Manteniendo el Enfoque - Benevolencia - El Muchacho que No Podìa Caminar - Maariv
No. 282
Jaiei Sara
Horario de velas en Montevideo
Viernes 22 de noviembre 19.18
MANTENIENDO EL ENFOQUE
Por Naftali Silberberg
Itzjak tenía prohibido salir de la Tierra Santa porque había sido consagrado a D-os cuando Abraham lo ofreció como sacrificio en el Monte Moriá. Abraham, sin embargo, no estaba dispuesto a considerar una muchacha cananita para Itzjak, así que envió a su fiel siervo Eliezer a su propia ciudad natal Aram (hoy al norte de Siria), para encontrar una mujer adecuada para Itzjak. Eliezer cumplió esta misión exitosamente y regresó a Canaán con Rivka.
La Torá relata toda la historia de la misión de Eliezer en gran detalle, repitiendo partes enteras de la historia varias veces. En general, la Torá es ahorrativa en palabras; muchas leyes de la Torá se derivan de palabras aparentemente superfluas o incluso de letras de más. Por lo tanto el Talmud concluye que “las palabras de los siervos de los Patriarcas son más hermosas que la Torá de sus hijos”.
¿Qué es tan especial en las “palabras de los siervos de los Patriarcas”? ¿Cuál es la lección que la Torá quiere que extraigamos de la misión de Eliezer?
Una característica de la misión de Eliezer que es evidente es su tremendo enfoque. Cuando llegó a Aram no empezó a pasear por el pueblo para ver los atractivos locales. De hecho, ni siquiera se registró en el hotel local para descansar de su viaje. En lugar de eso, fue directamente a trabajar, inmediatamente empezando la búsqueda de la futura esposa para Itzjak. Aun después que encontró a Rivka y la consideró digna para el hijo de su amo, no se permitió descansar. Cuando fue invitado a la casa de Rivka y toda la familia se sentó para comer, él proclamó “No comeré hasta que haya dicho mis palabras ... Soy sirviente de Abraham ...”.
Porque estaba tan enfocado en su tarea, consciente de que él es tan solo un enviado de Abraham, que se dio cuenta que tenía todos los poderes milagrosos de Abraham a su disposición. Por lo tanto en vez de contratar a un investigador privado para encontrar a la mejor y más virtuosa muchacha, fue al pozo de agua y le pidió a D-os un signo del Cielo que identifique a la joven correcta. Y tuvo éxito.
Cuando la familia de Rivka pidió que le dieran varios meses para prepararse para el matrimonio, un pedido aparentemente razonable, Eliezer respondió: “No me retengan .. ¡Déjenme ir con mi amo!”. Y fue como él quiso. No se sintió obligado a cumplir con normas o estándares sociales; él sabía que su misión iba a tener éxito aun si estuviera pidiendo por algo imposible.
Nosotros también somos emisarios. Fuimos enviados a este mundo por el Todopoderoso para crear un matrimonio, para reunir a dos opuestos, Creador y Creación. Podemos y cumpliremos esta tarea porque vamos no con nuestros propios poderes, sino con los poderes Divinos que D-os puso en nosotros para cumplir esta proeza. Podemos transformarnos a nosotros mismos, nuestras familias y conocidos, y de hecho toda la Creación en entidades espirituales, adecuadas para ser la novia de D-os. Debemos, sin embargo, siempre mantenernos enfocados en la misión. Siempre debemos tener las prioridades correctas, siempre recordando lo que realmente es importante en la vida.
Esta es la lección que aprendemos de Eliezer; una lección que la Torá considera digna de repetir varias veces.
BENEVOLENCIA
[Eliezer rezó] “Que la muchacha a la que le diga, ‘Por favor inclina tu balde para que pueda beber’ y ella responda “Bebe, y también le daré agua a tus camellos’, sea la que Tu has designado para Tu siervo Isaac.” (Bereshit 24:14)
Dado que a D-os no le falta nada, la generosidad es la forma principal en la que se relaciona con el mundo. Por el mismo motivo, la generosidad es lo que caracteriza a la gente que se siente estrechamente conectada con D-os. En cambio, la característica destacada del mal es el egoísmo. No importa cuánto tenga una persona mala, siempre estará insatisfecha, por lo que sólo busca tomar y nunca dar.
Por lo tanto Eliezer buscó una mujer para Isaac que demostrara generosidad. Cuando Rebeca fue más allá de cumplir con el pedido específico de Eliezer ofreciéndole también agua para sus camellos, él entendió que ella era una persona piadosa y por lo tanto una pareja apropiada para el hijo de Abraham.
Al demostrar bondad hacia otros, nosotros también somos “correspondidos” con las parejas más valiosas, tanto sean almas gemelas, amigos, socios de negocio o llamados en la vida.
Sidur im Daj, 92b.
Génesis (Bereshit) 23:1 – 25:18
El nombre de la quinta sección del libro de Génesis se toma de sus primeras palabras, “La Vida de Sara” (Jaiei Sara en Hebreo), y comienza con la muerte y entierro de Sara. Luego seguimos al sirviente de Abraham, Eliezer, cuando compromete en matrimonio a la sobrina nieta de Abraham, Rebeca, para el hijo de Abraham, Isaac. Este relato es seguido por el matrimonio de Isaac y Rebeca y las últimas etapas de la vida de Abraham: su nuevo casamiento con Hagar, su muerte, y el alejamiento de su hijo Ismael de su familia y su misión Divina.
EL MUCHACHO QUE NO PODÍA CAMINAR
Por Asharon Baltazar
Se habían casado recientemente y habían sido bendecidos con un hijo. Sin embargo, su alegría se vio empañada cuando descubrieron que su preciado primogénito no podía caminar ni un solo paso por sí solo.
