Entrevistas

Médica israelo-argentina, nueva jefa de Neumología Pediátrica en Hadassah

La  Profesora Malena Cohen-Cymberknoh también dirige el centro de Fibrosis Quística

Hace 20 años, Malena llegó a Israel con su esposo y su hijo mayor, en aquel momento de tan solo 18 meses. Hoy celebra un camino de constante avance y desarrollo profesional.  Acaba de recibir el título de Profesora de Pediatría de la Universidad Hebrea de Jerusalem y además es la nueva Jefa del Departamento de Neumología Pulmonar del Hospital Hadassah de Jerusalem-tanto en su campus de Ein Kerem como en el Monte Scopus- y del Centro de Fibrosos Quística. Y no menos importante, está enamorada de su trabajo.

Profesora Melana Cohen-Cymberknoh (Foto: Hadassah)

 

P: Malena, quería doblemente felicitarte. Ante todo, lo más reciente es que esta semana te nombraron “Profesora de Pediatría de la Universidad Hebrea de Jerusalem”. Un titulo sumamente importante. [MC1] Además, quería felicitarte también por tu nombramiento como Jefa del Departamento de Neumología Pediátrica y del Centro de Fibrosis Quística en el Hospital Hadassah de Jerusalem ¿Cómo te sentís con esto? Es mucha responsabilidad sobre los hombros.

R: Muchas gracias. Estoy muy conmovida por esta decisión de la Universidad Hebrea de Jerusalem. Mucho trabajo, mucho esfuerzo. Todas las horas dedicadas a publicar, escribir artículos científicos, presentaciones en Israel, en el exterior, horas de dar clases a estudiantes y muchas otras tareas, pero finalmente veo los frutos.

Como bien decís, el reciente nombramiento como Jefa del Departamento de Neumología Pediátrica y del Centro de Fibrosis Quística, sí, es mucha responsabilidad. Es un puesto que implica dirigir a un grupo de neumólogos pediatras, y además todo un equipo de más de 20 profesionales, que componemos el centro de fibrosis quística (FQ). Y todo esto sumado a la responsabilidad que implica tener en nuestras manos la salud de pacientes, la mayoría pediátricos, y muchos de ellos con enfermedades crónicas y a veces complicadas.

 

P: ¿Qué abarca tu trabajo? O sea…¿qué tipo de dolencias tenés que atender en Neumología Pediátrica?

R: Atendemos en lo que es la neumonología pediátrica todo tipo de enfermedades respiratorias, desde enfermedades leves como asma hasta casos mucho más complicados incluyendo asma grave, neumonías complicadas, malformaciones congénitas en el sistema respiratorio, prematuros, y otras patologías. Eso en los dos centros de Hadassah los cuales yo dirijo (Ein Kerem y Mount Scopus, o sea Har Hatzolim). En Mount Scopus tenemos el centro de enfermedades crónicas y allí funciona entre otros, el centro de Fibrosis Quística, y atendemos pacientes de todas las edades ya que somos un centro de referencia.

 

P: ¿Por qué Fibrosis Quística requiere un centro aparte? ¿Es porque se trata de una enfermedad crónica?

R: Si, pero además, porque la enfermedad involucra muchos sistemas del cuerpo, casi todos, entonces es importante tratarla en todos los aspectos, y por eso la necesidad de trabajar con un equipo multidisciplinario que incluye médicos de diferentes especialidades (neumólogos, gastroenterólogos, endocrinólogos), enfermera especialista, nutricionista, quinesiólogos, trabajador/a social, psicólogo/a, técnicos de función pulmonar. Se trata al paciente en forma integrada, holística, se hacen reuniones con todo el equipo, porque esa es la manera de obtener los mejores resultados para el paciente.

 

P: Una enfermedad crónica ¿significa necesariamente para toda la vida? O sea ¿es algo de lo que el niño no se puede curar y lo que se trata de hacer es aliviarle la forma en que lleva la enfermedad?

R: En general las enfermedades crónicas acompañan al paciente toda la vida. Pero hoy en día, con la mejoría en todo lo que sea diagnóstico temprano y la mejoría en los tratamientos, la sobrevida de los pacientes y la calidad de vida ha mejorado muchísimo, sobre todo en la Fibrosis Quística.

 

P: En el caso de enfermedades crónicas entiendo que un aspecto que a ti te interesa en especial es que requiere ineludiblemente un contacto permanente con la familia del niño. Es estar involucrada casi en su día a día ¿verdad?

