Un año y nueve meses después del 7 de octubre del 2023, ha sido presentado oficialmente el informe completo elaborado por las expertas israelíes Ruth Halperin-Kaddari, Nava Ben-Or y Sharon Zagagi-Pinhas, de la violencia sexual cometida tpor los terroristas de Hamas tanto contra sus víctimas en territorio israelí aquel día de horror como luego, contra secuestrados en cautiverio. Es el resultado del intenso trabajo en el marco del así llamado "Proyecto Dinah".
El significativo título del informe es "En busca de Justicia. El 7 de octubre y más allá". El agregado: "Reconocimiento y Justicia para las víctimas de la violencia sexual en conflicto". Finalmente: "Recordando las atrocidades del 7 de octubre del 2023. Haciendo responsables a los perpetradores".
A lo largo de 84 páginas, que se advierte de antemano son difíciles de leer, se detallan los testimonios recabados de testigos presenciales o de audición de los crímenes: una sobreviviente de violación en la fiesta Nova, 15 secuestrados liberados, 17 testigos que vieron u oyeron el horror, 27 miembros de los equipos de salvamento y rescate y numerosas imágenes recabadas en el terreno.
Al comienzo del informe se detalla claramente lo central: "Hamas utilizó la violencia sexual como arma táctica". Esto debe quedar grabado en la historia.Fue premeditado e intencional, no producto de un exabrupto aislado momentáneo sino un padrón de violencia espeluznante.
El informe ha sido entregado a la Primera Dama de Israel Mijal Herzog, esposa del Presidente del Estado Itzjak Herzog.
Un elemento complejo y duro de la situaciòn, es que tal como está escrito en el informe, la mayor parte de las víctimas de la violencia sexual han sido asesinadas. Otras, se estima, han quedado demasiado traumatizadas como para poder hablar.
El informe establece inequívocamente , según el equipo israelí que investigó concienzudamente el tema, terminantes conclusiones acerca de lo ocurrido:
1) Hamás utilizó sistemáticamente la violencia sexual como arma táctica de guerra, con claros patrones de abuso en varios escenarios de los ataques, lo cual deja en claro que no se trató de algo casual o aislado sino de un plan premeditado. La violencia sexual, de diferentes formas, continuó también en cautiverio, contra secuestrados, tanto mujeres como hombres.
2) El ataque se basó en la ideología y el adoctrinamiento profundamente antisemitas y genocidas de Hamás, que permitieron explícitamente la brutalidad extrema, pasando por la deshumanización de sus víctimas.
3) El informe detalla que la violencia sexual fue generalizada y sistemática, ocurriendo en al menos seis lugares diferentes (el festival de música Nova, la Ruta 232, la base militar de Nahal Oz, los kibutzim Re'im, Nir Oz y Kfar Aza), lo que indica una estrategia deliberada, no incidentes aislados.
4) En los distintos sitios, se repitieron las escenas espeluznantes halladas por las tropas y los rescatistas que llegaron y vieron personalmente los resultados del horror. Esto incluyó víctimas encontradas parcial o totalmente desnudas con las manos atadas, evidencia de violaciones en grupo seguidas de ejecución, mutilación genital y humillación pública. La recurrencia de estas características deja en claro que todo fue una estrategia deliberada y planeada de antemano.
5) La gran mayoría de las víctimas de violencia sexual fueron asesinadas durante o inmediatamente después de las agresiones, lo que generó un profundo desafío en cuanto a la posibilidad de probar jurídicamente los crímenes ya que las víctimas fueron silenciadas mediante su asesinato. Esto hace imperioso la elaboración de un protocolo claro que permita enjuiciar a los terroristas responsables de estos crímenes a pesar de las dificultades. Israel ya está trabajando en ello.
6) El informe insta al Secretario General de la ONU a “incluir inmediatamente a Hamás en la lista negra” como entidad responsable del uso estratégico de la violencia sexual como arma de guerra. Este es un paso crucial para establecer la rendición de cuentas internacional y reconocer la gravedad de estos crímenes, de conformidad con las resoluciones 1820 y 1960 del Consejo de Seguridad.