NOTA DE OPINIÓN - lo aclaramos aquí, ya que por razones técnicas, no la pusimos en la página editorial
Sentí vergüenza ajena ante la increíble declaración del Primer Ministro de Gran Bretaña Keir Starmer diciendo que si Israel no da los pasos necesarios para que se logre un alto el fuego y se ponga fin a la crisis humanitaria en la Franja de Gaza, en setiembre su país reconocerá al Estado palestino. Me pregunté cuán desubicado puede ser el jefe de gobierno de una de las principales democracias europeas.
Se sabe, no porque lo ha dicho Israel sino porque lo han determinado todos los mediadores, que es Hamas quien obstaculiza el logro de un alto el fuego. ¿Entonces? Si no se logra cambiar esa situación ¿no sólo que se culpará a Israel sino que se dará un premio a Hamas en la forma del reconocimiento de un Estado palestino? ¿Cree que esta postura alentará a Hamas a aceptar un alto el fuego? Esto, siguiendo por cierto los pasos de Francia, de cuya falta de columna vertebral y repulsiva rendición ante los extremistas islámicos ya todo está dicho.
Es muy elemental, pero recordemos que aunque gran cantidad de países del mundo han reconocido un Estado palestino, en la práctica este no existe, porque puede surgir únicamente de negociaciones de paz con Israel. El gobierno actual de Israel claro que se opone a la idea de un Estado palestino, pero las cosas no empezaron con este gobierno. Fueron numerosas las propuestas de paz, también de otros jefes de gobierno, que incluían importantes retiradas israelíes y planes de soberanía palestina, pero todas fueron rechazadas por el liderazgo palestino. La opción de todo o nada siempre fue la que imperó.
Siempre estuve a favor de la creación de un Estado palestino independiente que viva en paz junto a Israel. Aunque no les deseo mal a los palestinos de buena fe que están dispuestos a vivir en paz con Israel-estoy segura que los hay- mi consideración siempre fue apoyar esa idea no por ellos sino por el bien de Israel. Porque mi sionismo concibe solamente la opción de un Estado judío democrático, y considero que si los dos pueblos no se separan, eso está en peligro. Es por esa razón, también, que me opongo a los planes de extensión de la soberanía israelí a Judea y Samaria (Cisjordania), peor aún si es anexión. Y no porque no sea consciente del vínculo histórico y milenario del pueblo judío con esos territorios.
Pero hay dos problemas básicos por los que hay motivos para oponerse hoy-destaco el “hoy”- a la creación de un Estado palestino independiente. Ante todo, no podemos hacer caso omiso de lo ocurrido el 7 de octubre del 2023 y las distintas vertientes de lo que significó.
Es tal como escribió Musab Yousef, hijo de uno de los fundadores de Hamas que se convirtió hace años en uno de los principales defensores de Israel y en el mayor crítico de la organización en cuyo seno creció: “El 7 de octubre no ocurrió porque los palestinos no tenían un Estado sino precisamente porque ya tenían o uno”. Se refiere evidentemente al hecho que en la práctica, existía un Estado palestino en la Franja de Gaza, gobernado por Hamas. Claro que no era un Estado formalmente instaurado y reconocido como tal, pero en la práctica, se manejaba en forma autónoma, tenía presupuesto-dedicado enteramente a la infraestructura terrorista, no a fomentar el desarrollo y bienestar de la población- y un ejército. No con aviones y tanques, pero muy bien armado, y lamentablemente puesto al servicio de la destrucción de Israel, no de la defensa y protección de los palestinos. Y fue ese territorio Hamastan construido en Gaza, lo que se convirtió en escenario de guerra contra Israel, abusando de la población palestina.
Escribí que hay dos problemas básicos por los que hoy no consideramos que es posible aceptar la creación de un Estado palestino. El otro, que antecede en mucho al 7 de octubre y en realidad es parte de su explicación, es la máquina de incitación al odio en el sistema educativo palestino, en sus medios de comunicación y sus redes oficiales y populares. El israelí y el judío en general es presentado en términos demoníacos y se atribuye a Israel los peores crímenes de la humanidad. No sólo en los medios de Hamas sino también de la Autoridad Palestina. Se escriben y hablan maravillas de la “shaháda”, el martirologio, educando a los niños en la idea que morir matando judíos los llevará a un mundo mejor. Se glorifica a los terroristas como modelos a emular. Se miente afirmando que hubo un Estado palestino que fue robado por los judíos, lo cual simplemente es una falsedad histórica. Y claro que se dice que el pueblo judío no tiene ningún vínculo histórico con la tierra de Israel, que ellos llaman Palestina.
Llevará generaciones terminar con este flagelo, lo cual es imprescindible para que se pueda desarrollar una buena vecindad en paz.
Como sabrán quienes me leen cada tanto o asiduamente, lejos estoy de pensar que Israel es perfecto o que los israelíes todos o sus representantes, son ejemplares. Es una sociedad de seres humanos, no de ángeles, en los que hay también judíos que no quiero de vecinos y que están en las antípodas de mi visión de mundo. Pero el grueso de la sociedad israelí no apoya un mensaje de destrucción de la sociedad palestina sino del terrorismo. Lamentablemente, del otro lado, el sentir promedio es otro: un mensaje de odio y deseo de destruir a Israel. Claro que tampoco aquí se puede generalizar para ese lado. Pero lamentablemente, parece ser mayoritario.
Si esto no cambia, el Estado palestino no será nunca la solución sino una nueva etapa del problema.
Yo sigo apoyando la idea, en principio, pero para que pueda concretarse, mucho tiene que cambiar.
Lamentablemente hoy es imposible. Hoy, sería un premio al terrorismo, lo cual no mejoraría la situación de los palestinos y por cierto tampoco la de Israel.