Entrevistas

TM Garret, de Neo Nazi al proceso de conversión al Judaísmo

Fotos: Gentileza TM Garret

Los vuelcos dramáticos en la vida de nuestro entrevistado parecen haber comenzado con su propio nombre, una especie de vaticinio. Sin entrar en todos los detalles que nos contó, diremos que su nombre de nacimiento era   Achim Schmid.  Su nombre propio suena por cierto hebreo (pronunciado “ajím”, o sea “hermanos”), aunque la intención fue al parecer el diminutivo del típico nombre alemán Joachim.

TM era un apodo dado por amigos  y decidió adoptarlo en lugar de Achim y agregó Garret que en determinado momento usó como nombre profesional. Y ahora que está fuera de los “grupos de odio”-tal cual él mismo los llama-sabe que ni siquiera necesita adoptar un nombre hebreo ya que lo tiene en la práctica de nacimiento. ¿Qué mejor que hermanos?, nos dice retóricamente.

Recientemente, disertando en una sinagoga

 

 TM Garret nació en 1975 en lo que llama “una familia disfuncional” en un pequeño pueblo al sur de Alemania. Hoy, a los 46 años, está casado en segundas nupcias-“aún feliz”, aclara-, tiene tres hijos ya grandes de su primera esposa y tres nietos. En el 2013 se mudó a Estados Unidos. Vive en Memphis, Tennesse, y es propietario de un pequeño estudio de ideo y fotografía.

Pero dedica gran parte de su tiempo al trabajo como investigador de Extremismo y analista en el Centro Interncional de Estudio del Extremismo Violento (ICSVE en su sigla inglesa) . También dirige CHANGE, una organización sin fines de lucro  que lleva a cabo distintos programas comunitarios de lucha contra la violencia, diálogo interreligioso y EXIT, un programa especial en el que ayuda a individuos a salir de grupos extremistas. Hoy en día, está en proceso de conversión al Judaísmo.

 

TM Garret (Foto: John Sklba)

 

P: Antes de abordar el cambio que usted experimentó, que es lo central, ¿cómo explicaría hoy por qué en su momento se convirtió en un neo nazi?

R: Por haber crecido como un extraño, sin entender cuál era mi propósito en este mundo. Mi familia se había mudado a un pequeño pueblo cerca de la fecha de mi nacimiento. Originalmente eran de otro lado , hablaban otro dialecto, eran católicos en un pueblo predominantemente protestante, alcohólicos…y finalmente mis padres se divorciaron, algo muy complicado en 1975. Mi padre falleció cuando yo tenía cerca de 8 años y yo crecí sin una figura paternal que me pueda dar identidad. Tenía sólo a mis hermanos y mi madre, que tenía buena intención, pero su misión principal era lograr que yo termine la escuela. Yo no había sido un niño planeado. Mis hermanos eran 8,11 y 13 años mayores que yo. Enorme abismo. Yo “ocurrí” durante el divorcio. Entonces, si yo solamente “ocurrí”…¿para qué servía?

P: Muy duro crecer con esa sensación.

R: No encajaba y era hostigado. Cuando oí a algunos de los chicos mayores contarse chistes de Hitler, chistes racistas y antisemitas, los copié. Yo era bueno contando chistes, así que parecía estar en mi camino. Otros chicos de mi clase también adoptaron esos chistes , pero al final, ellos volvieron a su curso normal mientras que eso quedó conmigo, me atasqué con ese tema. Es que mi situación normal era ser el niño contra el que hay bullying, y yo no iba a aceptar volver al rincón y ser el niño al que todos pueden empujar. Así que me etiquetaron como el niño Nazi. Sentí que me pusieron en una caja, cerraron la tapa, pusieron una etiqueta e ignoraron al niño que estaba adentro. A nadie parecía importarle.

P: De todos modos, entre esa situación personal, que no minimizo, y ser un neo-nazi, hay un trecho por recorrer.

R: El tema es que yo no me sentía como un Nazi. Pensaba que los nazis estaban todos muertos desde la Segunda Guerra Mundial. No sabía nada sobre Neo-Nazis o Skinheads, los cabezas rapadas. Si nos reíamos también de Hitler ¿cómo podía entonces ser un Nazi?. Y yo también tenía claro que los Nazis eran malos tipos. Pero el hecho es que empecé a vestir esa etiqueta, aunque no me gustaba. Empecé a adoptar más y más atributos de la extrema derecha y en determinado momento alguien me dio un casette con música de odio, aunque en una versión suave. 

P: ¿En qué consiste algo así?

