Entrevistas

La enfermera uruguaya-israelí Claudia Poggi del Hospital Hadassah de Jerusalem, cuenta su experiencia en el CTI de Coronavirus

Claudia Poggi está acostumbrada a lidiar con la vida y la muerte. Como enfermera de larga experiencia en Cuidados Intensivos de Neurocirugía, ha visto de todo. Pero como los pacientes de Coronavirus, nunca había visto.

En esta entrevista cuenta sobre el desafío, los temores y las emociones de haber trabajado con los pacientes más graves con Coronavirus en Hadassah Ein Karem. Y  por qué está orgullosa del hospital en el que trabaja hace ya 12 años.

A la entrada de la UCI de Neurocirugía y Cardiología
Y en el departamento de Corona

 

P: Claudia, vos sos enfermera en la unidad de Cuidados Intensivos de Neurocirugía en el Hospital Hadassah Ein Karem de Jerusalem ,pero trabajaste un mes y medio en el departamento de Corona. ¿Qué tiene de singular ese desafío?

R: En efecto, yo trabajo en Cuidados Intensivos de neurocirugía y cirugía cardiaca. El 2 de abril mi jefe tuvo el desafío de abrir 14 camas de cuidados intensivos para pacientes con Coronavirus. Ese día, en 8 horas, logramos abrir las primeras 8 camas y ya recibimos pacientes y ahí trabajé durante un mes y medio.

Te diré que creo que ningún  hospital está preparado  para una pandemia de esta magnitud. O sea no existe que los hospitales tengan una unidad armada,un grupo de enfermeras ,un equipo médico y todos los materiales esperando que esto suceda. O sea que hay que organizarlo en tiempo récord. Unas semanas antes, el  hospital había abierto un CTI de Coronavirus con  6 camas y no era suficiente. Llegamos a tener 14 pacientes. En ese momento se hablaba de que iba a haber un número alto de pacientes ventilados. La planta física en la que estábamos nos permitía ampliar más camas si era necesario.

Pero el problema es el número de enfermeras intensivistas que necesitas. 

P: Claro, tener el personal entrenado para lidiar con esa situación.

R: Por supuesto. Contamos con todo el equipamiento, pero el gran desafío es reclutar el número de enfermeras  necesarias. Por eso en los CTI se bajó el número de camas para poder derivar enfermeras al CTI corona. Y también contamos con enfermeras del departamento de Medicina Interna.

No alcanza con tener toda la tecnología y los médicos intensivistas que en este caso eran anestesistas, sino que se necesita enfermeras muy bien entrenadas ya que son pacientes muy graves. Hoy te puedo decir que se reclutó un equipo médico y de enfermería en tiempo récord para trabajar

Y no me olvido de todo el personal de apoyo que tuvimos en esta misión, técnicos en electrónica, mantenimiento, limpiadores, el personal de apoyo en varios aspectos, el personal que ayuda a las enfermeras en distintos aspectos, mucha gente que intervino. Todos son piezas importantes.

P: ¿Cómo afectan los exigentes requisitos de protección el trabajo de los equipos médicos? 

R: Hace unos años recibimos en el hospital entrenamiento para el manejo de pacientes con Ebola y todos estos equipos de aislamiento parecían algo lejano. Ahora se volvió algo concreto.

En primer lugar, con estos equipos,  perdemos identidad. Por eso poníamos el nombre y en algunos casos la foto para identificarnos entre nosotros, porque los pacientes estaban todos ventilados y sedados en un nivel tan profundo, sin conciencia.

Son equipos con los que es muy difícil trabajar, todo muy cerrado, respiras mal, transpiras mucho y demoras en salir de la unidad, porque no se puede en tiempo corto vestirse y desvestirse. Una vez que entras en la unidad quedas ahí encerrado, aislado, no podés ir al baño, tomar agua, ni rascarte la nariz si te pica. Y oís menos…puede parecer un detalle, pero no lo es.

Yo uso lentes y si por el equipo te queda algo no bien ajustado entre la máscara N95, la protección del rostro, el mono blanco con el gorro… todo queda cerrado y es muy difícil porque no podes arreglarte nada. Después de varias horas empieza una lesión en la nariz por la máscara, por lo cual nos poníamos una protección de hidrocolide, un producto que se usa en tratamiento de heridas.

El hecho que oís menos dificulta en los diálogos, hablas más fuerte, la voz queda afectada después de varias horas en esa situación, y a veces los tonos parecen más imperativos.

Uno de los compañeros de trabajo insistió en no perder el sentido del humor, y le hizo este regalo a Claudia

 

P: Además de la parte llamémosla técnica de trabajar en ese departamento, está por supuesto el riesgo de contagio, que es precisamente la razón por la que hay que protegerse tanto. ¿Pasa por tu cabeza la preocupación de qué ocurre si te contagiás, Dios no permita?

