En Tu Propia Voz - El Arte del Sacrificio Personal - El Secreto del Lechero - Tishá BeAv en Shabat o Domingo.
No. 315
Horario de velas en Montevideo
1o de agosto 17.46
Devarim
EN TU PROPIA VOZ
Por Menajem Feldman
El quinto libro de los Cinco Libros de Moisés, Devarim, que significa "Palabras", recibe su nombre por la declaración inicial:
“Estas son las palabras que Moisés dirigió a todo Israel al otro lado del Jordán.” (Devarim 1:1)
La Torá continúa:
“Aconteció que en el año cuarenta, en el undécimo mes, el primero del mes, Moisés habló a los hijos de Israel conforme a todo lo que el Señor le había ordenado respecto a ellos.” (Devarim 1:3)
Hacia el final de la vida de Moisés, cuando los judíos estaban a punto de cruzar el Jordán y entrar en la tierra prometida, Moisés habló a su amado pueblo. Repitió todos los mandamientos escritos en los primeros cuatro libros y relató las historias de sus pecados y faltas de los últimos 40 años, con la esperanza de que sus palabras les ayudaran a aprender y crecer a partir de sus experiencias negativas.
Mientras que los primeros cuatro libros están escritos en tercera persona (como en el versículo tan común “Y Dios le habló a Moisés”), el quinto libro está escrito en primera persona, en la voz del propio Moisés. Esta diferencia es significativa. Representa un cambio en el rol de Moisés y un cambio en la manera en que debemos entender la Torá.
Moisés recibió la Torá de D-os y nos la transmitió. Su rol era ser un canal leal que transmitiera las palabras de la Torá exactamente como le fueron entregadas. Sin embargo, en el quinto libro, Moisés ya no era un mero transmisor. Las palabras, ideas y enseñanzas fueron internalizadas en Moisés, y por lo tanto, las pronunció con su propia voz.
Esto explica cómo ambos temas del libro de Devarim, la repetición de la Torá en la propia voz de Moisés y las palabras de reprimenda, están interrelacionados. El propósito de la reprimenda era inspirar al pueblo judío a regresar a D-os. Pero ¿cómo se inspira a retornar una persona que rechazó la voz de la moral y la voluntad de D-os? La inspiración no proviene de escuchar la voz de arriba, sino de escuchar la voz que emana de nuestro interior. El compromiso y la valentía para retornar a D-os provienen de las enseñanzas y los valores de la Torá que se han convertido en parte del judío.
Al igual que Moisés, experimentamos ambos pasos en nuestro propio estudio de la Torá. Al principio, escuchamos y aprendemos. Buscamos oír y comprender lo que la Torá nos enseña. Esta es la primera etapa, la representada por los primeros cuatro libros, en la que buscamos recibir las palabras divinas que nos han sido transmitidas.
Y luego llegamos al quinto libro. Puede que no suceda de la noche a la mañana, puede que nos lleve 40 años de vagar, pero con el tiempo comenzamos a descubrir las ideas de la Torá en lo más profundo de nuestro ser. Con el tiempo, las palabras de la Torá se hacen nuestras. Nos identificamos con ellas y expresan nuestro propio punto de vista. En la segunda etapa del estudio, en el quinto libro, pronunciamos las palabras de la Torá con nuestra propia voz.
EL ARTE DEL SACRIFICIO PERSONAL
[Dijo Moshé a las tribus de Reuvén y Gad] “Debéis cruzar armados al frente de vuestros hermanos.” (Devarim 3:18)
La conquista de la Tierra de Israel se corresponde con la conquista interna del lado animal de nuestra personalidad, conquista que tiene por fin garantizar que llevamos nuestra vida según el orden divino. La fuerza que lidera esta batalla en nuestro interior —es decir, nuestras “tribus internas de Reuvén y Gad”— es la capacidad que tenemos de arriesgar la vida por nuestros principios.
Por lo general, basta con recordar que estamos dispuestos a dar la vida por nuestros principios y que, en esencia, toda amenaza a nuestra misión divina representa un asalto directo a nuestros principios. Este recuerdo nos facilita en gran medida resistir nuestros impulsos animales.
Sin embargo, cuando hacemos frente a un desafío a nuestro estilo de vida judío en general, no basta con evocar el recuerdo de nuestra disposición de sacrificar todo por nuestros principios, sino que necesitamos la disposición misma. Se trata aquí de la capacidad de afirmar nuestra judeidad por más fuertes que sean la persuación, el ridículo o la coerción que las fuerzas opuestas tiran contra nosotros. Nuestras tribus internas de Reuvén y Gad deben ir al frente como un solo “batallón” y exterminar la amenaza enemiga de forma radical.
Likutei Sijot, vol.9, págs. 10-13.
Deuteronomio (Devarim) 1:1 – 3:22
Deuteronomio, quinto y último libro de la Torá, está dedicado principalmente a los discursos de despedida que dio Moshé al pueblo judío poco antes de su muerte y la entrada del pueblo a la Tierra de Israel. La primera sección del libro registra sus palabras (devarim, en hebreo) de crítica al pueblo judío por distintos episodios que tuvieron lugar durante sus cuarenta años en el desierto, y las lecciones que debían aprender de sus errores.
EL SECRETO DEL LECHERO
Por Hillel Baron
Hace más de cien años, en honor al 7 de Adar, el día en que Di-s mismo enterró a Moisés, día que celebran anualmente los miembros de algunas Jevrá Kadishas (Sociedades Funerarias) con ayuno y banquete, las mujeres de la Ciudad Vieja de Jerusalén se reunieron para cocinar y hornear.
