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La relación del hombre con la guerra

Por Guillermo Lafferriere  Integrante de Ciudadanos por Israel 

@glafferriere

Los soldados suelen en operaciones colocar nombres no solamente a los tanques, sino a aviones y piezas de artillería. Incluso inventan apodos de todo tipo para referirse a otros equipos que por sus características no admiten que se pinten en ellos nombres: armas portátiles de todo tipo, equipos individuales y mucho más. Incluso sectores donde se combate reciben apodos que luego son tomados por los historiadores, recordemos el Estrecho de San Carlos durante la guerra de Malvinas denominado como Bomb Alley por los británicos.

En los nombres o apodos con que las tropas "bautizan" los equipos militares, se cruzan la infinidad de perspectivas que los autores de las mismas tienen respecto al equipo que conforman con otros hombres, a la mirada que sobre el enemigo tienen, a la guerra que están librando, a sus comandantes y a si mismos. Se tiende a mirar a un fuerza militar como si fuera una máquina, y que como tal, puesta a funcionar, producirá siempre resultados similares; olvidando que la misma, por más que emplee equipos sofisticados, o que distancien cada vez más al soldado de su enemigo al momento de enfrentarlo; es una organización humana, en la que existen enormes diversidades de perspectivas, desde la razón por la cual están sirviendo, sobre la guerra que libran, sobre quienes los lideran (en todos los niveles) y mucho más.

De allí radica la enorme importancia que posee el liderazgo en esa organización militar para poder lograr que esas diferencias de perspectivas puedan converger en acciones que sean efectivas al momento de combatir. El patriotismo o una idea, pueden ser un motivador de una fuerza militar en un momento, pero cuando la guerra se materializa en toda su crudeza en los individuos o fracciones en el espacio en el que deben combatir, no serán para la mayoría de ellos las razones que los impulsen a luchar. Lo harán para sobrevivir, por la confianza que tienen en quienes son sus compañeros; en función de la cohesión que los liderazgos hayan sabido lograr. Cohesión que se obtiene cuando se le ha dado a ellos dos cosas básicas que se complementan luego con el equipo adecuado.

Ellas son adiestramiento de calidad y ejemplo de sus líderes. Conocí mucho tiempo atrás una persona que su padre tuvo tres tours en Vietnam. El primero, recién comisionado como oficial, observa que uno de sus soldados veteranos tenía en su casco pintado FTA (Fuck the Army). o que si estoy seguro es que ese oficial, comprendió acabadamente y de manera muy rápida el enorme desafío que implica conducir en la guerra, cualquiera sea el nivel en que ello se haga. No estaba frente a máquinas, sino hombres.
 
 

 
 
 
 
 

 

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