Entrevistas

El uruguayo-israelí Arie Paz , ex auditor interno del MSP de Israel, analiza el manejo de la pandemia y compara con los buenos resultados de Uruguay

Como Auditor interno del Ministerio de Salud Pública de Israel, cargo que ganó en licitación y que  ocupó entre el 1º de setiembre de 1983 y el 30 de setiembre del 2013, Arie  Paz tenía la responsabilidad por el  control del sistema, el proceso de adopción de decisiones y el manejo de su funcionamiento. No entraba por cierto en la parte médica, sino en el cumplimiento de los reglamentos y las normas, así como también de los valores que guiaban el trabajo. Con esa trayectoria de fondo, habiendo cumplido esa función durante casi 30 años hasta su jubilación, nos pareció  oportuno pedir la opinión de Arie sobre la difícil situación en la que se halla hoy Israel en cuanto al Coronavirus.

Lejos han quedado los tiempos en los que el Primer Ministro Netanyahu se vanagloriaba de lo que consideraba él había hecho tan bien. Algo falló. Y la responsabilidad no puede ser sólo de aquellos ciudadanos que no se ponen la máscara o la usan sólo sobre el mentón. Hay algo más de fondo.

Arie Paz, cuyo apellido original era Paciuk, nació en Montevideo, estudió en el IAVA, luego en la Facultad de Medicina y la de Química de la UdelaR, estudios que finalmente decidió dejar para cambiar de rumbo. Fue a la tnuá (movimiento juvenil) Ijud Habonim, luego a Kadima y finalmente a la Jativá Mordejai Anilevich. En 1972 se radicó en Israel, primero en el Kibutz Maabarot , mudándose luego a Jerusalem para estudiar Ciencias Políticas en la Universidad Hebrea. Hizo sus dos primeros títulos en dicho campo, especializándose en la revolución cubana,  y luego realizó un curso de Auditoría interna, área a la que decidió dedicarse profesionalmente. Cuando en junio de 1981 recibió su primer trabajo como auditor, este también fue en el campo de la salud. Pero en setiembre de 1983 inició el capítulo más largo de su vida desde el punto de vista profesional, como Auditor interno del Ministerio de Salud Pública, por lo cual conoce muy bien el sistema, desde adentro, y puede evaluar hechos que han ocurrido,  distinto seguramente del ciudadano promedio.

 

P: Al analizar el manejo de la pandemia en Israel, teniendo de fondo tus 30 años como auditor, imagino que se puede ver cosas que no violaron las leyes del país pero que no fueron inteligentes, que no se hicieron con sabiduría, que no eran lo necesario ¿verdad?

R: Te voy a decir algo que dije ya en 1986 cuando estalló en Israel una segunda ola de epidemia de polio. Intervine y dije algo que reiteré hace unos meses: el Ministerio de Salud Pública de Israel no estaba y no está preparado para tratar pandemias. 

P: ¿Cuál es tu evaluación de la forma en que Israel manejó la pandemia? Y no digo solo el MSP, porque no tengo claro si el MSP debía ser la voz principal. Está también el propio Premier Netanyahu, que se presentó como quien dirigía la orquesta.

R: Vamos a dividirlo en varias partes. La primera es que nos despertamos tarde, muy tarde. Mientras que Uruguay apenas apareció el primer caso el presidente Lacalle Pou empezó a actuar, en Israel  empezamos a actuar muy tarde. Esta sería la primera crítica que escribiría si tuviera que hacer ahora un informe de auditoría.  Después de despertarnos tarde, la sensación era que no se dominaba la situación.

Se sucedieron varias cosas. En  términos médicos diría que estamos actuando como un maníaco depresivo. O sea, primero le erramos e hicimos un cierre  total, que fue muy bravo, que es cierto que hizo que la enfermedad no llegara a límites desastrosos de un lado, pero del otro hubo un precio muy, muy alto. 

P: Entiendo que no te referís únicamente a lo económico.

R: No, aunque claro que lo económico influye. Yo creo que la población entró en un estado de ánimo de histeria. Es cierto que se bajaron los números del Coronavirus, pero se aumentó las otras enfermedades, que fueron descuidadas, también sicológicas, lo cual tiene su precio. Me refiero a enfermedades crónicas y todo tipo de problemas que la gente tiene. Después cuando aflojamos el cierre, en lugar de hacerlo de forma gradual lo hicimos en forma exponencial, o sea que después de la depresión, entramos en la parte maníaca. Eso fue un absoluto desastre. Una de las cosas claves, que Uruguay hizo enseguida y en Israel se demoró más, fue cerrar las escuelas, liceos y facultades. Uruguay tenía una ventaja que Israel no tiene : el plan Ceibal, por el que cada niño tiene una computadora para estudiar. Y eso es muy importante porque los niños son un factor central de contagio. 

P: Pero se impuso cierre obligatorio que realmente dejó a la gente en la casa.

R. Pero hubo problemas en su cumplimiento.  Hubo dos o tres sectores de la población que no acataron lo que el gobierno quería, los haredim, los árabes, y algunos otros grupos. La población no acató, fue desobediente, a diferencia de Uruguay, que la población fue obediente. 

P: ¿Te parece que fue tan así? Las calles estaban desiertas en Israel. Por otro lado, ya que mencionás a Uruguay, recuerdo bien que mucha gente comentaba preocupada que otros no cuidan.

