Entrevistas

Dialogando con dos pioneros en la creación de Israel

Un homenaje a Israel y a un luchador que ya no está.

 

Al acercarnos a un nuevo aniversario de la independencia de Israel, Iom Haatzmaut, destacamos sus logros y desafíos, y debemos también recordar a quienes lucharon para hacerlo posible.

Es por eso que reproducimos hoy aquí una nota que hace pocos años publicamos en el Semanario Hebreo impreso. Hoy, uno de sus protagonistas lamentablemente ya no está. Pero el legado de los pioneros debe ser recordado siempre.

Este fue el texto que publicamos tiempo atrás.

Tzvi y Lola Bar Sade
Tzvi y Lola Bar Sade

 

 

Los Bar Sadé, Zvi y Lola (como la llaman todos desde siempre a Lea Frider), nos reciben en su departamento en la ciudad de Nes Tziona y escucharlos es como hacer un viaje por la historia moderna de Israel, combinando la lucha por la independencia, con la normalidad de la vida en el Israel ya constituido como Estado y las vicisitudes personales impuestas años atrás por la guerra.

No olvidan las dificultades de los primeros tiempos en el Kibutz Nitzanim, la guerra que estalló  apenas llegaron a Israel recién casados, desde  Uruguay, la angustia del cautiverio de Zvi en Egipto y las carencias, volver, por la situación general de Israel. Nada de eso impidió que continúen soñando y el hecho es que al volver Zvi de ocho meses como prisionero  de guerra en Egipto, ambos continuaron buscando nuevos desafíos, plenos de idealismo, y se contaron entre los primeros miembros del Kibutz Ein Hashlosha, donde vivieron hasta 1960.

Hoy en día, al frente del "clan", ambos resumen felices lo logrado. Tienen tres hijos, nueve nietos y nueve bisnietos.

 

 

P: Zvi, usted nació en la Palestina del Mandato Británico y dio varias vueltas por el mundo, de niño y jovencito- Bélgica , Francia, España, Portugal, Paraguay y Uruguay-antes de volver a Israel. ¿Recuerda si se sentía como un inmigrante?

R: Recuerdo muy bien mis sentimientos de orgullo cuando viajamos Lola y yo a Italia, rumbo a Palestina- E”I (así era el nombre oficial ´Palestine-Eretz Israel´), mi patria, donde nací en el año de 1925.

P: ¿Qué pasa  por la cabeza de un joven que comienza una nueva vida , estalla una guerra a su alrededor y encima cae  preso en manos del enemigo?

R: En realidad no tenía idea de lo que iba a ocurrir cuando llegué a Nizanim, pero estaba dispuesto a luchar sin temor hasta el final. Cuando Nizanim perdió casi la tercera parte de sus defensores, nuestro comandante decidió rendirse para salvar las vidas de los sobrevivientes en una batalla contra un enemigo mucho más numeroso. Así fue que llegamos como prisioneros a Egipto.

P: ¿Se puede señalar qué fue lo más difícil de aquellos primeros años? 

R: Los primeros años después de mi retorno de Egipto fueron difíciles pero tolerables. Pasamos unos años de ´austeridad´ durante la incumbencia del ministro Dov Yosef. Faltaban elementos básicos de alimentación por causa de la ola de inmigración de los judíos europeos y de los países árabes. La agricultura y la agro-industria aún no daban abasto y había necesidad de importar alimentos, pero las finanzas para alimentación eran insuficientes. El dinero se necesitaba más para la construcción y para la defensa nacional.  Todos los alimentos básicos se compraban con cupones y eran bastante reducidos. En los asentamientos agrícolas no faltaba comida pero en las aldeas y ciudades la situación era muy difícil.

P: Usted estuvo en Nitzanim, fue de los primeros en Ein Hashlosha. ¿Cómo recuerda aquellos años?

R: Trabajo duro pero con mucha satisfacción. Sentía que aportaba algo importante al desarrollo de mi patria y no me importaban las dificultades.

P: ¿Cuál fue la primera impresión al llegar  al kibutz? ¿Podría describir lo que vio?

R: Lo que más me impresionó al llegar a Nitzanim fue la fuerza y la dedicación de los miembros del kibutz. Todos eran bastante jóvenes y llenos de entusiasmo. Nitzanim estaba rodeada por aldeas árabes, y al lado de un gran campamento militar británico. Sin embargo no demostraban temor alguno. Me sentí absolutamente protegido en el lugar.