R: No me pasó por un nivel consciente. Pensé desde el principio: soy enfermera y esto es lo que tengo que hacer ahora. Lo que sí temí fue contagiarme y  transmitirlo a mi familia. Por eso fui muy exigente en cuidarme de no llevarlo a casa. El riesgo de contagio es cuando te retiras el equipo, por eso lo hacía con mucho cuidado, ya que uno está muy cansado al y eso influye en el nivel de atención. Por  eso en ese cuarto había cámara y alguien de afuera te corregía por si hacías algo mal. Me hice un uniforme de ropa personal mía para el hospital, al salir me bañaba de pies a cabeza en el hospital y nuevamente el mismo procedimiento al llegar a casa. Los zapatos de la calle no entraban a casa y la ropa se lavaba a  alta temperatura .

P: Hay que pensar en cada detalle…

R : Sin duda. La tranquilidad es que nos chequeaban con frecuencia y por suerte siempre salía negativa.

P: Te referís que les hacían tests de Coronavirus.

R: Así es. Eso era un alivio y un incentivo para seguir. Pensaba “si me cuido y hago todo lo que hay que hacer no pasará nada”.

P: El índice de mortalidad por Covid-19 no es considerado alto, y por cierto en Israel no lo ha sido. La enorme mayoría de los enfermos se recuperan. Pero entiendo que mientras están internados, ves pacientes con fenómenos muy extraños ¿verdad? El virus ataca distintos sistemas, no sólo el respiratorio. Oí a una experta en inmunología diciendo que el covid 19 la vuelve loca, que la sorprende todo el tiempo.

R: Son pacientes muy graves. No recuerdo pacientes así en mis 35 años de enfermera intensivista , no sólo desde el punto de vista respiratorio. Varios órganos fallan. Son pacientes graves, labiales e inestables. Para mejorar la ventilación se ponen en posición prona, sobre el abdomen, es una técnica compleja y riesgosa, lleva entre 6 a 7 personas del equipo, con una coordinación en los movimientos de muy alto stress, ya que un error puede costar la vida del paciente. Una aclaración: se decide esta posición cuando el paciente está muy inestable o sea que no puede haber ningún error. 

Por eso creo que cada día aprendimos algo nuevo de esta enfermedad y eso también es un poco como de locos.

P: ¿Es posible decir “esto es lo que más preocupa”? 

R: Sí,  es posible. Una gran preocupación es que estamos tratando una nueva enfermedad y que si cometemos errores, eso puede costar una vida. Por otro lado estamos aprendiendo en base a lo que sabemos de la insuficiencia respiratoria y falla multiorgánica. Por eso se necesitan médicos muy entrenados de insuficiencia respiratoria.

Otra gran preocupación de lo nuevo es que cuando todo se empezó a abrir, decíamos en el equipo “esperemos la segunda ola”. Estábamos muy preocupados y seguimos preocupados por el futuro.

Cambios ineludibles

P: Esta pandemia ha influido en los hospitales en general, reduciéndose al mínimo otros tratamientos, afectando por ende a pacientes y a equipos médicos. ¿Cómo resumirías qué es lo que el Coronavirus ha hecho a los hospitales?

 R: Creo que el Covid-19 nos puso a prueba desde el punto de vista humano y profesional. Por supuesto hay tratamientos que se han visto afectados y no lo minimizo. Pero te diré que en mi servicio se hicieron cirugías de neuro y cardio que eran necesarias.

El tema es que en tiempos de pandemia todo cambia y el gran mensaje es la capacidad humana de adaptarse a una nueva situación tan extraña. Es que los que estamos trabajando hoy, nunca vivimos algo así. Los egos se ponen de lado y hay un objetivo dar el máximo y sacar a los pacientes de la gravedad con la que llegan. Esto es una opinión muy personal.

P: Una situación nueva, que les impuso nuevos desafíos.

R: Por supuesto. Yo sentí algo muy increíble y positivo. Estamos acostumbrados a nadar como peces en nuestro servicio y de pronto un día te despiertas y estás en el desierto y tenés que ver si podes sobrevivir, cómo arreglarte con las  herramientas humanas, psicológicas y profesionales que tenés. Creo que todo esto es una gran prueba de resistencia desde el punto de vista humano. En el departamento de Corona hemos vivido cosas muy fuertes.

P: Todo esto no puede pasar sin dejar huellas emocionales, psicológicas. ¿Sentís que te ha afectado como enfermera, que te ha hecho vivir cosas que nunca viviste pero también sentir cosas que nunca habías sentido?

R: Claro que hay huellas emocionales profundas. En mi caso, para mi es súper importante la comunicación y la conexión no solo con el paciente sino con la familia. Eso acá no paso. Imposible.  Lamentablemente no teníamos a la familia ahí presente sino solo con llamadas o vídeo llamadas, y en situaciones muy desesperantes.

Ver pacientes llamar a la familia antes de ser intubados, a veces sintiéndose  casi como una despedida, era muy difícil. Nos pedían  rezar antes del procedimiento , se ponían los Tiflim, sin saber que viene después. Terrible. Es que para poder ventilar a un paciente, hay que sedarlo profundo. Y muchos sentían que se despedían. Es muy difícil. Escuchar teléfonos de los pacientes sonando entre sus cosas personales, sabiendo que alguien de la familia estaba ahí para saber algo más del estado de salud…muy fuerte.

