Israel

El increíble drama de Yehuda Meshi-Zahav: ¿Víctima o monstruo?

Fotos: ZAKA

Hace días que dudamos si escribir sobre este tema, pensando que quizás sea de carácter demasiado interno israelí como para interesar a los lectores en el mundo. Pero los sucesos de este jueves de mañana, al informarse que  el protagonista de la historia Yehuda Meshi Zahav (61), intentó suicidarse colgándose en su casa en Givat Zeev, nos ayudaron a decidir. Vale la pena contarlo. Cada uno decidirá si lo toma como crónica policial, como historia humana o como comentario filosófico sobre lo complejo de algunas almas que andan entre nosotros.

Aquí hay de todo: religión, Fe, extremismo, sexo y muchas preguntas que por ahora nadie puede responder.

Comencemos por el principio. Yehuda Meshi Zahav es un israelí nacido en Jerusalem que creció en el barrio Mea Shearim en  uno de los sectores más radicales de la sociedad ultraortodoxa judía, la así llamada “edá haredit”, declaradamente opuesta al sionismo y convencida que Israel no debe existir como Estado en tanto no haya llegado el Mesías.

Duante muchos años se le conoció como el jefe de operaciones de ese grupo, por su rol central en la organización de manifestaciones , disturbios violentos y choques con la Policía en distintas partes de Israel, más que nada a raíz de excavaciones arqueológicas que los extremistas alegaban profanan antiguas tumbas judías. Se manifestó repetidamente contra las instituciones del Estado y fue detenido decenas de veces por la Policía.

El 6 de julio de 1989 ocurrió una tragedia cuando un terrorista palestino cometió lo que se conoce hasta ahora como el atentado del ómnibus 405, cuando se abalanzó sobre el conductor y logró desviar el ómnibus de la carretera central entre Tel Aviv y Jerusalem por la que viajaba, por lo cual éste se desbarrancó y murieron 16 pasajeros. El atentado fue muy cerca de una localidad religiosa en la que se hallaba Yehuda Meshi Zahav en ese momento. Junto a otros jóvenes ultraortodoxos corrieron a prestar ayuda a las víctimas. En camino de regreso a su casa pensó: “Si el enemigo no distingue entre nosotros, tampoco nosotros debemos hacerlo”. Ese fue el comienzo de un vuelco dramático en su forma de actuar.

Muy poco después fundó la organización ZAKA, una sigla que en hebreo significa “Zihúi korbanót asón”, o sea “Identificación de víctimas de desastres”, compuesta mayormente por voluntarios de la sociedad haredi (ultraortodoxa), que coopera con la Policía y con Magen David Adom ( la Estrella de David Roja) en situaciones de emergencia. Sus voluntarios se hicieron presentes en todos los escenarios de atentados terroristas sufridos por Israel en distintos momentos, y el propio Meshi Zahav jugó en ello un rol protagónico.

En el lugar en el que estalló el ómnibus número 14 en Jerusalem (Foto: ZAKA)

 

En el 2003 el Estado lo reconoció públicamente eligiéndole para encender una de las doce antorchas en el acto central de Iom Haatzmaut , el día de la Independencia de Israel, probablemente uno de los mayores símbolos de identificación con el Estado. Al finalizar las palabras que acompañaron el encendido, tal cual es tradición, Yehuda Meshi-Zahav pronunció la conocida y siempre emotiva fórmula “letiféret medinát Israel”, o sea “por la Gloria del Estado de Israel” .

Sus ex colegas no le perdonaron.

“Quien no oyó los gritos en la discusión que tuve con mi abuelo, no sabe lo que es una discusión a gritos”, nos dijo años atrás Yehuda Meshi-Zahav en una entrevista. Sonreía con cierta amargura, pero también con mucha seguridad sobre el nuevo camino por el que estaba marchado. En ese camino lo acompañaron su esposa Bat Sheba y sus hijos, tres de los cuales decidieron enrolarse al servicio militar en las Fuerzas de Defensa de Israel, dos de ellos en unidades de combate.  Él nos contó al respecto con orgullo en su momento. “Sé que parece otra vida, cuando comparo lo que yo hice en mi juventud y lo que quiero ahora para mí y mis hijos”, nos dijo. “Y no tengo duda ninguna: la actual es la vida por el camino correcto”.

En el acto en el que uno de sus hijos recibió la boina de paracaidista

 

A lo largo de los años, Yehuda Meshi Zahav y la organización ZAKA que fundó, recibieron distintos y merecidos galardones.Su actividad cruzó fronteras .

En México, tras el terremoto

 

 

Voluntarios de ZAKA salvando un Sefer Torá, rollo de la Torá, tras un huracán en Estados Unidos

 

Entregando al Papa Francisco un chaleco de ZAKA durante su visita a Jerusalem en mayo 2015

 

Lo increíble es que justamente el anuncio sobre el máximo reconocimiento que estaba por recibir , fue lo que precipitó el comienzo del fin.