P: ¿Tuvo en algún momento, al llegar a la  tierra de Israel, una sensación de que esto sería demasiado difícil, que no se podría abrir camino?

R: ¡De ninguna manera! Estaba tan imbuido en la ideología sionista que no tuve ninguna duda del éxito que iba a obtener a pesar de las dificultades.

P: El kibutz de aquel entonces, con la creación del Estado, era el símbolo máximo del idealismo, de los principios socialistas, de igualdad y solidaridad. Hoy es por cierto más  individualista y en muchos kibutzim, aunque no en todos, eso cambió. ¿Está decepcionado o cree que es natural, humano, que haya habido modificaciones? Usted mismo ya no vive en el kibutz sino en la ciudad.

R: Es cierto que hoy la mayoría de los kibutzim se convirtieron gradualmente en asentamientos comunitarios. Los primeros kibutzim que lo hicieron fueron los que se encontraban en dificultades económicas. La segunda generación en su afán de mejorar la situación buscaron empleo fuera del kibutz y cuando la administración pasó de los ancianos a los jóvenes ocurrió la evolución del socialismo al capitalismo. Esto resolvió el problema económico y los demás kibutzim empezaron a seguir su ejemplo. La segunda generación en los kibutzim ya no querían más saber del socialismo y así surgió la privatización. Cuando yo abandoné el Kibutz en 1960 aún los miembros no soñaban en cambiar su ideología. Yo salí por una causa social con mi familia y no por algún problema económico. Lo que pasó con el kibutz después era una revolución inevitable y no me sorprendió del todo.

 

PRISIONERO DE GUERRA EN EGIPTO

P: Me atrevo a suponer que uno de los capítulos más duros en su vida habrá sido el cautiverio en Egipto…¿Cómo fue el trato que recibió?

R: Los primeros tres meses fueron los más difíciles. El trauma de la derrota, la muerte de muchos javerim y la inseguridad que nos deprimían e impedían funcionar normalmente. Luego mejoró el trato después de que el representante de la Cruz Roja Internacional en Egipto advirtió a las autoridades egipcias que Israel estaba preocupada por su trato inhumano a los prisioneros de guerra en contra de las reglas establecidas por los acuerdos de Geneva. Ya había más de 3,000 prisioneros egipcios en Israel, entre ellos alrededor de 80 oficiales. Las familias de los prisioneros pidieron al rey Faruk  dar orden a los militares de tratar bien a los prisioneros israelíes por temor a las represalias contra sus hijos. En   consecuencia, se acabaron los trabajos forzados, los golpes y los ejercicios corporales extenuantes. En general el trato cambió mucho. 

P: ¿Cómo se vive esa separación de los suyos, no sólo a nivel personal sino nacional? ¿Tenía idea de qué  se hacía para recuperarlos?

R: Al principio estábamos todos en depresión profunda hasta que nos dimos cuenta de que no iban a fusilarnos cómo lo hicieron los nazis a sus prisioneros polacos y rusos en la Segunda Guerra Mundial. Nuestras familias nos hacían mucha falta pero no perdimos la esperanza de volver a casa. Estábamos convencidos de que las autoridades israelíes hacían todo lo posible para intercambiarnos con los prisioneros egipcios. Mientras tanto nos mandaban paquetes con alimentos en conservas, cigarrillos y uniformes militares de invierno. A los ocho meses de prisión recibimos la información de que muy pronto seríamos liberados. Nos fotografiaron y finalmente volvimos a Israel a principios de marzo de 1949.

 

RESUMEN PARCIAL

P: ¿Hoy, a los 90 años-hasta los 120-cómo ve la vida que ha vivido hasta ? ¿Cuáles han sido sus mayores logros?

R: Cada vez que me acuerdo de acontecimientos en el pasado, me viene a la memoria la canción de Frank Sinatra “I did it my way”. Me identifica enteramente con las palabras de esta inolvidable canción. El mayor logro en mi vida fue la creación de un magnífico clan familiar que cuenta con tres hijos, nueve nietos y nueve bisnietos, con sus esposos y esposas y que llega a 33 componentes!

