Entrando en la Tierra - Dudando de las Dudas - El Cantor Reticente - Las Velas de Shabat
No. 311
Horario de velas en Montevideo
20 de junio 17.21
Behaalotejá
ENTRANDO EN LA TIERRA
Por Tali Loewenthal
Vivimos en una época de acción. Aun así, obviamente hay momentos en que debemos detenernos y pensar. La acción tiene más significado y poder cuando viene precedida por una preparación, a pesar de que a veces en este proceso se pueden cometer errores.
La historia de los Espías (Números, caps. 14, 15) es un ejemplo de este concepto: la necesidad de la preparación, y también el aspecto personal, individual y creativo de esto. Más allá del evento histórico específico, que tuvo lugar hace más de tres mil años, el relato nos ofrece una guía útil para nuestras vidas en cualquier época.
El Pueblo Judío estaba por entrar a la Tierra de Israel. En otras palabras, estaban por emprender un gran proyecto, algo central y crucial, al cual fueron claramente ordenados por D-os: era el cumplimiento de todo el trayecto del Éxodo desde Egipto. Antes de dar este paso tan grande, enviaron a un grupo de doce hombres a la Tierra, para investigar la situación.
Los sabios destacan que el envío de los Espías no fue ordenado por D-os. Fue algo que el Pueblo Judío decidió hacer por si mismo.
Esta historia tiene dos dimensiones paralelas: nos está contando sobre el pasado y también nos está guiando en el presente. Como explica el Rebe de Lubavitch, que su mérito nos proteja, la Torá nos está diciendo que hay una necesidad real de hacer una pausa, para pensar y prepararnos antes de emprender acciones importantes en nuestras vidas. Estas acciones incluyen la ejecución de los mandamientos de todos los días. "Entrar a la Tierra de Israel" representa todo lo que es importante en el judaísmo y en la vida. Antes de la acción uno necesita investigar y reflexionar.
Como en el caso de los Espías, esta reflexión tiene una cualidad personal e individual. No tenemos un "mandamiento" de reflexionar. No hay instrucciones simples. Uno necesita el poder para usar su propia mente y pensar creativamente para poder hacer la preparación correcta. La persona que solo puede seguir reglas no será capaz de pensar claramente todas las cuestiones.
Pues hay aquí un equilibrio sutil. Hay que seguir las reglas. De hecho este fue el error de los Espías. En el transcurso de su investigación decidieron que no tenía sentido intentar cumplir el mandamiento de D-os de entrar a la Tierra. Sería imposible. Por lo tanto dijeron: Rindamonos.
Esto significa que en su caso, la preparación tomó el camino equivocado. En vez de investigar creativamente cómo cumplir con el mandamiento de D-os, lo tornaron en una discusión sobre si había que cumplir con el mandamiento de D-os.
En ese caso, el efecto desastroso fue una demora de 40 años para entrar a la Tierra; lo cual significó la pérdida de toda una generación. A pesar de esto, comenta el Rebe, la enseñanza positiva permanece para nosotros.
Las buenas acciones requieren de preparación, y esa preparación debe tener una dimensión personal y creativa, combinada con la fé de que si D-os nos ordenó hacerlo, podemos hacerlo y es lo mejor que podemos hacer. La pregunta es cómo hacerlo de la forma más efectiva y significativa posible.
A través de esta pausa para la reflexión, manteniendo el equilibrio entre la estructura y la creatividad, cada individuo puede entrar a su Tierra Prometida, y en última instancia ayudar al resto de la humanidad a hacerlo también.
DUDANDO DE LAS DUDAS
[Parte del pueblo judío dijo,] “Estamos prontos para ir al lugar que D-os dijo [que nos daría].” (Bamidbar 14:40)
Inicialmente el pueblo se rehusó seguir hacia la Tierra de Israel porque creían que era imposible conquistarla, incluso con la ayuda de D-os. ¿Qué causó entonces que abandonaran repentinamente su escepticismo? Después de todo, Moisés no les mostró ningún milagro nuevo, ni se apareció D-os e hizo alguna exhibición celestial de Su poderío.
Nuestros sabios indican que cada judío cree inherentemente en D-os. Por lo tanto, incluso mientras el pueblo estaba expresando su escepticismo, aún creían en Él; su creencia fue temporariamente oscurecida por sus emociones. Por lo tanto, apenas D-os los reprendió y les informó de la severidad de las consecuencias de su lapso de fe, su fe inherente se despertó.
