Inmunidad a Netanuyahu, sí o no.
Hace pocos días escribí un editorial titulado “Algo huele mal, muy mal” (http://www.semanariohebreojai.com/editorial/59) vinculando dos asuntos relacionados al Primer Ministro Biniamin Netanyahu, que a mi criterio estaban conectados: las sospechas de corrupción por las que se le podría imputar y los contactos entre el Likud y otros partidos para formar coalición de gobierno en los que, según se ha publicado insistentemente en las últimas semanas, uno de los temas que está siendo tratado es un cambio en la ley de inmunidad de modo que beneficie al Primer Ministro y lo salve de un juicio.
Alguien a quien mucho aprecio por sus profundos conocimientos en una amplia variedad de temas, me llamó entre sorprendido y airado, preguntándose cómo es que esta periodista, conocida según él como muy equilibrada, había escrito un editorial así.
Su planteamiento central era que yo hacía caso omiso del hecho que “a Netanyahu lo persiguen”, que “medio país piensa eso” y que el asesor jurídico del gobierno, en su autoridad como Fiscal del Estado, había decidido imputar al Primer Ministro supeditado a una audiencia especial, no porque eso fuera lo justo sino porque no pudo resistir las presiones de todo un sistema que lo quiere quitar del medio. Evidentemente, mi interlocutor consideraba que mi posicionamiento político personal me llevaba a deformar el cuadro tal cual, según él consideraba, debía ser presentado.
Diré en resumen que discrepo con su conclusión, pero eso no me impide dejar en claro que lo que me transmitió mi interlocutor es sí una auténtica convicción de muchos en Israel. Por ende, es importante señalarla. En efecto, parte de la población está convencida de que a Netanyahu lo persiguen. Que los medios de comunicación quieren verlo derrotado a toda costa. Que “la izquierda” quiere lograr mediante cargos inventados contra él, lo que no logró en las urnas: sacarlo del medio.
Pero lo interesante es que al multiplicarse las informaciones sobre lo que se está tratando en los contactos de coalición, también fueron apareciendo voces en la derecha, gente del propio partido Likud-más que nada entre quienes ya no están activos en la política pero siguen estando identificados con el partido en el cual sirvieron durante muchos años- criticando los intentos de salvar a Netanyahu de un juicio.
Antes de detallarlos, cabe recordar que Netanyahu recalcó esta semana que ninguna ley de inmunidad será parte de los acuerdos de coalición. Lo que retrucaron algunos de sus críticos, es que en principio, puede tratarse sin ser incluida formalmente en los acuerdos públicos.
Una de las voces más destacadas al respecto es la del ex ministro y ex diputado Beni Begin, hijo del otrora Primer Ministro Menajem Begin, considerado siempre también por sus opositores como un gran demócrata. “Escabullirse de un juicio mediante la protección de la inmunidad, tanto cambiando la ley o dejándola como está, es un acto corrupto, con el que el Primer Ministro planea utilizar indebidamente la fuerza del poder que ha sido depositada en sus manos”, declaró Beni Begin a la radio pública israelí KAN. “Con ello, arrastra tras de sí también a los diputados que den su apoyo y con ello estarán traicionando su cargo”.
Begin hizo referencia a otro elemento clave en la discusión pública desde hace ya tiempo, la crítica a la creciente intervención de la Suprema Corte en la legislación promulgada por la Kneset, por la cual el Likud y otros partidos de la coalición saliente han destacado que se alteró el equilibrio entre el Poder Legislativo y el Poder Judicial en violación de la ley. “Se habla mucho aquí de la división de poderes, pero creo que la expresión es un tanto suave. La tendencia debe apuntar a descentralizar la fuerza del poder. Lo que vemos son intentos recurrentes de utilizar indebidamente esta fuerza que se halla en manos del gobierno, por parte de sus miembros y quien lo encabeza. Hay que ser muy cautelosos. Espero que la Kneset actúe con sabiduría”.
Este punto es muy relevante también hoy, por estar siendo tratado-según confirmó el ministro Yariv Levin que encabeza los contactos de coalición en nombre del Likud- también en las negociaciones con los otros partidos, para coordinar una legislación que limite a la Suprema Corte de Justicia. Por otra parte, cabe recordar que también juristas y expertos destacados en las materias que conciernen a este tema, han dicho que quien alteró el equilibrio fue la Suprema Corte, tomándose atribuciones que no le corresponden por ley.
