El concepto del derecho palestino a un Estado propio, usado generalmente como explicación de una frustración palestina que hay quienes consideran al parecer que justifica cualquier cosa, también el terrorismo, es uno de los grandes engaños de la propaganda palestina. El Estado les fue ofrecido en distintos marcos, con distintas fórmulas, en diversas ocasiones, pero siempre lo rechazaron. Claro que el rechazo siempre se presentó en términos de injusticia y propuestas insuficientes, pero en realidad, el problema es que aceptar lo que se les ofrecía equivalía a poner fin al conflicto, renunciar a nuevas exigencias y reconocer al Estado de Israel.
El nervio motor árabe en general y árabe palestino en particular, nunca fue un Estado propio sino el “no” al Estado judío, sean cuales fuesen sus fronteras, diminutas e imposibles o no. Por eso rechazaron la las propuestas de la comisión Peel hace casi un siglo , así como la votación en la ONU en 1947 que proponía la partición de la Palestina del Mandato Británico en “un estado judío y otro árabe”, y todo lo que vino después.
Por eso siempre pensamos que si bien es probable que parte del pueblo mismo, gente de a pie, quiera un Estado propio, el liderazgo usa esa noción en su polémica con Israel, pero no es realmente lo que busca. Quiere sí reconocimiento como Estado independiente, pero en la práctica, sus esfuerzos han estado abocados a chocar con Israel, no a construir su propia sociedad.
Aclaremos: siempre apoyamos y seguimos apoyando la noción de un estado palestino que viva en paz con Israel , a su lado, en buena vecindad, lo cual consideramos sería importante para Israel. Separarse es clave. Ellos de un lado, Israel del otro. El problema es cuando la visión del Estado propio es un mero disfraz.
Conversamos al respecto con el Profesor Kobi Michael, experto en la temática palestina en el INSS (Instituto de Estudios de Seguridad Nacional) y en el Instituto Misgav de Seguridad Nacional y Estrategia Sionista. Sus afirmaciones son categóricas.
“En términos históricos, el fracaso colosal y trágico del pueblo palestino, sin duda ninguna en los 30 años transcurridos desde la firma de los acuerdos de Oslo, fue el fracaso de su liderazgo, de Yasser Arafaat primero y Abu Mazen(Mahmud Abbas) despues, y de su entorno, al no lograr hacer el proceso ineludible de transformación de movimiento nacional revolucionario violento a la construcción de un Estado. Nunca estuvieron interesados o concentrados en ese objetivo, en la creación de un Estado palestino independiente, en funcionamiento, responsable, junto al Estado de Israel. Nunca les interesó”. Resulta duro e infaltable preguntar entonces qué es lo que sí les interesaba: “Destruir el proyecto sionista”.
Kobi Michael explica: “Eso comenzó con la actitud de Arafat respecto a la esencia del proceso de Oslo, como el acuerdo de Hudaibía”, concepto que se refiere al pacto de tregua por 10 años hecho por el profeta Mahoma con la tribu Quraish en la zona de Medina, que se interpretó como una disposición a transar sólo hasta que acumule más fuerza para poder atacar.
“Recuerdo el famoso discurso de Arafat en mayo de 1994 en la mezquita en Johanesburgo hablando de jihad, luego otros dichos sobre la guerra por etapas y tanto más”,recalca, afirmando también que la incitación al odio en las declaraciones de las figuras públicas y en los medios palestinos, siempre fueron una mala señal de continuación del conflicto.
“Pero además, recodemos que desde el primer día que Arafat entró al territorio el 1/7/94, ya como parte del acuerdo con Israel, cruzando el pasaje fronterizo de Rafah entre Egipto y Gaza sentado en su coche sobre el terrorista más requerido por Israel, y con el baúl lleno de armas.Esa fue la forma en la que decidió iniciar la implementación de su acuerdo histórico con Israel”.
Michael recalca que Arafat apoyaba sistemáticamente al terrorismo y tanto él como su sucesor dijeron siempre “no” a las propuestas para la creación de un Estado palestino independiente.
Le pedimos ejemplos concretos.
“En el proceso de Annápolis entre el 2008 y 2009, se les ofreció el 96% del territorio de Cisjordania, un 4% del territorio israelí que pueda conectarse con Gaza, control conjunto en el Casco sagrado de Jerusalem, disposición a que haya una capital palestina en Jerusalem oriental y a recibir cada año algunos miles de refugiados por motivos humanitarios. ¡Y dijeron que no!”, explica.
Recuerda que luego fue la propuesta del Secretario de Estado John Kerry en el 2014, que rechazaron aunque el entonces Presidente Obama impuso a Israel un congelamiento de la construcción en los asentamientos durante 10 meses.Dos años antes ya habían dicho que no a una fórmula presentada por el Rey Abdallah de Jordania.”Terminar con la ocupación y el control de Israel, sí, pero nunca quisieron un Estado propio”, acusa Kobi Michael, recordando “5 años de intifada plena de terrorismo entre el 2000 y 2005 en el marco de la segunda intifada.
“Y hoy en día es ineludible recordar que en Gaza no hay ni un soldado israelí ni tampoco un civil israelí viviendo allí desde setiembre del 2005, pero en lugar que Gaza se convierta en Singapur de Oriente Medio y en lugar que la Autoridad Palestina se encargue de convertirlo en un lugar floreciente que pueda servir de ejemplo de lo que sería un Estado palestino independiente, toda esa zona fue tomada por Hamas que la convirtió desde hace 17 años en un Estado terrorista”.
Y la narrativa cuenta mucho. “Todo niño palestino que nace en Gaza o Rafah, Ramallah u otro punto, aprende desde pequeño que su verdadero lugar es donde están hoy Tel Aviv , Haifa, Acre o Ashdod. No quiere su Estado sino a Israel”.
Michael es categórico: “No estoy seguro que el pueblo palestino quiera hoy un Estado propio, porque si este se crea, dejarán de interesar al mundo y entonces dejará de fluir el dinero que reciben. Les es muy cómodo hoy que no tienen ninguna responsabilidad y siempre consideran que pueden acusar de todo a Israel o al mundo, sin hacer nada por sí mismos , optando por las donaciones”.
Aclara que “evidentemente me refiero al colectivo ya que seguramente hay individuos que piensa diferente, como lo hizo el otrora Primer Ministro Dr. Salaam Fayyad, un excelente ejemplo de lo que podría haber sido una figura que construya la nación, el Estado, pero rápidamente se deshicieron de él”.
Kobi Michael agrega: “Ni pienso ni digo que Israel no haya aportado con sus errores y problemas. Pero eso no es lo central. Si los palestinos hubieran querido realmente vivir en paz junto a Israel y reconocerlo como Estado nación del pueblo judío en alguna frontera, el conflicto habría terminado hace mucho. Pero esa no es la situación. El conflicto no es por territorio ni por ocupación ni por la creación de un Estado palestino y ni siquiera por Jerusalem sino por la existencia misma de Israel”.