R: Eran cosas sencillas que resonaban como enojos y discusiones entre adolescentes que buscan un culpable. Cantaban que son alemanes orgullosos y se les etiquetaba como Nazis, pero la verdad es que no lo eran. Decían que se les culpaba de todo. Sonaban como yo. Sentí que debo conocer a quienes cantaban esas cosas. La música se convirtió en una fuente confiable. Y con cada cinta que recibía, la música era más radical. Y era de hecho algo prohibido. Y la fruta prohibida sabe bien.

P: Suena a un desenlace extraño de un problema personal pero luego ya estaba  dentro.

R: Así es.

¿Qué es ser un Neo Nazi? ¿Y cómo combatirlo?

P: ¿Qué significa ser un Neo Nazi? ¿Necesariamente hay grupos que organizan actos de violencia o todo es más a nivel ideológico y de debates políticos?

R: Siempre, desde que hay Neo-Nazis, ha habido grupos que organizan violencia, pero en su mayoría alegan ser pacíficos, dicen ser organizaciones de derechos humanos para blancos, cosas por el estilo.

El liderazgo dice a sus miembros que no cometan crímenes violentos pero no porque no va con su ideología sino porque saben que los considerarán responsables por ello. Es que si no se castiga actos violentos, la consecuencia será que estos aumentarán. Es por eso que resulta muy importante castigar por cometer crímenes violentos, combinado con una chance de resocialización, si es posible. 

P: El gran problema es cómo determinar en qué casos vale la pena dar otra oportunidad.

R: Exacto, es justamente lo que iba a decir. ¿Está claro cuál es la línea que si se cruza no queremos dar al “ex” Neo-Nazi una nueva chance. ¿Ataque?¿Asesinato? ¿Asesinato en masa? Creo que la decisión debe ser tomada a nivel individual. Los encargados de hacer imponer la ley, no tienen ni idea de cómo hacerlo, pero creo que estamos por buen camino. En mi opinión, todo aquel que NO vuelve a su movimiento, vale la pena el intento.

Sea como sea, el mensaje de estos grupos está dirigido a menudo a la clase baja de gente blanca no privilegiada. El hecho es que esa gente es realmente no privilegiada pero al mismo tiempo buscan un culpable. Para la clase media y alta, promueven la “teoría de la sustitución blanca”. Lo vimos an Charlottesville, donde los Neo-Nazis gritaban “los Judíos no nos sustituirán”.

P: ¿Cómo lo interpreta?

R: Temen que la estructura de poder se rompa-es indudable que Estados Unidos está construido sobre supremacía blanca- y que los judíos tomen el control. Las ideas de Supremacía Blanca van de la mano de la consiración de la “dominación judía del mundo”. Mucha de esta gente también busca un propósito. Y aparecen estos grupos diciéndoles que pueden ser super héroes que salven a su pueblo, lo que puede sonar a causa noble.Su temor es completamente irracional pero real, originado en la ignorancia. La ignorancia conduce al miedo y el miedo conduce al odio. Es su combustible. Eso es lo que hay que quitarles.

P: ¿Usted había estado en contacto con judíos o se había convertido en un antisemita sin haber conocido judíos?

R : En aquel entonces yo nunca había conocido un judío. Parecían estar muy lejos. Es muy fácil reirse de alguien a quien se ha deshumanizado. Yo no sabía nada de los judíos, sólo el hecho que los Nazis los odiaban, que no son nosotros y que no hay aquí lugar para ellos. ¿Por qué? No lo supe hasta MUCHO más tarde.

P: ¿Cómo fue el proceso pues?

R: Fue en 1989 que recibí aquella primera cinta de música de odio y fui a buscar a los Skinheads que la cantaban. Y me sumé a ellos. Fui ascendiendo, formé mi propia banda y promoví canciones llenas de odio , que a veces fueron las más duras porque las “masas” las querían y si yo las hacía así, sentí que eso me haría ser más creíble. O sea que diría que me auto radicalicé. Me sumé a grupos Neo Nazis y el KKK fue por cierto uno de los principales.

El comienzo del cambio y el amigo musulmán

P: ¿Y qué pasó después? ¿Cómo es que cambió? ¿Fue un largo proceso o un momento al que llegó súbitamente, entendiendo que estaba equivocado?