Recorrieron Rusia de un lado a otro, yendo de médico en médico, pero incluso los mayores especialistas se dieron por vencidos. La madre, cuyo padre era un jasid de Lubavitch, le rogó a su esposo que viajara a Lubavitch y solicitara el consejo y la bendición de su rebe, tal como lo habían hecho poco después de su boda, pero sus palabras cayeron en oídos sordos. Su esposo no era un jasid y solo había ido esa vez para complacer a su suegro. Si los médicos no podían ayudar, razonó, ¿cómo podría hacerlo un rebe jasídico?
Y así pasaron 16 años. El niño creció y se convirtió en un hombre joven, lo suficientemente mayor (en aquellos días) para casarse. Para entonces, las súplicas de la esposa habían vencido a su marido, quien finalmente aceptó visitar al Rebe Maharash, el cuarto Rebe de Lubavitch. Pronto se encontró dentro de la habitación del Rebe.
- “Estuviste aquí hace 16 años, ¿no? ¿Y cómo estás ahora?”, lo saludó el Rebe.
El hombre se quedó helado. Asombrado por la majestuosa apariencia del Rebe, su lengua estaba pegada al paladar. Poco a poco, recuperó el sentido y explicó el propósito de su visita, expresando su incertidumbre sobre el siguiente paso en la vida de su hijo.
- “¿No sabes qué hacer con él? Arregla un matrimonio con una joven huérfana. Compra regalos respetables y cuéntale sobre las excelentes cualidades de tu hijo, y estoy seguro de que ella aceptará en el matrimonio”.
El Rebe Maharash le preguntó entonces el nombre del joven (era Shmuel) y lo anotó de inmediato.
El padre se apresuró a cumplir la orden del Rebe. Viajó a su casa pasando por Minsk, donde compró los regalos, y luego se dirigió a su casa. Mientras viajaba, una idea emocionante se formó en su mente. El Rebe le había dicho que la salvación de Shmuel vendría si se casaba con una huérfana. Él conocía a la persona indicada. Una niña pobre y huérfana había estado viviendo con su familia, y él sentía en su corazón que ella era una joven hermosa, una compañera de vida muy apropiada para su hijo.
Colocó sus regalos sobre la mesa, asegurándose de organizarlos de manera atractiva. Después de que la joven admirara los hermosos regalos, el padre le preguntó gentilmente qué pensaba sobre Shmuel y si le gustaría casarse con él. Habiendo visto sus excelentes cualidades de cerca, ella aceptó con gusto, y después de que Shmuel expresó sus sentimientos positivos hacia ella, se acordó una fecha para la boda.
Faltaban unos días para la boda y los preparativos estaban muy avanzados. Shmuel estaba sentado en su casa cuando olió un poco de la deliciosa carne que se estaba preparando para el banquete y le pidió a su madre que le diera un poco. Tan pronto como comió el trozo de carne que su madre le había dado, sintió un hormigueo en los pies. Se habían vuelto más livianos y sintió que podía moverlos un poco. Con el corazón acelerado, pidió otro trozo.
Shmuel caminó hacia su jupá (el dosel nupcial) sobre sus propios pies, apoyado en cada lado, pero sin duda caminando. En su camino de regreso desde el dosel podría haber caminado sin apoyo, pero para no llamar la atención sobre su buena suerte (que temían que pudiera atraer “el mal de ojo”), todavía caminó con ayuda. Casado con su verdadera alma gemela, no pasó mucho tiempo antes de que su parálisis desapareciera por completo.
MAARIV (LA PLEGARIA VESPERTINA)
La tercera de las plegarias diarias, llamada Maariv (o Arvit), se recita cuando ya es de noche (las primeras dos plegarias se dicen a la mañana y a la tarde). Esta plegaria fue instituida por nuestro Patriarca Iaacov.
En realidad, si pensamos que en el calendario judío, el día comienza con la salida de las estrellas del día anterior, la plegaria de Maariv es vista entonces como la primera de las plegarias de la jornada. Las palabras de la plegaria hacen participar al cuerpo en el servicio de D-os, inspirándolo y refinándolo para que esté en sintonía con el alma. En la etapa inicial de este proceso, el cuerpo aún se encuentra en medio de una oscuridad espiritual, por lo que Maariv es la primera de las plegarias del día.
¿Cuándo?
A partir de Tzet Hakojavim (la aparición de tres estrellas medianas en el cielo nocturno) hasta el amanecer.
(También está permitido rezar Maariv temprano, hasta 1 1/4 horas [halájicas] antes de la puesta del sol, siempre y cuando las plegarias de la tarde hayan sido recitadas antes de esta hora límite. Esta hora es lo que se denomina Plag Haminjá. Si uno reza antes del anochecer, entonces deberá repetir el Shemá después de Tzet Hakojavim).
¿Dónde?
Como con todas las plegarias, el lugar preferido es la sinagoga, junto con la congregación. ¿No puedes llegar a la sinagoga? Párate en dirección a Jerusalem desde donde te encuentres y que sea una reunión privada.
¿Cómo?
Lávate las manos y abre tu libro de oraciones.
Maariv se inicia con la recitación del Shemá y las "bendiciones del Shemá", dos antes y dos después, seguidas de la Amidá de diecinueve bendiciones (la plegaria silenciosa), que se recita cuando la persona está parada dirigiéndose a Jerusalem, y concluye con el himno Aleinu. Toda la plegaria dura aproximadamente diez minutos. Si uno reza con la congregación, la plegaria se inicia cuando el líder dice el kadish y Barju y otra vez kadish antes y después de la Amidá.
En los días especiales, por ejemplo, Shabat y las festividades, se hacen variaciones especiales.
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