R: Así es. Estamos involucrados con la enfermedad, pero también en todo lo que pasa alrededor de los pacientes, en su vida diaria, con sus amigos, su familia, la escuela, el trabajo. Por supuesto cuando hay deterioro en cuanto a la enfermedad, cuando en la familia ocurren cosas tristes, pero también en las alegrías, fiestas, casamientos. Nosotros somos parte de la familia de alguna manera y nos comparten casi todo.

 

P: ¿Podrías darnos ejemplos de cosas que tenés que hacer en ese campo, que quizás médicos de otras disciplinas no hacen? 

R: Al tratarse de una enfermedad crónica, acompaño al paciente y a su familia desde el momento del diagnóstico, generalmente en los primeros meses o años de vida, por toda la vida. Entonces la relación es muy estrecha, hay mucha confianza. Los pacientes se sienten cómodos en compartirme no solo lo relacionado con la enfermedad sino temas mas íntimos. Eso no ocurre en cualquier disciplina en medicina.

 

P: Siempre pensé que la medicina pediátrica es un desafío muy complicado, por la parte emocional de todo lo que se relaciona a niños que sufren. Imagino la felicidad cuando curás a un niño, pero cuando atendés a  niños que tienen que lidiar toda su vida con limitaciones, debe estrujarse el corazón. ¿Cómo lo llevás tú?

R: Eso es unos de los temas que cuando estudiaba medicina siempre me lo planteaba, y es lo que me hacía dudar si era una especialidad que iba a poder llevar a cabo. Pero la pediatría tiene algo mágico, que no lo ves en otras especialidades. Yo venía con la experiencia de 6 años en Argentina, de ser maestra de hebreo, de escuela primaria. Ya en esos momentos entendí que podía relacionarme bien con los chicos. Y así fue como me decidí por la especialidad y no me arrepiento. Hay momentos tristes, pero por suerte los momentos de alegría y de tratamientos exitosos y de curar a los chicos, son muchos más.

 

P: ¿Tras dedicarse muchos años a estas cosas se pierde en algún momento la sensibilidad? 

R: Soy médica hace 20 años, pediatra hace casi 14. Hay días que me cuesta dormirme si algún paciente se deteriora. A veces de regreso a mi casa, después de todo el día de trabajo, la cabeza me sigue trabajando, si es que no logro llegar al diagnóstico de algún paciente, o si es que el tratamiento no lo ayuda. El día que sienta que perdí la sensibilidad, tal vez sea el momento de dedicarme a otra cosa. Porque si sensibilidad no podés ser médico. Ojalá que ese día no llegue nunca.

 

P: Me pregunto si es especialmente difícil tratar niños enfermos cuando vos misma tenés 4 hijos en casa. 

R: Claro que es difícil. Y más cuando me pasa que me pongo en el lugar de los padres y sufro a la par de ellos. Cualquiera sabe que desde el momento que uno se convierte en padre o madre, los hijos pasan a ser lo más importante de la vida. Y yo como médica, me siento en la responsabilidad de ayudarlos, de curar a lo más valioso que ellos tienen.

 

P: ¿ Hadassah tiene alguna particularidad en tu campo? 

R: El centro de Fibrosis Quística del Hospital  Hadassah es uno de los más grandes y más importantes de Israel y de los más reconocidos a nivel mundial. Somos hace muchos años elegidos como centro de investigación de nuevas drogas, justamente por ese reconocimiento que tenemos. A la vez, formamos a profesionales de todas partes del mundo, y vemos en el centro pacientes de otras partes del mundo a consultarnos, o a participar de los ensayos clínicos.

 

P: Imagino, como siempre en los hospitales israelíes, que hay de todos los sectores de la sociedad, judíos, árabes, laicos, religiosos, distintas comunidades ¿verdad?

R: Así es. En Hadassah especialmente puede verse en forma muy clara como las ideas políticas, la cultura, la religión, el idioma, las costumbres, todo eso queda a fuera. En el hospital, todos son tratados por igual, los códigos de convivencia son muy respetados, se comparten habitaciones, tratamientos, salas de espera, salas de juegos, todo por igual. En los pasillos del hospital pueden verse todo tipo de vestimentas, y colores, y se oyen diferentes idiomas a la vez. Y eso es lo lindo, que para el equipo médicos todos son iguales. Y a todos les corresponde exactamente la misma atención.