R: En determinado momento,en el 2002, tras 15 años aproximadamente en los grupos de odio, tomé consciencia de que no podía controlar a los demás miembros y que si había algún choque violento, podrían responzabilizarme a mí. Así nomás, me fui. Pero aún tenía el odio en mi cabeza. Como tuve que escaparme, la única opción rápida que conseguí fue instalarme en un apartamento cuyo propietario era un inmigrante musulmán de Turquía. Él vivía en el piso de abajo.El  contacto constante e ineludible con el dueño, lo “normalizó” a mis ojos y sin que yo me percate siquiera, nos hicimos amigos.

P: Y eso que el odio a las minorías era parte de su forma de pensar.

R: Exacto. Como yo odiaba también a los musulmanes, pensé que él me tenía que odiar también. Pero no. Él me mostró algo que en ese momento yo no merecía: compasión y cariño incondicional. Simplemente, no lo podía odiar. Traté de “desenmascararlo” como un terrorista musulmán, pero fue él quien de hecho me desenmascaró a mí. Así que el odio que yo sentía adentro, se fue desvaneciendo. 

P: Pero…¿todo cambió de la noche a la mañana?

R: No, en absoluto. No es que en una noche pasé a ser anti racista. Me había llevado unos 10 años desde que adopté los chistes sobre el Holocausto hasta que me convertí en un negador del Holocausto. Fue como entrar en un bosque de odio que tenía 10 millas. Y cuando me desperté y empecé a salir del bosque, también tenía que recorrer esas 10 millas, aunque en la dirección contraria. No se lo hace en una noche. El cambio genuino no ocurre enseguida. Por eso, nunca es demasiado poco ni demasiado tarde. 

P: ¿Qué significó ese cambio en su vida?

R: Tuve que escapar, cortar todos los vínculos con aquel movimiento. Es difícil. Todo era nuevo. Eso había sido todo en mi vida desde los 13 años. Es como salir de una relación abusiva. Uno sabe que es tóxica, pero también hay buenos momentos, entonces uno sigue y se da a sí mismo razones para no irse. Si te vas, serás un traidor. Y está el tema de la sociedad. Y la familia…¿te volverá a aceptar? ¿Quién quiere hablar con un Neo Nazi? ¿O con quien parece uno, ya etiquetado? Si hice algo antisemita, pues debo ser un antisemita. En resumen, daba miedo dar ese paso , requiere mucho coraje. Uno piensa en mudarse a otra ciudad, cambiar el nombre, esconderse…hay que tirar todo lo que uno sabe, en mi caso, todo lo que yo era.

Acercarse a los antes odiados

P: Dejar de ser un Neo-Nazi, en su caso ¿también significaba tener una relación cercana con el pueblo judío, con judíos?

R: No tomé conciencia al respecto hasta el 2018 .En el 2002 pude descubrir a la comunidad musulmana y ahí vi que eran seres humanos. En el 2012 me mudé a Estados Unidos para realizar mi sueño de infancia, y pude ver froamericanos, seres humanos también. Pero mi antisemitismo pasado era otra cosa.

P: ¿En qué sentido?

R: Aunque yo “odiaba” judíos en mis tiempos en el movimiento neo nazi, no sabía realmente por qué , hasta aproximadamente 1998. Había oído esas acusaciones que los judíos “controlan” todo, pero yo nunca lo había visto y no sabía el origen de ello. En 1998 me dijeron que lea el libro “Los Protocolos de los Sabios de Sion”, que hoy sabemos es falso, es un panfleto antisemita inventado por la Rusia Zarista en 1903, distribuido por Henry Ford en Estados Unidos y por los Nazis en Alemania. Pero se lo presentaba como la explicación del control mundial por los judíos y se afirmaba que la raza blanca era lo único entre los judíos y el dominio mundial. Se nos hizo creer que el Holocausto nunca había ocurrido, a fin de “demostrar” cuánto los judíos mienten para alcanzar sus metas, entre otras cosas.

Saludo nazi en un campamento de un grupo de odio

 

P: Y entiendo que usted no había aprendido nada sobre esa parte de la historia.

R: Yo nací en 1975. Los abuelos de muchos de mis amigos aún estaban vivos. Y en la esuclea nos dijeron que nuestros abuelos habían sido criminales en la Segunda Guerra Mundial al combatir por Hitler y quién sabe en qué atrocidades, como el Holocausto, habían estado involucrados. Cuando uno tiene 13 años es difícil poder preguntarse si acaso tus abuelos, a los que uno ama, puede que hayan sido asesinos. Y después te dicen que el Holocausto nunca ocurrió, que tus abuelos habían defendido al país de un enemigo poderoso, que habían sido héroes. Eso “resuelve” el problema. Y uno puede también ser héroe, defendiendo al mundo de este “mal”. Entonces yo pensé: “Ah, es por eso que hitler odiaba a los judíos”.

