E base a comunicado de la Universidad Hebrea de Jerusalem
Un nuevo estudio realizado por dos expertos de la Universidad Hebrea de Jerusalem, examinó las consecuencias imprevistas de la ayuda humanitaria en zonas de conflicto, mostrando cómo la asistencia bien intencionada puede convertirse en un recurso para los mismos actores responsables de la violencia. La investigación analizó informes de la ONU y registros de ONG , entre otras fuentes.
El estudio fue realizado por la Profesora Netta Barak Corren de la Facultad de Derecho y el Dr. Jonathan Boxman, Investigador independiente, es titulado “¿Ayudando a quién? La ayuda humanitaria y la continuación de la guerra por otros medios”. Compara los principios humanitarios oficiales con las prácticas reales en conflictos prolongados, como Somalia, Afganistán, Siria, Irak, Yemen, Sudán, Etiopía y Gaza.
La conclusión central es que en muchos conflictos prolongados, la ayuda humanitaria —destinada a aliviar el sufrimiento— a menudo termina apoyando a los mismos grupos y regímenes armados responsables de dicho sufrimiento.
El desvío de la ayuda mediante el robo, los impuestos, las listas infladas de beneficiarios y las concesiones negociadas no es una falla ocasional, sino una característica inherente del sistema de ayuda actual, tolerada y, en ocasiones, normalizada para mantener el acceso y la financiación.
Esta dinámica socava los principios de neutralidad, imparcialidad e independencia de los actores humanitarios, a la vez que empodera a los señores de la guerra y a los regímenes opresores y prolonga las guerras.
“En muchos casos, la ayuda llega a quienes la necesitan solo después de apoyar a grupos armados, funcionarios corruptos o élites políticas”, afirmó la profesora Barak-Corren. “Los regímenes opresores utilizan la ayuda humanitaria para alimentar y mantener sus agresiones. El sistema actual se ha adaptado discretamente a sus necesidades y, trágicamente, las víctimas son los beneficiarios previstos”.
Observaciones Clave del Estudio
Desvío Sistémico:
En todos los casos estudiados, una parte significativa de la ayuda se desvía antes de llegar a los destinatarios previstos; en los casos más graves, más del 80 %.
Acceso Negociado:
Las agencias humanitarias suelen llegar a acuerdos informales con figuras influyentes locales o grupos armados para poder operar, incluso cuando estos acuerdos contradicen la neutralidad, la independencia o la imparcialidad.
Ocultación:
Los informes de campo sugieren un patrón de minimizar u omitir los incidentes de desvío para evitar poner en peligro las operaciones o la financiación.
Impacto en la dinámica del conflicto:
La ayuda desviada puede fortalecer la posición política y militar de los actores del conflicto, dificultando la resolución de las crisis subyacentes.
Ejemplos
Somalia: La ayuda destinada a las personas desplazadas ha sido interceptada sistemáticamente por milicias y "guardianes", y algunos campamentos solo existen en teoría.
Afganistán: Los grupos de ayuda han aceptado los impuestos, las exigencias de personal y las restricciones de área impuestos por los talibanes durante décadas. Siria: Las normas monetarias impuestas por el anterior gobierno de Assad le permitieron captar casi el 50% de los presupuestos de ayuda internacional antes de su distribución.
Gaza: La integración de larga data entre las operaciones de la UNRWA y el gobierno de Hamás permitió a este último cubrir el 49% de los puestos de la UNRWA con sus leales y aplicar un impuesto del 20% al 25% sobre la ayuda.
Implicaciones políticas
El Dr. Boxman asegura que “evitar el problema ha permitido que el desvío se convierta en parte del sistema” y que por ende “reconocer las desventajas es el primer paso para limitar el daño”.
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