Mundo Judío

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La Mentalidad de Divorcio - Probar las Recompensas - El Rebe Maharash y el Alma Perdida - La Seguridad Primero

 

 

 

 

                                      

 

 

 

 

 

 

 

 

No. 273

Ki Tetzé

Horario de velas de shabat en Montevideo 

Viernes  |3 de setiembre 18.17

                                                                                        

LA MENTALIDAD DE DIVORCIO

Por Shimon Posner

“Nos estamos divorciando. Pero lo estamos haciendo amigablemente, con respeto mutuo.” Cuando los ex-cónyuges describen su divorcio de forma que suena a “estamos retirando nuestra oferta por la casa que vimos el jueves”, uno puede tener la idea de que nunca invirtieron lo suficiente para estar dolidos por la pérdida. Pero escuche de nuevo: escuchará un vacío en su voz, un dolor en su corazón. Si; el estigma se perdió. Si; algunas charlas de café y conversaciones casuales tienen una actitud de “todo el mundo lo hace”. Pero no. Nadie que pasó por un divorcio piensa que es indoloro.

Pero si un divorcio sin dolor es un mito (cayéndose a pedazos), el divorcio es una realidad, una opción más de lo que nunca lo fue. Sin dudas, la opción siempre estuvo allí. Pero, como diría mi padre, también lo estuvo el torniquete. Cuando el cuerpo se enfrenta a la muerte, se usa el torniquete; pero sino puede hacer más daño que bien. (Muchos cursos de primeros auxilios no enseñan más la aplicación del torniquete por su abuso). Complementando la legalización del divorcio por la Torá está la frustración del Talmud: “Cuando un esposo y esposa se divorcian, el Altar Sagrado llora”.

Esposos y esposas no son los únicos que se divorcian. El divorcio no es solo un procedimiento legal; es una forma de vida, una mentalidad. ¿Tuvo una pelea con un amigo? Envíele una carta diciéndole porque no quiere saber más de él. ¿Su familia da más picaduras que miel? No se sienta atado o ahogado por ellos. Y el divorcio, la desconexión, no siempre es una mala idea. Pero cuándo separarse o cuándo hablar, no es una pregunta a la que se le presta mucha atención. Es muy fácil separarse: ¿por qué molestarse con discusiones agobiantes cuando uno puede escapar?

No hay una respuesta simple a cuando colgar el teléfono o cuando devolver la llamada. Pero el abuso del torniquete merece una reflexión. Para que un matrimonio funcione, el divorcio no puede ser considerado una posibilidad. Llámela la palabra D. Inexpresable, impensable. Olvide que existe. Las relaciones no pueden funcionar cuando su rotura está llamando a la puerta. No funciona con esposos, amigos, primos, hermanos, parientes políticos, almaceneros o jardineros (Consejo: trate a todos como si fueran su cliente más importante).

Y una discusión no necesariamente significa que el fin de la relación está en camino; puede ser un escalón hacia una relación más balanceada, fuerte, satisfactoria y feliz. Mejor una relación enconada que una separación sin peleas. No siempre, pero cuando tenga la duda, deje de lado el torniquete. Y recuerde que se están derramando lágrimas.

PROBAR LAS RECOMPENSAS

[Dijo Moshé al pueblo judío: “Si eres un trabajador contratado en un viñedo,] puedes comer la cantidad de uvas que desees, hasta que estés saciado.” (Devarim 23:25)

La labor en un campo de cereales y la labor en un viñedo representan dos aspectos de nuestra relación con D-os. El cereal, componente básico de la dieta, representa la aceptación de la soberanía de D-os y el cumplimiento de Sus mandamientos. Las uvas, un agregado dulce a los componentes normales de la dieta, constituyen la expresión del aspecto de nuestra relación con D-os que va más allá de la letra de la ley. Cuando contamos con suficiente madurez espiritual como para sentir placer y alegría en la revelación de divinidad, buscamos llevar la conciencia de D-os a todas la facetas de nuestras vidas, y no solo en las formas expresamente requeridas por la Torá.

La Torá permite a los trabajadores de campos y viñedos probar del cereal y de las uvas mientras trabajan. Esto nos enseña que, tanto si nos relacionamos con D-os en el nivel básico del “cereal” como si hemos progresado hacia una relación con Él en el nivel voluntario de las “uvas”, recibiremos constantes y cada vez mayores recompensas de revelaciones de divinidad y beneficencia divina.

Likutei Sijot, vol. 34, pág. 129.

Deuteronomio (Devarim) 21:10 – 25:19

La sexta sección del libro Deuteronomio continúa con el segundo discurso de despedida de Moshé al pueblo judío. Moshé evoca aquí diversos aspectos de la ley judía, comenzando por las leyes que rigen el comportamiento de los soldados judíos cuando salen (teitzéi, en hebreo) a la guerra.

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EL REBE MAHARASH Y EL ALMA PERDIDA

Por Menachem Posner

La noche se acercaba cuando el carruaje se detuvo frente al Hotel Alexander, uno de los establecimientos más lujosos de París. Del carruaje descendió el Rebe Maharash, el cuarto Rebe de Jabad, seguido de dos asistentes y dos acompañantes.