Dos décadas fuera del antisemitismo

P: ¿Tiene claro cuándo dejó de ser antisemita?

R: Desde el 2002, nunca más me sentí antisemita. Lamentablemente, las escuelas no organizaban en aquel entonces los viajes a Auschwitz, o sea que cuando yo estudiaba, nunca fui a un campo de concentración. Y cuando era un negador del Holocausto, no quería ver lo que consideraba eran mentiras. Y desde el 2002…

P: Cambió radicalmente…

R: Así es. Sé y creo que el Holocausto ocurrió y que no puede repetirse jamás. Nadie me tiene que demostrar nada.

P: ¿Hubo de por medio algún encuentro personal con judíos?

R: Viviendo en Estados Unidos conocí algunos judíos pero nunca hablé con ellos ni de mi pasado ni del tema judío en general. En aquel tiempo no me interesaba en especial. Pero en el 2018 visité el Museo de la Tolerancia dirigido por el Centro Simon Wiesenthal en Los Angeles. Éramos tres amigos pasando la exhibición de los Derechos Humanos, la exhibición de Anna Frank que se acababa de inaugurar y al final, la exposición del Holocausto. Pensé que ya había visto todo por televisión. Después de pasar por el Ghetto de Varsovia lo guián a uno a un bunker de concreto llamado “la Sala de los Testimonios”. Está diseñado como una cámara de gas. Y algo en mi fuero íntimo me decía que debería haber ido allí muchos años antes.

A la salida un cartel decía “¿Quién es responsable?”. Yo sabía que nunca realmente había hecho una seria introspección por mi tiempo como antisemita. Sabía que debía hacer algo. Le pedí al equipo del Centro Simon Wiesenthal si puedo trabajar con ellos. Aceptaron y preparamos un plan para educar en clases de escuela, contando mi historia. 

P: ¿Cómo incidió eso en su contacto con judíos?

R: Aprendí que la ética del judaísmo se alineaba con mi nueva ética recién formada. Me atraía la comunidad judía, muy diversas. Y dado que yo nunca había dejado de creer en Dios, también encontré un nuevo hogar religioso. Al principio no estaba muy seguro qué era lo que más me atraía. ¿La comunidad? ¿La ética? ¿La religión? Y entendí que el Judaísmo es todo eso. Fui desarrollando un profundo amor por el Judaísmo y en el 2020 tenía bien claro: me decidí a sumarme a esa gente maravillosa, a convertirme al Judaísmo.

P: Eso sí que es un cambio dramático totalmente.

R: Así es. Pero antes de decidir convertirme, recuerdo cuando decidí participar por primera vez en un servicio judío religioso. Ya había sido invitado por amigos judíos a cenas de Shabat, Pesaj y Januca. Muchas veces había disertado en sinagogas y Casas de Jabad. Pero nunca había estado en una sinagoga solamente con el propósito de participar en el servicio y rezar. Y Iom kipur del 2019 fue mi primera vez .

Yo había conocido al Rabino de la Sinagoga Or Chadash en  Memphis y me recibió cálidamente para participar en el servicio de la víspera de Iom Kipur. No podía haber mejor día para mí. Los judíos del mundo piden ese día perdón a Dios por sus pecados. Y yo tenía mucho perdón que pedir esa noche.  Por primera vez en mi vida , me pusé una Kipá en la cabeza y me pasaron un libro con la transliteración, para que pueda orar en hebreo, leyendo la forma en que se pronuncia.

P: Impresionante.

R: Luego del servicio, se me acercó una persona y me preguntó sobre el antisemitismo en Alemania. Consciente de todo lo que Alemania había hecho para expiar las culpas por el Holocausto y para que esas atrocidades históricas no se puedan repetir, le aseguré que los judíos no tienen qué preocuparse de los alemanes. Y al día siguiente, un neo nazi de origen alemán atacó una sinagoga en Halle, Alemania, en Iom Kipur.Me sentí un mentiroso.

P: Qué combinación de sentimientos, una situación peculiar.

R: La verdad, también me embargó un sentimiento muy incómodo. Pensé “si alguien hubiera entrado a esa sinagoga en la que yo estaba esa noche, para matar a todos los judíos, yo habría muerto, porque ahí se me veía como otro judío y estaba orando como un judío”.

P: Y todo ese cambio significó el comienzo de una nueva vida , un encare distinto de todo lo que ocurría.

