Cabe suponer que en temas de seguridad nacional, cada palabra que dice estos días el Ministro de Defensa israelí Yoav Gallant está bien pensada y calculada.
Pues seguramente no se le “escapó” nada cuando dijo que “estamos trabajando para frustrar cualquier amenaza posible, mientras también preparamos una variedad de opciones ofensivas”.
¿Hay algo oculto en este mensaje? ¿Se refería solamente a la interceptación de los cohetes que se disparan desde Líbano antes de que impacten en Israel o a algo más? ¿Se habrá referido a la posibilidad de un ataque preventivo contra Irán o Hezbolá? Hace días que en los medios israelíes se especula- usamos este término ya que ninguna fuente oficial habló del tema abierta y públicamente- sobre la posibilidad que haya un ataque de ese tipo, pero siempre y cuando Israel tenga información clara que permita eliminar una amenaza importante antes de su lanzamiento hacia su territorio.
“Seguimos de cerca lo que ocurre en Beirut y Teherán”, declaró Gallant, en una visita particular que fue un mensaje en sí: a la base de la Inteligencia en el norte del país desde la que se orquestó la eliminación hace dos semanas de Fuad Shukur, también conocido como Sayyed Muhsein, el máximo jefe militar de Hezbolá. Y Gallant lo mencionó explícitamente.
Gallant recalcó que está “decidido a completar nuestra misión o sea garantizar el regreso de los residentes del norte a sus casas, tras haber garantizado que Hezbolá se retira al norte del río Litani”.
De fondo, en la unidad que visitó, había una gran bandera de Líbano.
Cabe recordar que absolutamente todos los ataques de Hezbolá hacia Israel son desde territorio libanés y que el estado libanés no impone su autoridad para frenar el uso de su territorio en forma agresiva contra el vecino del sur.