 

LA EXPERIENCIA URUGUAYA

Con los amigos del Hanoar Hatzioni en Montevideo
Con los amigos del Hanoar Hatzioni en Montevideo

 

P: No puedo dejar de lado los años en Uruguay. ¿Qué significó para usted aquella etapa en su vida, más que nada en Hanoar Hatzioni?

R: Al Uruguay llegué desde Paraguay donde fui uno de los principales fundadores del movimiento juvenil sionista “Hanoar Hatzioni". Me integré a la “hajshará” en Migues desde el mes de julio 1946 hasta setiembre de 1947. Allí conocí a mi querida esposa Lea Frider (Lola). Nos casamos el 12 de octubre de 1947, un día antes de mi vigésimo segundo cumpleaños. Lola tenía entonces 19 años de edad. Fue un día culminante en mi vida.

P: ¿Qué recuerdos le quedaron de Uruguay, de las amistades?

R: Los mejores recuerdos que guardo en mi corazón fueron los días que estuve en Uruguay donde conocí a muchos amigos y amigas, sobre todo a mi amada Lola y toda su familia.

 

Los recuerdos de Lea Frider (Lola)

 

P: Cuando tú estabas esperando a  vuestra primera hija, estalló la guerra  de independencia .¿Cómo recuerdas esos días, cómo se vive algo tan duro?

R: Poco tiempo antes de la Guerra de la Independencia nosotros estábamos en el kibutz Nizanim pero no estábamos solos, formábamos parte de un pequeño grupo del Hanoar Hazioni de América Latina. Juntos nos sentíamos fuertes y sin temor hacia el futuro.

P: Ustedes llegaron a Israel poco antes de la guerra, habiéndose casado hacía no mucho, lo cual automáticamente significa soñar con una nueva vida, con muchas esperanzas.  ¿Tuviste miedo en algún momento de que eso no se cumpla, que queden truncos los sueños por todo lo que pasaba alrededor?

P: Yo era muy optimista y sin preocupaciones porque estaba acostumbrada a una vida tranquila y segura, contrariamente a los olim de los países europeos después del Holocausto.

R: ¿Y cómo se cría a un bebé recién nacida, con tu esposo prisionero de guerra en Egipto, sin tener de hecho certeza, supongo, de que volvería? Un país nuevo, con no pocas dificultades...todo un desafío ¿verdad?

P: Los primeros días después del nacimiento de Nitza, mi primogénita, eran muy difíciles, pero el dolor se alivió cuando me enteré que mi esposo estaba con  vida en el campamento de prisioneros de guerra en Egipto. La Cruz Roja Internacional nos permitió intercambiar cartas cortas y así pude escribirle que era padre de una hermosa hija que nació el 15 de setiembre de 1948.

 

P: ¿Cómo creías en aquel entonces que sería Israel y cómo compararías aquel sueño con lo que viven hoy?

R .Lo que yo creía cómo sería Israel después de la guerra no tiene comparación con lo que ocurrió en realidad. Israel se desarrolló tan rápidamente en todos los aspectos,que eso superó las expectativas. Pero lamentablemente, la paz con nuestros vecinos no conseguimos  hasta hoy en día.

 

P: Cuando ustedes viajaron a Israel, en el barco iban también con Abraham Bergson y Dvora Epshtein. Ella cayó en la guerra de liberación, en Nitzanim. Aún recuerdo su retrato colgado en la mazkirut a la derecha de la entrada en el ken Dvora. En las fotos que ustedes me mostraron de vuestro álbum , se las ve a Dvora y a ti abrazadas, sonrientes, contentas. ¿Cómo se vive la caída de una amiga, tan joven, en circunstancias tan dramáticas?

 

Dvora Epstein, Abraham Bergson y Lola Bar Sade
Dvora Epstein, Abraham Bergson y Lola Bar Sade

 

R .Cuando me enteré de que Dvora cayó en la batalla de Nizanim estuve muy conmovida y triste pensando que mi mejor amiga no podría realizar su sueño. Yo estaba entre las últimas mujeres que fueron evacuadas de Nitzanim y allí quedaron sólo las mujeres solteras, tres de las cuales sacrificaron su vida en la defensa del Estado de Israel. Dvora era una de ellas .

Lola y Dvora Epstein.
Lola y Dvora Epstein.

 

Ana Jerozolimski
(06 Mayo 2019 , 13:49)

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