Lo mismo es cierto en cuanto a muchas de las dudas que sufrimos ocasionalmente. Nuestras preguntas se deben generalmente a una exagerada perspectiva material de la vida. En lo profundo de nuestros corazones creemos realmente en D-os. En casos así, la forma de sobreponernos a nuestras dudas no es intentar responderlas directamente sino simplemente despertar la fe pura que está dormida dentro nuestro.
Tania, fin del capítulo 29 (37b).
Números (Bamidbar) 13:1 – 15:41
La cuarta sección del libro de Números relata como D-os le dijo a Moisés que envíe (Shelaj en Hebreo) exploradores para espiar la Tierra de Israel en preparación para su conquista por el pueblo judío.
EL ÁRBOL TESTIGO
Por Yerachmiel Tilles
La fortuna había dado un giro para un judío, otrora adinerado, que vivía en la ciudad marroquí de Rabat. Se vio obligado a abandonar su hogar y vagar de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo en busca de una oportunidad de negocio adecuada que le permitiera mantener a su numerosa familia que dependía de él.
Experimentó muchas dificultades, pero mantuvo su fe en Aquel que todo lo provee. Finalmente, tras varios intentos fallidos, logró amasar una importante cantidad de dinero. Ahora podría regresar a casa.
De camino, pasó por la ciudad de Sali, no lejos de Rabat. Como ya era bastante tarde el viernes, decidió que sería mejor quedarse en Sali para Shabat. Un buen amigo de su juventud, a quien no había visto en muchos años, vivía allí, y sabía que encontraría una cálida bienvenida en su casa. En cuanto su amigo lo vio, insistió en que su invitado sorpresa se quedara para Shabat. El cansado viajero aceptó la invitación con alegría. Antes de encender las velas, le entregó su bolsa de dinero a su anfitrión para que la guardara y así no tener que preocuparse por ella durante el Día de Descanso.
El sábado por la noche, el viajero ansiaba llegar a casa. Inmediatamente después de la Havdalá, le pidió a su amigo que le devolviera la bolsa.
"¿De qué hablas?", negó su anfitrión. "Nunca me dejaste dinero."
El atónito invitado no podía creer lo que oía. Casi se desmaya. Al recobrar el sentido, le rogó a su amigo que le devolviera el dinero por el que había trabajado tanto y que era crucial para la supervivencia de su familia.
El anfitrión estaba fuera de sí de indignación. "¡Qué descaro!", gritó. "¿No te da vergüenza? Dormiste en mi casa, comiste en mi mesa, ¡y ahora te atreves a lanzarme estas falsas acusaciones!"
El hombre pronto se dio cuenta de que era imposible que este conspirador le devolviera el dinero por su propia voluntad. Decidió que era mejor ir de inmediato a presentar una reclamación ante el Beit Din (tribunal rabínico).
El rabino de Sali en ese momento era el famoso "Ohr HaJaim", Rabí Jaim Ibn Atar. Los dos hombres fueron a su casa. Rabí Jaim escuchó atentamente a ambas partes. Luego se dirigió al anfitrión: "Este judío reclama el dinero que dice haberle depositado antes de la víspera de Shabat. ¿Qué dice?".
"Nunca sucedió", respondió el hombre. "Este hombre me está calumniando".
Rabí Jaim se volvió hacia el invitado. "¿Quizás había un testigo en el momento que dices que le entregaste el dinero?".
El hombre, abatido, se sintió aún peor. "No, no había ningún testigo. Justo antes de Shabat nos sentamos bajo un árbol. Fue entonces cuando saqué mi bolsa y se la di para que me la guardara hasta el sábado por la noche".
"¿Bajo un árbol? ¡Muy bien!", exclamó Rabí Jaim con entusiasmo. "¡Vuelve y llama a ese árbol para que sea testigo a tu favor!"
El viajero se quedó perplejo al comprender lo que el rabino quería que hiciera, pero, consciente de la reputación de Rabí Jaim como hacedor de milagros, se levantó y salió de la casa sin cuestionar las instrucciones del gran rabino.
Después de unos minutos, el Or HaJaim comentó que, sin duda, el hombre ya había llegado al árbol.
"¿Qué quiere decir, Rabí?", preguntó el otro hombre. "Ese árbol está muy lejos de aquí".
Mirándolo fijamente a los ojos, Rabí Jaim declaró: "¡Devuélvele el dinero a ese pobre judío inocente, ahora mismo!". Al ver la sorpresa en el rostro del hombre, el rabino se acarició la barba y añadió: "Si no recibiste el dinero de él debajo de ese árbol, ¿cómo es que sabes dónde está?".
