“Yo conocí a Shajar cuando estaba muerta”, dice en medio de la jupá.
Las bodas suelen ser motivo de emoción. Pero en general, por motivos más “comunes” y situaciones más corrientes que la vivida por dos israelíes de orígenes totalmente distintos: la joven novia judía Shajar Kugelmas y uno de sus invitados más especiales, el paramédico árabe musulmán Muawiya Kabha .
Casi nadie pudo contener las lágrimas cuando Muawiya pidió saludar públicamente a Shajar en medio de la jupá, la significativa ceremonia religiosa judía.
“Yo a Shajar la conocí cuando ya estaba muerta”, dijo ante el estupor de los presentes, al contar lo que vio en aquel abril del 2009 al llegar al escenario de un accidente de tráfico cerca de Petaj Tikva. Él como veterano voluntario de la organización de rescate United Hatzalah, estaba acostumbrado a correr al sitio de una emergencia y también a lidiar con duras escenas, a veces irreparables.
Cuando Muawiya se acercó a Shajar, que estaba atrapada dentro del coche, el jefe del equipo le indicó que mejor atienda a uno de los heridos, lo cual él interpretó de inmediato como una dura evaluación: ya no había nada que hacer por ella, y mejor dedicar esfuerzos a quien aún se pude salvar. “Según el protocolo, el médico tenía razón y debíamos declararla muerta”, admitió.
“Pero algo de arriba me hizo sentir otra cosa, algo me decía que tengo que intentar salvarla”. Algo le decía a este ciudadano árabe israelí que esa joven, a la que no conocía, va a vivir, que tiene que probar. Comenzó el duro esfuerzo por revivirla y logró, tras 40 minutos, devolverle los latidos al corazón. “En algún momento pensé que el Ángel de la Muerte me había derrotado, pero seguí haciendo todo lo que pude para salvarla”, pensó de noche ya en su casa, sin tener certeza cómo había evolucionado esa joven a la que pocas horas antes había atendido. “Se ve que hice lo debido, porque finalmente, Shajar está hoy aquí con nosotros”, dijo Muwayia feliz y emocionado, al igual que los invitados al casamiento de Shajar y su novio Nir.
“Mucha gente suele preguntarme todo el tiempo cómo logro seguir adelante con toda la muerte que veo en mi trabajo”, confesó públicamente. “Y mi respuesta está aquí”. Dirigiéndose a la novia, agregó: “Shajar, soy capaz de continuar con mi trabajo, gracias a ti. Porque yo salvé tu cuerpo, pero tú has salvado mi alma”.
Si quedaba aún alguna lágrima de emoción por derramar,llegó cuando Shajar y Muawiya se fundieron en un fuerte abrazo de mutuo agradecimiento.