Pocas semanas antes del Día de la Independencia, Iom Haatzmaut, se reveló que Yehuda Meshi-Zahav había sido elegido para recibir el Premio Israel (Pras Israel), la máxima distinción que otorga el Estado, al finalizar esa fecha de celebración nacional. Junto a destacados investigadores y estudiosos en distintos ámbitos académicos, siempre hay galardonados por una vida dedicada a una causa especial, por un logro singular en un área clave en la sociedad civil.

Con el Ministro de Educación Yoav Galant, cuando fue a notificarle que recibiría el Premio Israel

 

Meshi Zahav, que poco antes había recibido el abrazo de la ciudadanía consolándolo por el fallecimiento de sus padres y uno de sus hermanos por Covid-19-justo él que había criticado abiertamente a todos aquellos que no respetaban las normas de cuidados, también en el sector haredi- se dijo profundamente emocionado por la distinción.

Aquí puedes leer una nota sobre las críticas de Meshi Zahav durante la pandemia.

Pocos días antes le habíamos mandado un mensaje a su celular, dándole nuestro pésame por las pérdidas que había sufrido. Nos agradeció comentando lo que lo llegaba el  abrazo del pueblo. Y en cuestión de días,todo cambió.

El periódico “Haaretz” publicó una investigación, motivada evidentemente por rumores que ahora entendemos circularon durante años, sobre sospechas que Yehuda Meshi-Zahav había estado involucrado en numerosos casos de delitos sexuales, incluyendo con menores de edad, valiéndose de su posición e influencia.

Quedamos atónitos. ¿Cómo puede ser? , nos preguntamos. ¿Será cierto? ¿Convivirán en una misma persona el espíritu de sacrificio en pro del prójimo, la disposición a pagar precios personales para defender los valores que considera correctos, y al mismo tiempo la capacidad de destruir la vida de otros atacándolos sexualmente?

Los testimonios se fueron multiplicando, publicándose en los medios de comunicación israelíes. Víctimas salieron a hablar, y contaron sus difíciles vivencias. Se sabía, afirman muchos. Y se tapó. El problema central, al parecer, fue que las supuestas víctimas-supuestas decimos, solamente porque no ha habido juicio y ni siquiera se completó la investigación policial y sabemos sólo lo que publicó la prensa-nunca aceptaron hacer la denuncia. Hasta ahora.

Meshi Zahav renunció al Premio Israel y se auto suspendió de la dirección de Zaka. No habló más en público. Y mientras tanto, se inició la investigación.

Este jueves de mañana, intentó suicidarse colgándose en su casa en Givat Zeev. Lo encontró uno de sus hijos.Una ambulancia lo trasladó al hospital Shaarei Tzedek, desde donde informaron que se hallaba en estado desesperado, pero aún con señales de vida. Habría sufrido irreparable daño cerebral.

La pregunta central, ineludible, es si intentó matarse por la vergüenza al haberse hecho pública una terrible faceta de su personalidad, por sentir que no lograría pasar el proceso que le esperaba , sabiendo que sería enviado a prisión, o si el motivo fue que ya lo lincharon en los medios y lo juzgaron injustamente.

Son situaciones más que delicadas.

Los medios no tienen que hacer de jueces, pero sí tienen no sólo el derecho sino la obligación de investigar y publicar los hechos , especialmente cuando están basados en testimonios que prestaron personas que sostienen haber sido atacadas por él inclusive siendo menores de edad. Difícllmente uno pueda imaginar que decenas de personas no relacionadas entre sí , inventan una pesadilla de ese tipo.

Conocimos personalmente a Yehuda Meshi-Zahav. Admiramos el cambio que hizo, la valentía que mostró y la impresionante obra social de ZAKA que tanto aportó y sigue aportando a Israel. Pero por sobre todo, si todas las sospechas publicadas son ciertas, lamentamos profundamente que paralelamente a ello haya hecho tanto mal.

Si todo es un invento, una terrible difamación, para él ya es demasiado tarde.Si es cierto, imaginamos que a sus víctimas no les agrada este fin.

Y ahora agregamos estas líneas, habiéndose publicado ya el programa de investigación de la televisión israelí "Uvda" dirigido por la periodista Ilana Dayan, en el que no sólo quedó en claro la gran cantidad de testimonios contundentes y terribles de menores y adultos que fueron atacados por Meshi Zahav, sino el pecaminono silencio de la Policía, que podría haber actuado antes y no lo hizo. 

Y ahora, algunas de sus víctimas también se pronunciaron sobre su intento de suicidarse y dijeron lo que suena sin duda a la explicación central: quiso escaparse del juicio. Para sus víctimas, la respuesta no es que él muera sino que pague por sus crímenes. 

No somos jueces y nos basamos únicamente en lo publicado. Pero testimonios así no se inventan. Eso no es fabricado. 

La respuesta  al título de este editorial parece hoy clarísima: un monstruo, cuyo trabajo voluntario de tantos años, no lo absolverá jamás de los pecados que todo indica que cometió.

Ana Jerozolimski
(22 Abril 2021 , 07:06)

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