 

P: ¿Los niños tienen algún espacio en el que ellos interactúan o es sólo directamente con el equipo médico?

R: Los niños interactúan en las escuelas y salas de juegos del hospital. Allí se encuentran las maestras, que hablan diferentes idiomas. Así comparten todos actividades, juegos, estudio, aprenden palabras en los diferentes idiomas, viven las festividades de unos y de otros, e incluso salen de allí muchas lidas amistades.

 

P: No puedo dejar de mencionar tus viajes a América Latina, muy especialmente a Uruguay. Cuando de la oficina de la portavoz de Hadassah me avisaron de tu nombramiento, sabiendo que ya te conocía, me dijeron “mira lo que hay de nuevo con nuestra embajadora en Sudamérica”. Recordemos un poco ese capítulo de tu actividad profesional.

R: Fue un proyecto que comenzó sin saber que iba a crecer tanto y tener tantos logros, allá por el año 2009. Varios años de viajar, presentar material médico, proyectos, reuniones con médicos, diferentes profesionales, padres, pacientes, directivos de hospitales, de los servicios médicos, reuniones con el ministro y funcionarios del Ministerio de Salud. Muchas entrevistas, mucho esclarecimiento tratando de crear más y más conciencia, y finalmente, en el año 2013, la creación del primer centro de Fibrosis Quística en Uruguay, Montevideo.

2011, Montevideo. En la entrada al Parlamento de Uruguay, Malena junto al Presidente,Vice Presidente y Secretario de la Asociación de Padres de Fibrosis Quística

 

P: Sobre Uruguay específicamente ¿hay un seguimiento de lo que se promovió en su momento? 

R: Si, claro. El centro funciona muy bien, sigue creciendo, siguen avanzando y es desde hace unos años un modelo a seguir por muchos médicos de Sudamérica.

 

P: Malena, tú te radicaste en Israel en el 2000, al terminar tus estudios en Buenos Aires. ¿Fue difícil tu camino como nueva inmigrante? Que fue exitoso, está clarísimo hace añares.

R: No sé si la palabra es “difícil”. Fue un desafío, fue venir por sionismo, de joven, trasladarnos con mi marido y mi hijo de 18 meses; dejar todo. No nos faltaba nada, familia, amigos, trabajo, y decidimos hacer alia, y probar un sueño. No puedo quejarme, nos recibieron muy bien como inmigrantes. A mi personalmente en el hospital me abrieron las puertas, confiaron en mí. Muy pronto sentí que era mi lugar. Me impresionó desde el primer día la solidaridad de la gente, en general, y particularmente en mi profesión. Vi que había futuro, sentí que tenia que apostar a esto. No es fácil ser inmigrante, pero yo creo que como en todo, hay un poquito de suerte, pero hay mucho de vos. Pudimos progresar con mucho esfuerzo, pero también por el recibimiento y el apoyo que recibimos de la gente. Y eso no pasa en cualquier lado del mundo, estoy segura.

P: Estamos viviendo un año muy especial, muy difícil. ¿Como estás viviendo en el hospital, como médica, pediatra, toda esta pandemia en la que  también los niños se ven afectados?

R: Lamentablemente es un virus que nos afectó a todos, y últimamente hay niños afectados, lo cual no se veía en las olas anteriores.  En el Hospital Hadassah se abrió en los últimos días una unidad de terapia intensiva de niños. Pero lo más difícil de todo esto es que este virus nos está enseñando cada día que es capaz de dar síntomas y afectar de diferentes formas, y a todas las edades. Por eso es importante seguir respetando, cuidarnos, vacunarse, y ojalá que próximamente volvamos a una vida un poco ms normal.[MC3] 

 

P: ¿Hay algo más que quisieras agregar? Sea de la parte médica o humana personal. Lo que tú consideres.

R: Sólo que estoy muy emocionada con mi nuevo título en la universidad y mi nuevo cargo en Hadassah . Mucho para agradecer a mucha gente que confió en mí, a cada uno de los médicos que me dio una mano, sobre todo en mis primeros pasos. Pero por sobre todo a mi familia, a mis 4 hijos, por la paciencia, la comprensión, y por supuesto a Ari, mi marido, que, sin él, sin duda, nada de esto hubiera ocurrido.

 

Ana Jerozolimski
(30 Enero 2021 , 15:32)

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