El hombre palideció. Sin decir una palabra más, devolvió rápidamente el dinero que le habían confiado. Tras llegar finalmente a casa, el comerciante invirtió la mayor parte de sus ahorros, ganados con tanto esfuerzo, en sabias inversiones y, con la ayuda de D-os, recuperó su riqueza anterior.
Nota biográfica:
El Rabino Jaim ben Moshe ibn Atar (1696-1743) es conocido como el autor de uno de los comentarios más importantes y populares sobre la Torá: el Ohr HaJaim. Fundó una importante yeshivá en Israel, tras mudarse allí desde Marruecos. El Rabino Jaim está enterrado fuera de las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
UN REQUISITO PARA UNA BENDICIÓN
Por Yerachmiel Tilles
El Rabino Shlomo-Eliezer Alfandri nació en Estambul, Turquía, en 1820. Su grandeza fue evidente desde joven, y siendo aún joven, fue nombrado miembro del Consejo Espiritual de Estambul. Muchos judíos de Estambul le suplicaron que aceptara el cargo de Jajam Bashi (rabino principal de la ciudad) y que se uniera a su corte rabínica; sin embargo se negó a aceptar ningún cargo rabínico, prefiriendo dedicarse al estudio de la Torá. También se negó a usar la vestimenta tradicional de los eruditos de la Torá de Estambul, que consistía en un turbante y una túnica de seda. Cuando la gente se refería a él como el rabino principal de la ciudad, respondía: “No soy un rabino, solo un persona simple”.
Apreciando su grandeza, los judíos de Estambul fundaron una yeshivá en su honor, donde estudiaron muchos eruditos destacados. Uno de los alumnos más distinguidos fue el Rabino Jaim Jizkiahu Medini, autor de la enciclopédica Sdei Jemed, quien se convertiría en el rabino jefe de Hebrón.
Posteriormente, el Rabino Shlomo-Eliezer Alfandri se desempeñó como rabino jefe en Damasco. En 1904, ya anciano renunció a su cargo y se mudó a la Tierra de Israel. Se estableció en Haifa, donde estudió sin interrupciones durante los años siguientes.
Cuando los sabios de Safed supieron que el Rabino Shlomo-Eliezer había hecho aliá, lo invitaron a servir como juez rabínico jefe de su ciudad. Aceptó el puesto, a pesar de tener ya casi 90 años ¡y lo ejerció durante casi veinte años! Se le conocía cariñosamente como Sabba Kadisha, el “abuelo santo”, un título que ya había adquirido antes de sus décadas en Safed.
En abril de 1914, acompañado de muchos habitantes de Safed, salió a bendecir la luna nueva. Tras completar la oración, miró hacia arriba, aplaudió y lanzó un grito desgarrador. Entonces dijo: “Veo que pronto estallará una guerra a gran escala”. Cuatro meses después, comenzó la Primera Guerra Mundial.
Durante la guerra, los habitantes de Safed sufrieron escasez de comida y agua. En una ocasión, el pashá (gobernador) turco visitó la ciudad. Estaba montado en un corcel blanco, acompañado por un séquito de soldados. Vestía un uniforme llamativo y un medallón brillante, que indicaba su alto rango, colgaba de su cuello.
Cuando el Rabino Shlomo-Eliezer se enteró de su llegada, salió a recibirlo. El pashá, maravillado por la majestuosa apariencia del «santo abuelo», le pidió su bendición. El Rabino Shlomo-Eliezer respondió: “Solo los humildes pueden recibir bendiciones. Te bendeciré después de que bajes de tu caballo”.
El pashá se bajó del caballo y bajó la cabeza para recibir la bendición. “Que D-os Todopoderoso te ayude en tus esfuerzos por atender las necesidades de la oprimida nación judía”, dijo el Rabino Shlomo-Eliezer.
El pashá quedó muy impresionado y gracias a ese encuentro, se aseguró de que los habitantes de Safed tuvieran suficiente comida y agua.
En 1930, el rabino Shlomo-Eliezer falleció en Jerusalén a los 110 años.
VIVIENDO MASHIAJ
Por Lazer Gurkow y Aharon Loschak
VISTIÉNDONOS
El pecado del Fruto Prohibido hizo que la humanidad sienta vergüenza de su desnudez y creó la necesidad de las vestimentas. Desde entonces las ropas han formado límites de modestia y trajeron orden a un mundo de caos.
Mashiaj representa la rectificación máxima de este pecado y el máximo orden. En ese tiempo las prendas de cuero hechas por Adan manifestarán la luz del Mashiaj.
Cada vez que nos vestimos con recato, avanzamos este proceso. Así que cuando te vistas por la mañana reflexiona en rectificar el caos de nuestro mundo y acelerar la venida de Mashiaj.
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Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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