Israel

La combinación de astucia de Israel y la coordinación con Estados Unidos logró engañar a Irán

 

Si bien está claro de antemano que un operativo militar ambicioso de la envergadura del lanzado en la madrugada de este viernes 13 de junio por Israel contra Irán requiere mucho tiempo de preparación, se tiende a pensar más que nada en la recolección de información de Inteligencia y los preparativos estrictamente militares. Pero evidentemente no podía faltar la dimensión humana, la inteligencia con que se maniobraba entre declaraciones oficiales y todo tipo de anuncios públicos que nadie podía imaginar tenían algo que ver con Irán, y que combinados creaban el cuadro ideal para engañar a la república Islámica. 

En este esfuerzo hubo una pieza clave: el Presidente Donald Trump, que formalmente estaba llevando a cabo negociaciones con Irán por un acuerdo nuclear. Al parecer realmente habría preferido lograr el desmantelamiento del programa nuclear iraní sin que se llegue a una guerra. Pero al haber comprendido que Irán iba en otra dirección y al recibir información de Inteligencia de Israel que dejaba en claro cómo seguía avanzando Irán mientras supuestamente negociaba, se convenció de que el ataque israelí era imprescindible. Y se abocó a hacer todo para que resulte un éxito, participando públicamente en el astuto esfuerzo de engaño de Irán.

Todo junto hizo que Irán sea  tomado absolutamente por sorpresa. 

Creía que Israel estaba abocado a un esfuerzo intenso para lograr un acuerdo con Hamas para la liberación de los secuestrados, que Trump prefería lograr un acuerdo negociado en el tema nuclear y que Netanyahu estaba demasiado ocupado de cara al casamiento de su hijo Avner programado para los próximos días. Todo fue parte de un engaño magistral, una  operación de distracción cuidadosamente orquestada

El ataque contra instalaciones nucleares y militares iraníes había sido preparado bajo una cobertura cuidadosamente diseñada para parecer improbable.

Desde un inicio, la estrategia consistió en sembrar señales contradictorias. Mientras el primer ministro Netanyahu avanzaba con la decisión de atacar, el presidente estadounidense Donald Trump —al tanto de los planes— participaba activamente en una narrativa pública opuesta. Una conversación telefónica entre ambos, de 40 minutos, fue utilizada como base para una filtración que aseguraba que Trump había instado a Netanyahu a detener cualquier intento militar hasta agotar las vías diplomáticas. Pero, según el funcionario, esa historia difundida por el Canal 12 de la televisión israelí era fabricada como parte del plan.

La distracción se extendió también al tema de los rehenes en manos de Hamas. Al día siguiente de la conversación, Netanyahu declaró haber logrado avances significativos en las negociaciones con Hamás. El mensaje fue reforzado por el ministro de Exteriores, Gideon Sa’ar, en una aparición pública junto a su par zambiano. Incluso se anticipó que el gabinete abordaría estas tratativas en su reunión del jueves. Todo esto, aunque no había progreso real. 

Según la fuente israelí, este mensaje formaba parte de la misma maniobra: transmitir a Irán que Israel estaba centrado en resolver el asunto de los rehenes, no en preparar un ataque.

Quizás también la crisis con los partidos ultraortodoxos que amenazaban con permitir la caída del gobierno en relación a la ley de reclutamiento era parte del escenario. Y yendo más lejos, no es de descartar que haya sido parte del plan también el anuncio de la oposición encabezada por Yair Lapid, que  presentaba una moción para disolver el Parlamento. Lapid ya había recibido actualización de parte del Primer Ministro sobre lo que estaba por ocurrir, en medio de absoluta discreción. En medio de una tormenta política del tal entidad, no era probable pensar en algo así.

 

De todos modos, esta idea es una especulación de nuestra parte, no hay confirmación que haya sido parte del plan.

Para garantizar que el mosaico de engaño de Irán esté completo, Israel difundió que Ron Dermer, ministro de Asuntos Estratégicos, y David Barnea, jefe del Mossad, viajarían a reunirse con el enviado estadounidense Steve Witkoff, justo antes de una nueva ronda de negociaciones entre Teherán y Washington para dejar en claro la postura de Israel. En la práctica, la reunión nunca fue agendada.

Mientras tanto, se cuidaron otros aspectos simbólicos. La oficina de Netanyahu emitió un comunicado reafirmando que el primer ministro mantendría su descanso de fin de semana, pese a informes sobre tensiones crecientes. Además, el matrimonio inminente de su hijo Avner, previsto para la semana siguiente, reforzaba la idea de que no se esperaba un cambio drástico en la situación. Los preparativos seguían en curso: el jueves se levantó un perímetro de seguridad alrededor del salón de eventos en el kibutz Yakum, al norte de Tel Aviv, todo para dar a entender que Netanyahu está ocupado también por sus temas familiares.

 

Desde Washington, Trump reforzó el mensaje dual. Afirmó que un ataque israelí “podría ocurrir”, aunque lo desaconsejaba por considerar que aún había posibilidades de alcanzar un acuerdo si Irán mostraba flexibilidad. 

Ana Jerozolimski
(13 Junio 2025 , 14:41)

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