R: Los índices de desobediencia en Montevideo fueron mucho menores que en Israel.  Por ejemplo, en el transporte público, los ómnibus decían que venían casi vacíos a pesar de que no obligaron a los ómnibus a llenarse solamente hasta el 30% o algo así. Eso es muy importante. 

 

El ejemplo desde la cúpula

El Primer Ministro de Israel Biniamin Netanyahu (Foto: Amos ben Gershom, GPO)

 

P: ¿Qué importancia tiene en tu opinión la línea que marca el gobierno? Y el estilo, la confianza que inspira.

R: Muchísima. El Presidente Lacalle Pou lo que hizo fue salir con una política de explicar y explicar mucho, para que la gente se concientice. Y allí eso fue más eficaz que en Israel.

P: Porque se presentó como una explicación para que la gente realmente entienda  por qué es importante cuidarse. Y en Israel la sensación de muchos era que las autoridades querían asustar a todos. Se habló de 10.000 muertos…

R: Es importante el punto que mencionaste, la confianza que tiene el público en el Presidente o el Primer Ministro. En Uruguay el Presidente inspiró mucha confianza- en Israel, el último sondeo que se acaba de publicar dice que hay una total desconfianza en el gobierno, que inclusive gente del Likud ya no le cree a Netanyahu.

P: Eso lo tomo con pinzas. Pero eso de la confianza general del público es muy cierto. Y cuando el Presidente de Uruguay dijo que había decidido cortar el 20% de los sueldos de los funcionarios públicos, salvo los de la salud, empezando por el suyo propio, eso alienta a la ciudadanía a cuidarse, porque se ve desde arriba que se actúa con responsabilidad.

R: Por supuesto. Eso del ejemplo personal es clave. En Israel eso no se dio. Y Netanyahu hasta pidió ahora que le devuelvan gastos de impuestos. Digamos que inclusive si tiene razón y es su derecho recibir ese dinero, este no es el momento.

P: Con más de un millón de ciudadanos que quedaron sin trabajo, aunque ahora ese número haya bajado.

R: Claro, no es el momento. Es una falta de sensibilidad el solo plantearlo. Así que eso  no da mucha credibilidad. Y también está el tema que para todo, había que contactarse con la central del MSP, no con tu propio médico, que es quien conoce tu historia clínica. Ese es un factor de fracaso.

P: Y con el cúmulo de problemas, se llegó a la durísima situación actual en la segunda ola.

R: Así es. Hoy estamos en el peor momento desde el comienzo de la pandemia, en un  retroceso tremendo. Fijate que nos ubicamos enseguida después de Estados Unidos, que es el peor, y de Brasil. Terrible.

P: ¿De acuerdo a qué parámetros?

R: En número de enfermos por millón de habitantes.  Lo importante es el número de enfermos graves, el número de enfermos en cuidados intensivos y el número de muertos por millón de habitantes.

Otro gran error fue no cerrar los vuelos. Siguieron llegando vuelos, hubo muchos casos en los que no se mandó a la gente a dos semanas de cuarentena, un desorden total. Otro punto: en Uruguay hay un sistema por el cual el Presidente electo gobierna durante cuatro años. En Israel, el Primer Ministro está pensando todo el tiempo cómo sobrevivir políticamente. Y entonces, no hace todo lo que debería hacer. 

Y otro punto clave, es que no hay capitán en esta crisis. No hubo ni lo hay ahora. Ahora están pensando, recién ahora, en nombrar al jefe del comando central para dirigir todo el asunto del Coronavirus. Yo lo escribía en mis informes hace muchos años: el único ministerio que sabe cómo manejar asuntos de este tipo es el de Defensa.

P: O sea, errores por varios lados.

R: Sin duda alguna. Si tengo que resumir todo esto, te diré que no se logró infundir en el público la confianza necesaria. No se supo hacer cumplir las normas debidamente. El otro día retuvieron a una niña de 10 años porque estaba sin máscara. ¡10 años! Y tantas otras cosas no se hicieron cumplir bien. Menos mal que todavía hay un sistema de prensa que ladra, pero temo que mientras ladra, la caravana sigue pasando. 

P: Hay diversos errores en muchas áreas . El problema central en tu opinión ¿es que Netanyahu en la práctica  manejó mal la crisis?

R: Si, totalmente. Esto va a demorar más de un año en terminar, y cuando termine, habrá que formar una comisión nacional de investigación. 

P: Cuando se pensó que estaba terminando la primera ola, el Primer Ministro dijo “salgan a divertirse”.

R: Yo lo vi por televisión y no podía creer lo que veía. El manejo de la pandemia en Israel fue una catástrofe, desde el principio. Pero también cuando nos “recuperamos”, no lo hicimos bien. Y por eso volvimos a caer tan fuerte. 

P: ¿Cómo se sale de esto?

R: El tema no es llorar sino empezar a decir qué hacemos ahora. Cuando yo era auditor siempre me preguntaban qué hay que hacer y yo les decía que no soy consejero. Pero las autoridades tienen que tomar las decisiones correctas. Y está claro que lo que sí ayudó a pesar de tantos errores cometidos, fue el sistema hospitalario que tiene Israel, con tanta gente seria.

P: Los hospitales salvaron la situación en la primera ola.

R: Por supuesto. Eso no es por Netanyahu y su gente sino a pesar de ellos.

Ana Jerozolimski
(13 Julio 2020 , 02:54)

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