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No. 277

Iom Kipur

Horario de velas de shabat en Montevideo 

Miércoles 11 de octubre 18.38

                                                                                        

LA HISTORIA DE TU VIDA

Por Shais Taub

El libro de Jonás, que se lee en su totalidad en el servicio de la tarde de Iom Kipur, es la historia de tu vida. Así lo dice la Kábala (Zohar 2:199a).

Sé lo que estás pensando. “Esto debe ser una metáfora, porque nunca me subí a un barco en dirección a Tarshish para escaparme de la profecía, ni quede atrapado por una tormenta ni la tripulación me tiró por la borda y ni fui tragado por un pez.”

Tienes razón. Esas cosas no te pasaron. Y probablemente no nos pasen a muchos de nosotros. Pero aun así, el Zohar dice que esta es la historia real de tu vida.

Tu eres Jonás. O sea, el verdadero tú, porque “Jonás” en términos cabalísticos es otro nombre para el alma. Por lo tanto, la historia de Jonás es la historia del viaje del alma aquí en la tierra. De este modo, en Iom Kipur, así como examinamos nuestras vidas y consideramos nuestro propósito en este mundo, recordamos al histórico Jonás cuya narrativa real simboliza nuestra odisea espiritual.

Tu historia comienza al nacer. Un alma en lo alto es lanzada a un cuerpo terrenal. Antes de su descenso, el alma vivía una existencia angelical, disfrutando el resplandor de la espiritualidad, íntimamente ligada a su Creador. Pero el alma debe dejar su hogar. Se la confina a un contenedor material, y se siente abrumada por los estímulos insolentes de este mundo. “Jonás”, el alma, “se sube al barco”, el cuerpo. ¿Y a dónde lo lleva el barco? “Lejos de la presencia de D-os”. De hecho, el mismo nombre de Jonás, relacionado con la palabra hebrea que significa “afligido”, alude a la incomparable frustración del alma confinada en el cuerpo.

El alma, Jonás, el desafortunado pasajero, ha viajado lejos de D-os. Sin embargo, ¿dónde puede ir uno y estar lejos del Único? ¿Dónde no se puede encontrar al Omnipresente? ¿Realmente el alma ha dejado a D-os al entrar en este reino físico? Así como D-os estaba con Jonás en el momento de su primera profecía en la Tierra Santa, así también estaba D-os con Jonás mientras languidecía en alta mar.

Y sin embargo nosotros, como Jonás, nos engañamos al pensar que nuestro viaje a esta tierra nos ha dejado fuera del alcance de nuestra relación con D-os. Como Jonás, tomamos esta distancia percibida como una indicación de que de alguna forma fuimos liberados de nuestra misión. Pero no, el alma no se escapa de D-os al bajar a esta tierra. Al contrario, es un agente de D-os, un representante de su voluntad encargado de imbuir santidad en lo mundano y perfeccionar un mundo imperfecto.

Tarde o temprano, la falsa atracción de la satisfacción material llega a su inevitable conclusión, y la vida física a la que el alma se ha resignado se vuelve feroz y desafiante. “El Todopoderoso provoca una gran tempestad.” No para castigar, D-os libre, sino para sacudir al alma de su complacencia, porque “Jonás descendió a la bodega del barco... y se durmió profundamente.” El alma está adormecida.

“Se le acercó entonces el capitán y le preguntó: ‘¿Por qué estás durmiendo? ¡Levántate, clama a tu D-os”. Una voz de la conciencia se agita desde adentro. “¿Cuál es tu oficio?” ¿Qué has hecho con tu vida? ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué fuiste enviado?

Es el momento de la verdad. El alma debe aceptar. D-os está aquí también, y yo no soy otra cosa que Su mensajero. Mi vida tiene un propósito. “¡Soy un hebreo y reverencio al D-os de Israel!”.

EL PODER DE IOM KIPUR

"Porque en este día, [D-os] expiará todas sus transgresiones para purificarlos." (Vaikrá 16:30)

En lugar de sacar “quirúrgicamente” nuestros pecados de nosotros, Iom Kipur nos saca a nosotros de nuestros pecados al elevarnos por encima de ellos. Es por eso que la atención en Iom Kipur está enfocada en nuestra relación con D-os en vez de en nuestros pecados en sí. Lo que se requiere de nosotros en este día es que anhelemos reconciliarnos con D-os en un sentido general, y que expresemos este deseo respetando Iom Kipur apropiadamente.

