gai se tomó el primer avión que pudo para venir, estuvo casi 2 semanas con nosotros hasta después del entierro. Desde entonces te diré que estuvimos medio año en Eilat con todo el kibutz, en un hotel, y cuando la comunidad se mudó a Netivot, nosotros fuimos por tres meses a Canadá a lo de Gai y su familia, lo cual nos ayudó mucho. Tenemos cuatro nietos extraordinarios, los tres de Gai y su esposa y la hija de Shirly y su esposo.

P: ¿Tus hijos saben de sus padres biológicos?

R: Te cuento que la única que no había abierto el expediente de adopción era Noa. No quiso. A pesar de que Shirly sí que es la misma familia. Ella no quiso abrirlo. Guy sí, pero solo para saber, tal vez, de dónde vino pero nada más que para eso.  Mi hijo es morochito, siempre me decían “se ve que es tu hijo”. 

Es maravilloso. Y te diré que eran muy unidos los tres.  Noa estuvo precisamente en agosto en Canadá con ellos . Y sus sobrinos adoraban a la tía Noa.Volvió en agosto.

P: Uno debe pensar…si se hubiera quedado un poco más…

R: Claro. No sólo eso. Unos días antes del 7 de octubre Noa había viajado con una amiga al Mar Muerto. Estuvieron allí hasta el jueves. Y una amiga nuestra les dijo: Quédense hasta el fin de semana así yo voy a pasar con ustedes. Le dijeron: “no, tenemos que volver…” . Te cuento que Noa tenía un novio con el que se había distanciado varias veces y luego reconciliado. Vimos en el teléfono de Noa que él le había comprado un regalo, le dijo “Vení a pasar el fin de semana conmigo”. Y ella respondió que no podía porque su mamá iba a estar sola en kibutz y no podía dejarla. Podía haber estado con él. Pero ya no volverá.

P:  Cada muerto es un mundo. Y qué te lo voy a decir a vos  que perdiste a tu hija…pero hay gente que dice que es un milagro que en Ein Hashlosha el número de víctimas haya sido 4…cuando tan cerca, en otro kibutzim, decenas fueron asesinadas.

R: Te diré: no soy una persona creyente. No creo en Dios pero que el kibutz nuestro, excepto nosotros y otros 3 más, tuvo un Dios aparte que nos cuidó, es cierto. Un dios o algo, no sé, porque estaba todo programado para hacer lo mismo que hicieron en Nir Oz. Diversos errores que cometieron en el ejército, de hecho condujeron a que en nuestro kibutz pasó menos que en otros lados. Por un error de un comando central en la zona, cuando le ordenaron a soldados de Golani que vuelvan a su puesto, no recibieron la orden, se quedaron donde estaban y eso salvó a Ein Hashloshá. Ellos estaban en el medio del campo. Detuvieron a todos los coches Toyota de los terroristas que venían para Ein Hashloshá y cambiaron de dirección hacia el Nova que no estaba en sus planes. Además de un tanque solo que pudo parar, fue excepcional. 

 

 

 

El futuro y la paz

P: No sé qué pensabas antes del tema paz, relaciones de vecindad con los  palestinos pero ¿qué pensás ahora? 

R: Yo siempre decía que una madre es una madre: judía, cristiana, árabe, musulmana, lo que sea, budista…  una madre es una madre.Pero no sé si lo sigo viendo igual al saber las barbaridades que hicieron. El hecho  que había gente a la que nosotros  habíamos recibido acá en el kibutz, venían a trabajar y yo trabajaba con ellos. Y después vimos en la investigación que cada uno tenía indicado en mapa donde vivía: dónde vivía la secretaria, donde vivía el encargado de seguridad, tenían todo marcado. 

P: Eso todo les dijo gente que conocía de adentro. 

R: Gente de adentro que les dijo dónde estaba todo. Así que hoy, te diré. No tengo lástima por nadie. Antes no pensaba así.  La situación es difícil, no es sencilla. 

 

A modo de resumen: los recuerdos y el futuro

P: Los años vividos en Uruguay como shlijim, enviados especiales de Hanoar Hatzioni ¿siguen siendo parte de tus buenos recuerdos? 

R: De los mejores recuerdos. Fueron años muy desafiantes, buenos y de éxito.

P: Además, la cultura te era conocida. Ustedes llegaron a Israel de Sudamérica. Vos de Argentina, Rita de Chile.

R: Así es. Yo llegué de Argentina en el año 67’ y fui a Ein Hashloshá. Fui de los primeros. Hasta el 67, Ein Hashloshá era una población de frontera en la que no se reclutaba a los miembros al ejército.  Nosotros fuimos los primeros que fuimos al ejército 3 años.  Yo hice 3 años en los paracaidistas.Rita llegó de 

Chile en el 68 por un año y ahí la conocí.Nos casamos en el 72, en el 77 viajamos a Uruguay y en el 80 volvimos. En el 82, ya tuvimos a los chicos.

P: ¿Cómo está Rita hoy?

R: Está bien, aunque era muy apegada a Noa. 

P: ¿Hay que tomar todos los días la decisión de “Yo sigo adelante”? 

R: No, ya tomamos la decisión. Seguimos adelante, tenemos otros hijos y tenemos también nietos que creo que todavía nos necesitan.

P: Que los disfruten hasta los 120 con salud Arie. Te abrazo de todo corazón.

R: Muchísimas gracias.

Ana Jerozolimski
(19 Mayo 2025 , 11:41)

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