De repente, una fuerte ráfaga de viento abrió una ventana y volcó una jarra de leche que estaba en el alféizar. Esta se derramó sobre una gran olla de carne que se cocinaba en la estufa.
Las piadosas y eruditas mujeres de Jerusalén conocían la regla de oro: a menos que el guiso tuviera un volumen sesenta veces mayor que la leche, toda la mezcla era treif, no kosher.
En consecuencia, razonaron, la celebración tendría que cancelarse o posponerse. Después de todo, ¿se podía celebrar un banquete sin el plato principal?
Una de las mujeres insistió en que presentaran la pregunta al rabino jefe de la ciudad, el Rabino Shmuel Salant (1816-1909), por si acaso conseguía una forma de permitirlo.
Para su sorpresa, el rabino les pidió que regresaran en una hora para poder considerar su pregunta. Su sorpresa fue aún mayor cuando, pasada la hora, respondió que el guiso era, sin duda, kosher, pero no pudo explicarles por qué.
Para demostrar su firmeza, asistió a la reunión y comió. Al ver que el rabino comía el guiso, los reunidos también lo hicieron, y la velada fue un evento edificante y agradable para todos.
Muchos años después, finalmente se reveló el motivo de la demora del rabino y su sorprendente respuesta.
En su lecho de muerte, el venerable lechero de Jerusalén llamó a la Jevra Kadisha para organizar su entierro. Cuando llegaron, les contó lo sucedido ese día: “El rabino vino a visitarme y me preguntó si alguna vez diluía la leche, quizá por falta de ella o para aumentar mis ganancias. Le admití al rabino que lo hacía en ocasiones, incluso esa misma mañana. El rabino me aseguró que guardaría el secreto para no dañar mi reputación, con la condición de que me abstuviera de hacerlo en el futuro”.
Con la certeza de que la leche en la jarra contenía bastante agua, el rabino calculó las proporciones y concluyó que el guiso tenía un volumen 60 veces mayor que la leche derramada, lo que la convertía en kosher.
Ahora entendían la respuesta del rabino y por qué no había explicado su razonamiento en ese momento.
TISHÁ BEAV EN SHABAT O DOMINGO
Las siguientes reglas se aplican a cualquier año en el cual Tisha Beav se observa en un domingo, ya sea si cayó originalmente en domingo o si cayó en Shabat y el inicio del ayuno se pospuso hasta el sábado a la noche.
En Shabat, toda manifestación pública de duelo está estrictamente prohibida. En este día, comemos, bebemos y nos alegramos como de costumbre, y aún más. Hay dos excepciones:
a) Si Shabat cae el 9 de Av, entonces las relaciones conyugales están prohibidas.
b) Si Tisha Beav es observado el domingo, está prohibido estudiar la Torá a partir de Shabat al mediodía (fuera de las secciones de la Torá que están permitidas estudiar durante Tisha Beav). Así también, en este Shabat no recitamos el capítulo de “Ética de los Padres” como se acostumbra hacer en muchas comunidades los Shabat de tarde entre Pesaj y Rosh Hashaná.
No se lleva a cabo la “comida de separación” de duelo previo al ayuno. En cambio, poco antes de la puesta del sol participamos de una abundante y alegre comida de pre-ayuno. Se debe tener cuidado, sin embargo, con que esta comida se finalice antes de la puesta del sol.
Nos sentamos en sillas de altura regular y vestimos calzados normales hasta el anochecer. Solamente lavarse, comer y beber están prohibidos a partir de la puesta del sol.
Durante las plegarias nocturnas, el usual inserto del sábado de noche Ata Jonantanu se incluye. La plegaria de Vihi Noam se omite. Inmediatamente, luego de recitar el versículo de Barjú, se cambian los zapatos de cuero por calzados que no sean de cuero.
Aquellos que no recitaron la plegaria nocturna deben decir antes de realizar alguna actividad que estuviera prohibida en Shabat: “Baruj hamavdil bein kodesh lejol” (“Bendito es Aquel que separa entre lo sagrado [el día de Shabat] y lo mundano [el resto de la semana]”).
En algún momento durante el sábado a la noche, se enciende la vela de Havdalá y se recita la bendición apropiada.
La Havdalá se recita el domingo de noche antes de comer (si una persona está enferma y necesita comer durante el ayuno, él o ella debe recitar la Havdalá antes de comer) omitiendo las bendiciones del incienso y del fuego. Si es posible, se le debe dar a un niño o niña menor de bar/bat mitzvá el vino o jugo de uva de la Havdalá para que lo tome.
Si el noveno día de Av, cae en Shabat, en cuyo caso el ayuno se pospone hasta el domingo décimo de Av, todas las restricciones aplicadas a los nueve días se observan en la noche siguiente al ayuno, pero no se extienden hasta la mañana siguiente, el 11 de Av.
VIVIENDO MASHIAJ
Por Lazer Gurkow y Aharon Loschak
LAVANDO LA ROPA
Las vestimentas son una metáfora para el cuerpo porque el cuerpo es una vestimenta para la Neshamá. El cuerpo se ensucia por comportamientos impuros, pero se limpia cuando nos sumergimos en agua, que es una metáfora para la Torá.
Sin embargo, para que el agua limpie, primero debe ser calentada. Esto significa que debemos estudiar Torá con pasión. Debemos también agregar jabón o detergente, una metáfora para las mitzvot.
Cuando laves la ropa, canaliza el concepto de hacer una morada para D-os en el mundo, viendo esta tarea rutinaria como una metáfora del trabajo requerido para traer a Mashiaj.
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Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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