Entró en el vestíbulo del hotel con aire de confianza, se acercó al mostrador de recepción y, en un francés fluido, pidió la mejor suite disponible en el casino. El empleado se quedó atónito; la suite era muy cara y normalmente estaba reservada para la nobleza. Pero el Rebe Maharash no se inmutó ante el precio exorbitante y pronto fue escoltado hasta sus habitaciones por un botones. Dio instrucciones a sus asistentes, R. Leivik y R. Pinchas Leib, para que se quedaran con él en el hotel, mientras que sus dos acompañantes, R. Monye Monensohn y R. Yeshaya Berlin, ambos hombres adinerados, se fueron a un hotel más barato cercano.

El Rebe Maharash se instaló. La suite era espaciosa y estaba elegantemente equipada, con muebles finos y valiosas pinturas. Pero el Rebe no estaba allí por la lujosa decoración. Había venido a París para encontrar y salvar a un alma perdida, un joven judío que había caído tan profundamente en las garras del juego y la bebida que hacía tiempo que había olvidado su herencia.

Después de varias horas, el Rebe se levantó y salió de su habitación. Caminó por el pasillo hasta llegar al casino.

Escudriñó la habitación con sus ojos penetrantes, hasta que vio al joven en una mesa, donde estaba jugando a los dados. Tenía una copa de vino frente a él, que bebía de vez en cuando.

El Rebe Maharash caminó hacia él, ignorando las miradas curiosas de los otros jugadores. Llegó a su mesa y colocó su mano suavemente sobre su hombro. El joven lo miró con sorpresa y fastidio.

- “¿Quién eres?”, preguntó.

El Rebe Maharash le sonrió cálidamente y dijo: - “¡Joven! ¡No se permite beber vino no kosher!”.

El joven parpadeó confundido. No comprendió lo que el Rebe Maharash quería decir.

- “¿De qué estás hablando?”, preguntó.

- “Ese vino embota la sensibilidad de la mente y del corazón. ¡Sé judío!”, continuó el Rebe Maharash.

El joven sintió una extraña sensación en el pecho, como si algo se estuviera agitando dentro de él. Reconoció que las palabras del Rebe provenían de su propia tradición, que había abandonado hacía mucho tiempo.

El Rebe Maharash se despidió del hombre y salió del casino, con los ojos encendidos de pasión y emoción.

Algún tiempo después, el joven vino a buscar al Rebe. Los dos permanecieron encerrados juntos durante muchas horas.

No se sabe qué palabras intercambiaron, pero el joven salió de ese encuentro convertido en un hombre nuevo.

A la mañana siguiente, el Rebe abandonó París. Su misión había sido cumplida.

¿Y el joven? Abrazó su identidad judía, comenzó a vivir como judío y se convirtió en el padre de la respetada familia Klein de Francia, conocida por su ortodoxia y su piedad.

LA SEGURIDAD PRIMERO

“...deberás hacer un barandal para tu techo, para que no pongas (responsabilidad de) sangre sobre tu casa...” (Devarim 22:8)

Durante la mayor parte de la historia, los techos eran lugares para almacenamiento, el secado de productos, o lugar de esparcimiento. También eran peligrosos. La Torá nos ordena reducir ese peligro erigiendo una cerca de al menos 10 puños de alto y suficientemente fuerte para soportar el peso de un hombre adulto. Los techos que no son usados (como los de las casas modernas) no necesitan ser cercados.

Este precepto va más allá de los techos. Si la Torá nos dice que cerquemos techos peligrosos, obviamente tenemos que considerar también otros peligros potenciales. Los sabios judíos dieron algunos ejemplos:

• No solo techos, sino que porches y balcones deben ser cercados, y las escaleras deben tener pasamanos fuertes.

• Los trabajadores de la construcción deben cubrir cualquier hoyo que dejen detrás suyo, o rodearlo con una barrera. Lo mismo se aplica a piscinas. El equipamiento peligroso y otros materiales riesgosos deben ser guardados de forma que no sean un peligro.

• Idealmente, uno no debería tener un perro peligroso. Un perro es considerado peligroso si su ladrido asusta a la gente. Si debe tener un perro así, debe mantenerlo encadenado de forma que sea incapaz de dañar o asustar a otros.

• Un padre tiene la obligación de enseñarle a nadar a sus hijos.

¿Eres un Peligro para Ti?

Tu no creaste tu propia vida, asi que ¿cómo puedes permitirte ponerla en peligro? Por lo tanto, la mitzvá de reducir los peligros se aplica también a ti mismo.

Algunos ejemplos de peligros prohibidos:

• Meterse en aguas rápidas que estén por encima de tu cintura.

• Conducir un vehículo a una velocidad peligrosa.

• Cruzar un puente peligrosamente inestable, o caminar debajo de una escalera tambaleante.

• Dado que ahora se reconoce que fumar es dañino para la salud, muchas autoridades halajicas contemporáneas son de la opinión que hoy está prohibido fumar (y por supuesto tampoco en presencia de otros).

MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Guayaquí 3193
2709 0405 , CP1130, Montevideo.

Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
Para recibir MiSinaí por email o por whatsapp, contactar por teléfono al 2628 6770 o por mail: Info@jabad.org.uy.

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Texto y fotos: Ariel Jerozolimski

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