Fotos: Telegram, Abu Ali Express
Cuando se inició el proceso de paz , se reconciliaron Israel y la organización terrorista OLP, se reconocieron mutuamente y acordaron que en los acuerdos de Oslo que se crearía una Autoridad Palestina que gobernaría los territorios bajo su control-no como un Estado independiente y soberano, pero sí con una especie de autonomía- no todos los palestinos estaban felices.
Hacia afuera, parecía que la única voz era la de los palestinos que celebraban que pasaban a un gobierno propio, aunque no fuera un Estado en el pleno sentido de la palabra, y dejaban de vivir bajo control militar de Israel. En la práctica, aún recordamos los rostros y las voces de aquellos que en diferentes partes de Cisjordania y la Franja de Gaza, pidiéndonos que no digamos su nombre ni publiquemos su fotos, confesaban: estamos preocupados.
La base de la Autoridad Palestina fueron las figuras de la OLP que se hallaban en su comandancia en Túnez, encabezadas por Yasser Arafat, y que venían a instalarse en el terreno como los nuevos señores. Mientras numerosos festejaban, otros se animaban a decir: esto no va a terminar bien.
Desde un principio, la profunda corrupción fue un tema preocupante. Y el autoritarismo. La falta de libertad. Tras el fallecimiento de Yasser Arafat , el Presidente de la AP es Mahmud Abbas (Abu Mazen) y a los problemas de fondo se agregó su falta de popularidad y carisma. Las críticas internas son cada vez más serias, y uno de sus mayores críticos era el activista político Nizar Banat, quien la semana pasada, fue detenido en su casa en Hebron por el servicio de seguridad palestina. Su familia y otros testigos presenciales sostienen que salió con decenas de agentes de seguridad, con vida. Horas después informaron a su familia que había muerto.
El clamor que estalló en Cisjordania, en sendas protestas contra la Autoridad Palestina, no había tenido precedentes.
La exigencia a Abbas a dimitir, es explícita. Nadie cree a la comisión investigadora formada y las conclusiones que presentará.
1. La comisión investigadora palestina de la muerte del activista y gran crítico del Presidente Abbas, debe presentar sus conclusiones hasta el miércoles. Pero la calle palestina parece que no les cree.
— Jana Beris (@JanaBeris1) June 28, 2021
(Las imágenes en este hilo son del canal Telegram de Abu Ali Express) pic.twitter.com/4VO945WJPP
De fondo hay un serio dilema de Israel.
Hace ya mucho que sus relaciones con la Autoridad Palestina son sumamente complicadas, plenas de desconfianza y resentimiento. Por otro lado, el hecho es que no se ha cortado del todo el hilo y sigue habiendo coordinación de seguridad entre Israel y la AP. Eso ha ayudado a frustrar a tiempo atentados en Israel, y también a salvar a Abbas de claros intentos de Hamas de derrocarlo, tal como sacó en el 2007 a la AP de Gaza.
El propio Nizar Banat condenaba a la AP por la coordinación con Israel.
Por su parte, Israel ve a la AP como un enemigo diplomático, aunque mantiene la coordinación de seguridad, estimando que sería peor que fuera sustituida por Hamas. Pero en tercer lugar, Israel sabe que la AP ha perdido toda legitimidad, dado que desde el 2006 no llama a elecciones.
Es un complejo rompecabezas del que no está claro ahora cómo se puede salir.
Habrá que ver si al nuevo gobierno israelí se le ocurre alguna originalidad.
Mientras tanto, se agudiza la problemática interna palestina. Hamas acusa a la AP de usar la muerte de Banat para reprimir.
En Israel se sigue el tema con atención. Es inevitable, que una situación de extrema emergencia en la arena palestina, termina repercutiendo también sobre Israel.