Iom Kipur nos eleva de esta forma porque el día mismo revela la conexión intrínseca que cada judío comparte con D-os en virtud de su alma Divina. La conexión entre nuestra esencia y la esencia de D-os existía desde antes de la Creación y por lo tanto no está limitada por tiempo o espacio. Por esta razón, no puede ser dañada por ningún pecado que hayamos cometido. Resulta, entonces, que el mismo día de Iom Kipur - al revelar esta conexión intrínseca entre nosotros y D-os - borra nuestros pecados, dejando la cuenta completamente limpia.

Likutei Sijot, vol. 27, págs. 124-131. 

Levítico (Vaikra) 16:1-34; 18:1-30

En la mañana de Iom Kipur se lee sobre el servicio que el sumo sacerdote realizaba este día en el Sagrado Templo de Jerusalén. “Este será para ustedes un estatuto perpetuo”, dice la lectura de la Torá. “…Porque en este día Él os perdonará, para purificarlos, y seréis limpiados de todos vuestros pecados delante de D-os… una vez al año”.

Durante el servicio de Minjá de la tarde, leemos el capítulo 18 de Levítico, que detalla las prohibiciones contra el incesto y otras conductas sexuales desviadas. La lectura de los Profetas cuenta la historia de Jonás, el profeta que fue enviado a profetizar la destrucción de la ciudad pecadora de Nínive, huyó de D-os, fue tragado por un pez y aprendió el poder de la oración y el arrepentimiento para invocar la misericordia de D-os y anular los decretos más severos.

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LA GALLINA DE PAPEL

Por Yanki Tauber

Una noche anterior a Yom Kipur, uno de los jasidim del Rabino Elimelej de Lizhensk le pidió a su Rebe que le permitiera ver cómo él observa la costumbre de las kaparot.

- "¿Cómo hago yo las kaparot?", repitió el rabino Elimelej. "¿Cómo haces tú las kaparot?".

- "Soy un judío común y corriente: hago lo que hacen todos los demás. Sostengo el gallo en una mano, el libro de oraciones en la otra y recito el texto: 'Este es mi intercambio, esto es en mi lugar, esta es mi expiación...'".

- "Eso es exactamente lo que hago", dijo el rabino Elimelej."

Pero el jasid insistió en que las kaparot de su Rebe ciertamente no eran un evento común.

- "¿Quieres ver unas kaparot extraordinarias?", dijo el Rabino Elimelej. "Ve a observar cómo hace kaparot Moshe, el tabernero. Allí verás algo mucho más inspirador que mis propias kaparot comunes".

El jasid localizó la taberna de Moshe en una encrucijada a varias millas de Lizhensk y pidió quedarse a pasar la noche. 

- “Lo siento”, dijo el tabernero. “Como ves, este es un establecimiento pequeño y no tenemos habitaciones para alquilar. Hay una posada un poco más adelante en la carretera.”

- “Por favor”, suplicó el jasid, “he estado viajando todo el día y quiero descansar un rato. No necesito una habitación; me acurrucaré en un rincón durante unas horas y seguiré mi camino.”

- “Está bien”, dijo Moshe. “Cerraremos en breve y luego podrás dormir un poco.”

Después de muchos gritos, halagos y amenazas, Moshe logró sacar a su clientela de campesinos borrachos por la puerta. Las sillas y las mesas estaban apiladas en un rincón y la habitación, que también servía como alojamiento del tabernero, estaba preparada para la noche. La medianoche había pasado hacía rato y se acercaba la hora de las kaparot. El jasid, envuelto en su manta debajo de una mesa, fingió dormir, pero se quedó de guardia en la habitación a oscuras, decidido a no perderse nada.

Antes del amanecer, Moshe se levantó de su cama, se lavó las manos y recitó las bendiciones matinales. - "¡Es hora de las kaparot!", llamó en voz baja a su esposa, teniendo cuidado de no despertar a su invitado. "Yentel, por favor tráeme el cuaderno; está en el estante sobre el armario".

