La necesidad de contar su historia, es algo que Ana Vinocur vivió como una necesidad, y Rita continúa con su misión.
A diferencia de otros sobrevivientes que esperaron a ser adultos mayores para expresar sus experiencias de horror y humillación en los campos de concentración, Ana Vinocur siempre habló, sintió la necesidad y responsabilidad de contar. En esta breve nota, su hija, la Profesora Rita Vinocur,como parte de nuestra memoria colectiva, nos acerca sus vivencias de los relatos de su madre.
¿Por qué tu mamá habló tan joven?
Qué pregunta interesante, nunca me lo había formulado de esa forma. Sabía que fue la primera o al menos habrá sido una de las primeras en Uruguay en publicar su historia y además con sorpresa me enteré hace un par de años, -a través de una gran experto en historia judía y en especial en historia de la Shoá, como Yosi Goldstein- que fue una de las primeras en el mundo en publicar su historia. Eso me impresionó.
Respondiendo a tu pregunta, voy a bucear en mi recuerdos, y no será fácil aunque sé que mamá no tuvo un disparador en un momento determinado. Fueron una serie de hechos que se fueron hilvanando de a poco. Ella necesitaba relatar sus experiencias de vida en la guerra bajo el dominio nazi y también antes de la guerra. Contaba de manera magnífica, lo cual para nosotros era natural, pero en realidad otros sobrevivientes no lo hacían, había algo oscuro y tenebroso de lo cual no se hablaba. Por supuesto lo harían para proteger a sus hijos, para ahorrarles el dolor o porque no les era posible poner en palabras su terriblehistoria. Y cualquiera de las dos posturas está bien.
Por supuesto prefiero mil veces haber escuchado sobre el tema desde siempre; prefiero el dolor inconmensurable de esos relatos en vez de dejar todo en una oscuridad insondable. También le era vital relatar las travesuras con su hermano mayor y la dulzura de su hermanito menor, iluminándosele el rostro por la felicidad y normalidad de su familia con detalles de la vida diaria previa a la Shoá. Era su necesidad imperiosa, quién sabe si para de alguna manera en el antes y en el después de la guerra darle normalidad a una vida que habitó en el infierno mismo. La manera en la que lo contaba no me asustaba, era firme, decidida; el mensaje transmitía que ella había ganado, porque había sobrevivido, no había terminado como amenazaban las carceleras "pasando por la chimenea" y había formado una familia a imagen y semejanza de la bella familia que había tenido en su Lodz natal. Les daba un beso a la foto de su familia siempre antes de dormir, foto que logró tener por sus parientes que llegaron al Uruguay antes de la Shoá. Y siempre la queríamos escuchar, tenía un auditorio dispuesto.
Podía ser una persona que la escuchara, dos o diez, iba desarrollando su vida de a poco de acuerdo a nuestra edad pero ocurrió desde que éramos niños. Y cuando ella hablaba no solo su familia nuclear, sino que la gente escuchaba; tenía una manera de contar y una personalidad tan carismática que era imposible no escucharla. Lo teníamos incorporado. Cuando ella entraba a una sala no podías evitar verla, pero lo que veías no era tristeza; era una energía, un optimismo, una seguridad en sí misma tan fuerte que todos amábamos estar cerca de ella. Brindaba seguridad. Nunca se quebraba al menos no frente a nosotros, al transmitir sus experiencias parecía hacer catarsis. No obstante ser conscientes de todo ese sufrimiento, tuvo huellas; yo no quería que sufriera por ningún motivo, ni en mi infancia, ni nunca. Ya había sufrido suficiente, demasiado. Por lo cual a pesar de su fortaleza en lo personal siempre sentía que la debía proteger.
No vivía en el pasado, era una mujer dinámica y lista para nuevos proyectos siempre, pero también tenía sus momentos de recordar a su familia antes de la Shoá y tuvo a pesar de todo la fortuna de exteriorizarlo. Imagino que a los sobrevivientes que no podían hacerlo encapsulaban ese sufrimiento en su interior y dolía más.
También cantaba sobre la Shoá, canciones que mi querido tío Enrique Benkel (Z"L) escribía para ella; porque era la única que él consideraba sabía interpretarlas . Además tenía muchas pesadillas del Holocausto. Le dije que tenía que escribir su historia para exteriorizar el dolor de sus pesadillas y para preservar sus vivencias para la familia a través de las generaciones y así lo hizo. Lo leí e hice lo que pude para corregir el español pero se lo pasé a mi profesor de literatura y así empezó todo, al hacer la corrección de estilo, él dijo que su obra la debía publicar para el público y no sólo para la familia. Y mamá no era dubitativa, si algo le parecía bien era decirlo y ya hacerlo. No se imponía demoras como la mayoría de nosotros, era mujer de acción y con la ayuda de mi padre Alberto Vinocur que la apoyaba en absolutamente todo, lo hizo. Y esa es la historia.
La entrevistó al poco tiempo de publicarlo el renombrado periodista Neber Araujo para el primer programa de "En vivo y en directo" que se realizó primero en TV en el canal 12 y luego siguió por radio en Sarandí. Participaba también Julia Moller
¿Cómo crees que afectó su vida la mochila que cargaba?
Por supuesto que si de una familia enorme en Polonia quedan solamente dos personas como sobrevivientes, porque el resto de la familia había sido asesinada,es una gran mochila, pero cómo la llevó y qué ejemplo impresionante nos dejó a la familia y al mundo. Porque ella no olvidaba a sus seres queridos, pero seguía adelante de una manera tan admirable, que es imposible para mí no idealizarla. Alrededor de ella siempre pasaban cosas, gente, proyectos que realizaba o impulsaba y si algo le gustaba, pues manos a la obra. Un ejemplo de decisión y coraje, tengo infinidad de anécdotas al respecto. Al verla en la vida diaria, cotidiana jamás dirías que ella había pasado por vivencias tan traumáticas. Era la punta de lanza de la familia, la líder y sus decisiones eran tan atinadas que siempre había gente buscando sus consejos. Y vaya que fue generosa con su tiempo y dedicación, ayudó a mucha gente, no sólo familia sino amigos, sobrevivientes, es increíble como la gente la recuerda en la Comunidad como si viviera.
¿Hizo terapia alguna vez?
Jamás hizo terapia, no creía necesitarlo. Eran otros tiempos también, aquellas generaciones no se sostenían a través de la terapia. Y era equilibrada, segura de sí misma, muy organizada, cada cosa en su momento y su lugar; compasiva con el prójimo no sólo con su familia, mil virtudes puedo enumerar. Era como una estrella luminosa.
Era y es muy fácil admirarla y amarla. ¿Cómo lograrlo con lo que ella tuvo que ver y vivir y sufrir? es un misterio .
Gracias, Rita, una vez más.