Uno de los más elocuentes al respecto ha sido el Profesor Daniel Friedman, que fue Ministro de Justicia por corto tiempo, recalcando que es necesario hacer cambios en el sistema, devolver el equilibrio en la relación entre los poderes a una situación que corresponda con la ley e introducir otros cambios en el sistema judicial. Sin embargo, también él se manifestó en términos duros y críticos contra la situación actual, señalando que lo que parece estar siendo tratado en los contactos de coalición es una “legislación personal” que no corresponde . “Netanyahu está en el poder hace 10 años. Tuvo muchas oportunidades de promover cambios y no lo hizo. Si se considera ahora que eso es necesario, hay que debatirlo a fondo, en forma seria, y ver qué se hace, pero después de su gobierno, porque no es digno hacerlo ahora, en su beneficio” declaró en el programa de Kalman y Liberman en la radio pública KAN.
La nueva diputada del Likud Mijal Shir escribió en su página de Facebook: “Yo apoyo al primer Ministro y al mismo tiempo considero que legislación personal es un error y está de más”. Y recordó el primer discurso formulado por Menajem Begin al ser fundado el Estado de Israel. “Sus palabras son hoy más relevantes que nunca. El Likud es un movimiento democrático, a diferencia de aquellos que nos critican. La multiplicidad de ideas no es una desventaja sino una ventaja. También hoy”.En el discurso de Menajem Begin que citó, el gran líder de Herut, luego Likud, recalcó: “En el plano interno en nuestro país la justicia será el gobernante supremo, que gobernará también a sus gobernantes. Quienes ostenten el cargo, serán los servidores de la sociedad, no sus dominadores”.
En términos similares se manifestó la ex Ministra Limor Livnat,miembro del Likud, quien también en las elecciones del 9 de abril votó por el partido, señalando que no puede concebir siquiera otra opción. Sin embargo, criticó la iniciativa de diputados del Likud de enmendar la ley de inmunidad vigente hoy de modo que beneficie a Netanyahu, promoviendo además limitaciones a la Suprema Corte que complementarían la iniciativa impidiendo que pueda frenar el proceso. “La Suprema Corte de Justicia ha cometido grandes errores en los últimos años y yo he tenido críticas, pero entre eso y aplastar y destruir, hay una gran distancia. Hay lo qué corregir, pero aquí todos se están reclutando justamente ahora, no es casualidad, lo que no han hecho en los diez últimos años en los que el Likud estuvo en el poder”.
Livnat criticó que se esté tratando de lograr que mediante una enmienda a la ley, se ayude a Netanyahu a esquivar un juicio. “Yo no voté Likud para esto”, recalcó.
Uno de los argumentos de quienes sí apoyan las iniciativas de los defensores de Netanyahu para introducir cambios en la legislación, es que si el pueblo votó de modo que queda claro que lo prefieren a él como Primer Ministro, es lo que hay que respetar. En la realidad, la situación es más compleja.
Ante todo, el Likud obtuvo la misma cantidad de escaños que el partido opositor “Kajol Lavan”, aunque claro está que la votación por otros partidos que estaba claro lo recomendarían a él como Primer Ministro, también tiene su peso. Pero lo central es que cuando se le preguntó a Netanyahu antes de las elecciones si él apoyará una ley de inmunidad o algún otro paso destinado a darle inmunidad para esquivar un juicio él respondió en forma tajante, con una expresión popular en hebreo “¿Ma pitóm?”, que traducido libremente (es imposible hacerlo literal) significa algo así como “¡¿Cómo se te ocurre?!” o “¡Para nada!”.
Estos días, en medio de la tormenta de discusiones sobre el tema, hemos conversado con juristas y expertos que siguen el tema con preocupación. Algunos por estar convencidos de que a Netanyahu lo persiguen y otros por creer que él ha perdido los frenos para preservarse en el poder. Eso lo dejamos para otra oportunidad, a fin de no extendernos ya más en esta nota.
Para terminar, sólo un comentario más. En el volcán de emociones que todo esto despierta, especialmente dentro de Israel, creo que la democracia en el Estado judío lejos está de desmoronarse. Es demasiado fuerte como para caer ante iniciativas indebidas. Si ocurriera lo contrario, sería el fin de todo lo construido hasta ahora. Eso no va a pasar en Israel.