Tuve en un momento temor de no volver después de esto igual, como enfermera me refiero.pero esta semana volví del “desierto” a mi unidad de siempre, y estoy nadando de nuevo como pez en el agua.

Con compañeras de trabajo de siempre, antes y después del departamento de Coronavirus

 

P: Conociéndote, no podía ser de otra manera.

R: En algún momento, realmente, lo dudé. Esta experiencia me puso a prueba, sin duda. Me lamenté varias veces que la pandemia no me haya agarrado más joven para poder dar más desde el punto de vista físico. Era de las más veteranas y había sólo dos  enfermeras más o menos de mi edad. El resto eran todos más jóvenes.

 

Emocionada por el agradecimiento

P: El pueblo ha salido a aplaudir y agradecer a los equipos médicos. A vos te pregunto sobre Israel, y como sabemos así ha pasado también en Uruguay, en Europa, en todos lados. ¿Cómo se vive esto desde adentro? ¿Cómo viste vos en Hadassah el desempeño de médicos y enfermeros?

R: Generalmente los que trabajamos en esto no esperamos un agradecimiento y no estamos acostumbrados, no es necesario. Realmente la pasión que tenemos por lo que hacemos llena todo, siempre digo que es la batería. 

Pero no quiere decir que no haya sido hermoso recibir esas expresiones de agradecimiento. La gente salió a los balcones a aplaudir y ahí sentí “¡Nos están diciendo gracias!”. Pero lo más emocionante fue en Iom Haatzmaut, el Día de la Independencia de Israel, cuando aviones de la Fuerza Aérea de Israel sobrevolaron los hospitales para  agradecer a los equipos médicos. En Hadassah subimos al helipuerto del hospital.  Ahí sentí la fuerza de ese agradecimiento. Al saber de quién venía, me súper emocioné.

Por otro lado decíamos en el equipo que la mejor  forma de agradecernos es quedarse en casa, cuidarse, para ayudarnos así a que todos pasemos esta pesadilla.

Esperando a los aviones en el techo de Hadassah Monte Scopus. Sobrevolaron los dos hospitales, también Hadassah Ein Karem., donde trabaja Claudia.

En este video editado por Hadassah, se oye primero la voz del piloto que encabezaba

la formación de los aviones, saludando al equipo médico de Hadassah y agradeciendo 

al hospital y su gente por su trabajo. Luego el Director General del Hospital Profesor Zeev 

Rotshtein es el que agradece, asegurando que el gesto de la Fuerza Aérea los alienta a 

continuar trabajando con dedicación.

 

 

 

P: ¿Estás orgullosa de Hadassah, tu hospital?

R:. Estoy súper orgullosa del hospital. Del equipo que se formó para el cuidado intensivo Corona. Nos dieron todo para protegernos, y si había algo que no se adaptaba venían más opciones, nos cuidaron. También nos dieron apoyo psicológico que fue muy importante.

P: La idiosincrasia de un pueblo, de una sociedad, puede influir mucho en la forma en que se toma indicaciones oficiales por ejemplo sobre cómo cuidarse durante una pandemia. ¿Dirías que ha habido una forma muy israelí de lidiar con la crisis?

R: Creo que cada país ha tenido su formato. Sabes que el espíritu israelí es muy de ir para adelante y en tiempos de pandemia eso ayuda.Costó al principio y cuesta hoy  seguir con la máscara, mantener  distancia o que la gente entienda que no pueden venir familiares en masa a visitar a los pacientes.

Como siempre, se vio el espíritu solidario de este pueblo en donaciones, en mimos para que nos fuera más fácil. No me sentí aislada por ser enfermera en el departamento de Corona, lo cual sé que sí ocurrió en otros países.

P: ¿Alguna otra cosa que desees agregar?

R: El gran desafío personal fue interactuar en situaciones críticas con un equipo que nació hoy, un equipo nuevo. Siempre creí que gran parte del éxito en el tratamiento de pacientes eran los equipo estables, que se conocen, en los que una palabra o una mirada hace que todo funcione.

Me llevé una gran sorpresa al ver cómo funcionaban equipos que antes no se conocían. Cuando tenemos claro por qué estamos ahí y para qué ,se puede lograr un funcionamiento increíble. Y no minimizo el gran stress de las primeras semanas para que así fuera.

Cuando empezamos me armé a mí misma una frase para levantar el ánimo antes de entrar al servicio:”Estamos todos en el mismo barco y vinimos a dar lo máximo que podemos dar como enfermeras”.

Mi formato mental es de apuntar siempre más a las soluciones que de pensar en los  problemas . Por eso tuve presente todo el tiempo cómo solucionar el conjunto de  las dificultades. 

P: Claudia querida, te agradezco mucho por todo esto, y por todo lo que has hecho, sabiendo que con tu espíritu luchador, estés en el servicio que estés, siempre harás lo mejor por los pacientes.

R: Muchas gracias Ana.

Desde el helipuerto de Hadassah  en Iom Haatzmaut (Foto: Dover Tzahal)

 

Ana Jerozolimski
(01 Junio 2020 , 07:45)

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