R: Por supuesto. Cada vez que pasaba algo a comunidades de minorías, yo sentía un genuino pesar. Llamaba sea a mis amigos negros o musulmanes, según el ataque perpetrado. Y cuando 11 judíos fueron asesinados en la Sinagoga Tree of Life en Pittsburgh en el 2018 me comuniqué con mis amigos judíos para expresar mi horror. 

Podía demostrarles empatía, pero sé que nunca podría caminar en sus zapatos. No era uno de ellos. Pero aquel Iom Kipur del 2019, con ese sentimiento tan feo que me embargó, cambió todo para mí. Era miedo. Por primera vez en mi vida sentí qué significa no sentirse seguro, por el simple hecho de ser parte de una minoría.

El resumen central, el desafío actual 

 

P: Achim, estamos realizando esta entrevista cerca del Día Internacional de Recordación de las Víctimas del Holocausto.¿Qué significa para usted?

R: Es importante continuar contando esas historias, para que no se puedan repetir. Debemos enseñar a cada generación a qué conduce la deshumanización de una parte de la población. Termina en un genocidio como el Holocausto.

P: ¿Considera que se puede derrotar al antisemitismo y al odio?

R: El antisemitismo es una de las formas más antiguas del odio, en parte porque el Judaísmo ha logrado sobrevivir mucho más que cualquier otra religión. Hoy en día el antisemitismo está basado en dos cosas: el anti-sionismo que técnicamente niega a los judíos el derecho de vivir en la tierra de Israel y el derecho de Israel a existir, y la vieja conspiración del dominio mundial. Hace poco vimos en Texas el ataque en el que un antisemita quería hablar con el “rabino jefe” porque pensó que él podía arreglar que el gobierno de Estados Unidos libere de prisión a una jihadista.

P: Un concepto prejuicioso antisemita.

R: Exacto.

P: La educación es un elemento clave. ¿Pero es suficiente?

R: Parte de la educación debe xplicar que “los judíos” no son un conglomerado uniforme ni desde el punto de vista religioso ni político. Pero también que los judíos, como todos, son seres humanos. La clave es la humanización. Hay que ir y conocer a la gente, sin prejuicios.

Por eso yo logré crear un programa que apunta a compartir una comida, abriendo tu casa y tu cocina, basado en mis actividades interreligiosas e interraciales. El punto central es invitar a comer a tu casa a aquellos que se venm oran o votan distinto que tú. Y ahí uno verá cuánto tiene en común.  Y los prejuicios comienzan a desmoronarse.

P: ¿Ha tenido la oportunidad de encontrarse con sobrevivientes del Holocausto?

R: Sí, y fue muy emocionante. Uno de ellos, Tibor Spitz, que leyó un artículo sobre mí en AISH, escribió: “Yo soy un sobreviviente del Holocausto que abrazó a un ex Nazi”. Y detalló: “Luego de dar una conferencia en el NYC Baruch College, por absoluta coincidencia me encontré allí con TM Garret, Luego él escribió que nunca había esperado recibir un abrazo de un sobreviviente del Holocausto. Expliqué mi aprecio por su lucha con su pasado y su decisión de cambiar. Me impresionó su decisión de convertirse. Nuestro fundador Abraham tampoco nació judío. Hace  casi 4 milenios, se CONVIRTIÓ en un monoteísta y un judío, por su propia elección. Mi amigo y hermano, bienvenido entre nosotros”.

P: Qué emocionante…

R: Sin duda. Estoy en contacto con algunos otros sobrevivientes y les agradezco por su actitud hacia mí, por perdonarme.

P: Y a los negadores del Holocausto ¿qué hay que decirles?

R: Están en el medio de una teoría de la conspiración. Sea cual sea la prueba que les demos, la verán como parte de la conspiración. Debemos restringir su alcance y prohibir la negación del Holocausto, tal cual ha hecho Alemania.

Y cuando esa gente dé un paso en la dirección correcta, nunca debemos acusarles por haber demorado tanto o por haber cambiado tan poco. Debemos recordar que están en medio de un bosque y lleva 10 millas salir de allí. Quizás darles la mano los ayudará a facilitar el viaje hacia afuera del bosque. Y ahí quizás puedan encontrar nuestra  humanidad y la suya propia.

P: De su boca, a los oídos de Dios. Que recapaciten, y entiendan.

R: Que así sea.

P: Mil gracias por su tiempo TM, una entrevista muy ilustrativa.

R: Muchas gracias por su interés.

Ana Jerozolimski
(06 Febrero 2022 , 08:41)

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