Moshe se sentó en un pequeño taburete, encendió una vela y comenzó a leer el cuaderno, sin darse cuenta de que su invitado "dormido" estaba completamente despierto y se esforzaba por escuchar cada palabra. El cuaderno era un diario de todas las fechorías y transgresiones que el tabernero había cometido en el transcurso del año, con la fecha, la hora y las circunstancias de cada una de ellas anotadas escrupulosamente. Sus “pecados” eran bastante benignos: un día había dicho un chisme, otro se quedó dormido a la hora de la oración, otro no dió su dinero diario para caridad, para cuando Moshe terminó de leer las primeras páginas, su rostro estaba bañado en lágrimas. Durante más de una hora, Moshe leyó y lloró, hasta que dio vuelta la última página.

- “Yentel”, le dijo a su esposa, “tráeme el segundo cuaderno”. También éste era un diario pero de todos los problemas y desgracias que le habían sucedido a lo largo del año. Un día, Moshe fue golpeado por una cuadrilla de campesinos, otro día su hijo enfermó; una vez, en pleno invierno, la familia pasó varias noches congelada por falta de leña; otra vez, su vaca murió y no hubo leche hasta que se juntaron suficientes rublos para comprar otra.

Cuando terminó de leer el segundo cuaderno, el tabernero levantó la vista al cielo y dijo: "Así que, Padre Celestial, ya ves que he pecado contra Ti. El año pasado me arrepentí y prometí cumplir Tus mandamientos, pero sucumbí repetidamente a mi mala inclinación. Pero el año pasado también te recé y te supliqué por un año de salud y prosperidad, y confié en Ti que así sería.”

"Querido Padre, hoy es la víspera de Iom Kipur, cuando todos perdonan y son perdonados. Dejemos atrás el pasado. Aceptaré mis problemas como expiación por mis pecados, y Tú, en Tu gran misericordia, harás lo mismo".

Moshe tomó los dos cuadernos en sus manos, los levantó, los rodeó tres veces sobre su cabeza y dijo: - "Este es mi intercambio, esto es en mi lugar, esta es mi expiación". Luego los arrojó a la chimenea, donde las brasas humeantes pronto convirtieron las páginas manchadas de lágrimas en cenizas.

IOM KIPUR

Cuarenta días después de haber recibido la Torá en el Monte Sinaí y de haberse comprometido a ser el pueblo elegido de D-os, los Hijos de Israel adoraron un Becerro de Oro. Moisés le suplicó a D-os que no aniquilara a su nación descarriada, y el 10 de Tishrei, D-os dijo: “He perdonado”. A partir de ese momento, observamos esta fecha como el “Día del Perdón”, una celebración de nuestra inquebrantable relación con D-os. Se trata del día más sagrado de todo el año, en el que nos reconectamos con nuestra esencia misma, que sigue siéndole fiel a D-os más allá de la forma en que nos comportemos.

Una Conducta Angelical

Iom Kipur es un día de ayuno: desde la puesta del sol de la víspera de Iom Kipur hasta el anochecer del día siguiente, no comemos ni bebemos. (Si estás enfermo, consulta a un rabino).

También, nos abstenemos de ciertos placeres físicos: usar calzado de cuero, bañarse o lavarse, aplicar lociones o cremas y mantener relaciones conyugales. Además, es un “día de descanso” en el que está prohibido realizar trabajos (tal como en Shabat).

Cinco Rezos

En Iom Kipur, nos vestimos con ropa blanca para emular a los ángeles espirituales y pasamos la mayor parte del día en la sinagoga sumidos en el arrepentimiento y la plegaria.

En este día, hay cinco servicios de rezos: 1) Las plegarias vespertinas, que comienzan con el solemne Kol Nidrei, 2) La plegaria matutina, 3) Musaf, que incluye una descripción del servicio del Templo Sagrado en Iom Kipur, 4) La plegaria de la tarde, durante la cual se lee el Libro de Ioná, 5) Neilá, que se recita cuando el día está por concluir y se sella el veredicto para el nuevo año. Las primeras cuatro plegarias incluyen una confesión (privada) de pecados ante D-os.

Hay muchas leyes y costumbres asociadas a estos servicios de rezos, el rabino de tu sinagoga te va a ayudar en lo que necesites.

La Conclusión del Ayuno

El ervicio de Neilá finaliza cuando la congregación proclama al unísono Shemá Israel, entonces, un toque de shofar marca la conclusión del día.

A continuación, se lleva a cabo una comida festiva. Celebramos confiados en que D-os ha perdonado nuestros pecados.

 

MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Guayaquí 3193
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Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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